Continúo con la segunda parte de este tema que ha captado vuestra atención, a tenor del alto número de visitas que hemos tenido en el blog. Me alegro mucho de que os sea de interés y ayuda en vuestro trabajo y labor de crianza y acompañamiento a niños/as y adolescentes.
Todos/as sabemos las dificultades que presentan los niños/as y adolescentes que tienen historias de apego inseguro y trauma complejo. Cuando el yo se desorganiza, las cosas se complican aún más, porque se corta la capacidad de mentalizar (ceguera mental) o se produce una hipermentalización, tal y como nos expuso Norka Malberg en el seminario que nos impartió en Vilanova i la Geltrú a los profesionales de la red apega. Para entender mejor este post, recomendamos leer la primera parte.
La confianza epistémica, concepto propuesto por Fonagy (2019) para designar “la capacidad de un individuo para considerar un nuevo conocimiento proveniente de otra persona de forma confiable, generalizable y relevante para el self” se desarrolla durante los primeros años de vida. Depende de haber desarrollado un apego seguro, con lo cual muchas de las personas menores de edad con las que tratamos y/o trabajamos lo tienen muy complicado porque hacia nosotros/as, acogedores, educadores, padres y madres, profesionales, condicionados por sus duras historias de vida de maltrato, no tienen desarrollado precisamente eso: considerar con confianza el conocimiento y propuestas que vengan del otro.
Cómo desarrollamos la postura mentalizadora
Cómo desarrollamos la postura mentalizadora
En este post nos centramos en la consecución de este difícil, pero no imposible objetivo: trabajarnos la confianza epistémica con el niño/a o adolescente con el que estamos involucrados en una relación de apego.
Como personas debemos saber que nuestro estado interno cuenta mucho. Si nos sentimos con alta excitación, tensos y pensando en nuestras exigencias al niño o joven, si estamos cansados, agotados y tenemos expectativas poco realistas con respecto a la persona de edad con la que convivimos, será muy complicado mentalizar con el mismo. Tenemos que focalizarnos en el niño o joven, y como dice Norka Malberg (2018), “mentalizar con su teoría de la mente”
¿Cómo? Norka Malberg (2018) nos lo dijo en la formación de Vilanova i la Geltrú:
1. Preguntar y no saber. ¿Os acordáis del más famoso teniente de policía de Los Ángeles, Colombo? ¿Aquella serie que comenzó en el año 1970 y terminó de rodarse en el año 2003, con emisiones esporádicas a partir de 1988? Este es el mejor ejemplo que podemos seguir de lo que es preguntar y no saber. Bueno, Colombo sí "sabía" (atención a las comillas) quién era el asesino desde el principio, esa era la dinámica de la serie. Pero tenía que hacerse el sueco delante del delincuente, para obtener pruebas que pudieran detenerlo y llevarlo al juez. Para eso se “hacia el tonto” y preguntaba como si no supiera (es verdad que a veces no sabía, pues se enfrentaba a hombres y mujeres muy inteligentes también; otras veces intuía, y en otras sabía y quería indagar más para obtener pruebas que pudieran avalar su detención) Es mítico ya verle “hacerse amigo” del asesino/a y tener diálogos mentalizadores con él/ella, jugando ambos a como si se metieran en la mente del posible perpetrador/a, adoptando Colombo una actitud de no saber (o aparentar no saber): Le decía al asesino en un capítulo: “Quizá pueda usted ayudarme. Estoy hecho un lío. ¿Cómo es posible que la víctima se desvistiera y cogiese un camisón del armario teniendo uno debajo de la almohada? ¿Por qué no usó el de debajo de la almohada? Francamente, no le veo la lógica. Son cabos sueltos que necesito cerrar antes de hacer el informe, seguro que no tienen importancia, pero necesito aclararlos” "¿¡No pensará que yo mate a mi mujer, teniente?!" - Respondía el asesino. "Noooo, ni mucho menos, no, usted estaba en ese momento tomando una copa en un bar, ¿no? Fue eso lo que me dijo, ¿no?"
Es verdad que Colombo llegaba a agobiar al asesino/a y este, en muchos capítulos, cuando veía que ya iba por él/ella y lo inteligente que era, intentaba, sin éxito, eludirle (el teniente es muy perseverante) o trataba con sus influencias, de quitarle del caso.
Nosotros no buscamos agobiar, pues estamos en otro marco relacional. Traigo a Colombo como metáfora que nos ilustra el preguntar y no saber, y esa actitud curiosa y no amenazante. En algunos episodios el criminal hasta alababa su inteligencia y maneras de investigar, e incluso Colombo sentía cierta empatía hacia él de tanto que le había mentalizado y la cantidad de tiempo dedicado al mismo, entrando en su vida y motivos para matar.
Es verdad que Colombo llegaba a agobiar al asesino/a y este, en muchos capítulos, cuando veía que ya iba por él/ella y lo inteligente que era, intentaba, sin éxito, eludirle (el teniente es muy perseverante) o trataba con sus influencias, de quitarle del caso.
Nosotros no buscamos agobiar, pues estamos en otro marco relacional. Traigo a Colombo como metáfora que nos ilustra el preguntar y no saber, y esa actitud curiosa y no amenazante. En algunos episodios el criminal hasta alababa su inteligencia y maneras de investigar, e incluso Colombo sentía cierta empatía hacia él de tanto que le había mentalizado y la cantidad de tiempo dedicado al mismo, entrando en su vida y motivos para matar.
Con los niños/as adolescentes, nuestra postura debe ser esa cuando trabajemos cualquier cuestión u objetivo, adoptar esa actitud, como si no supiéramos, pues eso baja las defensas, relaja a la persona y le invita a mostrar curiosidad y aprender y mostrar apertura. Es posible que el niño/a o joven se vuelvan menos rígidos. Seamos un poco Colombo con ellos/as.
2. Curiosidad genuina. Colombo también, si veis alguno de sus episodios, muestra esa curiosidad y sorpresa en sus investigaciones criminales. No sabemos si es una pose o es genuina cien por cien. Pero la curiosidad es patrimonio de los adultos mentalizadores. Ese fascinarse y mostrar un gesto como quien abre la puerta de un cuarto que encierra muchos misterios, es la actitud que debemos mostrar.
Un joven nos cuenta que sintió mucha ansiedad cuando montó en un autobús, que tuvo como un ataque. Le podríamos decir algo así como: “Siento que hayas tenido un ataque de ansiedad. Aunque es desagradable, yo creo que debemos abrirle la puerta e indagar los dos, colaborando, para aprender más sobre ello. Tienes todo mi apoyo. ¿Qué te parece?"
3. Adulto interesado, bien dispuesto, involucrado de manera recíproca. Creo que tenemos que olvidarnos del esquema del psicoanálisis clásico que tanto nos ha condicionado como interpretadores y analistas, así como de su antagonista, el conductismo, lo contrario a mentalizar, pues de lo que se trata no es de cambiar las contingencias de reforzamiento de una persona de edad (premiar, castigar, quitar estímulos…) o, si contemplamos la vertiente cognitiva, que sea consciente de sus pensamientos desadaptativos y los sustituya por otros, como si fuéramos robots.
El involucramiento debe ser recíproco, dentro de una relación donde hay un vínculo, donde ambos, niño/a o adolescente y profesional colaboran para llegar a conclusiones, decisiones, acuerdos, planes... de tal modo que lo aportado por la persona menor de edad no es menos relevante que lo aportado por el adulto.
Bien dispuesto significa que la actitud es positiva, colaboradora, genuina, paciente, reguladora del niño/a o joven, contenedora, con aceptación fundamental de su persona, como dice Maryorie Dantagnan. El adulto acepta al niño/a o joven, siente afecto genuino hacia él o ella y este/a siente que existe un interés y un deseo personales en verle crecer, avanzar, superar sus dificultades y alcanzar su bienestar. Partimos de la idea de que un niño/a o joven tiene “sus buenas razones” (Maryorie Dantagnan) para comportarse del modo en el que lo hace, y el adulto le ayuda a descubrirlo desde la colaboración. Y si esta se rompe por cualquier motivo, el profesional es capaz de encontrar un modo de restaurar la conexión emocional con el chico o chica.
4. Genuino, receptivo, empático. Estas cualidades han salido muchas veces a lo largo de la historia de este blog, expuestas por mi y por numerosos autores que han colaborado con el mismo. Ser genuino es muy importante. Si tenemos yoes falsos, impostados, no nos mostramos como somos verdaderamente, será muy difícil que lleguemos a conectar con ese chico o chica. Y si no hay conexión, no hay posibilidades de trabajar con el paradigma de la mentalización, pues conectar con ellos/as es la puerta de entrada a que confíen en nosotros y permitan que su mente no sea tan opaca. Los niños/as y jóvenes saben "oler" quién es auténtico y quién no.
La receptividad empática, concepto que se lo he escuchado a Pat Ogden (2016), me parece fundamental en una relación que quiera ser reparadora del vínculo de apego temprano. Lo primero que debemos de mostrar con los niños/as o jóvenes, es ese abrirse a lo que intuimos que pueden estar sintiendo en toda experiencia (para reflejar el afecto marcado, que es lo que nadie hizo con ellos cuando eran bebés), con empatía, haciéndoles notar que sentimos que lo sienten. Si un paciente, por ejemplo, se enfada porque siente que no le estoy atendiendo bien o estoy emocionalmente ausente de lo que me cuenta, debo mostrar receptividad empática y mostrarle que lo siento, validar siempre su experiencia interna.
5. Reducir los niveles de excitación. Una de las cosas más frecuentes que pasan en la parentalidad adoptiva (que es la que más trabajo últimamente) es la entrada en escalada con el chico o chica por una discrepancia, una norma que no se obedece, una mentira, una transgresión hecha… Los niveles de excitación aumentan, normalmente (aunque no siempre) empieza el joven a perder la calma si se siente muy confrontado. El adulto al ver que el chico o chica se pone “gallito”, a su vez se altera más… Ya no hay regulación, aumenta la entrada en escalada, comienza a activarse el sistema nervioso simpático: gritos, malas formas, insultos… se desconectó el adulto de la mentalización transitoriamente, y el joven por supuesto que también...
Este tipo de padres/madres que conservan capacidad mentalizadora te dicen: “Me descontrolé, no debería haber ocurrido, pero perdí la calma. Llevo una mala temporada, cansado, agotado… sé que no es excusa. Quiero que me ayudes a mí a mantener la calma porque si lo consigo, si consigo conectar con lo que le pasa a mi hijo y tener un diálogo colaborativo, puedo entrar en él, comprenderle y llevarnos mejor”
Padres/madres conscientes que pueden corregir su rumbo y relación y llegar a ser suficientemente buenos y suficientemente mentalizadores. Eso es lo que necesitan los chicos y chicas. Eso es lo que buscamos.
La excitación es enemiga de la mentalización. Lo primero de todo es aprender a mentalizarnos a nosotros mismos y observar qué nos hace perder el control, qué nos gatilla y cómo regular lo que sentimos.
6. Poner atención a las comunicaciones no verbales. Hace poco en un artículo de El País nos contaban que la mayoría de los mensajes que los jóvenes nos lanzan lo hacen mediante el lenguaje no verbal. Es muy importante saber leer estas comunicaciones y mantener un diálogo a este nivel, haciendo notar al chico o chica que nos damos cuenta y estamos ahí. Por ejemplo si vemos que un chico o chica tiene un gesto triste, con respeto podemos decirle: "Me dices que todo va bien; sin embargo, quizá me equivoque, veo que tu cara parece triste, ¿acierto o no?"
