Lo primero, saludaros cariñosamente a todos y todas, amigos y amigas, de este blog, Buenos tratos. He pasado unas relajadas y descansadas vacaciones, espero que vosotros/as también. Ya estoy de nuevo, sentado frente a mi ordenador, que es lo que más me gusta, pensando sobre qué voy a escribir, qué voy a contaros...
Lo que ahora mismo emerge de mi mente es que me siento feliz de volver a mi tarea de escritor bloguero, una temporada más. Cumplimos once años como blog, casi nada. El año pasado celebramos el décimo aniversario con un congreso y una bonita fiesta en San Sebastián-Donostia, dos días maravillosamente irrepetibles, plenos de emociones y de aprendizaje.
Antes de empezar a desarrollar el post temático de hoy, comentaros con suma alegría que en agosto hemos alcanzado en el blog... ¡Los 2.000.000 de visitas! Impresionante. ¡Gracias a todos/as de todo corazón!. Por construir Buenos tratos en el día a día. Nuestro desafío, de la mano de todos/as los/as que estén por la labor, es difundir la cultura del buen trato, de los cuidados empáticos, de la comunicación neuroafectiva, del total respeto a los derechos de las personas y de los niños... por todos y cada uno de los rincones de este viejo planeta llamado tierra.
Este curso 2018-19 vendrá también con novedades, de las cuales os iré avisando. Una de ellas es de carácter editorial, pues voy a publicar nuevamente en octubre, si todo va bien. No será un libro sino un cuento. Y el próximo año 2019 celebraremos las IV Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil, el 4 y 5 de octubre de 2019. Reservad las fechas porque volveremos a reunirnos todos/as nuevamente en La bella Easo, en San Sebastián-Donostia. En esta cuarta edición de las Conversaciones, tendremos un completo programa con excelentes profesionales, uno de ellos una eminencia internacional en el ámbito del maltrato y la afectación al desarrollo cerebral, será un lujo contar con su participación.
Además, contaremos, mes a mes, como es habitual, con la colaboración de profesionales y académicos que participarán como firmas invitadas escribiendo para el blog.
Arrancamos con el post de este mes de septiembre, el cual lo centro en el tema de la Mentalización.
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Norka Malberg |
[Comentario personal: Yo siempre valoro que el profesional que presenta una ponencia sea competente en la materia (la mayoría lo son), pero, sobre todo, la coherencia entre su vida profesional y personal. Me resultaría inasumible que el ponente estuviera hablando de la mentalización y que, posterior a su intervención, me acercara y declinara atenderme (a no ser que tuviera sus buenas razones) o lo hiciera con desdén. Suelo pensar: "hace unos minutos el profesional habla en su ponencia sobre mentalización y la extrema importancia de poder ver la mente del otro, con sus sentimientos, pensamientos e intenciones, y cuando llega el momento de atender a las personas que se acercan, cae en la contradicción de no ver esa mente..." No me resultaría coherente y francamente me decepcionaría. No daría credibilidad a su discurso, me parecería impostado.]
Norka Malberg, tras su excelente ponencia, se mostró amable, agradable, atenta y sencilla. Respondió con ganas a nuestras preguntas y comentarios. Nos gustó tanto y nos atrajo tanto su Terapia Basada en la mentalización (TBM) que la hemos fichado para unas jornadas en exclusiva (II Encuentro de Profesionales de la Red Apega) para los profesionales integrantes de la RED APEGA, en octubre. Apuntaos porque es una suerte y una oportunidad poder aprender de Norka Malberg.
[De la página web de Norka Malberg: tiene 25 años de experiencia trabajando como psicoterapeuta. Se graduó en el Centro Anna Freud de Londres y completó un doctorado en la University College London en el Reino Unido. Lleva a su práctica su experiencia como clínica, investigadora y formadora de otros profesionales, así como su dedicación al bienestar de sus pacientes. Ella se esfuerza en llevar adelante una práctica profesional basada en la apertura, la flexibilidad y el compromiso con sus clientes y sus necesidades emocionales.]
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Portada del libro de Norka Malberg y otros autores
que desarrolla la Terapia Basada en la Mentalización para niños. |
Antes de empezar a resumiros el contenido de los aspectos más importantes de la ponencia que Norka impartió, quizá lo mejor será empezar antes por explicar qué entendemos por mentalización. También iré introduciendo las aportaciones de otra persona que ha estudiado y aplicado en su trabajo terapéutico este modelo de la mentalización: mi querida y admirada Maryorie Dantagnan.
Qué es la mentalización
La capacidad imaginativa para interpretar el sentido de la conducta de otros considerando sus estados mentales y sus intenciones, así como comprender el impacto de nuestros afectos y conductas en los otros (Fonagy et al. 2002).
Sería la capacidad de comprendernos y comprender a otros, basándonos en lo que nos pasa por dentro.
Tiene componentes interpersonales: "¿qué le puede ocurrir por dentro?" Y tiene componentes reflexivos: "Y ahora, ¿cómo lo hago?"
Implicaciones del paradigma de la mentalización
El paradigma de la mentalización tiene importantes implicaciones en muchos ámbitos del desarrollo infantil. Lo ha incorporado sistemáticamente Maryorie Dantagnan a su modelo de intervención en psicotraumaterapia infantil (nuestro modelo también, pues trabajamos en base al mismo) porque lo considera un dominio que hay evaluar en el niño/a y o adolescente. Su correcta evaluación es determinante para poder hacer adaptaciones del programa de tratamiento a las necesidades del menor de edad. ¿Cómo voy a trabajar con el niño/a, pongamos por caso, la reflexión de lo que supone la conducta de robo si no es capaz de reconocer los estados internos ni suyos ni de los otros? O si presenta una distorsión en la mentalización (esto es, distorsiona las intenciones, emociones y pensamientos) de tal modo que le lleva a atribuir significados incorrectos.
Y su evaluación es necesaria también para asesorar a los padres y familias sobre los trastornos y alteraciones de conducta y emocionales de sus hijos, que están en la base de problemas con la mentalización. Podemos criticar y castigar a un niño porque roba, pero no servirá de mucho porque no intervenimos en el dominio de la mentalización: para poder desarrollar empatía primero ha de ser capaz de darse cuenta de que existe una mente que tiene emociones, pensamientos e intenciones, y reflexionar adecuadamente sobre los mismos. Reflexionar para poder contener los impulsos (“no debo de robar porque mi amigo se enfadará, la confianza es básica para tener amigos, he de respirar para calmar un poco el ansia”)
Para Peter Fonagy, uno de los principales representantes del paradigma de la mentalización, esta capacidad se desarrolla tempranamente en el contexto de un apego seguro: un cuidador competente desde el nacimiento contiene y regula los afectos del bebé. Cuando se trata de afectos positivos, este cuidador los amplifica y los exagera, marcándolos, para que los sienta como propios. Y, cuando son afectos negativos, como rabia, agresividad, tensión interna, ansiedad... los regula mediante la palabra afectuosa y reflexionando sobre los mismos, calmándolos.
El famoso vídeo de Still face, que muchos ya conocéis, es un ejemplo, además de la perturbación que puede causar la ruptura de la conexión emocional y la consiguiente cara inexpresiva (congelada) de la madre o cuidador, de afectividad en sincronía positiva amplificada y marcándola como propia del bebé.
