martes, 24 de diciembre de 2024

Una caja de arena y un poema de Jorge León para honrar (por Navidad) a los niños y jóvenes

Una Nochebuena más aquí estoy, con todos vosotros, para compartir este post especial navideño. Todos los años me ocurre que no sé sobre qué escribir. Lo que suelo hacer es dejar que la mente fluya, me acuerdo de la metáfora del río de Siegel (2011): la corriente no se atasca en ninguna de las dos orillas cuando el agua circula por el medio del cauce. ¡Y ha funcionado!, la inspiración me ha llegado. No hay nada como dejarse ir. 

Os cuento.

Esta pasada semana estaba en psicoterapia con un joven de veinticinco años. Anteriormente, estuvimos trabajando durante tres años (de los quince a los dieciocho). Ahora, ha regresado porque precisa, de nuevo, tratamiento psicológico. Es un chico que vivió siete años de traumatización temprana y crónica, primero en su familia biológica en la que sufrió una negligencia física y afectiva severa, y después residió en un centro de acogida, donde padeció también deprivación y castigos físicos graves. 

Tiene una tendencia hacia la desconexión de sus emociones y de las relaciones, manifiesta como una disociación masiva. No expresa con palabras sus estados internos y su mirada se pierde en el vacío muy frecuentemente. Funciona con una parte aparentemente normal en aspectos básicos de la vida cotidiana, pero en otros muchos no puede manejarse de manera responsable y madura sin una figura adulta. Tener una terapia hablada con él es imposible, siempre contesta con monosílabos y tiende a normalizarlo todo. Puede ser fácilmente victimizado por cualquier adulto que quiera aprovecharse de él. No tiene amigos, lo desearía, pero tiene mucho miedo a relacionarse, no confía en nadie, experimenta tanto pánico que se siente desbordado en las interacciones sociales, quedándose completamente bloqueado. Su espacio privilegiado -ahí no tiene que hablar, solo expresarse con el cuerpo y seguir instrucciones- es el ballet, destaca como un excelente bailarín de estilo clásico. Hasta hace poco trabajaba, pero sus continuas desconexiones mentales, olvidos, problemas de atención y memoria -típicos en personas que presentan una disociación relacionada con el trauma- han provocado que su jefe le eche del trabajo. Este no le ha pagado las horas extras, beneficiándose de su sumisión -firmó la carta con el finiquito sin saber lo que hacía-, por lo que sus padres van a intentar reclamar judicialmente estas cantidades. 

Cuando nos encontramos en la última sesión de psicoterapia, conecté con lo tremendamente difícil que es la vida para estos chicos, lo incomprendidos que son en todos los contextos y cómo sus problemas son interpretados desde la voluntad: se comportan así porque quieren y no ponen de su parte. No hay afirmación más injusta para ellos. Nadie honra sus defensas, nadie se para a preguntarse qué les ha podido pasar para comportarse del modo en que lo hacen. Me refiero a la sociedad en general, no a personas en particular, porque siempre hay gente maravillosa, basta con que haya una sola. 

Son jóvenes que dependen del entorno, si este es favorecedor y comprensivo, confían, se tranquilizan y mejoran notablemente su funcionamiento porque su cerebro ya no está en posición defensiva. Esta misma semana me ocurría con otro chico: una orientadora escolar me informaba que su conducta había sido positiva y que habían notado un cambio en él. No se dan cuenta de que ellos también han cambiado, han tenido una mirada diferente sobre el joven desde que se entrevistaron conmigo. Este lo ha notado y se ha sentido visto y, por lo tanto, se ha regulado a nivel emocional y conductual.

Por eso, me preguntaba que, si el mensaje de la Navidad es fundamentalmente el de la Esperanza, ¿qué podrían esperar estos chicos? Que los adultos -ojalá- con los que se encuentren -cada uno de nosotros, de los que leemos este blog, que somos muchos- podamos comprenderles y aceptarles en lo fundamental: el respeto a su persona. Los niños son los únicos seres en el mundo que no tienen partido político, no interesan en este sentido, no se obtiene de ellos réditos en forma de votos. Sólo les cabe esperar que un adulto -como he dicho, basta que haya uno solo- maravilloso se encuentre con ellos y que esto suponga un cambio radical en sus vidas. 

