lunes, 23 de septiembre de 2024

Maternidad en contextos de explotación sexual, por Patricia Hermosilla, psicóloga y traumaterapeuta sistémica.



Maternidad en contextos de explotación sexual

Patricia Hermosilla, psicóloga


Cuando conocí a Patricia Hermosilla y supe el ámbito laboral al que se dedica dentro del ámbito de la psicología sanitaria, mi primer pensamiento, después de admirarla por el trabajo que hace, fue proponerme dar a conocer el terrible mundo de las mujeres explotadas sexualmente, que no prostitución, porque no es ningún trabajo. Es un maltrato a la mujer consentido socialmente. El sufrimiento que ellas padecen es inenarrable y profesionales de la talla humana de Patricia se dedican a apoyarlas psicológicamente. También se me pasó por la cabeza como sería la maternidad de estas mujeres, y la vida de estos niños y niñas, truncada por el maltrato que ellos y ellas padecen por parte de los puteros y los proxenetas. Invité a Patricia Hermosilla a las VI Conversaciones sobre apego y resiliencia de San Sebastián para que nos hablara de la maternidad en contextos de explotación sexual. Este fue el primer compromiso. El segundo ha sido poner a disposición de Patricia Hermosilla este blog para contar la dolorosa realidad de estas mujeres y contribuir a la abolición de la prostitución, dando a conocer el impacto traumático que padecen. Llamar a estas mujeres "trabajadoras del sexo" es un insulto. Es como si llamamos trabajo a ser el esclavo de una persona. 

Es un honor para este blog contar con Patricia Hermosilla, psicóloga y traumaterapeuta, perteneciente a nuestra Red apega. Ella es Máster en psicología general sanitaria, diplomada en traumaterapia infanto-juvenil sistémica, postgrado en terapia familiar sistémica, postgrado en intervención con víctimas de violencia sexual y de género en la infancia y la adolescencia, con formación en prostitución y trata con fines de explotación sexual en infancia, adolescencia y edad adulta, IFS y EMDR. Me he especializado en trauma, violencia sexual y violencia de género. Tengo experiencia profesional en protección de menores, donde empecé formarme y a intervenir en explotación sexual en niños y niñas, y también con mujeres en situación de prostitución y víctimas de trata. Actualmente trabajo a nivel privado con mujeres que han sufrido cualquier tipo de violencia machista, habiéndome especializado en violencia sexual. Trabajo desde una perspectiva feminista y abolicionista, entendiendo la prostitución en todas sus formas como una de las más graves formas de violencia contra las mujeres.

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Título del artículo: Maternidad en contextos de explotación sexual
Por Patricia Hermosilla, psicóloga y traumaterapeuta sistémica
(Nota: se hablará en femenino genérico)
 
Advertencia: el siguiente artículo contiene material sensible 
que puede ser un gatillador para supervivientes de violencia sexual.

Para poder trasladar este tema con la seriedad y profundidad que corresponde, necesito que se comprenda de qué hablo cuando hablo de explotación sexual. Las palabras importan, pero es aún más importante entender con claridad qué hay detrás de ellas. Hablo de explotación sexual y no de prostitución porque no quiero distinguir entre prostitución, trata, pornografía, Only fans o el mal llamado Sugar Dating, como si algunas de ellas fueran mejores que otras. Las secuelas que tiene la explotación sexual en las mujeres son las mismas para todas ellas.

No es más fácil a través de una webcam, ni cuando tu explotación sexual está siendo filmada para que otros puedan masturbarse cómodamente desde sus casas con la conciencia tranquila. Suele decirse que “Sin prostitución no habría trata”. Yo prefiero la expresión “Sin hombres no habría explotación sexual”. Los hombres son en un 99,7% los consumidores de cuerpos de mujeres y niñas. 

En España, 4 de cada 10 hombres admiten haber consumido prostitución al menos una vez en su vida. Las cifras son muchísimo más altas cuando hablamos de pornografía. Y la pornografía no es otra cosa que prostitución filmada. Aunque el daño a esa mujer se esté produciendo a miles de kilómetros de la pantalla de tu ordenador.

En la explotación sexual en pisos las mujeres son obligadas a estar disponibles durante 24h al día. No pueden dormir más de 8h seguidas en ningún momento, porque la demanda es constante. En los clubes, ejercen durante la noche y duermen durante el día, hacinadas en literas propias de campos de concentración. En la calle, están expuestas a la violencia más extrema. En internet, las mujeres son vejadas, humilladas y dañadas mientras los hombres eyaculan delante y detrás de la pantalla. La explotación sexual no tiene que ver con el sexo, sino con la violencia. Lo que se le hace a estas mujeres no es tener sexo con ellas, es torturarlas.

