lunes, 9 de noviembre de 2020

"Free Solo" (Y, además, grabaciones de conferencias sobre adopción / divorcio de los padres)

Estoy con mucho trabajo y proyectos entre manos, de los que pronto os hablaré en este, el blog de la red apega de profesionales, abierto también a las familias y a cualquier persona interesada en la teoría del apego, el trauma, la resiliencia y las aportaciones de la neurociencia a estos ámbitos. Sin embargo, ello no me impide comparecer aquí con el post habitual de todos los meses. Mi compromiso con vosotros -a no ser que causas de fuerza mayor me lo impidan- es total, y mi disfrute escribiendo y compartiendo estos temas con vosotros, no tiene precio.

Parque de Yosemite

Hoy quiero presentaros un documental que nos puede dar que pensar. Me lo ha dado a conocer mi amigo y colega Iván Rodríguez Ibarra, traumaterapeuta y miembro de la red apega de profesionales: “No dejes de verlo” -me dijo-. "Tiene muchas lecturas, y una de ellas puede ser desde la teoría del apego". Tardé un tiempo en visionarlo, porque la pandemia del COVID-19, en su primera fase, me requirió -como a muchos colegas- horas de trabajo para contribuir voluntariamente desde mi saber ante las necesidades de apoyo que surgieron como consecuencia del efecto psicológico del confinamiento y los duelos padecidos por muchas personas ante la enfermedad y la muerte. Pero, al final, en verano, en el mes de agosto, ya tranquilo, lo pude ver y ¡cómo lo disfruté! Es una maravilla que os aconsejo no os perdáis. Yo que tengo fobia a las alturas (me quedo literalmente congelado, sobre todo si se puede ver el inmenso vacío y hay mucha altura, bien lo saben mis amigos de Aldeas Infantiles de Cuenca cuando crucé el Puente de San Pablo, el que une las maravillosas casas colgantes con la zona donde está el precioso Parador, que me ayudaron en ese trance) conseguí verlo y superar esta fobia (por vídeo, ¿eh?) No sólo superarla, sino gozar de unas imágenes de gran belleza, nada más y nada menos que la naturaleza en todo su esplendor, tal y como se muestra en el Parque de Yosemite. 

Alex Honnold presentando el documental
en National Geographic

Pero, además, el documental me enganchó por la proeza -sin parangón- que narra: la del escalador Alex Honnold, digno de figurar en el Olimpo de los Dioses Escaladores, porque nadie ha logrado una gesta igual. Las cámaras de National Geographic acompañan al escalador en su Solo Integral por la cara sudoeste de El Capitán, la pared más impresionante del Parque National de Yosemite, en California, una hazaña que realizó sin más ayuda que ¡¡la de sus pies y manos en apenas cuatro horas!!, un tiempo muy inferior al que tardan los escaladores expertos equipados con cuerdas. Además de centrarse en la gesta de Yosemite, el documental, de hora y media de duración, recoge también la dura preparación física y mental a la que Honnold se sometió durante un año. El Free Solo (en español: escalada en solitario libre) es un estilo de escalada en que el escalador se aferra al muro sólo con el apoyo de sus manos y pies, sin utilizar ningún implemento como cuerdas, arneses, ni equipos de protección.

¿Qué me decís? ¡¡Impresionante!! De verdad que es digno de ver, increíble. Sólo te lo puedes creer si lo ves. Ver para creer, como Santo Tomás. Escalar a semejante altura esa pared (sin ninguna protección, ni sujeción ni arnés ni nada) solamente apoyando tus zapatillas en pequeñísimos salientes y agarrándote con tus manos en pequeños relieves (o en oquedades, agujeros o huecos donde hacer prensión), habiendo diseñado, previamente, un cálculo matemático y PERFECTO de cómo es la pared y todos y cada uno de los pasos a dar de principio a fin para no cometer NI UN SOLO ERROR, confiando en ti y en tu pericia, es algo que escapa de lo humano, pero que este chico ha conseguido. Otros lo han hecho, pero con sujeción. Otros lo intentaron como él, sin ningún agarre… pero murieron… Es por ello por lo que ha sido premiado -con todo merecimiento- con el Óscar al mejor documental de 2019.