Cuando he acompañado a profesionales en supervisión modalidad terapéutica, conocimiento y trabajo de la persona del terapeuta o educador, muchos tienen historias de vida muy duras a sus espaldas, pero casi todos expresan que hubo un encuentro con un adulto significativo que les transformó y gracias a este vínculo pudieron pasar de resistir a resiliar. Les insufló esperanza, fe, fuerza, valor, energía, afecto, seguridad, creencia en sí mismos… Son los llamados tutores de resiliencia. Boris Cyrulnik (2003) es quien ha acuñado el término y define qué es un tutor de resiliencia: 

"Un tutor de resiliencia es alguien, una persona, un lugar, un acontecimiento, una obra de arte que provoca un renacer del desarrollo psicológico tras el trauma. Casi siempre se trata de un adulto que encuentra al niño y que asume para él el significado de un modelo de identidad, el viraje de su existencia. No se trata necesariamente de un profesional. Un encuentro significativo puede ser suficiente”.

Soy consciente de que no podemos rescatar a los chicos y de que estos no pueden recuperarse como si no hubieran sufrido ningún trauma. Por muchas técnicas que utilicemos del tipo que sean, en algunos casos, las heridas son tan profundas que se llevan, como las cicatrices en la piel, de por vida. Heridas que pueden reabrirse. Aún así, estoy convencido de que la psicoterapia relacional es una poderosa experiencia que puede transformar la vida de estos chicos y ser el "viraje de su existencia", como dice el gran Cyrulnik. Somos mucho más importantes de lo que pensamos para ellos. Encuentran en nosotros, en nuestra mirada bondadosa, en nuestra sintonía empatica compasiva, en nuestra paciencia y perseverancia, en la narrativa que les ayudamos a construir que explique y reconstruya su historia... muchos motivos para seguir adelante y "esquivar el destino" y "negarse a la fatalidad en la desgracia" (Cyrulnik, 2020). Somos ESPERANZA para ellos. 

Y si la Navidad es AMOR, creo que -como se dijo en el Congreso de Psicoterapia Emocional Sistémica organizado por Psicólogos Pozuelo el pasado mes de noviembre de este año- la psicoterapia debe ser un acto de amor. 

Somos El calor del sol en invierno

 

Aplicado a los vínculos, es un concepto que habla de permanencia, profundidad, la vida en medio de la oscuridad o el trauma, la calidez. La presencia de una persona luminosa y el calor recibido de esa luz (Cockeram, 1623) 

 


A partir del 25 de diciembre, los días empiezan a ser un poco más largos y la luz gana terreno a la oscuridad. El cristianismo vio en este hecho una metáfora de la luz que vence a las tinieblas: el sol que renace invencible. Y por eso situó el nacimiento de Cristo en esta época, para santificar las fiestas paganas que se celebraban, como las saturnales romanas. Lo que nos importa a nosotros de este mensaje es que seamos luz para quienes viven en la oscuridad del trauma.

Así pues, intenté arrojar algo de luz en la oscuridad del joven de veinticinco años del que os he hablado. Le dije que sus desconexiones son recursos de supervivencia y que gracias a ellos ha logrado sobrevivir, que por eso debemos honrarlos. No son defectos de su carácter, no es su genética ni su temperamento. Es que algo duro le hicieron, algo le pasó. 

"Me gustaría honrar tus recursos", le dije. Y le pregunté si le apetecía hacer una caja de arena. Esta técnica es una manera amable, delicada, bondadosa y respetuosa de acercarse a conocer el mundo interno de las personas y apreciarlo con mirada libre de interpretaciones y juicios. Es la validación total del ser. 