Y no, no existe la libertad de elección, sean cuales sean las circunstancias de la mujer. En quienes si existe esa libertad de elección es en los agresores sexuales y proxenetas, que casualmente, nunca suelen formar parte del debate.

En la explotación sexual se entrelazan las tres grandes opresiones: por razón de sexo, de raza y de clase. Además, los estudios hablan de un 90% de mujeres prostituidas siendo víctimas de violencia física y sexual en su infancia. En mi experiencia profesional, todas ellas provienen de infancias traumáticas. Son mujeres y niñas especialmente vulnerables, que muchas veces llegan a la violencia sexual más extrema huyendo de otras violencias machistas.

“Vengo aquí porque si desaparezco, quiero que quede 
constancia de que alguna vez he existido”

Para que podamos acercarnos a comprender como puede ser maternar en el horror que supone la explotación sexual, querría empezar con una frase, una de las que más me impactó cuando comencé a trabajar como psicóloga de mujeres víctimas del sistema prostitucional. “Vengo aquí porque si desaparezco, quiero que quede constancia de que alguna vez he existido”. La soledad tan profunda que escondían esas palabras es una de las peores consecuencias que sufren las mujeres y niñas explotadas sexualmente.

Imaginad como debe ser partir desde ahí en la crianza de una hija.

Es necesario entender que no se puede aislar a las niñas de la explotación sexual de sus madres. En la imagen a continuación se ve a una mujer de 19 años, a la que exhiben (vejándola ya desde el propio anuncio) como embarazada, estudiante, con grandes tetas y “zorra que la chupa”. Todos los hombres que tengan 35 euros van a violarla durante 4 horas seguidas para la grabación de una (mal llamada) película pornográfica. Para que, posteriormente, todos los hombres que puedan pagar acceso a internet se masturben con la violación grupal de una niña embarazada.



¿Cómo imagináis que una mujer puede ser madre en estas condiciones?

Para empezar, muchas no pueden decidir sobre su maternidad. Algunas son obligadas a abortar, otras, al contrario, a ser madres contra su voluntad. Los hombres demandan a mujeres embarazadas, y además, una hija puede ser utilizada para el control sobre la madre en la explotación. Estas menores pueden moverse con sus madres o quedar al cuidado de los proxenetas mientras ellas se mueven. En cualquiera de los casos, su protección se ve muy dificultada debido a la alta movilidad.

"La solución a esta problemática la tengo clara: la abolición. 
No existe el trabajo sexual, no existe la voluntariedad de decidir"

A las mujeres, a pesar de ser sometidas a una constante violación de sus derechos humanos, se les exige socialmente que cumplan a la perfección su papel de madres. Si piden ayuda, en muchas ocasiones corren el riesgo de la retirada de las menores a su cargo. Mientras tanto, en la academia, la mayoría de los artículos que hablan sobre este tema no mencionan la violencia que sufren, únicamente hablan de estigma.

Proponen legalizar la explotación sexual para que no exista el estigma, de forma que mágicamente desaparezca la problemática de estas mujeres y de sus criaturas, añadiendo a todas estas violencias también la violencia social e institucional. A continuación, comparto el fragmento de un testimonio de una mujer que fue madre dentro del sistema prostitucional.