Alex escalando: solo manos y pies le sujetan

Pero es que, además, National Geographic, que acompaña en esta gesta al escalador, nos ofrece un documental que se adentra no sólo en el entrenamiento físico y mental, durísimo, al que tiene que someterse Alex, sino que está enfocado desde el punto de vista emocional, sabiendo llegar a la piel de las personas, sintiendo cómo vive el escalador y quienes le acompañan en esta inverosímil experiencia. Llegamos a conocer cómo es la personalidad y los vínculos de pareja y amistad de un hombre que convive con la muerte, que se la juega. Alex puede morir, perder y hacerlo sin culminar la ilusión de su vida, sí; pero en un momento dado conecta con que los demás pueden verle morir. Así pues, los guionistas dan voz también a compañeros y a su pareja, pues la vivencia de sentir que está vinculado emocionalmente afectará notablemente a Alex y a su rendimiento. Viendo el documental, vibras y sientes, conectas y te enganchas, a los paisajes y su belleza, pero sobre todo te atrapa esta experiencia extrema sobre supervivencia. El documental es muy vibrante, vives en tensión y llega a la piel.

Hay muchas lecturas del documental que pueden sernos muy útiles para todos los que acompañamos a niños y adolescentes (padres, profesionales diversos, voluntarios…) en su camino de recuperación de las secuelas que los traumas tempranos y complejos dejan en el desarrollo de los niños. Voy a desarrollar algunas de estas posibles lecturas. Vosotros estáis invitados a compartir vuestro punto de vista en la sección de los comentarios, aquí o en redes sociales, donde suelo copiar el enlace al blog para que sea difundido.

1/ Desde el punto de vista neurocientífico, ¿cómo es el cerebro de Alex? ¿Se trata de alguien tan frío y calculador que su cerebro es diferente? ¿Se trata de un inconsciente, de alguien que se pone en peligro innecesariamente? El documental nos aporta este análisis: “A Alex no le afectan las emociones de la misma manera que al resto de la gente. Se ha especulado mucho sobre esto, sobre cómo me enfrento al miedo, sobre como soy capaz de hacer un Solo Integral. ¡Oh, debe ser un buscador de emociones! Debe tener algo defectuoso” -dice Alex en el documental. 

Se ve que le hacen una resonancia magnética: “Ya sabes, escanean tu cerebro y ven si está bien todo ahí dentro” En el documental le van poniendo imágenes que dan miedo (un barco de pasajeros que naufraga, una persona que apuñala a otra…) “A lo mejor resulta que soy una especie de monstruo. Tenía varias novias que decían que tenía desórdenes de personalidad y cosas así. Que algo no estaba bien en mí” Alex cumplimenta, durante el documental, un test de personalidad. La experta que estudia su cerebro y personalidad llega a esta conclusión: “Tu cerebro está intacto y es bastante interesante: no hay respuestas en tu amígdala (la zona del cerebro que procesa el miedo condicionado) Tu amígdala funciona, pero necesita un nivel más alto de estimulación. Las cosas que normalmente son estimulantes para el resto, a ti no te dicen nada” Alex después de la imagen de la científica, dice: “A lo mejor mi amígdala está cansada de tantos años de estar bajo presión” Y esta conclusión a la que llega él me dio que pensar. He conocido a muchos niños víctimas de malos tratos (sufrieron violencia física y emocional) que no conocían la emoción del miedo. Algunos hacían deportes de riesgo (por ejemplo, realizar saltos y piruetas en bicicleta muy peligrosos) o buscaban experiencias límite, y te decían abiertamente que no sentían miedo. Me pregunto: “¿Puede que, como Alex, la explicación esté en que su amígdala se agotó, cansó, por efecto de tantos años de exposición a los malos tratos y a la violencia y se insensibilizara, le hiciera falta mucho más estímulo para sentir el miedo?” Desde luego que su amígdala dimitió por causas diferentes a las de Alex -no podemos comparar-, pues este no ha sufrido violencia (aunque sí parece que maltrato emocional, según relata la madre del escalador) Los chicos víctimas de violencia tienen una necesidad de tener el control impresionante. Tanto de cosas como de personas. Es algo que observé en mi trabajo con ellos desde el principio. Pienso que esta necesidad es una defensa que tiene sentido, pues su vida ha sido siempre vivir en alerta continua ante la posibilidad de que sobrevenga un episodio violento del que no tienen ningún control. Sentir que ahora lo tienen es para ellos necesario. Y un deporte, en este sentido, puede ser un poderoso recurso. Para mí, Alex es una persona con una capacidad de control para su deporte (y supongo que para su vida) fuera de serie. Es un control total e intelectual, casi como el de una máquina perfecta.

