Diez meses, diez firmas III
Profesional invitada mes de septiembre 2017:
Anabel González Vázquez
Título del artículo: La terapia EMDR
Para inaugurar la sección Diez meses, diez firmas en su
tercera edición (sección que abre el blog a la participación de profesionales que
trabajan tomando como referencia la teoría del apego, el trauma y la
resiliencia), contamos con la psiquiatra y psicoterapeuta -especialista en
trauma y disociación y reconocida internacionalmente- Dra. Anabel González
Vázquez. Conocí a Anabel en la formación en EMDR organizada por EMDR España, la cual recibo desde el año 2011, pues es trainer (entrenadora) avalada oficialmente para impartir la formación en este ámbito. He tenido la fortuna de que sea mi profesora en trauma y disociación.
Actualmente, en España y a nivel internacional, Anabel es una
autoridad en el ámbito de los trastornos disociativos. Ejerce su labor clínica e investigadora en la ciudad de A Coruña (Galicia, España) donde sus pacientes están de enhorabuena. Los psicólogos y psiquiatras que queremos aprender de ella, de sus
conocimientos y dilatada experiencia, acudimos a la formación de EMDR y la
buscamos para las supervisiones. Pero además de todo esto, Anabel atesora la
virtud de recibir a todo el mundo con una sonrisa tan bonita como la que veis
en la fotografía que acompaña este texto. Atiende y escucha amablemente a las
personas que se le acercan para consultarle cualquier asunto, o te hace un hueco
en su agenda para tener una sesión de supervisión, aunque esté hasta arriba de
trabajo. Eso es lo que no defrauda de Anabel. Y eso es lo que siempre
remarcamos de los grandes: no necesitan ponerse medallas. Y sobre todo
demuestran una gran coherencia entre lo que enseñan en sus cursos y la manera
que tienen de relacionarse con los demás y vivir la vida.
Quiero dar las gracias de corazón a Anabel por participar
en Buenos tratos (¡con todo el trabajo que tiene, nos ha hecho un hueco!)
escribiendo sobre un tema del que puede hablar con plena autoridad y que estimo
es necesario darlo a conocer: La psicoterapia EMDR. En alguna ocasión he
mencionado esta terapia en el blog (precisamente haciendo referencia a Anabel
González y a su libro en coautoría con Dolores Mosquera titulado: EMDR. El abordaje progresivo, imprescindible para cualquier profesional que quiera aplicar esta terapia con
pacientes con trauma complejo); pero hasta hoy ningún especialista había
escrito en el blog sobre la misma. Y creo que es muy importante hacerlo para
poner las cosas en su sitio, pues con la popularización puede suceder la
desvirtuación. Nadie mejor que Anabel para que hable de EMDR con rigor. Para
que estéis bien informados. En este artículo además, Anabel da respuesta a muchas preguntas que las personas se pueden formular con respecto a los problemas psicológicos y EMDR.
Así, pues, bienvenida Anabel González Vázquez.
Anabel González Vázquez. Soy psiquiatra y psicoterapeuta, empecé a trabajar
con EMDR en el año 99, y desde entonces se ha convertido en mi marco
terapéutico central. Desde esa perspectiva entiendo los casos, y trabajo con
ellos, aunque integrándolo con las teorías del trauma, el apego y la
disociación. Soy entrenadora acreditada en EMDR e imparto formación sobre esta
psicoterapia y sobre trastornos disociativos, que es el campo en el que más me
he especializado. También me gusta mucho la investigación, y junto a varios
colegas, tenemos en marcha distintos proyectos. En este tiempo se publicarán
los resultados del estudio de EMDR en Depresión, en el que han participado un
grupo de compañeros de Galicia.
¿En qué consiste
la psicoterapia?
Muchas personas piensan que la psicoterapia consiste
en hablar. Esta es la imagen que nos presentan películas y series de televisión
se basa sobre todo en el modelo del psicoanálisis. En otros casos, la imagen
del terapeuta se asocia al de un profesional que da consejos. Por eso las
personas que ya hablan de lo que les pasa, se aconsejan con sus conocidos, y
son conscientes de lo que les vendría bien para mejorar, son reacios a ir a
terapia porque piensan que no les aportará nada nuevo.