“Cuando ejerces la prostitución y eres madre... El sentimiento de culpa, el sentimiento de fracaso, el sentimiento de asco hacia ti misma, es muy grande. Yo me he llegado a enjuagar la boca con lejía antes de darle un beso a mi hijo porque me sentía sucia. O sea, para mí era impensable darle un beso a mi hijo habiendo tenido que hacerle una felación a un señor. Y que ese señor haya eyaculado en mi boca y yo morirme del asco. Entonces, es una situación muy compleja, donde tienes muchísimos sentimientos encontrados. […] Porque yo no sé cómo enfrentar con mi hijo que algún día se entere de todo esto, porque a mí lo que más culpa me hace sentir es que yo le estuviera defraudando. Cuando vas a prostituirte te das cuenta de que te tratan como si fueras un objeto, y realmente nunca sabes hasta qué punto eso va a ser peligroso. Por las cosas que te piden. O las cosas que tienes que hacer. No es simplemente lo que mucha gente se piensa, que tú vas allí, te abres de piernas y te echan un polvo y te vas a tu casa. A mí me han llegado a pedir, por ejemplo, que me metiera mi propio tanga en la boca. Cosas un poco asquerosas que realmente cuando estás allí lo que estás pensando es en un plan de huida. Cómo salir de ahí si pasa cualquier cosa. Y nadie en su trabajo piensa, mientras lo está haciendo, en un plan de huida. No, no, no. Tú cuando entras a un sitio a trabajar no te fijas en las puertas, en las ventanas, en si la llave está puesta, si hay llaves en la entrada...No te fijas en esas cosas. No entras a tu trabajo... agachando la cabeza para que nadie te reconozca. Entonces por todas estas razones es doloroso que haya gente que considere que esto está bien, ¿no?. […] Una de las consecuencias que ha tenido esto y que más a menudo sufro son los flashbacks, los cuales no puedo evitar y de todas las consecuencias que ha habido es lo que más me gustaría evitar. Porque literalmente odio estar con mis hijos o estar tumbada en la cama con mi hijo para dormir o estar hablando con ellos o jugando con ellos y que me venga a la mente, ni siquiera sé por qué me viene, pero de repente me vienen a la mente muchos episodios de cuando yo me estaba prostituyendo o de cosas que he pasado mientras me prostituía o de cosas que me han pasado en mi vida. Es algo que para mí es lo peor de todo, las consecuencias de ese hecho traumático.”

Que las madres sean explotadas sexualmente expone a las menores a múltiples violencias, sufridas además en los primeros años de vida, dónde son más vulnerables. Daños por omisión, como la negligencia afectiva, los malos tratos y el abandono. También, malos tratos por parte de la madre, del padre, de los proxenetas o de los hombres que pagan por acceder al cuerpo de su madre. Están más expuestas a situaciones de violencia sexual y sufren además, agresiones socioeconómicas y culturales.

Portada del libro de Amelia Tiganus


Son tantas las consecuencias que esto puede tener para la salud de las menores, que me cuesta muchísimo resumirlas en este espacio. Daño neonatal, sobretodo si la madre se ve obligada a ejercer estando embarazada. Daños físicos, ya sea por violencia directa o por negligencias en el cuidado. Trastornos del apego, alteraciones del desarrollo, trastorno de estrés postraumático complejo, sexualización traumática y trastornos conductuales y psicosomáticos son algunas de las muchas secuelas con las que nos encontramos en el espacio terapéutico. Para mi, la peor de ellas, la misma que sufren sus madres, la de la soledad. No olvidemos que “Hija de puta”, es uno de los peores insultos que existen a día de hoy en nuestro idioma.

Para terminar, me gustaría compartir parte del testimonio de una hija cuya madre fue víctima del sistema prostitucional:

“Cuando se iba a ''trabajar en limpieza'', y desaparecía durante dos días enteros; hasta que luego la devolvía a casa algún viejo explotador, destrozada, y con excusas intentando ocultar la realidad, de la cual era perfectamente consciente desde los 5 años. Y eso no hubiese sido un problema con cualquier otro trabajo, saber de lo que trabaja tu madre es de lo más normal, pero la prostitución no es un trabajo, son hombres que se aprovechan de las mujeres más vulnerables y rotas para explotarlas sexualmente; y no digo lo de rota como un caso perdido, porque de haberse llevado todo socialmente de otra forma, a lo mejor sería ella la que estaría escribiendo esto y no yo, su hija. Obviamente mi madre no tardó en ser adicta a todo, y si, seguramente sufría bipolaridad y de todo, porque con todo lo que era su vida, lo lógico es no poder mantenerse cuerda. Y menos sola, porque el único apoyo que tenía era yo; una niña, una menor con la que no paraban de amenazarle con quitársela. Porque si, hubieron palizas, la dejaban sangrando en el suelo, y cuando yo llamaba a la policía para que nos ayudaran, la amenazaban a ella con quitarle a la hija; en vez de ayudarnos a las dos a tener una vida, y cargar contra los que deberían haber ido, que es a por esos hombres. Acabé viviendo con muchos de ellos con solo 6 años, acabé siendo abusada por varios, y jamás se emprendieron acciones legales ni por mi ni por mi madre; la única acción que se llevo a cabo como digo fue separarnos. Yo estaba sola, y enfadada; primero caí en casa de mis abuelos. Pero claro, ellos estaban traumados con la experiencia de su hija, y siempre me decían que me parecía a ella como algo negativo, por el miedo de que ''acabase igual’’. Un día, mi abuelo estaba enfadado con mi madre, así que me cogió a mi por banda cuando era aun bastante pequeña, y me dijo que mi madre era ''un puton berbenero'' y que cualquier día aparecería muerta. Aquello me enfado mucho, y me enfadó mucho más el día que recibimos la llamada; como si el tuviese alguna culpa de predecir lo que le ocurrió, y también por la forma en la que lo dijo. Mi madre había sido asesinada justo a la vuelta de ''el club'' donde estaba trabajando hacía la okupa donde vivía con el que era su actual pareja, el cual la prostituía para drogarse el también. Apareció en su cama, con posición defensiva, y el estaba en el salón, drogándose con un amigo.. En el juicio quedo libre. A la que pude me metí en contextos de drogas, desarrollé TCA, me sexualicé muy pronto, tuve muchas relaciones de abuso desde el mito de la ''libre elección'', con hombres que podrían haber sido mis padres. Y no tardé en acabar en esas mismas dinámicas de explotación sexual, hasta que llegue a ella directamente, e incluso romantice dinámicas de violencia sexual, donde yo perdía el conocimiento y ''permitía'' que hiciesen conmigo lo que quisieran. Ya que al no haber sido tratado ese trauma, ni en mi madre ni en mi, esa fue la forma que encontró de salir. Haciéndome sentir más cerca de ella, de hecho recuerdo mirarme al espejo cuando estaba más destruida, encontrándola en mi mirada. Gracias al feminismo, a leer sobre mujeres que han sobrevivido analizando la situación con las gafas violetas, ha sido como he logrado sentir acercarme más a ella, y abrazarla, entendiendo todo lo que nos había pasado y lo que sigue pasando a tantísimas mujeres. Así que la legalización de la prostitución como un trabajo, solo es una forma más de abandono social hacia todas nosotras”.

Como dijo Andrea Dworkin, “ser mujer en este país significa que, desde el día en que naces, estás siendo preparada para ser víctima de la violencia sexual”. Esta frase puede ser aplicable a cualquier país del mundo. Las mujeres no seremos libres de decidir hasta que no vivamos una vida libre de violencia. Mientras tanto, lo mejor que podemos hacer es reconocer a las mujeres explotadas sexualmente como víctimas de violencia de género. Ofrecerles recursos habitacionales a ellas y a sus hijas. 

Recursos económicos, formativos y terapéuticos. Y reconocer la explotación sexual como una forma de violencia extrema contra las mujeres, y a los hombres que la hacen posible, como agresores sexuales.

Referencias bibliográficas

Artículos de Melissa Farley, Ingeborg Kraus.
La revuelta de las putas, Amelia Tiganus.
Política sexual de la pornografía, Mónica Alario.


lunes, 9 de septiembre de 2024

Mano a mano entre Rafael Benito, psiquiatra, y Jose Luis Gonzalo, psicólogo para hablar de neurobiología relacional en la infancia y adolescencia ¡Bienvenidos a la 17ª temporada del blog Buenos tratos!

Neurobiología relacional en la infancia y la adolescencia

Conversación entre Rafael Benito y Jose Luis Gonzalo

Jose Luis Gonzalo, psicólogo y Rafael Benito, psiquiatra


Presentación

Hace unas semanas Rafael Benito y yo nos reunimos para conversar sobre los aspectos más relevantes en relación a los adolescentes, el apego, el neurodesarrollo y los malos tratos tempranos, y cómo aunar visiones desde la neurobiología y la psicoterapia, huyendo de planteamientos cartesianos que dividen cerebro-cuerpo y mente. Desde ambos lados (como la anchura y la largura de una superficie, ambas son necesarias para calcular esta), nos proponemos explicar y desengranar algunos de los elementos más importantes, de acuerdo con la ciencia del cerebro, que conducen a un buen desarrollo infantil. También hablaremos de lo que ocurre en el cerebro cuando una persona sufre malos tratos, qué es lo que favorece su reparación.

Fruto de nuestra conversación, que fue grabada en vídeo (la grabación ofrece más contenidos que el texto y la ofreceremos pronto en este blog), elaboramos este documento-resumen que he ordenado para publicarlo aquí en formato conversación. Me parece que es el mejor modo de comenzar esta 17ª temporada de nuestro querido blog Buenos tratos: proponer una visión de las relaciones interpersonales desde la neurobiología y repasar qué aspectos favorecen el bienestar de nuestros niños y adolescentes, especialmente de los que han sufrido adversidad temprana.

