En las últimas Conversaciones (quinta edición) sobre apego y resiliencia infantil celebradas en San Sebastián los pasados 6-7 de mayo de 2022, celebramos una emotiva y enriquecedora mesa de experiencias sobre el acogimiento familiar voluntario y especializado. En ella participaron varias madres acogedoras que de alguna manera pueden considerarse un símbolo de lo que representan estas personas: capacidad de cuidar y proteger a los niños/as que por diversas causas no pueden crecer y desarrollarse con sus familias biológicas o de origen. Esta medida de protección fue analizada, comentada y sobre todo compartida por los profesionales que dirigen los dos programas (Cristina Herce del Centro Lauka, en representación del acogimiento voluntario; y Alberto Rodríguez de Agintzari, en representación del acogimiento especializado) y por las madres que nos hicieron llegar al corazón sus emociones, anhelos, deseos, pensamientos y dedicación a estos niños/as.
Por todo ello, se merecían un homenaje, y con ellas todas las demás que estabais allí representadas. Así, al acabar la mesa de experiencias, el escritor, poeta y profesor Jorge León Gustá preparó un poema que él mismo leyó delante de todos los participantes en el congreso y cerca de las familias.
Me ha parecido tan bello que he querido compartirlo con todos y todas vosotras, familias. Va por vosotras, en vuestro honor.
La sombra
Jorge León Gustá
I
Cuando despiertas, el mundo se te ofrece
a través de tus ojos: la melodía
de las formas, los volúmenes
de la profundidad, las promesas
que te trae el futuro. Pero la luz
que acaricia tu rostro ya no alcanza
el interior de tu alma.
Has sido atrapado por la sombra oscura.
El tiempo se ha hecho quietud,
se han parado los ríos
y el espejo del agua
(silencio)
ya no te refleja más nubes.
II
La sombra está siempre allá,
sembrando inquietud,
cerrando las puertas
(su aliento encendido en tu espalda),
despidiendo las esperanzas.
Sus brazos son nervudos
como la culpa retorcida,
su aliento (huele a pasado, a odio)
se clava en la nuca
y envuelve tu cuerpo con desamparo
y lo rodea y lo atrapa en su soledad,
lo apega a la tierra
(seca y triste,
oscuridad, silencio)
hasta impedir que levantes la mirada
limpia y serena
que te permita intuir la luz.
III
En el túnel reina la sombra.
El silencio solo lo interrumpen las voces
(sus gritos, sus penas, sus angustias)
que rebotan en las paredes
y ensordecen tus oídos
para que ya no oigas
la música y la armonía
que vive más allá, al otro lado,
en el paraíso de los espejos
del agua y su murmullo.
IV
Pero llegará un día que derrotes al odio retorcido
y que tu piel logre sentir el cálido beso de la luz.
Entonces, y solo entonces, vencerás a la oscuridad
y te desharás de la sombra, romperás
el agua estancada,
para alcanzar al otro lado del silencio
el paraíso de música y armonía,
tu alma torturada quedará abierta
y sentirá el fluir de las promesas,
y sus caricias.
7/III/22
1 comentario:
Gracias, es un poema hermoso, es mi anhelo.
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