Sin embargo, al igual que con los tratamientos con
fármacos o con cirugía, hay muchísimos estilos de psicoterapia, muy diferentes
unos de otros. Algunas psicoterapias trabajan con la persona individual, otras
con la pareja o la familia, otras en grupo. A veces el foco de la terapia es la
búsqueda de soluciones para el momento presente, otras es explorar el origen en
la historia de la persona y las experiencias vividas. Algunas terapias se basan
en hablar, son las llamadas terapias verbales; otras están orientadas al
cuerpo, son las denominadas terapias somáticas.
En cualquier caso, una psicoterapia de calidad y
específica no es únicamente ir a hablar o a escuchar consejos. La psicoterapia
es un proceso en el que nos damos cuenta de más cosas, nos desbloqueamos,
descubrimos aspectos de nosotros mismos o de lo que nos rodea, nos encontramos
mejor con quienes somos y con nuestras vidas. El terapeuta simplemente nos
ayuda cuando no estamos encontrando salidas constructivas, no nos da
soluciones, ni toma decisiones por nosotros. La terapia es un lugar donde
encontrar y encauzar nuestros propios recursos.
¿En qué consiste
la terapia EMDR?
Cada psicoterapia tiene su propia visión del ser humano, la
enfermedad y la salud. Desde la perspectiva de EMDR los problemas psicológicos
se generan en experiencias no asimiladas. Todos hemos pasado por momentos
duros, y en general no necesitamos psicoterapia para volver a sentirnos bien y
recuperar nuestra vida normal. Algunas experiencias son más difíciles, pero nos
acordamos de otras situaciones que ya superamos, hablamos con nuestros
allegados, tratamos de cuidarnos, pasa el tiempo… y todo esto nos va ayudando a
asimilar y superar esta experiencia.
En ocasiones, sin embargo, los problemas son tan
complicados, las emociones que nos producen son tan intensas, que nuestro
cerebro no puede asimilar la información. Esta se queda bloqueada, atascada en
el sistema nervioso. No podemos hablar de lo que pasó sin sentirnos mal, y si
lo hacemos es como si lo volviésemos a sufrir de nuevo. Sabemos dónde está la
salida, pero por algún motivo no podemos ir hacia ella: nos aislamos, no
hacemos cosas que sabemos que nos ayudarían… El cerebro sigue intentando
resolverlo, trae a nuestra mente una y otra vez lo sucedido, se repite en
nuestros sueños… pero nada cambia realmente.
Como la vida ha de seguir adelante, muchas veces estos
sucesos pueden quedar almacenados en la memoria, aunque hayamos dejado de
pensar en ellos o de darle vueltas al tema. Un tiempo después (pueden ser
incluso muchos años) puede pasar algo, a veces insignificante, que dispara de
nuevo todos estos recuerdos, emociones o sensaciones físicas. Podemos ver claramente
la conexión entre ambas cosas, o no ser en absoluto conscientes de ello.
Cuando los pacientes nos llegan a consulta muchas veces
están en este segundo caso: tienen dolor o síntomas físicos que no entienden,
están deprimidos, ansiosos, consumen sustancias perjudiciales… Ellos pueden
entender o no la conexión con las experiencias que fueron generando este
malestar. Pero en todo caso podemos desbloquear y procesar esas experiencias
previas, trabajar con los síntomas y ayudar a la persona a recuperar la
capacidad de disfrutar, de vivir su vida.
Yo lo que me pasó
en mi vida ya lo tengo superado, lo que me preocupa son mis problemas actuales
¿puedo resolverlos con EMDR?
EMDR siempre está orientado a resolver los problemas
actuales del paciente, lo que le preocupa. Hay problemas antiguos que como
decíamos, quedan resueltos porque nuestro sistema procesa la mayor parte de las
experiencias, sólo muy pocas veces se bloquea. Sin embargo, para estar seguros
de que una experiencia está completamente superada, en EMDR siempre hacemos la
siguiente comprobación:
Pensemos en una de esas situaciones que creemos que están
superadas. Parémonos a pensar con detenimiento en ella, recreemos esos momentos
durante al menos un minuto recordando cómo fueron, qué significaron, qué nos
hicieron sentir. Prestémosle atención mientras lo hacemos a nuestros
pensamientos, a nuestras emociones, a lo que notamos en el cuerpo. ¿Son
nuestras sensaciones completamente neutras? ¿Es lo mismo recordar esta
experiencia que pensar en qué película veremos en el cine? Si el recuerdo
produce cualquier mínima incomodidad, malestar o perturbación emocional o
física, es un recuerdo que sigue activo. Probablemente en su momento la sensación
fue peor, o diferente, pero sigue generando sensaciones negativas. Aunque de
modo aislado no sea significativo, las experiencias parecidas o que generan
sensaciones o pensamientos parecidos, se encadenan y producen un efecto
acumulativo, que es importante desmontar. Una de las herramientas más potentes
para hacerlo es procesar estos recuerdos con EMDR. Tras este trabajo, recuerdos
que pueden parecer insuperables, se ven con distancia, sin ningún malestar ni
ninguna sensación negativa.