Él no habla casi nada, es de poquísimas palabras. Porque no puede. Pero conmigo siento que está tranquilo, nos tenemos cariño el uno al otro y una conexión emocional especial. Por eso, sé que en psicoterapia da lo mejor de sí mismo, su cerebro funciona de un modo más integrado. Pero hay que darle herramientas adecuadas, porque hablar y recordar con palabras es una fuente adicional de sufrimiento psíquico para él (y para muchos pacientes). Creo que es muy importante para estos saber que no es necesario que hablen para que la psicoterapia resulte eficaz y, sobre todo, reparadora. Este mensaje es clave para los que presentan traumatización temprana y crónica y presentan un bloqueo del lenguaje. 

La caja de arena es una herramienta excelente para que este chico se exprese. Con ella, es capaz de hacer cosas increíbles. Os comparto su caja, es un modo de homenajear a personas que como él, día a día, trabajan para ESPERAR que quienes les rodean los entiendan y acepten incondicionalmente.


TÍTULO: LA VIDA ES COMPLICADA

AUTOR: Podría ser cualquier joven con trauma temprano


Obelix: Lleva mucho peso emocional encima, que nadie ve. Como un menhir que le agota. 

Bambi: La inocencia, puede ser engañado por la bruja (es un joven que ha sido engañado varias veces)

Los dos playmobil detrás de Bambi: Los padres, gracias a ellos puede vivir, lo son todo para él, si no Bambi no sobreviviría. (¡Qué bueno que los padres, en este caso adoptivos, hayan logrado ser base de seguridad para él!)

El fantasma: Cuando siente desesperación, a Bambi le encantaría poder desaparecer, irse a un sitio donde no sufra. Delante del fantasma está la rabia, la que siente, a veces. 

La tristeza y el soldado: La coraza que tiene impide que esta tristeza salga (Aquí llora un poco, trata de reprimirlo, como siempre ha hecho, pero le animo a que lo haga y una lágrima sale de sus ojos y cae por la mejilla. Es la primera vez que llora. Le sostengo con mi presencia).

El mago y el espíritu:  El mago, ojalá que pudiera hacer que nada de lo que me pasó me hubiera sucedido. La estatua negra es la espiritualidad, que me permite encontrar la tranquilidad.

Todo esto lo contó sin apenas ayuda por mi parte. Sus palabras [con mi presencia segura y silenciosa, animadas por la conexión y regulación emocional desde el cuerpo al hemisferio derecho del cerebro, y de ahí hacia el izquierdo (integración vertical y horizontal, Benito, 2024); y vuelta a recorrer el mismo camino, esta vez a la inversa] dijeron (en este espacio libre y protector) lo que nunca hubieran podido decir en una conversación. Es el poder sanador de la imagen-emoción-sensación-palabra. 

Esta entrada está dedicada a todos los chicos y todas las chicas del mundo que han sufrido traumas tempranos y crónicos, que día a día sufren, pero encuentran en los demás, en seres maravillosos que les acompañan, como nosotros y nosotras, los puntos de apoyo que necesitan para no caer, y también para todos los lectores de nuestro blog:

Con todo cariño. 



FELIZ NAVIDAD /BON NADAL/ BO NADAL/ EGUBERRI ON


Termino regalándoos un hermoso poema del profesor y literato Jorge León, amigo, a quien le agradezco su generosidad al permitirme compartirlo con nosotros. Creo que es un mensaje muy necesario el que Jorge nos transmite con su particular maestría y con la profundidad de su arte para componer poemas. 

La fotografía que le acompaña, preciosa también, es de Claudia León Mas.



¿Me tomarás por fin de la mano

Y me guiarás por los caminos

                                          de la noche

me olvidarás de los odios

y del ruido del mundo

dolor del mundo

                             odio del mundo

para alcanzarme la paz y mostrarme

la armonía que sustenta

su pausada rotación

la plenitud del infinito?

Jorge León Gustà

1 comentario:

Ana Barbero Sans dijo...

Qué maravilla de post José Luis. Veo reflejados a tantos pacientes, y un poquito a mí en mis momentos más vulnerables. Gracias por esa Esperanza, por la conciencia de que aunque trabajar con estos chicos y chicas despierta tanta impotencia y a veces desesperanza, si nuestro vínculo es genuino, y nos cuidamos para conectar desde la regulación, podemos ayudarles mucho. Precioso poema el de Jorge.