Firmas invitadas:
Rafael Guerrero y Olga Barroso
Psicólogos
Psicólogos
Rafael Guerrero. Psicólogo y Director de Darwin Psicólogos. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro Universitario Cardenal Cisneros. Autor del libro “Educación Emocional y Apego. Pautas prácticas para gestionar las emociones en casa y en el aula” (2018). Editorial Planeta.
Olga Barroso. Psicóloga experta en Trauma y Teoría del Apego. Diplomada en Traumaterapia Infantil-Sistémica. Cofundadora de Ikigai Psicología centro especializado en Intervención Psicológica desde la Teoría del Apego. Autora del Cuento Infantil para la prevención de Violencia de Género “Los Pájaros Arcoiris”. Editorial Sentir.
Es un auténtico placer y un lujo tener como firmas invitadas a la psicóloga Olga Barroso (además, traumaterapeuta y compañera de la RED APEGA) y al psicólogo Rafael Guerrero, prestigiosos profesionales, quienes gustosamente han escrito para nosotros presentándonos su nuevo libro titulado: Cuentos para el desarrollo emocional desde la teoría del apego, publicado por la Editorial El Sentir, el cual presenta los principios de la teoría del apego mediante la información teórica pero también mediante una innovadora propuesta: los cuentos. Es un libro que ha sido prologado por nuestros profesores Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. Quiero desde estas líneas agradecer a Rafael y a Olga de todo corazón su participación y contribución, expresamente elaborada para todos y todas los/as seguidores de nuestro blog Buenos tratos.
Título del artículo:
Cuentos para el desarrollo emocional
desde la teoría del apego
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Érase una vez la magia de la vida.desde la teoría del apego
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Portada del libro de Rafael Guerrero y Olga Barroso. |
Érase una vez un cerebro que nació con un peso de 350 gramos, que solo podía registrar y construir imágenes de aquello que estuviera a 20-30 centímetros de sus ojos, que no sabía que las personas de su alrededor, aunque no las sintiera, seguían existiendo. Este pequeño cerebro no era capaz de regular bien su temperatura, no era capaz de controlar esfínteres, por lo que dependía de alguien que limpiara los residuos que eliminaba el cuerpo en el que habitaba. No podía coordinar los músculos de su cuerpo para desplazarse, por lo que era incapaz de protegerse de los peligros, y, mucho menos, podía dar a su cuerpo lo necesario para evitar la enfermedad. Podía sentir sensaciones físicas, pero no distinguirlas. No sabía en qué se diferenciaba el frío del hambre, el calor del dolor. Más desconocidas aún le eran las palabras enfado, alegría, miedo, cuyas letras dan cobijo a estos sentimientos. Por no hablar de la vergüenza, la envidia o los celos, que quedaban a años luz de su recién estrenado pensamiento. No podía concebir los imprescindibles, a la vez que abstractos, verbos que nos permiten convivir y sentirnos bien en las relaciones con otros seres humanos, respetar, compartir, cuidar, ceder, dialogar y negociar. Y, mucho menos, podía razonar, planificar, restar, sumar o dividir.
Sin embargo, este pequeño cerebro bebé se transformó en un cerebro niño y terminó siendo un cerebro adulto. Pasó a pesar aproximadamente un kilo y medio y a tener sus neuronas conectadas organizadamente. Siendo estas millones de conexiones neuronales, el soporte físico de sus capacidades intelectuales y emocionales, de su conocimiento y de su memoria. Aprendió a mover sus músculos a su antojo, a coordinar sus movimientos con su mirada, a andar, a reconocer sus emociones, calmarlas y comunicarlas, a hablar, a hacer razonamientos abstractos, a lavarse los dientes tres veces al día, a escribir, a hacer operaciones matemáticas complejas, a cumplir los horarios del trabajo, a ayudar a los demás, a estudiar, a amar…
Érase una vez la historia de cada uno de nosotros y nosotras.
Nuestro libro Cuentos para el desarrollo emocional desde la teoría del apego explica los principios de la Teoría del Apego a través de información teórica y a través de cuentos. Por este motivo, hemos querido empezar este artículo con un breve cuento. Con una historia que no habla de algo lejano y remoto, sino que habla de cada uno de nosotros y nosotras. El protagonista de esta historia no nos es desconocido, puesto que, es nuestro cerebro. El protagonista de esta historia es el cerebro con el que nacimos todos nosotros. Un cerebro inicialmente inmaduro que pasó a ser un cerebro adulto.
Pero, ¿cómo se consigue esto?, ¿cómo se produce esta magia de la vida? Cómo sale de la inmadurez el cerebro infantil, cómo se van conectando de un modo organizado sus neuronas para lograr almacenar toda la información y las capacidades que necesitamos para ser adultos.
Para explicar toda esta magia es preciso mucha ciencia. La teoría psicológica que cuenta con más evidencia científica para explicar todo este proceso es la teoría del apego. En este libro hemos explicado todo este proceso de desarrollo del cerebro infantil desde este paradigma.
El principio básico, que ya enunció Bowlby, de la teoría del apego, desde el que se inicia este libro, es que, dada la enorme dependencia de los bebés hacia sus figuras de cuidado, por su profunda inmadurez, la necesidad esencial y fundamental del ser humano, no es en sí que nos alimenten, que nos den cariño, que nos protejan, etc… es que haya un otro para nosotros, orientado a cubrir nuestras necesidades. Para conseguir a este otro atento a nosotros y disponible para satisfacer nuestras necesidades es necesario tener una unión afectiva con él, puesto que esto es lo que nos garantiza que esté ahí para nosotros. Por tanto, la necesidad fundamental del ser humano, de nuestros bebés es tener un vínculo afectivo sólido con sus figuras de cuidado. De no cubrirse esta necesidad el cerebro infantil sufrirá un profundo estrés que dificultará su desarrollo. Por este motivo es esencial hacer sentir a los bebés que estamos a su lado, para que sientan que su necesidad fundamental está cubierta y, de este modo, su cerebro tenga el menor estrés posible y el mejor desarrollo.
La otra idea que articula el libro, y que es el siguiente pilar de la teoría del apego, es que, a través de la estimulación al bebé y de la satisfacción de sus necesidades, por parte de sus figuras de apego, se produce el desarrollo del cerebro. Se produce la asociación entre neuronas, la construcción de las conexiones neuronales de las que emerge la mente humana.
En función de cómo sea este proceso de satisfacer las necesidades de los bebés y de los niños, de estimulación, de dar afecto y establecer límites, el cerebro se desarrollará de un modo u otro, de manera más o menos sana. En el libro hemos querido dar las claves para cuidar, estimular, relacionarnos con nuestros niños y niñas, ya sean nuestros hijos, nietos, sobrinos, alumnos, etc.. de un modo que genere un mejor y más sano desarrollo de sus cerebros.
Pensadlo por un momento, ¿cuántas de las capacidades que poseéis las tenéis gracias a que hubo un otro en vuestro proceso de desarrollo que se empeñó en que las desarrollarais?, ¿cuántas de las acciones que realizáis, de manera habitual, para alcanzar con éxito vuestras obligaciones y tareas cotidianas las podéis ejecutar porque hubo un otro en vuestro proceso de desarrollo que se empeñó en que hicierais bien y muchas veces eso mismo que ahora os resulta natural, sencillo y rutinario? Cuantas veces nuestra madre, nuestro padre nos sentó a estudiar, nos obligó a leernos la lección hasta aprenderla, nos obligó a ir a la ducha, a lavarnos los dientes, a poner el despertador de tal manera que nos diera tiempo a desayunar y no llegáramos tarde…
"La necesidad fundamental de los bebés es tener un vínculo afectivo sólido con sus figuras de cuidado" |
En este libro vais a encontraros, a través de sus 10 capítulos, una guía para facilitar este desarrollo sano de los niños y niñas, para que el desarrollo de sus capacidades emocionales y de su inteligencia emocional sea el mejor posible. Así como indicaciones para lograr, ajustando nuestra manera de educar, de dar cariño, de establecer normas y límites, que vuestros niños construyan una fuerte y sólida seguridad en sí mismos.
Toda esta información se va facilitando a lo largo de las explicaciones teórica de los capítulos, pero se termina de trabajar sobre la información de cada capítulo con un cuento.
De la misma manera que las personas estamos hechas de átomos, la vida está hecha de historias y cuentos. Creemos firmemente que para poder entender cuestiones relevantes y complejas de la vida qué mejor que ir a uno de sus componentes fundamentales, los cuentos y las historias.
La intención de los cuentos que vais a encontrar en cada capítulo es múltiple. Por una parte, nuestros cuentos pretenden ejemplificar en una historia los conceptos teóricos explicados en cada capítulo. Creemos que es mucho más sencillo aprender una información si podemos relacionarla o incrustarla en una historia. Por otro lado, hemos querido terminar de explicar la información de cada capítulo con un cuento puesto que teniendo una imagen o una metáfora que conceptualice las ideas complejas que hemos explicado es mucho más fácil de recordar. Por ejemplo, antes hemos explicado que si los bebés no tienen satisfecha su necesidad constitutiva de tener una unión afectiva que les dé protección y afecto (vínculo de apego) con un adulto sufren estrés. Nos parecía que esta idea permanecería más tiempo en la memoria de los lectores si hablábamos del frio en alma. Todos sabemos qué es pasar frio, y sabemos que esto pasa si no estamos abrigados, pues creamos, a partir de esta idea conocida, el concepto de frio en el alma, un frio que se puede sentir estando adecuadamente abrigados, que se siente cuando no tenemos las necesidades afectivas cubiertas.
Y por último quisimos aderezar los capítulos del libro con cuentos para, después de haber hecho pensar a los lectores sobre los contenidos teóricos, hacerlos sentir estos contenidos. Sintiendo se aprende de una manera más significativa y profunda.
Por otro lado, en el libro exponemos las maneras adecuadas de tratar a los niños y niñas y las no adecuadas. Esto puede llevar al lector a plantearse su crianza con sus hijos o a repensar en cómo él fue criado. A veces pensar en uno mismo, en nuestras actuaciones o en las actuaciones que otros tuvieron con nosotros no es fácil, pero es muy necesario para mejorar o para aprender de los errores que cometieron con nosotros y no repetirlos. Por todo esto también los cuentos son muy útiles puesto que nos ayudan a pensar en lo que nos ha pasado, pero desde la seguridad y protección que da el estar pensando en otros personajes. De esta manera se puede burlar los mecanismos de defensa normales que tenemos todos y todas, para entrar en contacto con nosotros mismos y nuestra historia de una manera mucho más profunda.
Pues esto es lo que contiene este libro de Cuentos para el desarrollo emocional. Contiene mucha magia que es explicada con ciencia. Contiene un puñado de historias mágicas para acercarnos a realidades del proceso de desarrollo de los niños y las niñas. Porque los cuentos no son sino la traducción de la vida real a fantasía. Y con estas fantasías esperamos que los lectores puedan llevarse muchas herramientas prácticas e imágenes metafóricas para esculpir el cerebro de sus niños de una manera más sana y adecuada. Esperemos que disfrutéis con los unicornios que no sienten frio en el alma, con los tres cerditos que explican cómo construyen la casa emocional en la que viven sus hijitos y cómo en función de este proceso los cerditos tendrán unos problemas u otros en el futuro, con una bicicleta para manejar bien el enfado, con los neuroduendes que utilizan la tristeza para superar una pérdida… y con unos cuantos seres mágicos más.
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