Las proezas de Alex son increíbles

2/ El apego. ¡Qué interesante! No quiero destriparos todo, pero la consecución de la gesta de Alex se ve seriamente interferida por la aparición de representaciones mentales de apego que se activan en él y le hacen sentir que está más vinculado afectivamente a sus amigos y pareja de lo que hasta ahora él creía… Alex no sé si es consciente de esto, pero llega un momento en que casi abandona la hazaña. Tras hablar con su pareja y esta decirle que ella está ahí en su vida -hacerle sentir la proximidad afectiva, de alguna manera-, le despierta al vínculo emocional. No es que antes no tuviera vínculo con esta pareja (con la que permanece en la relación, ambos parecen entenderse) sino que creo que su experiencia era más cognitiva y no había aparecido el componente afectivo del vínculo. Alex empieza a sentir más. También el hecho de tener que grabar su gesta, que estén los cámaras, los compañeros y un amigo siguiéndole… no le gusta… le hace sentir mucho, yo creo. Pienso que activa su modelo representacional con respecto al apego y lo recalifica (me siento unido y vinculado, no quiero perderles) y le descompone: existen los otros en mi mundo emocional. Parece pensar algo así como que los otros le quieren y que él SIENTE que les quiere. “No me gustaría que pasara” (que me cayera y muriera delante de ellos)- dice. Que ellos tuvieran que pasar por ese horror, presenciarlo... Es como si pensara: "les importo, me importan, me siento unido a ellos...". Algo así. Él se proyecta en los otros y le surge, pienso, el miedo a la pérdida. Un tipo de miedo (pérdida del apego) que su amígdala no está acostumbrada a procesar. Se activó su sistema de apego, sentirse unido a alguien (es algo interno, estructural) Entonces, ya no puede escalar como antes, se bloquea, porque se siente más vinculado que nunca... Y este miedo es nuevo para él, más difícil de gestionar que subir una montaña. Antes en caso de morir, lo haría él solo. A fin de cuentas, todos vamos a morir, Alex solamente lo tenía más presente de lo que los demás lo tenemos. Pero, ahora, es diferente: aparece la posibilidad de la pérdida de personas con las que se siente afectivamente vinculado y tiene miedo. Todas su defensas de control se vienen abajo, ya no es el que era… perdió su esencia…  Veremos cómo lo gestiona y cómo afrontar esto le permite seguir.

La infancia de Alex está marcada por un padre que padecía Trastorno del Espectro Autista (Asperger) Alguien con enormes dificultades para establecer vinculaciones afectivas. Su obsesión eran los viajes (la madre de Alex dice que, como su hijo, pero este para la escalada) Nos cuentan en el documental que la madre considera que su hijo sufrió descalificaciones severas por parte de su padre (maltrato emocional) y que afectó mucho a su vida y autoestima. Alex en cambio, no recuerda nada de eso. Pero sí sostiene que su padre era un perfeccionista a ultranza. Los padres se separaron y poco después el padre falleció. Alex refiere que este le lanzó y promocionó para que escalara. Para su padre no existía el CASI, había que hacerlo siempre y PERFECTO. ¿Es posible que exista una identificación inconsciente con el padre y un deseo de ganar su valoración y su afecto? Alex parece ser un caso de posiblemente rasgos heredados del trastorno de su padre, pero con afectación a la capacidad para vincularse en lo emocional (casi desapegado, en el sentido de desconectado-detachment) Pero el escalador cambia y evoluciona y su pareja y compañeros de montaña tienen mucho que ver. Sorprende verle conseguir la gesta y aún así no exterioriar mucho las emociones. En un momento único en la vida de un ser humano -y de todos los seres humanos que han existido- en el que logras lo que tanto has ansiado y por lo que te has sacrificado. Lo suyo sería un derroche emocional mayor. Aunque sí dice: “Lloraré un poquito” Alex resulta tierno a pesar de tener esos rasgos tan tipo Mr. Spock. El se configuró así, es el resultado epigenético de su infancia temprana, sus vivencias y relaciones posteriores y cómo estas encienden o apagan la información sobre su personalidad que está grabada en su genética o libro de instrucciones. Alex es reflejo de la maravillosa diversidad que somos las personas: únicas, originales e irrepetibles.

