lunes, 14 de octubre de 2019

Diecinueve frases para diecinueve edades



[EXTRAÍDO DE MI GUIÓN PARA EL ACTO DE INAUGURACIÓN DE LAS IV CONVERSACIONES SOBRE APEGO Y RESILIENCIA INFANTIL, 4 y 5 DE OCTUBRE DE 2019]:

José Luis da la bienvenida a las IV Conversaciones y avisa al público que no se puede grabar ni tomar fotografías del evento de la inauguración.

19 familias con sus hijos caminan por el pasillo central y se van colocando, una por una, en el escenario frente al público, de cara a este; al mismo tiempo, se proyecta en la pantalla el VÍDEO CHRONOLOGIE PARTE 4 DE JEAN-MICHELE JARRE



Se quiere subrayar la importancia del VÍNCULO DE APEGO, por eso desfilan unidas a sus hijos/as mediante un lazo rosa. Las familias son DIVERSAS: monoparentales, heteroparentales, homoparentales..., con niños y niñas de orígenes diversos. Lo importante es tener UNA familia competente. 

Al terminar la proyección, José Luis coge el micrófono y se dirige a los asistentes:

José Luis: Tempus fugit, el tiempo huye. El tiempo pasa, y el neurodesarrollo no espera. Por eso…  [José Luis Gonzalo pasa el micrófono a la primera familia. Cada familia va pasando el micrófono a la siguiente después de leer la frase que por edad le corresponde. Así hasta la última]:

DIECINUEVE FRASES PARA DIECINUEVE EDADES
(Del embarazo a los 18 años)
Elaborado a partir de ideas de Jorge Barudy, Rafael Benito, Maryorie Dantagnan, John Bowlby, Boris Cyrulnik, Peter Fonagy, Gema Puig, José Luis Rubio, Donald Winnicott, Dan Siegel.

Madre embarazada: Los buenos tratos a la infancia aseguran el buen desarrollo y el bienestar infantil y son la base del equilibrio mental de los futuros adultos. Los buenos tratos comienzan desde la vida intrauterina. Hay que cuidar y proteger a las madres, y la sociedad entera debe de velar por ello, pues el futuro de la misma depende de los buenos tratos que seamos capaces de dar a los niños y niñas desde que son concebidos.

Madre de niño de 1 año: El apego es un tipo especial de vínculo que se establece entre el bebé y sus progenitores a través de un proceso relacional que los une en el espacio y en el tiempo.

Padres de niño de 2 años: Cuando este apego es sano, los bebés experimentan una sensación de seguridad que da forma y organiza el cerebro y orquesta el neurodesarrollo, cimiento de la futura auto-regulación emocional. Para los dos años, ya se han sentado las bases de la futura competencia social y emocional.

Padres de niño de 3 años: La competencia parental en los dominios de empatía y apego permite que los niños y niñas puedan crecer como personas con una sana autoestima y capaces de tratar bien a los demás.

Padres de niño de 4 años: Los padres, madres y cuidadores necesitamos ser sostenidos por todas las personas que conforman la red psicosocial de apoyo (abuelos, otros padres, profesores, educadores, médicos, trabajadores sociales, técnicos, asociaciones, grupos de autoayuda…) para poder aprovechar los recursos sociales y comunitarios que nos facilitan una crianza competente y bien tratante.

Padres de niño de 5 años: Para los cinco años aumenta la capacidad de comprender la mente del otro, lo cual se traduce en una mayor capacidad de auto-regulación que favorece la entrada en la etapa de la socialización a través de la escuela y de los primeros amigos y amigas.

Padres de niño de 6 años: Hace falta toda una tribu para poder educar y sacar adelante a un niño satisfactoriamente. Los niños y niñas no son propiedad de nadie, son patrimonio de toda la sociedad. La base de seguridad que habitualmente son los padres, abuelos u otros adultos cuidadores debería, a partir de esta etapa, extenderse a otras personas significativas en la vida del niño y de la niña, como sus profesores, educadores, monitores…

Niño/a de 7 años: Los niños tenemos necesidades. Somos personas y no “conductas de buen o mal comportamiento”. Nuestra primera y principal necesidad es de apoyo y afecto, necesitamos que nos demuestren que nos quieren, y que aceptan nuestra persona en lo fundamental.

Niño/a de 8 años: Necesitamos tiempo para relacionarnos y jugar con vosotros y vosotras, adultos, no sólo ir a clase, estudiar y hacer actividades extraescolares.

Niño/a de 9 años: Necesitamos que os comuniquéis abiertamente con nosotros, que nos escuchéis y respetéis nuestros puntos de vista, promoviendo nuestra participación en la toma de decisiones y en las dinámicas familiares.

Niño/a de 10 años: Necesitamos límites y normas que orienten un adecuado comportamiento por nuestra parte, y que generéis expectativas de que cooperaremos en el cumplimiento de las mismas. Así es, pero además…

Niño/a de 11 años: …necesitamos que reaccionéis a nuestros comportamientos inadecuados proporcionando consecuencias y explicaciones coherentes y evitando castigos violentos o desproporcionados.

Niño/a de 12 años: Al llegar a la adolescencia, los cambios físicos y psicológicos que se producen reflejan la tormenta cerebral que tiene lugar en el cerebro. Si no se han sentado bien las bases en la infancia y no se ha trabajado con nosotros y nosotras dentro de una crianza competente y respetuosa, careciendo de base segura en la infancia…

Niño/a de 13 años: …en la adolescencia -que de por sí ya es una etapa complicada para nosotros por los desafíos que tenemos que afrontar- la probabilidad de que presentemos problemas emocionales y de conducta, o adicciones, o problemas de integración social, que enmascaran traumas tempranos no resueltos, es alta.

Niño/a de 14 años: La adolescencia es una etapa de riesgo, pero también de oportunidad para reparar lo que antes no se ha hecho bien. Aunque hay que prevenir y detectar las situaciones de malos tratos tempranamente, en la adolescencia aún estamos a tiempo de ofrecer contextos terapéuticos a los padres o cuidadores rehabilitadores de las competencias parentales; y a los chicos y chicas, reparadores de los daños psicológicos.

Niño/a de 15 años: Y si esto no es posible, deben de proporcionarnos tutores y tutoras de resiliencia, esos adultos que son elegidos por nosotros y nosotras como puntos de apoyo a partir de los cuales podemos transformarnos y crecer y rehacernos desde la adversidad. Dame un punto de apoyo y transformaré MI mundo, dicen Gema Puig y José Luis Rubio.

Niño/a de 16 años: De este modo, podremos atravesar las dificultades y los desafíos de la vida en todas las etapas evolutivas, pero especialmente en la adolescencia. Es muy importante que a lo largo de todo nuestro desarrollo estéis a nuestro lado, a pesar de que muchas veces no nos controlemos, nuestra conducta sea negativa o nos desregulemos y os disguste y perturbe lo que os decimos y hacemos. Enseñarnos a reparar nuestras malas acciones, dándonos oportunidades para aprender los valores éticos fundamentales. Valorar nuestro esfuerzo, no solo nuestros resultados.

Niño/a de 17 años: Nuestro cerebro necesita madurar, más todavía si hemos vivido experiencias de malos tratos en la infancia. La adquisición de la regulación emocional, el control ejecutivo y una toma de decisiones responsable necesitan de la relación y el aprendizaje de adultos competentes, que puedan ser, como dice Maryorie Dantagnan, nuestro filtro estabilizador y nos ofrezcan una base de seguridad.
En resumen, como decía Bowlby: Desde la cuna hasta la tumba, somos más felices cuando la vida está organizada como una serie de excursiones, largas o cortas, desde la base segura provista por nuestras figuras de apego.

Niño/a de 18 años: Así, aprovechando la base segura que se nos brinda a lo largo de todo el desarrollo, con paciencia, comprensión y el buen trato de las personas que conforman el ámbito familiar, escolar, de la justicia o la atención social, se pueden reparar muchos daños y devolver a los niños y niñas nuestra capacidad de resiliencia y confianza en el mundo. De este modo, podremos llegar a ser personas afectivas, solidarias, responsables y comprometidas con la infancia y la sociedad, como lo es nuestro querido Jorge Barudy, resiliente, el representante y creador del paradigma de los buenos tratos.

Adelante, Jorge Barudy, sube con nosotros… [Jorge sube al estrado]

José Luis: Vamos a honrar la importancia TEMPRANA de los buenos tratos, precisamente en este acto inaugural con estas familias y niños y niñas que, simbólicamente, representan a todas las personas menores de edad y a todas las personas adultas cuidadores y cuidadoras.

De este modo, PRINCIPIO (ALFA) [José Luis llama a la madre embarazada y a los padres y los niños de 0 a 2 años] y FIN (OMEGA) [José Luis llama a Jorge Barudy. Se colocan todos juntos, apiñados] El homenaje es cantar una nana vasca a ese bebé, a ese niño pequeñito en su cuna, honrándole. Sobre todo en el embarazo y los dos primeros años de vida que deberíamos CUIDAR y RESPETAR al máximo porque son la BASE de la futura competencia social y emocional.

Es una canción muy famosa en vasco -porque estamos en el País Vasco y el euskera debe de tener una presencia también- que rezuma ternura y calidez.

Dicen que Aurtxoa Seaskan quizá sea la canción de cuna más bella que existe. Su tierna melodía te atraviesa, te embruja para siempre, una vez que la has escuchado. Y puede que no les falte razón a los que hacen semejante afirmación. Durante años y años, al menos desde que yo tengo uso de razón, esta preciosa nana, se ha entonado en muchísimos hogares vascos para arrullar a los más pequeños de la casa. La soprano Inma Agirre canta Autxoa Seaskan.



Gabriel Olaizola es el compositor de esta nana. Nació en Hernani en 1891. Fue un cantante de ópera (bajo) reconocido en la Scala de Milán, entre otras, y perteneció al Orfeón Donostiarra. Posteriormente fue director coral. Vivió unos años exiliado en Francia, época en la que dirigió y creó el Coro Eresoinka, a petición del Lehendakari, coro formado por vascos en el exilio, que llegó a cantar en Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra... De ese coro formaban parte Luis Mariano y Pepita Embil.

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