Por utilizar una metáfora que nos ayude a comprender cómo podemos aunar visiones que se complementan, me vino a la mente la labor de dos genios como Eduardo Chillida (escultor) y Cristobal Balenciaga (modisto). Ellos, desde dos ámbitos artísticos diferentes, consiguen interpretarse el uno al otro para llegar a producir lo mismo: belleza y armonía a través materiales y expresiones distintas que dialogan. Psicología y psiquiatría llegan también por dos vías diferentes a dialogar para estudiar y tratar lo mismo: el cerebro/mente. Chillida y Balenciaga, mediante materiales y configuraciones en principio antagónicas (los vestidos y las esculturas) encuentran nexos y confluencias. Sin que tengamos la genialidad de estos grandes, ni mucho menos, intentaremos transmitiros esta idea del diálogo y la complementariedad entre psiquiatría y psicología. 

Espero que os aporte en vuestro caminar personal y profesional.

Balenciaga y Chillida, expresiones artísticas distintas, 
pero llegan a conceptos que confluyen y están unidos.

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Neurobiología relacional en la infancia y la adolescencia
Mano a mano entre Rafael Benito, psiquiatra y 
Jose Luis Gonzalo, psicólogo


Rafael Benito: La cría de la especie humana nace con un sistema nervioso sin hacer, con un desarrollo prolongado que se extiende hasta la treintena.

La naturaleza dispuso que el moldeado de las redes neurales que componen este sistema se produzca a lo largo del neurodesarrollo utilizando la plantilla proporcionada por el cerebro ya hecho de los adultos que interaccionan con el niño y el adolescente a través de una relación interpersonal suficientemente estrecha y duradera denominada relación de apego.

Y para moldear cerebros integrados, las figuras de apego deben proporcionar interacciones sintonizadas con los estados emocionales del niño y el adolescente, capaces de oscilar en función de las variaciones del afecto infantil, y suficientemente coherentes para evitar el caos que supondrían respuestas impredecibles para el niño. 

Jose Luís: En la línea de lo que comentas, Rafa, antes de ayudar a un adulto a sintonizar con un niño o joven, es importante que aprenda primero a sintonizar con sus propios estados emocionales. ¿Puede recordar alguna persona que en su vida validara sus emociones o mundo interno? Alguien que le dijera: "siento lo que te ha ocurrido, comprendo que te sientas así, tiene que ser duro, imagino que te sentirás triste…" "Al recordar esto, ¿qué sientes?" "¿Qué notas en tu cuerpo?" ... "Nótalo, acógelo y valídalo". Está bien lo que sentimos. Ahora quizá, después de sintonizar con nosotros, estamos  más preparados para sintonizar con el niño o joven. "¿Qué sentiste en esa situación?" Si sabe expresarlo, le decimos que entendemos que se sintiera así y validamos esa emoción. Si no lo sabe, podemos tratar de aventurar a modo de hipótesis cómo pudo sentirse. Por ejemplo: "Cuando alguien no te invita a una fiesta, uno se puede sentir rechazado. ¿Puede ser?" Si el chico o joven da muestras de que sí puede ser eso, le decimos que sentimos que se sintiera así pero que es normal que lo sienta y positivo que lo pueda expresar. Nosotros lo comprendemos y estamos a su lado. Hay que tratar de estar presentes corazón con corazón, que el niño sienta que escuchamos su yo autobiográfico. 

Rafael: ¡Muy bueno, Jose Luís!. Seguimos aportando conceptos científicamente importantes. Sabemos desde la neurobiología que la evolución de las redes neurales desde la máxima flexibilidad a la máxima eficiencia, a través de procesos de proliferación y poda, hace que las relaciones interpersonales que tienen lugar durante el desarrollo sean decisivas en la conformación del sistema nervioso, y determinen en gran medida como será su funcionalidad en el adulto. El cerebro no va a perder nunca la capacidad para moldearse con arreglo a nuevas experiencias; pero esta facultad nunca va a estar tan desarrollada como en las fases de proliferación y poda. 

El desarrollo cerebral en el ser humano es prolongado y se extiende desde la sexta semana tras la concepción hasta los 25 o 30 años. A lo largo de esas tres décadas hay dos fases fundamentales de proliferación y poda: la primera se produce durante la infancia y la segunda durante la adolescencia.