Pero hay cosas que
no se pueden superar nunca, siempre estarán ahí…
A veces creemos que determinadas cosas no se pueden
superar, simplemente porque llevan con nosotros mucho tiempo, y nos hemos
acostumbrado a que estén ahí, a que formen parte de nosotros, incluso de
nuestra identidad como personas.
Sin embargo, lo que aprendemos trabajando con EMDR es que
no hay absolutamente ninguna cosa que no pueda ser superada de modo profundo y
completo. De hecho algunas personas consiguen salir indemnes de situaciones que
a otras les resultan devastadoras. La muerte de un ser querido, una agresión, un
accidente o una enfermedad grave… pueden ser afrontados adecuadamente o ser un
punto de inflexión a partir del cual no podemos seguir del mismo modo con
nuestra vida, o quedamos gravemente dañados. Probablemente lo más nocivo es
aquello que nos ocurre en nuestra infancia, cuando estamos en etapas muy
sensibles del desarrollo de nuestra personalidad y de nuestra mente. Pero aún
estos traumas graves pueden ser resueltos por completo y las personas pueden
recuperar sus vidas.
Yo no tengo
traumas de esos ¿Valdría EMDR para mí?
El concepto de trauma que se maneja en EMDR no se refiere
únicamente a accidentes o problemas extremadamente graves. Hablamos de
experiencias vitales adversas, de circunstancias cotidianas, que por diversos
motivos siguen marcándonos a pesar del paso de los años. Un profesor de
matemáticas muy crítico pudo marcar la carrera que elegimos, las burlas de los
compañeros por un poco de sobrepeso en la adolescencia pueden hacer que 20 años
después nos sigamos sintiendo insatisfechos con nuestro físico. Una mala
experiencia con una pareja puede marcar nuestra actitud hacia futuras
relaciones. Un padre muy exigente, aunque sea por nuestro bien, puede hacer que
nunca sintamos que hacemos lo suficiente. No definiríamos ninguna de estas
circunstancias como traumáticas, pero sí diríamos en EMDR que son recuerdos no
asimilados, que aún están activos en nuestro sistema. El procesamiento de estos
recuerdos con EMDR produce cambios visibles en el aquí y ahora, en cómo nos
sentimos con nosotros mismos y en cómo funcionamos en el momento presente.
¿Cómo funciona
EMDR?
El trabajo con EMDR es diferente de las psicoterapias
clásicas como la terapia cognitivo-conductual o el psicoanálisis. Lo que hace
EMDR es activar el sistema innato de procesamiento de la información del
cerebro, esto es, la capacidad de autocuración que nuestra mente tiene. El
paciente y el terapeuta localizarán las experiencias clave que se conectan con
el problema actual, accederán a esos recuerdos y las creencias, emociones y
sensaciones que los acompañan, y ayudarán al cerebro a desbloquear esa
información, procesarla e integrarla. Usamos muchos elementos, pero uno de
ellos son los movimientos oculares, los sonidos bilaterales o estimulación
táctil alternante.
El uso de los movimientos oculares para el procesamiento de
recuerdos bloqueados fue descubierto por la psicóloga estadounidense Francine
Shapiro. El nombre de la terapia corresponde a las iniciales en inglés de
desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (Eye Movement
Desensitization and Reprocessing).
¿Por qué funciona?
Se ha relacionado el efecto de la terapia EMDR con la fase
REM del sueño, en la que espontáneamente se producen los mismos movimientos de
los ojos. En es la fase que se pone en marcha cuando estamos soñando. Es
posible que este mecanismo esté en nuestro cerebro como un modo de ayudarnos a
asimilar las circunstancias de la vida que durante el día no hemos podido
elaborar del todo. Por ello durante el sueño vienen a veces fragmentos de cosas
que nos han pasado, o temas antiguos que no hemos superado. Quizás esto
explique por qué vemos las cosas distintas después de haber dormido.