Ya sabemos lo que, desgraciadamente, han sufrido muchos de nuestros niños/as adoptados o acogidos a edad temprana en sus lugares y con sus cuidadores (padres, madres u otros) de origen: experiencias repetidas de malos tratos que pueden conllevar un posible déficit en el desarrollo de la capacidad de mentalización de los niños/as, o la aparición de lo que se denomina trastornos o alteraciones en la mentalización (el niño/a sí sería capaz de ver la mente del otro y ser consciente de que tiene pensamientos, emociones e intenciones estables pero, como consecuencia de la vivencia de experiencias adversas, los distorsiona)
Mentalizar es una capacidad que hemos de desarrollar si queremos ser padres y madres y adultos competentes
Por lo tanto, si queremos ser padres o madres adoptivos y acogedores competentes que sean capaces de reparar los daños que los menores de edad presentan como consecuencia de los malos tratos, tenemos que haber logrado un buen desarrollo de esta capacidad mentalizadora. Del mismo modo, como psicoterapeutas, también tenemos que formarnos en un Terapia Basada en la Mentalización. Como decía Winnicott, mentalizar depende de haber sido mentalizado por la madre. Nuestra madre, desde el primer momento, vio un bebé con necesidades propias, y mediante el lenguaje del cariño y la función reflexiva, fue devolviendo en sincronía emocional la existencia de estos estados, haciéndonoslos vivir como propios. De adultos, si no fuimos suficientemente mentalizados en la infancia, podemos tener la oportunidad de vivir con un terapeuta formado la experiencia de ser vistos, sentidos y reconocidos, validados, en nuestro mundo interno.
Ha habido paradigmas y modelos educativos como el basado en los principios del aprendizaje de conductas, que han descartado la importancia de ver la mente del otro.
La psicología de la conducta, al rechazar durante casi todo el siglo XX la mente humana no porque no fuera importante sino porque no se podía operacionalizar y hacer de ella una ciencia experimental, rechazó de plano que fuera importante tener en cuenta el mundo interno de las personas. Lo más antagónico al actual paradigma de la mentalización sería la psicología de la conducta y sus aplicaciones a la terapia y a la educación. Una educación en base “al palo y la zanahoria”, la exigencia, la instauración de hábitos y normas y buenas costumbres, junto con discursos moralizantes y ejemplarizantes, han constituido la base de la educación familiar de muchas personas. Auto-referenciales que de adultos vamos a utilizar en la educación de los niños, "un poco lo que me enseñaron" - dicen muchos padres y madres.
Pongamos un ejemplo aplicado a la adopción. En un libro bastante reciente (2007), titulado "La psicología que nos ayuda a vivir", Silvia Álava Sordo escribe, en el capítulo dedicado a la adopción, lo siguiente: "Los niños pueden utilizar expresiones del tipo "es que tú no me quieres", para librarse de de realizar alguna de las tareas encomendadas o de cumplir las normas establecidas. De nuevo, no caigamos en su manipulación. Si se atreven a decirnos eso, es porque están muy seguros de nuestro amor, pero necesitan que les sigamos marcando las pautas y normas de conducta. No cedamos ante su chantaje si no queremos reforzar esos comportamientos." Como podéis ver, psicología de la conducta aplicada a los niños adoptados. El niño es implícitamente mentalizado como manipulador y su expresión "no me quieres" es para no asumir sus responsabilidades. He aquí una distorsión, pues es posible que el niño genuinamente sienta eso y no sea ninguna excusa ni ningún intento de manipulación. No se está contemplando su mundo emocional más que en una dirección: posible manipulador que busca escaquearse.
Nosotros sabemos que nuestros menores de edad adoptados y acogidos tienen historias muy duras a sus espaldas y que nuestra tarea debe ir más allá. Si queremos reparar y sanar a niños afectados por experiencias tempranas de malos tartos, es muy importante cuestionar y criticar estos autoreferenciales, totalmente anacrónicos, basados en postulados que buscan entrenar conductas en niños y que se olvidan de la visión del apego (modelo apartado por otros modelos imperantes en psicología), del desarrollo del niño, tan fundamentales para construir un ser humano psicológicamente sano. Nosotros mismos como adultos tenemos la obligación de reflexionar sobre nuestra vida pasada, vivencias, traumas propios, experiencias tempranas de apego y relaciones, cuestionarlas y reelaborarlas a la luz de los nuevos paradigmas que suponen la visión del niño como un sujeto (con mente propia) y no un objeto (tratar solo sus conductas).
Como Maryorie Dantagnan expuso en su conferencia sobre mentalización y parentalidad adoptiva y acogedora, el bebé no tiene aún una mente con intenciones, deseos y emociones estables (hasta los 4 años no se adquiere esta capacidad, y sin embargo... ¡el mundo adulto ya hace todo tipo de atribuciones internas, proyecciones adultas, sobre ese mundo interno del bebé y el significado de sus conductas! Si una mamá atribuye que el bebé llora porque quiere manipularle y agobiarle y que lo mejor es ignorarle, ya está desarrollando una manera distorsionada de mentalizar a su hijo, que tendrá importantes repercusiones a largo plazo).
Porque los bebés no tienen esa capacidad de manipular. Al contrario, como Maryorie Dantagnan expuso sabiamente, "el bebé presenta una experiencia de activación fisiológica y visceral que no sabe regular por sí solo y que le puede resultar amenazante. Si la mamá o el cuidador tiene una historia de haberse sentido sentido, de haber sido mentalizado por su propia madre o cuidador, entonces podrá interactuar y sintonizar con su hijo/a y devolver su mundo interno en armonía, de una manera lo más ajustada posible a la realidad, será un reflejo adecuado de esta, sentando así las bases de la futura capacidad de mentalizar. El bebé recibirá el mensaje de que es capaz de experimentar cierto control sobre el ambiente y empezará a desarrollar el interés por descubrir los estados mentales de su cuidador".
Los padres o adultos, como hemos dicho, ya hacen toda una serie de atribuciones internas que a veces son sus propias proyecciones acerca de las supuestas intenciones y modo de ser de los niños, ¡incluso cuando estos aún no tienen conciencia de mente!. Norka Malberg comenzó su ponencia afirmando que “muchas veces me llaman porque me piden consulta para tratar a un niño /a manipulador, guerrero, etc. Tiene... ¡3 años! Llego y espero ver al tigre que me han reflejado en sus descripciones, pero yo veo al gatito. Lo malo es que, si los padres y adultos que rodean al niño le devuelven que es un tigre, en un futuro sí será un tigre”
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Hay adultos que devuelven al niño un reflejo con una visión
distorsionada de sí. |
La mentalización que algunos padres biológicos pudieron presentar hacia los niños/as (y algunos padres adoptivos y acogedores, también, si no han desarrollado una adecuada capacidad de mentalización) va, en un continuum, desde, en un extremo, lo que Norka Malberg denomina “la ceguera mental (mind-blindness), es decir, la mente del niño/a no se ve, no se mentaliza en absoluto al menor de edad, es indiferente; hacia lo que ella denomina, en el otro extremo, la hipermentalización, es decir, padres que mentalizan al niño/a pero de una manera distorsionada (por ejemplo, un caso claro sería padres con tendencia a la paranoia”). Un paciente adulto me dijo que su padre pensó que él a los cuatro meses le puso mala cara, cara de malo, con lo cual ya desde ese día para él era un bebé malo. Este padre castigaba y humillaba a mi paciente repetidas veces durante la infancia.
Relación entre mentalizar y regulación emocional
Norka Malberg planteó en su conferencia que un alto nivel de mentalización está asociado con mejor regulación cardiovascular durante el estrés y una recuperación más rápida.
"Los niños con una buena mentalización son más eficientes en regular sus emociones."
"Mentalizar facilita el metabolizar los afectos:
Porque desarrolla lo sistemas representacionales y simbólicos.
Porque facilita que el niño pueda pensar.
Facilita la construcción de narrativas
Y neurobiológicamente refuerza el sistema prefrontal en su conexión con las áreas regulatorias del cerebro".
El desarrollo de la capacidad de mentalización por edades
Norka describió que, "si se desarrolla en un entorno sano con unos adultos suficientemente mentalizadores, entre los 5 y los 7 años el niño puede describir lo que le gusta y lo que no le gusta. Aún tiene dificultad en describir características de su personalidad. Lo que supone la adquisición de los conceptos interpersonales, aún requiere del apoyo de adultos para comprender las batallas y situaciones implícitas con pares".
Si nos paramos un momento a reflexionar, muchos niños adoptados y acogidos con antecedentes de malos tratos tempranos, que tienen diez años o están en la adolescencia, presentan una capacidad de mentalización propia de este periodo de edad (5 años). Por ello, la tarea de las familias y profesionales que trabajan con ellos es la de ayudarles a entender su mundo propio y el de los demás, las emociones, las intenciones, los deseos... Les vemos tan mayores físicamente que pensamos que a esa edad “ya debería...” Pero el caso es que algunos de ellos mentalmente están mucho más atrás. Hay que abordar este nivel porque de lo contrario, la evolución de estos chicos y chicas es la de aislarse y no mantener relaciones con nadie porque no consiguen adaptarse ni integrarse. No entienden a los demás.
"A partir de los cinco años -continuó Norka-, los niños/as cada vez tienen cada vez más claro el sentido de sí mismo e interpretan las conductas de los otros en términos de personalidad. La regulación de emociones se hace cada vez más competente, es reflejo de ello, por ejemplo, que el niño/a es cada vez más capaz de no tener rabietas".
"Entre los 8 y los nueve años -refiere Norka Malberg-, el niño/a debe ser capaz de describir algo de su personalidad. Por ejemplo: soy amoroso y necesito amor, creo que me deprimiría mucho si no sintiese que me quieren. O: No sé porque no puedo dejar de enfadarme, es como soy y no sé qué hacer".
"Hacia los 11 y 12 años tienen una comprensión balanceada de su personalidad y son capaces de comprender sus aspectos fuertes y sus debilidades".
"Y en la adolescencia, los jóvenes tienen capacidad para atribuir estados mentales y mucha más capacidad de procesamiento emocional y empatía. Están concienciados sobre intenciones en el contexto de tomar decisiones o plantear dilemas morales".
¿En qué punto está mi hijo/a o el menor de edad al que acompaño?
Maryorie Dantagnan, quien estudia y trabaja en el dominio de la mentalización y lo está aplicando a su modelo de psicotraumaterapia infantil (el modelo de todos los profesionales de la red apega) presentó en su ponencia de San Sebastián, el pasado octubre 2017, en el marco de las "III Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil", una excelente comunicación sobre mentalización y parentalidad adoptiva y acogedora.
En la misma, presentaba esta diapositiva en la que nos invitaba a reflexionar acerca de en qué punto está nuestro hijo/a o niño/a con respecto a su capacidad de mentalizar.
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Diapositiva de la ponencia de Maryorie Dantagnan titulada:
"La aplicación del concepto de mentalización en la marentalidad/parentalidad
terapéutica de los/as niños/as adoptados y acogidos". |
En la flecha, por edades, la capacidad que se debe de desarrollar y que es indicativa de un adecuado desarrollo de la mentalización. Dependiendo de en qué etapa valoremos que está nuestro niño/a, trabajaremos para recuperar lo más posible al menor de edad desde ese nivel. Con paciencia y perseverancia, porque como sabemos, nuestra tarea es así, costosa como gota de agua que horada la piedra.
Para el siguiente post continuaremos con los contenidos de la ponencia de Norka Malberg. También con contenidos aportados por Maryorie Dantagnan en relación a estos temas: dificultades para mentalizar del niño y psicopatología -trastornos- e intervenciones para potenciar la capacidad mentalizadora)
Buen comienzo de curso para todos/as
REFERENCIAS
Fonagy, P. Gergely., Jurist, E. & Target,M (2002). Affect regulation, mentalization, and the development of the self. NY: Other Press.