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Durante los primeros tres años el sistema nervioso es especialmente sensible a interacciones presididas por el maltrato o el abandono. Desgraciadamente, también es el periodo de tiempo en el que resulta más difícil detectar ese daño y acabar con él.

Jose Luís: Es impresionante lo que cuentas, Rafa. Pienso en un ejercicio que puede ayudar a tomar conciencia de la importancia de las relaciones interpersonales de las que hablas en la formación del sistema nervioso. A ver qué te parece. 

Le podemos pedir a un adulto que, tras un rato respirando, entre en un estado de calma atenta. La confianza que ese adulto tiene en la persona que le acompaña en el ejercicio es importante. Sería bueno hacerlo con un psicoterapeuta (u adulto) en el que se confía. Le indicamos que acceda a un recuerdo de la adolescencia asociado a una emoción difícil de regular, como el rechazo, la rabia o la vergüenza. Tratamos de que no sea un recuerdo de una intensidad emocional muy alta (No más de 3 ó 4 sobre 10) Le pedimos que nos diga qué imagen le viene a la mente, qué sensación corporal y qué pensamientos. Que sea capaz de traer al presente todos los componentes de la experiencia, que conecte sentidamente con el recuerdo (...) Le decimos que piense en lo que hubiera necesitado en ese momento por parte de un adulto. Le pedimos que, si es demasiado intenso, pare cuando quiera y se dé cuenta de que está en el presente con nosotros. Fundamental que sienta que no pierde la conexión emocional con nosotros en ningún momento. Le decimos si nota nuestra presencia reguladora. Y le pedimos que vaya expresando lo que le venga a la mente. Después, le ayudamos a comprender desde el yo adulto lo que se quedó sin poder elaborar. Este ejercicio suele servir para que los adultos se den cuenta de lo duro que es experimentar experiencias de este tipo a esta edad, y eso que no elegimos recuerdos de intensidad muy elevada. Permite tener más empatía, paciencia y comprensión hacia los chicos que han sufrido maltrato. 

Rafael: ¡Me ha encantado este moldeamiento neuronal a través de este ejercicio, Jose Luís! Seguimos. Consideramos la adolescencia como un regalo de la naturaleza; una época en la que se renueva el bosque neuronal y podemos reparar de un modo profundo y eficaz las heridas del maltrato durante la primera infancia.

Durante la pubertad se produce una nueva fase de proliferación a la que seguirá, a lo largo de toda la adolescencia, una fase de poda que finalizará hacia los 25 años con la culminación del desarrollo del córtex prefrontal. Todavía quedará, a lo largo de la treintena, completar el desarrollo de las conexiones interhemisféricas que perfeccionarán la capacidad cerebral para convertir en narrativa las vivencias corporales.

Jose Luís: ¡Excelente exposición! Ahora que mencionas las narrativas, me viene a la mente la técnica de la caja de arena (tú y yo colaboramos en la escritura de un libro titulado: "La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia"). La creación de una escena usando miniaturas en una caja de arena, símbolos visuales, permite en un primer momento conectar con las vivencias corporales. Habrá símbolos que produzcan sensaciones placenteras y otros que generen sensaciones más intensas, como miedo, rabia, asco… Todavía la persona no sabe por qué. En ese momento, aún no accedemos a la narrativa. Le pedimos a la persona que observe lo que note en su cuerpo como sensación física mientras respira suavemente, tratando de observarlo. Poco a poco, notará que las sensaciones corporales se hacen más reguladas, o se transforman y varían. Ahora es cuando le podemos pedir al constructor de la caja que narre, o mediante preguntas le pedimos que vaya contando lo que cree que representan o significan, y podrá ligar una narrativa más coherente, consiguiendo convertir las sensaciones en narración. 

Rafael: Preciosa manera de llevar la neurobiología de las narrativas a una técnica que lo representa muy bien. Realmente, el neurodesarrollo durante la adolescencia es una especie de reinicio. Las áreas del sistema límbico proliferan en un crecimiento acelerado que rompe provisionalmente la integración, haciendo que predominen y abran al adolescente a nuevas experiencias en una búsqueda constante de nuevas respuestas. Por el contrario, la corteza prefrontal enlentece su desarrollo dificultando la regulación emocional y el control de los impulsos.

Como se puede ver, es un periodo lleno de oportunidades, pero también de riesgos; un periodo en el que vuelve a resultar necesario contar con el cerebro ya maduro de las figuras de apego para proporcionar recursos de que les ayuden a conectar adecuadamente las áreas límbicas con las zonas frontales que deben regularlas. Al mismo tiempo, las conexiones interhemisféricas del adolescente organizarán narrativas congruentes con las experiencias vividas.

"En la adolescencia hay que contar con el cerebro maduro
de las figuras de apego"
(Rafael Benito)


Jose Luís: Por eso, Rafael, de acuerdo con lo que dices, pienso que para que los niños y los jóvenes puedan contar con el cerebro maduro de las figuras de apego es importante que estas hayan desarrollado la capacidad de mentalizar. Para poder mentalizar hay que reconocer el mundo interno de los chicos. Partir de la idea de que debo darle herramientas que le permitan usar mis competencias como figura de apego para guiar sus actuaciones. Lo primero, escuchar sin juzgar. Por supuesto, validar y tratar de no criticar, los adultos en seguida moralizamos. Lo segundo, conversar y mediante preguntas (sabias por nuestra parte), ayudarles a comprender lo que les pasa a ellos y a los demás por dentro. Las preguntas no deben ser algo policial sino formuladas en términos de apertura, curiosidad y saber más. Preguntas que ayudan a los chicos a conversar y a aprender. En un momento dado, podemos orientar y mediante nuevas preguntas animarles a que vean más puntos de vista. Algunas preguntas útiles pueden ser (ya las ofrecimos en otro post):

¿Qué ocurrió?

¿Qué te lleva a afirmar eso?

¿Qué efecto tuvo en ti?

Hablando de uno mismo:

Cuál era tu estado emocional antes

En qué estado emocional te encontrabas…

¿Qué piensas de lo ocurrido?

Tal vez sientas…

Me pregunto si…

Pareces pensar que te voy a abandonar, no estoy seguro de que te lleva a pensar tal cosa...

Ayúdame a verlo de ese modo

Hablando de los otros:

¿Qué le llevó a actuar así?

¿Qué ocurría con la sensación de que él o ella…?

Creo que me he equivocado. Lo que no puedo entender es como he podido llegar a decir eso. ¿Puedes ayudarme a volver a lo que sucedió antes de equivocarme?

¿He pasado por alto algo obvio?

Ahora lo que me intriga es que tú y yo estamos teniendo una perspectiva diferente (marcar una perspectiva alternativa)...

Quiero sacar un tema que no quiero que tomes como que te juzgo, pero me parece importante porque me preocupa y tenemos que hablarlo…

Aprecio lo que dices, pero ese es el efecto que me produce lo que haces o dices… O lo que hace o dice otro.

¿Qué te parece, Rafa?

Rafael: ¡Muy bien! Seguimos con más cuestiones importantes. Vamos a hablar ahora de un tema muy sensible para nuestras familias, pero necesario para poder comprender y ayudar eficazmente: los malos tratos.

Cuando un niño ha sufrido maltrato o abandono en la infancia, llega a la adolescencia en las peores condiciones para afrontar los cambios del neurodesarrollo propios de esta etapa. Los problemas de integración vertical originados por el maltrato hacen que se acuse más la inestabilidad generada por el crecimiento acelerado de las áreas límbicas y la incompetencia transitoria del córtex prefrontal.

La necesidad de figuras de apego con sistemas nerviosos bien integrados es máxima en esta situación. Presencia e influencia serían las palabras clave en las necesidades de apego adolescente. Como dice Daniel Siegel en su libro "La mente en desarrollo", los adultos deben convertirse para los adolescentes en la “pista de despegue” que les ayude a volar, y en el “puerto seguro” al que siempre pueden regresar para encontrar apoyo y contención.

Jose Luís: ¡Aquí neurociencia y apego se dan la mano de una manera fascinante, Rafa!. Es muy importante -según lo que acabas de contarnos- decirles (ponerlo en palabras) a los niños que se les ama siempre y, sobre todo, que se les valora, que los comentarios, críticas o valoraciones cotidianas es sobre lo que hacen o dicen, no sobre lo que son (aceptación fundamental), que en ningún momento sientan que nos avergonzamos de ellos o que les devaluamos. ¡La persona y la relación por encima de todo! No necesitan ser competentes en todo lo que hagan para ser amados y considerados por nosotros. 

También es fundamental que sientan que estamos siempre disponibles para ayudarlos, que desarrollen esa expectativa. Primero, estamos presentes (presencia segura) cuando se sientan agobiados, frustrados, tristes, enfadados..., ante cualquier vivencia… Y, después, tratamos de ayudarlos con sus problemas: "¿Qué puedes hacer?" "¿Cómo puedes manejarlo?" "¿Qué opciones tienes?" "¿Cómo te puedo ayudar yo? Cuando son más pequeñitos, los tenemos que acompañar, cuando van creciendo, les guiamos, pero ellos mismos van afrontando las situaciones y les enseñamos a afrontar los problemas. "¿Cuál es el problema?" "¿Posibles soluciones?" "¿Consecuencias al ponerlas en práctica?" "¿Para mí?" "¿Para los otros?" Todo lo que sea potenciar su capacidad reflexiva es muy importante. Hay veces que las cosas no saldrán bien y los reconfortamos. El dolor forma parte de la vida, pero estamos ahí para escuchar, calmar, abrazar, ayudar a narrar… El asunto no es tanto que nos pasen cosas difíciles, adversas… sino no contar con nadie. Que sepan claramente: "Si me necesitas, estoy". Eso da muchísima seguridad. 

Rafael: En conclusión, la adolescencia de los chicos y chicas víctimas de maltrato en la infancia exige todavía más de sus figuras de apego; por lo que es vital que éstas sean suficientemente capaces de regular sus emociones, conozcan bien las fortalezas y debilidades de sus propios sistemas nerviosos y cuenten, si es necesario, con presencias auxiliares (educadores, terapeutas, médicos) que generen una red de cerebros moldeadores. ¿Qué te parece?

Jose Luis: Cien por cien de acuerdo. Llegamos al fin de nuestra conversación. Ha sido un placer, como siempre, departir y encontrar lugares comunes contigo, amigo y colega.

Rafael: Lo mismo digo, amigo y colega Jose Luís, un auténtico gusto poder encontrarnos y buscar nexos y confluencias que logren aportar luz a las familias en el acompañamiento de sus hijos durante la crianza. 

lunes, 2 de septiembre de 2024

Congreso Internacional de Psicoterapia Sistémica, presencial en Pozuelo de Alarcón (Madrid) y online, del 15 al 17 de noviembre de 2024

Congreso Internacional de Psicoterapia sistémica

On line y presencial en Pozuelo de Alarcón (Madrid)

15 al 17 de noviembre de 2024




Madrid, imagen de la Gran Vía


Participan un elenco de profesionales especialistas en psicoterapia sistémica con dilatada trayectoria profesional y prestigio -todo un logro reunirlos a todos-, en un congreso que abordará diferentes y actuales temáticas de gran relevancia para la práctica de la psicoterapia y el desarrollo humano:

José Antonio Luengo, Alfredo Cannevaro, Guillermo Mattioli, Rafa Guerrero, Loretta Cornejo, Begoña Ibarrola, Mercedes Bermejo, Milena González, Esteban Laso, José Luis Marín, Juan Luis Linares, Luis Fernando López, Begoña Aznárez, Luis Ángel Saúl, Annette Kreutz, Marcelo Cebeiro, Maryorie Dantagnan, Timanfaya Hernandez, Carmen Bermúdez, José Luis Gonzalo, Íñigo Ochoa y Manuel Paz.

El lema de este año es «Perspectivas emocionales: una mirada sistémica hacia el futuro», y nuestro objetivo es abordar los retos y avances en la profesión, brindando a los asistentes una perspectiva única sobre las tendencias emergentes.

Temáticas como Avances en la psicoterapia actual, Retos de la psicoterapia con las familias actuales, Avances en la regulación de la psicoterapia, Familia de origen del psicoterapeuta, cuando nuestras heridas no han sanado, Relevancia del vínculo en psicoterapia, Tomarse el amor en serio:la terapia de pareja en clave emocional, Traumaterapeutas en la caja de arena... y muchas más. 

En esta página web tienes toda la información que necesitas sobre el congreso: conocer a los ponentes, las temáticas, pósters, talleres y comunicaciones que pueden proponerse -para participar en el congreso activamente-, formulario de inscripción, lugar del evento, información sobre Madrid y alrededores...


Es un honor participar, junto con Maryorie Dantagnan, en este congreso como miembros de la red apega para dar a conocer en una ponencia cómo trabajamos con la caja de arena dentro del modelo de traumaterapia sistémica.

¡OS ESPERAMOS!