Se ha comprobado también en numerosas investigaciones que
los movimientos oculares actúan sobre el sistema nervioso autónomo -que regula
la activación y la relajación- y podrían volver a poner en marcha un reflejo
instintivo de orientación que durante experiencias adversas se quedó bloqueado.
También se ha propuesto que el movimiento ocular tiene un efecto directo sobre
el procesamiento de la memoria, en concreto de la memoria de trabajo, que haría
que los recuerdos fueran reprocesados, esta vez de un modo adaptativo. Aunque
se ha comprobado en múltiples estudios y meta-análisis que los movimientos
oculares producen efectos contrastables, los mecanismos por los cuales producen
su efecto continúan a día de hoy siendo objeto de debate en la comunidad
científica.
Aparte de estos estudios sobre el mecanismo básico, la
eficacia de EMDR se ha demostrado en muchas investigaciones para el estrés
postraumático, y se realizan cada vez más estudios en muy diversas aplicaciones
clínicas, como depresión, ansiedad, cefaleas, dolor crónico, y diversas
patologías psiquiátricas y médicas.
Más que mover los
ojos
Este no es el único ingrediente de la terapia, ni siquiera
el central, y pensar que simplemente moviendo los ojos todos los problemas
desaparecen es una enorme simplificación. Es cierto que en condiciones
normales, el procesamiento de recuerdos se produce de forma automática, en la
gran mayoría de las situaciones. Nuestro cerebro tiene un sistema muy eficaz,
pero no es infalible. A veces algo es tan intenso, o hay tantas cosas
mezcladas, que el sistema se colapsa. El cerebro lo intenta una y otra vez, lo
trae a la mente durante el día, o aparece muchas veces en sueños repetitivos,
pero el sistema se bloquea. Es, por decirlo de otro modo, como si saltaran los
fusibles porque la corriente supera los niveles tolerables. Otras veces nuestra
propia reacción es la que bloquea el proceso: lo que sentimos o pensamos es
algo que no podemos soportar o aceptar sentir o pensar. Peleamos contra
nuestros propios sentimientos o pensamientos. En cualquier caso el
procesamiento espontáneo no progresa, no salimos de ahí.
El terapeuta ha de ayudar al paciente a seleccionar con qué
objetivos hemos de trabajar, qué situaciones, y de qué modo, así como
supervisar cómo se desarrolla el proceso, interviniendo cuando resulte
necesario. Esto que aquí resumimos en una frase, tiene múltiples matices
dependiendo de las características específicas de cada persona. Por ello no es
aconsejable tratar de aplicárselo uno mismo.
Pensemos que cuando no hemos sido capaces de digerir algo que nos ha
pasado, es precisamente porque este proceso espontáneo no ha funcionado. No
podemos resolverlo desde dentro, es necesario que alguien guíe el proceso, que
intervenga si algo no va bien, que nos ayude a regular la intensidad de las
emociones que sentimos. El terapeuta nos puede aconsejar y enseñar ejercicios
para que podamos trabajar en casa con seguridad.
¿Qué tipo de
problemas se tratan con EMDR?
Cualquier tipo de problema puede beneficiarse de un
tratamiento con EMDR. Más que una cuestión de diagnóstico es una cuestión de si
puede servir a una persona concreta y adaptarse a su situación y sus
posibilidades. Muchas veces EMDR ha de combinarse con otros tratamientos. Por
ejemplo, hay algunos problemas psiquiátricos que necesitan medicación o
terapias de tipo biológico. Lo mismo ocurre con problemas físicos. Por ejemplo,
si una persona es diabética, EMDR no sustituye a la insulina, sin embargo,
puede ayudar muchísimo a la persona a asimilar su problema y a disminuir la
repercusión del estrés sobre sus cifras de glucosa en sangre. Si una persona ha
perdido una pierna, puede tratar el dolor del miembro fantasma frecuente
después de las amputaciones con EMDR. Ha mostrado buenos resultados en cuadros
psiquiátricos graves como el trastorno bipolar o la psicosis, pero siempre como
ayuda a la medicación. Hemos tratado con EMDR a personas con todo tipo de
patologías, en general con muy buenos resultados. Dado que el efecto puede ser
visible en pocas sesiones, es factible hacer una prueba breve y decidir
posteriormente si abordar un tratamiento completo.
¿Es EMDR tan
rápido como dicen?