Un primer plano de Alex 

3/ Finalmente, creo que la escalada es la gran metáfora de cómo muchas veces en la vida ante adversidades y momentos muy muy duros (en la metáfora, caer al vacío y morir) hemos de trazar planes, confiar en nuestros recursos (él solamente tiene sus zapatillas y sus manos, pero dice: “confío en mi pie”) y aferrarnos a la vida tal y como él se agarra con sus manos a los salientes y huecos para no precipitarse al abismo. No queda otra. Y atravesar adversidades que, a veces, nos parecerían imposibles de poder con ellas, tan imposible como lo que Alex hace posible. Y concentrarnos en ello. Hay momentos en los que hay jugársela, pues nos va la vida en ello. Cada paso muy bien medido (en su caso perfectamente medido) Pero pequeñitos salientes y oquedades, por muy débiles que sean, son puntos de apoyo suficientes para poder trepar y salir victorioso. Me recuerda a que nuestros niños y jóvenes, a veces con pequeños puntos de apoyo humanos y materiales, salen adelante y resilian de traumas complejos. En un contexto de emergencia mundial por la pandemia COVID-19, también tiene mucho sentido todo esto. Pues vivimos en peligro. 

Abrirse a la dimensión afectiva del vínculo siempre es posible, la plasticidad cerebral dura toda la vida, el cerebro es un órgano que se modifica continuamente con las experiencias. Por encima de diagnósticos categoriales que pueden caer como losas en los niños (tiene SAF, tiene TDAH, tiene trastorno del vínculo...), existe la posibilidad de transformarse. ¡Y que mejor transformación que la que sucede bajo la influencia de otros!: “El amor que nos cura”, dice Boris Cyrulnik en uno de sus libros! El amor que a Alex le cura: el de su pareja y amigos.

Alex se dedica a contar su experiencia dando conferencias por todo el mundo. Nos demuestra que, a pesar de tener una infancia difícil, esta no determina una vida, como dice Cyrulnik. Que todos los chicos y chicas tienen talento para algo y que encontrarlo y dedicar la vida a ello permite encontrarle un sentido a esta. Y recuperar el poder perdido. Incluso los que como Alex tienen rasgos y características marcadamente diferentes, pueden encontrar su sitio y su lugar en el mundo. Y regalarnos espectáculos como el que él nos brinda. Chicos con los que trabajé en terapia han podido hacer resiliencia en el deporte, además en el que conlleva cierto riesgo (bicicleta, boxeo, artes marciales, puenting…) Muchas madres y padres me diréis: "¡Por Dios José Luis, que no haga escalada ¡No podría soportarlo, conlleva un riesgo elevadísimo de muerte!" Entiendo esto perfectamente, sin duda ponerse en riesgo así es difícilmente asumible… si no se tiene un cerebro y una habilidad mega entrenada como la de Alex (y aún y todo sigue siendo muy peligroso) Pero es lo que él eligió, lo que le hace feliz. Y como bien reflexiona el joven en el vídeo, la muerte está ahí, sólo que él convive de manera más palpable con ella. El resto de personas no la tenemos tan presente, pero ¡qué duda cabe!, no podemos apartarla de nuestras vidas (está también ahí para nosotros), como lo hacemos. En esta pandemia, además, la tenemos, por desgracia, todos los días presente...

Os animo a ver el documental y espero que os abra la mente tanto como a mí. Gracias, Iván Rodríguez, por esta recomendación. ¿Dónde verlo? Se pudo ver en el canal de televisión de  National Geographic, yo pienso que lo repondrán. Os dejo con un trailer



El pasado día 18 de octubre fui invitado por la Asociación de Familias Adoptivas de las Islas Canarias (AFAIC) a impartir una conferencia vía zoom. Fue un precioso encuentro, me encantó conocer a los miembros de AFAIC y compartir ese rato con numerosas familias de diferentes partes del mundo (pues era un evento abierto), al menos on line, a la espera de que cuando la pandemia termine pueda, algún día, conocerles presencialmente. La conferencia versó sobre cómo promover la resiliencia en niños adoptados. Os dejo a continuación el vídeo con la grabación de la conferencia completa.


Y el pasado día 22 de octubre celebré el taller sobre "Divorcio de los padres y buenos tratos. ¿Utopía o realidad?" En el marco del mismo presentamos el libro que recién he publicado, "Cuando mi corazón calma. Una alianza para un divorcio con buenos tratos" El evento, retransmitido por Facebook-Live, fue grabado por la Editorial Sentir y aquí os dejo la grabación, para que la podáis disfrutar quienes no pudisteis asistir. Esperamos con ansia poder celebrar en un futuro una presentación en vivo con la magia del contacto real, y poder ¡abrazarnos!



No hay comentarios: