Tenía pendiente -con tanto trabajo tras el verano no había podido hacerlo- presentaros la campaña #educarsinmiedo promovida por Leticia Garcés desde la web Padres formados. Leticia nos invitó a mi y a mis colegas Maryorie Dantagnan, Jorge Barudy y Rafael Benito a una jornada formativa en Iruña-Pamplona el pasado mes de mayo, y en este contexto Leticia presentó la mencionada campaña.
En nuestra sociedad perduran muchas ideas equivocadas sobre la educación padres-hijos, modelos de crianza que muchas familias transmiten transgeneracionalmente de una manera acrítica y sin cuestionamiento sobre su validez y utilidad. Formas de educar que nos son respetuosas con los niños/as y tampoco resultan eficaces ni saludables a largo plazo para estos/as. Hoy en día, las neurociencias han revolucionado todos los ámbitos y, entre otras muchas contribuciones, nos entregan el conocimiento de que los buenos tratos garantizan el desarrollo y el bienestar infantiles y son la base para que los niños/as desarrollen un fundamento seguro que les permita un crecimiento sano desde el punto de vista físico y psicológico.
Teniendo en cuenta que esta campaña pretende dar a conocer y extender una educación basada en los buenos tratos, este blog no puede permanecer ajeno a la misma y pone su grano de arena para que pueda extenderse. Es necesario que le demos la máxima difusión posible porque muchas familias permanecen aún ajenas a este tipo de conocimiento y perpetúan los modelos sin cuestionarlos. Hacerles llegar esta información puede ser un primer paso para poder activarlas y hacerles pensar. A partir de ahí, es cierto que queda todo un trabajo de otro nivel que es acompañar a y trabajar con estas familias para que puedan cambiar sus creencias, valores y actitudes hacia otros que entronquen con modelos respetuosos de crianza, tarea que lleva adelante Leticia Garcés y equipo desde Padres Formados.
Tal y como la web Padres Formados refiere, #educarsinmiedo es "una campaña de sensibilización de #padresformados por redes sociales para concienciar sobre la importancia de educar sin generar miedo en los menores y sin que la emoción del miedo se apodere de las intervenciones educativas que los adultos llevamos a cabo".
Prosigue Leticia y equipo afirmando que "el objetivo principal es sensibilizar sobre la importancia de educar con afecto, desde la educación emocional, con respecto y siendo conscientes de que el miedo condicionado daña la estructura cerebral de niños y niñas que están en desarrollo y cuya necesidad principal es vincularse afectivamente con sus figuras de referencia, sintiéndose amados, no solamente siendo amados y creando apegos seguros y relaciones estables".
"A veces pasamos por alto ciertas actuaciones porque así las vivimos en nuestra infancia y por eso reflexionar sobre nuestras vivencias personales mediante recursos continúas es importante para no repetir ni proyectar patrones de conducta adquiridos", concluyen.
La campaña tiene como base cinco cortos que versan sobre los siguientes importantes aspectos:
1. Vincularse para compartir: Este primer cortometraje nos permite reflexionar sobre esas veces que el adulto toma decisiones sin poner demasiada conciencia en lo que está generando mediante su intervención. “Compartir” es un valor social importante, pero aún más vincularnos afectivamente con las personas con las que tenemos que compartir.
2. Etiquetas que dañan: Las etiquetas distorsionan el autoconcepto y dañan la autoestima, nos hacen creer que somos como los demás nos ven: vagos, desobedientes, despistados o torpes, incluso en positivo puede ser contraproducente porque ser “buena para el adulto” puede ser a costa de no expresar emociones o reprimirse por miedo a la reacción de éste.
3. Validación emocional: La “validación emocional” no es una estrategia que llevamos a cabo como alternativa a condicionamientos como la amenaza, el castigo o el grito. No es la forma positiva de conseguir lo mismo, sino la forma natural de tratarnos unos a otros, la base sobre la que construimos la comunicación, la toma de decisiones o la forma de comportarnos con los miembros de la familia que tanto amamos.
4. Reparación del vínculo: Es importante que los adultos que no hemos sido capaces de gestionar una situación, reconozcamos que nos hemos equivocado y reparemos el daño o malestar que hayamos causado. El miedo cuando se siente, se atiende y cuando se genera, se repara, no hay otra. Esto permite que los menores graben a nivel inconsciente experiencias empáticas que les hagan sentir amados y seguros con otras personas.
5. Hábitos saludables: Los hábitos saludables que destacamos son tres: la alimentación saludable, el ejercicio y el buen descanso. De esta manera, mantenemos los niveles de estrés a raya, para que cuando lleguemos a casa podamos ser capaces de dejar las preocupaciones del trabajo fuera y disfrutar de las relaciones familiares
Además, Padres formados ha publicado un libro titulado Educar sin miedo donde Leticia Garcés y equipo pasan revista a un buen número de frases que todos y todas nos hemos sorprendido repitiendo con nuestros hijos/as y que reflejan cómo en el conocimiento procedimental actuamos con ellos/as lo que vivimos y experimentamos en nuestra infancia con nuestros propios padres o adultos cuidadores. Ser conscientes de ello es un gran paso para poder darnos cuenta y así desde la reflexión cambiar estas creencias y actitudes por otras afectivas y contenedoras, de manera respetuosa, de nuestros niños y niñas.
Esta semana finaliza el plazo de inscripción para la promoción 2019-21.
Quedan algunas plazas en San Sebastián, Gipuzkoa.
Información e inscripciones: wwww.traumaterapiayresiliencia.com
Quiero empezar dando las gracias a mis pacientes, sobre todo a los niños y niñas, porque ellos me han enseñado a ser mejor persona y psicoterapeuta. Las víctimas siempre nos dan una lección sobre la increíble capacidad para crecer y rehacerse desde los traumas y la adversidad.
También quiero testimoniar mi agradecimiento a mi profesora y colega Maryorie Dantagnan, del Instituto para la Investigación Acción sobre la Violencia y la Promoción de la Resiliencia (IFIV), en Barcelona, pues a ella debo mi formación y mucho de lo que en estas líneas se expone. Su modelo de intervención en Traumaterapia Infanto-juvenil sistémica es el que desarrollo en este texto como el modelo idóneo al estar diseñado y adaptado al sufrimiento infantil, y por su concepción integradora.
Quiero proseguir este post invitándoos a que os pongáis en la piel de una persona menor de edad víctima de un tipo de abuso que puede ser devastador para su desarrollo, esto es, el abuso sexual, en el momento en el que es invitada a hacer una terapia psicológica. Una intensa neurocepción de terror e inseguridad pueden invadirle sin ser totalmente consciente de ello. Neurocepción es un término utilizado por Porges (2011). Dicho concepto es diferente del de percepción. En la percepción existe un componente de valoración cognitivo. La neurocepción en cambio son sensaciones y emociones que se experimentan por debajo del nivel de la conciencia y que se graban en la memoria implícita (un tipo de memoria inconsciente que registra emociones y sensaciones: olores, sabores, reacciones corporales…) y que transmiten el mensaje de que la expectativa prevista y la consecuencia que se va a dar con respecto a las personas con las que vas a estar es segura. (Ogden, 2016) Es una especie de pálpito, de feeling, que siente el niño en su cuerpo y en su piel, de que esas personas le van a dar seguridad y cuidados empáticos.
Cuando un niño o niña llega a la consulta y se encuentra con un desconocido a solas en el espacio cerrado de una sala durante una hora, solos los dos, con el propósito de hablar de lo que tengo apartado de mi mente porque su recuerdo me desregula, la neurocepción que pueden experimentar es de terror e inseguridad. Su cuerpo neurocepta, registra el mensaje de que con el psicoterapeuta –aunque no sea así- está en peligro. Por eso, los niños pueden no querer venir o excusarse, bloquearse durante las sesiones y no decir nada, como si no estuvieran presentes (es una reacción de su sistema nervioso ante la neurocepción de peligro, algo no voluntario y que no debe de confundirse con la actitud, esta es mucho más consciente) e incluso escaparse de la sala de la psicoterapia.
La persona del psicoterapeuta –un adulto, solos los dos en una sala- puede evocarles el recuerdo inconsciente del abusador y la escenificación del abuso, y por consiguiente dispararse estas reacciones neuroceptivas defectuosas. Así pues, por ello, mi profesora Maryorie Dantagnan (2014) siempre recuerda a los psicoterapeutas que el hacer psicoterapia con un niño o joven víctima de abuso sexual es “como invitarle a dar un paseo por un campo de minas de la mano de un desconocido” El primer aspecto que hemos de tener muy en cuenta como profesionales es esto último. Por ello, hemos de cuidar muy mucho y hemos de conseguir que la persona menor de edad a quien un adulto traicionó su confianza sea capaz de bajar las defensas neuroceptivas de terror e inseguridad por las de confianza, tranquilidad y seguridad en la persona de su psicoterapeuta. Y hablo de persona porque el profesional es eso: una persona que debe de poseer unas cualidades –y tener muy bien elaborada su historia de vida y su historia de apego y vínculos afectivos con sus padres y familia- que harán que él o ella sea el principal instrumento de generación de cambios positivos y logro de restauración del bienestar en el niño o joven.
El modelo de interacción con nuestro pequeño paciente ha de ser relacional, basado en una comunicación afectivamente resonante, donde mostremos receptividad empática y el niño o joven sientan que puede dejarse caer porque vamos a responder como si fuéramos unos brazos seguros (afectivos, empáticos y contenedores de lo que surja) Una terapia analítica, interpretativa, interrogadora, basada en el uso de la palabra mediante la conversación vis a vis… es muy probable que esté abocada al fracaso.
Por ello, es requisito fundamental durante toda la psicoterapia:
-Ser capaz de generar confianza y seguridad en el menor de edad.
-Dejar bien claros los límites y normas de funcionamiento de la psicoterapia, ello le da predictibilidad al niño o joven.
-Asegurar que un adulto de la confianza del niño o joven les acompaña a las sesiones y les viene a recoger antes o después (con los jóvenes puede compartirse la conveniencia o no de esto, se les puede ofrecer)
-Explicar al niño qué vamos a hacer, en qué consisten las sesiones, cómo trabajamos, para qué va a venir, si está por voluntad propia, la estructura de las sesiones, lo que es confidencial o no (especialmente si la información relevante ha de trasladarse a un informe que irá al juzgado) y que nada haremos en la psicoterapia a la fuerza porque a él o ella bastante le han forzado ya en su vida.
-Respeto total por la persona del niño, las resistencias son normales y esperables en una psicoterapia de este tipo y su resolución –usando la empatía- un motor de avance durante el tratamiento.
-Recibir al niño o joven en una sala de psicoterapia infanto-juvenil, con materiales adecuados para que pueda expresarse con un lenguaje que sea apropiado, mediante técnicas adaptadas a su nivel de desarrollo y a los bloqueos verbales que los traumas psíquicos suelen conllevar. Son completamente inadecuados modelos de salas de adultos traspasados a los menores. En este sentido, apostamos por el tipo de sala de terapia que usamos todos/as los/as traumaterapeutas de la RED APEGA de profesionales que puede verse en la fotografía (sala de Maryorie Dantagnan, mi profesora y colega, en su centro de IFIV, en Barcelona) denominada Sala de valientes, con un mensaje metafórico de la consideración que tenemos del niño, como el héroe de una historia.
Sala de los valientes de Maryorie Dantagnan, psicóloga, en IFIV Barcelona.
El modelo de psicoterapia y la sala deben estar adaptada a los niños.
Como refiere Maryorie Dantagnan, las sesiones deben estar basadas en una metodología semi-directiva, con un tiempo para que el menor de edad pueda expresarse mediante las técnicas que él elija (juego, juego con el cajón de arena, dibujo, títeres, arteterapia…) y otro tiempo en el cual el profesional elije qué tipo de trabajo realizar con el menor de edad. Tanto si este elige como si lo hace el profesional, el niño sabe que la psicoterapia es un espacio de trabajo, por lo que, pasada la fase de evaluación, ambos convendrán unas metas y objetivos psicoterapéuticos, que serán compartidos con el referente del niño o joven (adulto o adultos responsables de su cuidado y acompañamiento).
Además de todos estos aspectos, fundamentales, cara a una psicoterapia, otros requisitos que neuroceptan seguridad (reducen la probabilidad de que el menor de edad reaccione con ansiedad, hiperexcitación, rabia, miedo, escape, agresividad; o con bloqueos, disociación o embotamiento afectivo) y que no debemos olvidar antes de prescribir este tipo de tratamiento son (Dantagnan, 2014):
Para hacer una psicoterapia un niño tiene que estar protegido. Hay muchas maneras de estar y sentirse protegido. Si un niño o joven no lo está no podrá llevar adelante una psicoterapia, porque se sentirá en peligro o inseguro y necesitará las defensas (ataque, lucha, huida, disociación…) para sobrevivir en el contexto desprotector. La psicoterapia incide en reducir estas y en activar el sistema de conexión social (Porges, 2011), algo que no le será posible si se siente en peligro. Debemos asegurarnos que: (1) El menor de edad disponga al menos de un cuidador que satisfaga sus necesidades y crea en él y en sus posibilidades. Nos hacemos bajo la influencia de otros. Un psicoterapeuta difícilmente podrá por sí solo con una hora a la semana ayudar a sanar a un menor de edad si este no tiene cubiertas sus necesidades básicas. (2) No tenga contacto alguno con el abusador. Estar conviviendo con el agresor precisa de las defensas animales (ataque, lucha o huida, disociación) Si se consienten visitas o periodos de convivencia con el abusador estamos constantemente neuroceptando peligro al niño. Además de las consideraciones éticas o legales (interés superior del menor que no siempre es contemplado en un sistema judicial demasiado adultista) de estas medidas, hemos de tener en cuenta que sin la debida protección, la psicoterapia no será viable. Se puede prever una intervención de otro tipo (por ejemplo, resiliencia, acompañamiento…) pero una psicoterapia sensu estricto no será recomendable y puede estar hasta contraindicada.
El contexto es muy importante que apoye y participe de la medida psicoterapéutica. No sólo el menor de edad debe de estar protegido y contar con un adulto –al menos uno- que le cuide y satisfaga sus necesidades, sino que dicho adulto y su contexto de referencia inmediato (personas seguras con las que conviva, tutor escolar, psiquiatra…) apoyen y se coordinen con el psicoterapeuta. En el modelo de psicoterapia de Barudy y Dantagnan, en el cual me he formado, el adulto que acompaña al niño debe de apoyar e implicarse en el proceso terapéutico. Como dice Maryorie Dantagnan, su participación, tareas terapéuticas y trabajo junto con el profesional psicoterapeuta fuera de las sesiones se aprecia enormemente. Un menor de edad abusado necesita adultos sanos que sean capaces de ser personas que sintonicen con el niño, tengan la habilidad de regularle emocionalmente y darles seguridad y se muestren consistentes y coherentes con los límites y las normas. Adultos a cargo del niño o joven desregulados emocionalmente, inseguros, con un tipo de parentalidad desconectada y con muchas dificultades para contener y ser firmes con el menor de edad tienen que hacer un trabajo en paralelo al niño con el mismo u otro profesional. Del mismo modo, la labor de coordinación multidisciplinar con otros profesionales que intervienen y conforman la red psicosocial del niño o joven es necesaria, pues nuestra visión es siempre sistémica. Estoy de acuerdo con Maryorie Dantagnan enque una psicoterapia no debería de reemplazar el derecho del niño a ser protegido, que es su interés superior.
Los abusos sexuales pueden ser traumáticos. Cuando son perpetrados por una persona ajena a la familia, los recuerdos traumáticos se integran mejor en el cerebro/mente del niño o joven porque de un desconocido podrías llegar a esperar una agresión, lo cual no quiere decir, por supuesto, que un adulto abusador desconocido para el niño no deje secuelas. Lo que ocurre es que cuando el perpetrador es alguien vinculado afectivamente al niño hay una traición a su confianza. Cuando el daño proviene de una figura con la que el niño tiene un vínculo de apego (progenitor), el abuso (el daño) se produce dentro de este vínculo. El vínculo de apego (Marrone y otros, 2001) es un tipo de vínculo específico que designa la estrecha unión afectiva que se genera entre el niño y su/s cuidador/es principales – usualmente los padres- desde el nacimiento y cuya función es la de proveer a aquel de una experiencia de regulación emocional y seguridad. El vínculo de apego garantiza la supervivencia de la especie, es imposible –en los casos de maltrato y abuso con figuras adultas que forman parte del universo afectivo del niño también hay un vínculo, otro asunto es el tipo de vínculo, el cual será, probablemente, inseguro- no vincularse pues la premisa es apégate o muere. Los seres humanos nacemos indefensos y prematuros, necesitamos completar nuestro neurodesarrolo –este, además, es muy prolongado en el tiempo, dura hasta los 25 años- fuera del útero materno.
La relación de apego es fundamental a lo largo de toda la vida, pero especialmente entre los 0 y los 3 años, edades muy sensibles donde se construyen los vínculos de seguridad y confianza en el mundo adulto. Además, en este periodo de la vida las estructuras neurobiológicas responsables de la regulación emocional están en desarrollo y son muy sensibles al impacto del entorno. Estas estructuras precisan de una figura de apego sensible, empática y que tenga total respeto por la autonomía segura del niño. Los buenos tratos que una figura de apego dispensa a un niño en forma de afecto, normas claras y coherentes, empatía, seguridad y confianza son necesarias porque orquestan el desarrollo y contribuyen al moldeado y adecuado desarrollo del cerebro/mente. (Barudy y Dantagnan, 2005; 2010) (Siegel, 2007) (Benito, 2015)
La memoria traumática es atemporal, queda registrada en el cuerpo y grabada en el sistema nervioso
y puede activarse involuntariamente ante disparadores del presente.
Si no se trabaja terapéuticamente, irá con la persona toda su vida, como en este impactante vídeo. Lo sabido impensado: "En realidad siempre lo he sabido pero nunca he pensado en ello" (Bollás)
La calidad de nuestro sistema nervioso depende de la calidad de las personas con las que nos relacionamos. Si hay calidad en nuestras relaciones, hay calidad en nuestra organización cerebral y, por ende, en nuestra personalidad. Si ningún ser humano adulto está preparado para un maltrato o abuso, menos aún lo está un niño. Que la misma persona que -como niño e indefenso- de la que dependes para tu supervivencia, en la que confías, sea simultáneamente la que te daña, abusándote, es inasumible para la mente infantil. De aquí es donde proviene el trauma: la traición a la confianza. El vínculo que hasta entonces era seguro se desorganiza y el menor de edad activará en su relación con el adulto tanto el sistema de apego como de defensa. Desarrollará una parte que se apegará al agresor, pero vivirá otra totalmente opuesta que se defenderá y que a menudo disociará de su mente (mecanismo de supervivencia), puesto que ni luchar ni huir del abusador es posible. Una gran confusión –pues el niño no tiene un sistema cognitivo suficientemente desarrollado para entender y los abusadores suelen ser manipuladores- y alteraciones de atención y memoria y en el desarrollo de la conciencia del self (sí mismo) sucederán en ese menor, máxime si no se detecta el abuso ni tiene una figura adulta alternativa que se haga cargo y le proteja, y el secreto perdure durante años. La posibilidad de desarrollar una personalidad fragmentada con partes o aspectos del yo no integrados –las partes emocionales que contienen los recuerdos disociados de las experiencias de abuso- y síntomas postraumáticos y disociativos (otros yoes que toman el control del sujeto) es alta (Liotti,2006) (Steele y otros, 2008)
Maryorie Dantagnan es co-creadora del
Modelo de Traumaterapia.
La intervención psicoterapéutica con menores víctimas de abuso sexual. El modelo de tres bloques de Traumaterapia infanto-juvenil sistémica de Barudy y Dantagnan es por el que apuesto y apostamos en la RED APEGA. No a todos los menores los abusos les afectan por igual ni tienen las mismas necesidades. La afectación depende de muchos factores: familiares, la existencia de vinculación segura con otros adultos, tipo y duración del abuso, la relación con el abusador (más tóxica si existe un vínculo afectivo), la reacción del entorno familiar del niño o joven, el grado de apoyo que encuentre tras la detección, la edad madurativa… La psicoterapia debe estar diseñada para atender a las necesidades, síntomas y áreas afectadas concretas de ese menor. Ha de estar adaptada a él y no a la inversa. Los profesionales a veces tratan de que el niño o joven encaje en su modelo de psicoterapia y no a la inversa. Esperan que el menor de edad traiga a la sesión aspectos a trabajar o pueda hablar de ello cuando no es así porque el trauma bloquea las palabras y hablar puede no aliviar nada sino al contrario, retraumatizar más. El paso por los juzgados y las declaraciones a las que se ven obligados a realizar también incide en la desregulación y en la retraumatización.
En la segunda parte de este post nos extenderemos sobre la traumaterapia de Barudy y Dantagnan aplicada al tratamiento de los abusos sexuales a menores. BIBLIOGRAFÍA Barudy, J. y Dantagnan, M. (2005) Los buenos tratos a la infancia. Parentalidad, apego y resiliencia. Barcelona: Gedisa. Barudy, J. y Dantagnan, M. (2010). Los desafíos invisibles de ser madre o padre. Manual de evaluación de las competencias y la resiliencia parental. Barcelona: Gedisa. Barudy, J. y Dantagnan, M. (2017) Prólogo. En Gonzalo, J.L. y Benito, R. (2017) La armonía relacional. Aplicaciones de la caja de arena a la traumaterapia. Bilbao: Desclée de Brouwer. Benito, R. (2015) Neurobiología del trauma. Powerpoint presentado en el Postgrado en traumaterapia infantil sistémica de Barudy y Dantagnan. San Sebastián: Documento no publicado. Cyrulnik, B. (2003) El murmullo de los fantasmas. Barcelona: Gedisa. Dantagnan, M. (2014) La trauma-terapia sistémica aplicada a los niños, niñas y adolescentes afectados por traumas. Un modelo basado en los buenos tratos y la promoción de la resiliencia. Powerpoint presentado en el marco del Diplomado en trauma terapia infantil sistémica. Bilbao: Documento no publicado. Marrone, M.; Diamond, N. (2001) La teoría del apego. Un enfoque actual. Barcelona: Psimática. Ogden, P.; Fisher, J. (2016) Psicoterapia sensoriomotriz. Intervenciones para el trauma y el apego. Bilbao: Desclée de Brouwer. Liotti, G. (2006) A model of dissociation based on attachment theory and research. Journal of Trauma & Dissociation, 7 (4), 55-73. Porges, S.W. (2011) The polyvagal theory: neurophysiological foundations of emotions, attachment, communication and self-regulation. New York: W.W. Norton & Company. Siegel, D. J. (2007) La mente en desarrollo. Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser. Bilbao: Desclée de Brouwer. Steele, K., Nijenhuis, E. y Van der Hart, O. (2008) El yo atormentado: la disociación estructural y el tratamiento de la traumatización crónica. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Wallin, D. (2012) El apego en psicoterapia. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Os hago llegar la información de la apertura del periodo de entrevistas para el Curso "Formación en psicología evolutiva infantil aplicada a la Gestalt". Es muy importante que todo profesional se forme en esta evolutiva actualizada, ya sea que trabaje con adultos, niños o adolescentes, pues es la base para cualquier acompañamiento educativo o terapéutico.
CURSO LO ESPERADO Y LO INESPERADO:
Formación en psicología evolutiva infantil aplicada a la Gestalt. Información: www.umayquipae.com
"DE LO ESPERADO A LO INESPERADO. La psicología evolutiva bajo una mirada gestáltica"
PRESENTACIÓN. Por Loretta Cornejo
Seguimos considerando que todo profesional que se encargue de estar al lado de las familias y los niños y jóvenes debe actualizar los conceptos de evolutiva. Y por qué no, los que trabajan con personas adultas para entender desde un punto de vista diferente qué pasó, de qué se vio rodeado en su infancia, que cosas hicieron que la energía familiar derivara en conflictos irresolubles o en chispazos que llevaron a encuentros diferentes y sanadores.
Todo manual nos dice cuando un niño debe comer, cuándo caminar, cuándo sentarse, cuándo tener amigos... pero ninguno o casi ninguno nos habla de los ritmos, de las propia música que trae cada niño y cómo se engarza con la melodía de cada uno de los padres y que pieza instrumentará en el mundo.
Pocos manuales hablan de la angustia de los padres prematuros y cómo acompañarlos, de qué cosas que se hacen o se dejan de hacer en la niñez repercuten en la adolescencia y tampoco de la evolutiva de los niños en acogida o adoptados, que llegan con toda una historia y sus propios recursos a una nueva familia que ellos no saben aún si adoptarán o no y en cuánto tiempo.
Hablaremos de los niños de alta sensibilidad que muchas veces son diagnósticados como déficit de atención, hiperactividad, trastornos del desarrollo y tantas cosas más. Son niños que vienen con otras tareas que cumplir en esta vida y no los estamos entendiendo.
En esta formación son bienvenidos los padres que quieren entender y acompañar a sus hijos con estas características y saber más, un viaje que empezarán desde los 0 meses a los 12 años, pasando por conceptos introductorios de neurología afectiva, procesos de resiliencia, figuras de apego y daños que se pueden heredar junto a conceptos de psicoeducación.
Si están interesados/as:
Llamar al 91 5493878 o escribir a: umayquipae@gmail.com
La teoría infantil desde la psicología del desarrollo por edades
TEMARIO Y PROFESORADO
1-Crianza competente: apego, empatía y desarrollo en las distintas etapas evolutivas. JOSE LUIS Gonzalo Marrodán.
2-La construcción del mundo emocional durante los primeros años de vida (o a 3 años): Los procesos emocionales necesarios a lograr durante el primer año de vida, y la prevención de posibles patologías. DIANA C. de Baumann.
3-Introducción a la neurología afectiva. LUCIA Ema.
4-La personalidad emocional de 3-6 años: Los seis años se termina la esencia de la personalidad adulta. Procesos evolutivos emocionales y formas de intervención. Trabajo con los padres o figuras parentales. Iniciación y desarrollo del proceso de socialización. MERCEDES Bermejo.
5-La edad de la incertidumbre y la edad dorada De 7 a los doce años LORETTA Cornejo.
6-La primera infancia y sus diferentes etapas en correlación con las etapas de la adolescencia. MARGA de la Torre.
7- El no tirar la toalla: entre la fuerza y lo vulnerable: Acompañando a los hijos prematuros. PEDRO Valentín-Gamazo.
8-Cómo ayudar a sostener las relaciones afectivas desde el principio de la vida. Claves desde la psicoeducación e intervención comunitaria.
9- Distintos niveles de intervención. Dr.CARLOS Pitillas (Universidad de Comillas y Primera Alianza)
10.-Algunos temas especiales: Niños con alta sensibilidad. Evolutiva de los niños adoptados. LORETTA Cornejo Parolini.
[EXTRAÍDO DE MI GUIÓN PARA EL ACTO DE INAUGURACIÓN DE LAS IV CONVERSACIONES SOBRE APEGO Y RESILIENCIA INFANTIL, 4 y 5 DE OCTUBRE DE 2019]:
José Luis da la bienvenida a las IV
Conversaciones y avisa al público que no se puede grabar ni tomar fotografías
del evento de la inauguración.
19 familias con sus hijos caminan
por el pasillo central y se van colocando, una por una, en el escenario frente
al público, de cara a este; al mismo tiempo, se proyecta en la pantalla el VÍDEO CHRONOLOGIE PARTE 4 DE JEAN-MICHELE
JARRE.
Se quiere subrayar la importancia del VÍNCULO DE APEGO, por eso desfilan unidas a sus hijos/as mediante un lazo rosa. Las familias son DIVERSAS: monoparentales, heteroparentales, homoparentales..., con niños y niñas de orígenes diversos. Lo importante es tener UNA familia competente.
Al terminar la proyección, José Luis coge el micrófono y se dirige a
los asistentes:
José Luis: Tempus fugit, el
tiempo huye. El tiempo pasa, y el neurodesarrollo no espera. Por eso… [José Luis Gonzalo pasa el micrófono a la
primera familia. Cada familia va pasando el micrófono a la siguiente después de
leer la frase que por edad le corresponde. Así hasta la última]:
DIECINUEVE FRASES PARA
DIECINUEVE EDADES
(Del embarazo a los
18 años) Elaborado a partir de ideas de Jorge Barudy, Rafael Benito, Maryorie Dantagnan, John Bowlby, Boris Cyrulnik, Peter Fonagy, Gema Puig, José Luis Rubio, Donald Winnicott, Dan Siegel.
Madre embarazada: Los
buenos tratos a la infancia aseguran el buen desarrollo y el bienestar infantil
y son la base del equilibrio mental de los futuros adultos. Los buenos tratos
comienzan desde la vida intrauterina. Hay que cuidar y proteger a las madres, y
la sociedad entera debe de velar por ello, pues el futuro de la misma depende
de los buenos tratos que seamos capaces de dar a los niños y niñas desde que
son concebidos.
Madre de niño de 1 año: El
apego es un tipo especial de vínculo que se establece entre el bebé y sus
progenitores a través de un proceso relacional que los une en el espacio y en
el tiempo.
Padres de niño de 2 años:
Cuando este apego es sano, los bebés experimentan una sensación de seguridad
que da forma y organiza el cerebro y orquesta el neurodesarrollo, cimiento de
la futura auto-regulación emocional. Para los dos años, ya se han sentado las
bases de la futura competencia social y emocional.
Padres de niño de 3 años: La
competencia parental en los dominios de empatía y apego permite que los niños y
niñas puedan crecer como personas con una sana autoestima y capaces de tratar
bien a los demás.
Padres de niño de 4 años:
Los padres, madres y cuidadores necesitamos ser sostenidos por todas las
personas que conforman la red psicosocial de apoyo (abuelos, otros padres, profesores,
educadores, médicos, trabajadores sociales, técnicos, asociaciones, grupos de
autoayuda…) para poder aprovechar los recursos sociales y comunitarios que nos
facilitan una crianza competente y bien tratante.
Padres de niño de 5 años: Para
los cinco años aumenta la capacidad de comprender la mente del otro, lo cual se
traduce en una mayor capacidad de auto-regulación que favorece la entrada en la
etapa de la socialización a través de la escuela y de los primeros amigos y
amigas.
Padres de niño de 6 años:
Hace falta toda una tribu para poder educar y sacar adelante a un niño
satisfactoriamente. Los niños y niñas no son propiedad de nadie, son patrimonio
de toda la sociedad. La base de seguridad que habitualmente son los padres, abuelos
u otros adultos cuidadores debería, a partir de esta etapa, extenderse a otras
personas significativas en la vida del niño y de la niña, como sus profesores,
educadores, monitores…
Niño/a de 7 años: Los niños
tenemos necesidades. Somos personas y no “conductas de buen o mal comportamiento”. Nuestra primera y
principal necesidad es de apoyo y afecto, necesitamos que nos demuestren que
nos quieren, y que aceptan nuestra persona en lo fundamental.
Niño/a de 8 años:
Necesitamos tiempo para relacionarnos y jugar con vosotros y vosotras, adultos,
no sólo ir a clase, estudiar y hacer actividades extraescolares.
Niño/a de 9 años:
Necesitamos que os comuniquéis abiertamente con nosotros, que nos escuchéis y
respetéis nuestros puntos de vista, promoviendo nuestra participación en la
toma de decisiones y en las dinámicas familiares.
Niño/a de 10 años:
Necesitamos límites y normas que orienten un adecuado comportamiento por
nuestra parte, y que generéis expectativas de que cooperaremos en el
cumplimiento de las mismas. Así es, pero además…
Niño/a de 11 años: …necesitamos
que reaccionéis a nuestros comportamientos inadecuados proporcionando
consecuencias y explicaciones coherentes y evitando castigos violentos o
desproporcionados.
Niño/a de 12 años: Al llegar
a la adolescencia, los cambios físicos y psicológicos que se producen reflejan la
tormenta cerebral que tiene lugar en
el cerebro. Si no se han sentado bien las bases en la infancia y no se ha
trabajado con nosotros y nosotras dentro de una crianza competente y respetuosa,
careciendo de base segura en la infancia…
Niño/a de 13 años: …en la
adolescencia -que de por sí ya es una etapa complicada para nosotros por los
desafíos que tenemos que afrontar- la probabilidad de que presentemos problemas
emocionales y de conducta, o adicciones, o problemas de integración social, que
enmascaran traumas tempranos no resueltos, es alta.
Niño/a de 14 años: La
adolescencia es una etapa de riesgo, pero también de oportunidad para reparar
lo que antes no se ha hecho bien. Aunque hay que prevenir y detectar las
situaciones de malos tratos tempranamente, en la adolescencia aún estamos a
tiempo de ofrecer contextos terapéuticos a los padres o cuidadores
rehabilitadores de las competencias parentales; y a los chicos y chicas,
reparadores de los daños psicológicos.
Niño/a de 15 años: Y si esto
no es posible, deben de proporcionarnos tutores y tutoras de resiliencia, esos
adultos que son elegidos por nosotros y nosotras como puntos de apoyo a partir
de los cuales podemos transformarnos y crecer y rehacernos desde la adversidad.
Dame un punto de apoyo y transformaré MI
mundo, dicen Gema Puig y José Luis Rubio.
Niño/a de 16 años: De este
modo, podremos atravesar las dificultades y los desafíos de la vida en todas
las etapas evolutivas, pero especialmente en la adolescencia. Es muy importante
que a lo largo de todo nuestro desarrollo estéis a nuestro lado, a pesar de que
muchas veces no nos controlemos, nuestra conducta sea negativa o nos
desregulemos y os disguste y perturbe lo que os decimos y hacemos. Enseñarnos a
reparar nuestras malas acciones, dándonos oportunidades para aprender los valores
éticos fundamentales. Valorar nuestro esfuerzo, no solo nuestros resultados.
Niño/a de 17 años: Nuestro
cerebro necesita madurar, más todavía si hemos vivido experiencias de malos
tratos en la infancia. La adquisición de la regulación emocional, el control
ejecutivo y una toma de decisiones responsable necesitan de la relación y el
aprendizaje de adultos competentes, que puedan ser, como dice Maryorie
Dantagnan, nuestro filtro estabilizador
y nos ofrezcan una base de seguridad.
En resumen, como decía
Bowlby:Desde la cuna hasta la tumba, somos más
felices cuando la vida está organizada como una serie de excursiones, largas o
cortas, desde la base segura provista por nuestras figuras de apego.
Niño/a de 18 años: Así, aprovechando
la base segura que se nos brinda a lo largo de todo el desarrollo, con paciencia,
comprensión y el buen trato de las personas que conforman el ámbito familiar, escolar,
de la justicia o la atención social, se pueden reparar muchos daños y devolver
a los niños y niñas nuestra capacidad de resiliencia y confianza en el mundo.
De este modo, podremos llegar a ser personas afectivas, solidarias,
responsables y comprometidas con la infancia y la sociedad, como lo es nuestro
querido Jorge Barudy, resiliente, el representante y creador del paradigma de
los buenos tratos.
Adelante, Jorge Barudy, sube con
nosotros… [Jorge sube al estrado]
José Luis: Vamos a honrar la
importancia TEMPRANA de los buenos tratos, precisamente en este acto inaugural
con estas familias y niños y niñas que, simbólicamente, representan a todas las
personas menores de edad y a todas las personas adultas cuidadores y
cuidadoras.
De este modo, PRINCIPIO (ALFA) [José
Luis llama a la madre embarazada y a los padres y los niños de 0 a 2 años] y
FIN (OMEGA) [José Luis llama a Jorge Barudy. Se colocan todos juntos, apiñados]
El homenaje es cantar una nana vasca a ese bebé, a ese niño pequeñito en su
cuna, honrándole. Sobre todo en el embarazo y los dos primeros años de vida que deberíamos CUIDAR y RESPETAR al máximo porque son la BASE de la futura competencia social y emocional.
Es una canción muy famosa en vasco -porque estamos en el País
Vasco y el euskera debe de tener una presencia también- que rezuma ternura y
calidez.
Dicen que Aurtxoa Seaskan quizá sea la canción de cuna más bella que existe.
Su tierna melodía te atraviesa, te embruja para siempre, una vez que la has
escuchado. Y puede que no les falte razón a los que hacen semejante afirmación.
Durante años y años, al menos desde que yo tengo uso de razón, esta preciosa
nana, se ha entonado en muchísimos hogares vascos para arrullar a los más
pequeños de la casa. La soprano Inma Agirre canta Autxoa Seaskan.
Gabriel Olaizola es el compositor
de esta nana. Nació en Hernani en 1891. Fue un cantante de ópera (bajo)
reconocido en la Scala de Milán, entre otras, y perteneció al Orfeón
Donostiarra. Posteriormente fue director coral. Vivió unos años exiliado en
Francia, época en la que dirigió y creó el Coro Eresoinka, a petición del
Lehendakari, coro formado por vascos en el exilio, que llegó a cantar en
Francia, Bélgica, Holanda e Inglaterra... De ese coro formaban parte Luis
Mariano y Pepita Embil.