Pienso que para fomentar un trabajo en la línea de generar confianza epistémica y poder entrar en la mente de un chico o chica y que este/a nos abra sus puertas, tiene que ser a base de no resultar amenazador, esto es, ser capaces de generar una neurocepción segura, una sensación corporal que facilite abrir las compuertas mentales y permitir que alguien entre dentro del fortín de mi mente. Porque si los niños/as o jóvenes quieren, no nos dicen nada. Ellos/as ganan, son los dueños de su mente. A la fuerza, a la brava, por las malas… no conseguiremos nada. Acordaos de Colombo y su paciencia y su manera tan graciosa (empezando por su ropa) de entrar a un criminal y que éste piense “es un pobre diablo, este no me coge para nada, si es un despistado que no sabe ni donde tiene el boli…”
7. Aquí y ahora. El trauma es lo más contrario a una experiencia de aquí y ahora. Por eso las intervenciones mentalizadoras se interesan, indagan e inquieren sobre la comprensión de la mente, de lo que hay dentro de ésta, centrándonos en lo que se piensa, siente, imagina uno/a ahora, aunque estemos trabajando un recuerdo de un acontecimiento pasado. En ese sentido, es como EMDR que cuando tratamos de desensibilizar y reprocesar un recuerdo, al pedirle al paciente que lo evoque, le pedimos nos diga qué piensa o siente ahora y en la consulta, sobre el incidente.
8. Auto-revelación juiciosa. Nuestras revelaciones sobre lo que ocurre entre los dos, chico/a y profesional, son bien hechas, previstas y juiciosamente planteadas. Desde el marco de la mentalización, la persona menor de edad y el adulto hacen equipo y no dan nada por sentado, la actitud es investigadora, tratar de averiguar y comprender los estados mentales, con esa curiosidad que fomenta la apertura, ambos involucrados en una relación que genera confianza. El profesional interviene sobre todo cuando el proceso mentalizador se ve afectado. Una de las intervenciones pueden ser las auto-revelaciones, que ayudan a darse cuenta de lo que se puede estar experimentando por dentro y/o lo que ocurre entre los dos, profesional y chico/a.
Indicadores de una postura no mentalizadora
Norka Malberg |
Esforzarte por ser inteligente.
Ofrecer explicaciones complicadas. ¡Qué rápido desconectan los chicos/as! ¿Os ha pasado?
Intentar una respuesta autoritaria cuando no sabes. “Esto es así. No me lo niegues. Tú fuiste quien cogiste el dinero del bolso, yo te vi”
Asumes que sabes lo que el otro está pensando. Como muchos chicos y chicas te cuentan de sus experiencias con psicólogos/as muy interpretadores: “Este dibujo significa que estás triste” -dice la psicóloga. “No, no es así, no lo estoy” - le responde un joven. “Aquella psicóloga me tocaba los cojones con sus intepretaciones” – Así lo contaba ese joven. Aquí el adulto asume que él es el que sabe, y como vemos no funciona sino que perjudica.
Ser rígido en tu forma de pensar. Un padre me dijo un día: “Una cosa te voy a decir y esto es así. El que diga lo contrario, miente” Os podéis imaginar los problemas que tenían a nivel familiar… Con una actitud rígida no se va a ningún lado.
Centrarse en los comportamientos y acciones en lugar de los estados intencionales que subyacen a esos comportamientos. “¿Qué le pasará a mi hijo/a para comportarse, reaccionar, responder, actuar… del modo en que lo hizo? ¿Qué sentirá? ¿Pensará?" Y tratar de acercaros a ellos/as de una manera amable, cordial, respetando sus tiempos y su opacidad (a veces no quieren contar y hay que dejarles, ya vendrán si ven que hay confianza), curiosa, genuina, aquí y ahora, receptiva empáticamente y… con paciencia y perseverancia, nuestro mantra.
Espero que os haya sido útil e interesante, espero mentalizaros bien y averiguar que sí, que os ha aportado. Eso es lo que me gustaría que vuestras mentes pensaran.
Zaindu / Cuidaros
REFERENCIAS
Fonagy, P. (2019) Apuntes personales de la ponencia presentada en las Jornadas de Protección a la Infancia y la adolescencia de la Fundación Xilema: Confianza y apego epistémico: una nueva mirada a los procesos terapéutico en el trastorno de personalidad. Pamplona.
Malberg, N. (2018) Apuntes personales del seminario impartido en las II Jornadas de profesionales de la Red Apega . Vilanova i la Geltrú.
Ogden, P. y Fisher, J. (2016) Psicoterapia sensoriomotriz. Intervenciones para el trauma y el apego. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Muy interesante y útil. Muchísimas gracias por sus aportaciones.
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