En diversos estudios se ha visto que EMDR es más eficiente,
es decir, funciona más rápido que otras formas de terapia. Pero hay que pensar
que esto va en función de la cantidad de aspectos que una persona tiene que
trabajar y de sus características. No es lo mismo haber tenido una historia sin
mayores problemas, sufrir un accidente y quedar afectados por esto, que haber
padecido situaciones adversas desde la primera infancia. A veces hasta que
empezamos a trabajar con un paciente, no podemos valorar qué aspectos habrá que
tratar ni el tiempo que puede llevar hacerlo.
El tratamiento puede estar centrado en un problema, y
consistir solamente en algunas sesiones, o trabajar para mejorar la situación
global del paciente, definiéndose como una psicoterapia completa. Todos estos aspectos
son flexibles, y pueden acordarse entre paciente y terapeuta, así como la
frecuencia de las sesiones.
¿Hay una edad más
adecuada para el tratamiento con EMDR?
Pueden tratarse personas de todas las edades, incluso niños
muy pequeños, porque no requiere que el niño entienda o pueda explicar. De
hecho, en niños los resultados son aún más rápidos. En principio, cualquier
persona, independientemente de la edad o del tipo de problema, puede
beneficiarse de esta terapia. Para saber si puede o no ser adecuada en un caso
concreto se requiere una valoración individualizada.
El hecho de que EMDR aborde los aspectos emocionales y
físicos, y no sólo la parte verbal, racional y cognitiva, hace que sea posible
trabajar desde este abordaje con personas con niveles cognitivos limitados, sin
lenguaje o con problemas para elaborar reflexivamente lo que les ocurre. El
paciente no necesita analizar ni explicar, y por ello se pueden procesar
experiencias de las que tenemos muy pocos elementos, o incluso de las que el paciente
no se sienta capaz de hablar. Las personas que tienden a somatizar el malestar,
pero a las que les cuesta expresarlo en palabras, tendrán problemas para entrar
en una terapia fundamentalmente verbal, pero pueden muchas veces beneficiarse
de modo más rápido del trabajo con EMDR.
¿En qué casos
funciona peor?
Si una persona no quiere o no puede tomar contacto con sus
emociones, su historia o sus problemas, estará poco dispuesta a trabajar con
este método. Algunos individuos, para sobrellevar sus dificultades, han
recurrido a evitar lo que les crea ansiedad o les produce determinadas
emociones. A veces están a la defensiva con los demás, les cuesta dejarse
ayudar, o tienden a desconectarse de lo que sienten. Estos pacientes necesitan
un trabajo de preparación antes de estar en condiciones de entender el origen
de sus problemas y a trabajar con sus recuerdos con los procedimientos de la
terapia EMDR.
Una terapia que combina
el trabajo con aspectos cognitivos, emocionales y corporales
El hecho de que EMDR integre todos estos elementos, le da
un gran potencial para el trabajo con patologías psicosomáticas o problemas
emocionales asociados a enfermedades médicas. Los distintos niveles de
procesamiento de la información: lo que pensamos, lo que sentimos, las
sensaciones de nuestro cuerpo, no son elementos separados. Nuestro cuerpo y
nuestra mente están estrechamente interrelacionados, y muchas veces son
nuestros procesos mentales los que influyen en la evolución de un problema
orgánico o en cómo éste responde a los tratamientos. Podemos mejorar así
nuestro estado físico a través del trabajo terapéutico, y como decíamos, EMDR
aporta la ventaja adicional de trabajar directamente sobre los componentes
somáticos.
Por ejemplo, una paciente acude a consulta para trabajar
con EMDR en sus dificultades de relación con los demás. Padece además una
colitis ulcerosa, una enfermedad inflamatoria del intestino, habiendo tenido
numerosos brotes a lo largo de los últimos 10 años. Había probado otras
terapias con las que había entendido mejor su problema, pero se daba cuenta de
que los aspectos emocionales y somáticos no habían cambiado mucho. Entre la
paciente y el terapeuta trazaron un plan para trabajar sobre numerosos
recuerdos asociados a su historia familiar y a problemas en diversas
relaciones. En el proceso terapéutico se fue viendo cómo estas situaciones, aún
cargadas con perturbación, se asociaban muchas veces a molestias abdominales y
a síntomas de tipo digestivo. Conforme se iban procesando estos recuerdos con
EMDR no sólo empezaron a mejorar sus relaciones, sino que fueron disminuyendo
hasta desaparecer los episodios de colitis.
La investigación
en EMDR
Aparte de una gran cantidad de estudios en trastorno por
estrés postraumático, que han llevado a EMDR al reconocimiento como una de las
terapias de primera elección para los problemas postraumáticos en las guías clínicas
internacionales, se está estudiando la aplicación de esta psicoterapia en
muchas enfermedades, como depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, y
diversas patologías médicas y psiquiátricas. A día de hoy EMDR es considerada
como una terapia basada en evidencia empírica. Por supuesto, esto sólo es así
cuando se aplica EMDR siguiendo los estándares que han sido evaluados en
investigación. Muchas corrientes terapéuticas se han apropiado de elementos de
la terapia EMDR o incluyen movimientos oculares o estimulación bilateral, sin
seguir un protocolo de intervención adecuadamente testado. Hay también
terapeutas que afirman trabajar con EMDR, pero que no siguen procedimientos
rigurosos. La aplicación de EMDR dista mucho de ser simple, y el terapeuta ha de
tener una sólida formación en psicotraumatología para poder aplicarla con
seguridad y eficacia.
Más recursos e
información sobre EMDR
Puede consultarse un listado de terapeutas acreditados en www.emdr-es.org
Una revisión más amplia puede encontrarse en el libro de la
autora que desarrolló el método de EMDR (Supera
tu pasado, Francine Shapiro, Editorial Kairós). También puede verse un
listado actualizado de los estudios de investigación en EMDR en la página web
del EMDR Institute (http://www.emdr.com/research-overview/).
Los terapeutas interesados en formarse en esta
orientación terapéutica pueden acceder a formación acreditada en la página web
de la Asociación Española de EMDR (www.emdr-es.org
9 comentarios:
Fabuloso artículo, no se pueden decir las cosas con mas claridad.
En realidad es así?
Base científica de esto?
Hola, la terapia EMDR está avalada científicamente, aquí tienes, en la página de la Asociación EMDR España, artículos:
http://www.emdr-es.org/Sobre-EMDR/Investigaciones-que-avalan-el-EMDR-como-psicoterapia
Hay que hacer un trabajo continuado con el paciente y usando a veces otros abordajes complementarios como lo son la terapia de familia, la psicoterapia basada en el apego y otras.
Un saludo
José Luis
Saludos. necesito contactar con Dña. Anabel mi hija de 15 años lleva casi tres disociada con síndrome DPDR😭 sería conveniente que está experta doctora la viera. gracias
Hola, puedes escribirle a este correo electrónico:
anabelgonzalezv@yahoo.es
Espero que mejore, un abrazo
José Luis Gonzalo
Hola José Luis.
Soy madre de una niña adoptada de 4 años que actualmente tiene 8 . Tu blog me ha enseñado mucho respecto de cómo entenderla y tratarla. Hemos avanzado muchísimo, en terapia hace 4 años, pero no podemos dejar atrás la violencia que la toma completa cuando se frustra y los golpes que me da en esos momentos.
sirve el EMDR en estos casos?
Muchas gracias por tu comentario, saber que este blog ha podido contribuir aunque sea un poquito, a que cambiéis la mirada sobre vuestra hija, me llena de alegría.
Sobre lo que me comentas, EMDR puede ayudar a tu hija en esos problemas de violencia que describes. Ahora bien: EMDR es una técnica que es necesario aplicarla dentro de un marco terapéutico donde la confianza con el profesional es el pilar fundamental, así como complementarlo con otros enfoques terapéuticos como lo es el sistémico y el
basado en el apego. Saludos, JL
Muchas gracias José Luis por la información. Siempre me da la impresión de estar en el peor lugar para beneficiar e de esta terapia. Después de haber estado 22 años en Madrid, me vengo a Sanlúcar a pasar la jubilación. Aquí no habrá un terapeuta, verdad?. Seguiré informándome. Después de sufrir un síndrome de estrés postraumático y seguir diferentes terapias, no he avanzado. Por otro lado soy psicóloga educativa y también hice un máster en el año 90 sobre intervención en ansiedad y estrés.
Hola, gracias por tu comentario. Siento que sufras ese síndrome, a lo largo de la vida se suelen presentar épocas de más ajuste y etapas donde todo vuelve a reabrirse. Cerca de Sanlucar conozco un terapeuta, no EMDR, pero sí experto en trauma, si quieres me escribes a jgonzalomarrodan@yahoo.es y te paso sus datos.
Un saludo cordial y ánimo.
Jose Luis
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