sábado, 30 de diciembre de 2017

"Compartiendo lo aprendido", un libro necesario para que los maestros/as comprendan a los menores adoptados y acogidos, por María Martín y Mercedes Moya

Se me acumula la tarea lectora porque tengo cinco libros encima de mi mesa esperando turno. Este último trimestre del año ha sido prolífico en cuanto a publicaciones. Voy leyendo al ritmo que puedo, dos libros a la vez, no me da la mente para más, si es que quiero reflexionar e interiorizar lo leído. Porque, como decía el profesor y filósofo Gustavo Bueno, “lo importante no es leer mucho sino digerir bien lo que se lee”. Leer, además, no es ninguna competición ni debe vivirse como un acto estresante. Es una fuente de placer.


Hoy os informo de que acabo de recibir, alborozado, la obra titulada: "Compartiendo lo aprendido" escrita por María Martín Titos y Mercedes Moya Herrero, dos profesionales y madres adoptivas –a quienes admiro- comprometidas con la adopción y diferentes causas sociales. En este caso, el gozo es mayor porque he colaborado –participan también otros profesionales de la adopción como Montse Lapastora, Iñigo Martínez de Mandojana, Alberto Rodríguez y Marga Muñiz- escribiendo la presentación de un capítulo. El prólogo corre a cargo de Juan Alonso Casalilla Galán.

María Martín Titos se presenta así en su web profesional: "Nació en Granada un 1 de febrero de 1983. Desde niña se contagió de la creatividad de su abuelo, el pintor Juan Titos Santos. A esta escritora y guionista se le puede considerar una persona muy precoz. A los veintisiete años se convirtió en madre adoptiva de dos hermanos nacidos en Siberia. Este hecho fue un hito muy importante en su vida. Como ella dice, sus hijos son sus mejores maestros. Se puso al frente de asociaciones y otros proyectos de diversidad en Granada, donde nació la idea de escribir su primer libro: "Mariposas en el corazón". El éxito de esta obra, junto con sus artículos y cuentos infantiles, relacionados con la diversidad y la escuela, la han convertido en todo un referente en este campo. Es Presidenta de AAPE (Asociación Adopción Punto de Encuentro) Su experiencia trabajando con las familias más diversas le inspiró para crear un proyecto audiovisual, donde la diversidad y el protagonismo femenino se dan la mano. Este interés unido a su gran sensibilidad la llevó a fundar su proyecto más ambicioso hasta la fecha: Fundación DIVERSOS, de la que es Directora, y la cual trabaja por la inclusión de la diversidad, promoviendo el respeto a la diferencia como derecho innato, básico e inherente al ser humano."

Mercedes Moya, por su parte, en su web profesional, se presenta con estas palabras:"Vivido lo vivido llegar hasta aquí, no ha resultado fácil. Mi vida dista mucho de ser perfecta,  pero he aprendido a disfrutar las pequeñas cosas esas que son gratis pero que requieren su tiempo. Ir a despedirme del sol, en esas maravillosas puestas de sol mediterráneas cualquier día y en cualquier estación, los colores del otoño en la montaña, un día de sol en invierno, un beso o un abrazo de esos que te recargan el corazón con los latidos de quien te lo da. A todos la vida nos ha roto alguna vez. Caerme, levantarme, reinventarme, improvisar, tragarme las lágrimas o dejarlas correr cuando la muerte se lleva a las personas más preciadas y más preciosas de tu vida. Y  abrir de nuevo el corazón. Y aprender a conquistar corazones, los más difíciles, los de mis de pequeños titanes. Resignificarlo todo  y llenar de contenidos nuevos día a día. Una vida en la que nunca, y doy gracias por ello, me ha faltado un porqué para seguir adelante. Mi vida es un viaje de largo recorrido ( una de las cosas que más me cargan las pilas son los grandes viajes) con muchas estaciones, muchas personas, ilusiones y etapas cumplidas. En este viaje que emprendo cada día no me faltan ganas de aprender, de crear, de inventar o de compartir, tengo mucho recorrido y mucho por ofrecer. Y cada día en lo que hago, sea lo que sea, juro que pongo el alma, el corazón y la vida."

Mercedes Moya diseñó, creó y dirige, desde 2015, la web adopcionpuntodeencuentro.com, que hoy se ha convertido en la plataforma virtual de ayuda y divulgación de recursos compartidos y contenidos de la Asociación Adopción Punto de Encuentro (AAPE) la primera asociación 2.0 donde padres, educadores y terapeutas pueden encontrar y divulgar todos los temas de interés y recursos que puedan ser de utilidad.

Este libro está dirigido a todos los docentes (también a los padres y madres y a los profesionales que trabajen con menores adoptados y acogidos) de las escuelas, con el fin de cubrir una necesidad imperiosa: que los chicos y chicas adoptados/as o acogidos/as puedan ser entendidos por los maestros y maestras. Y, además, que puedan desarrollar pautas e intervenciones psicoeducativas acordes a las necesidades que estos menores presentan teniendo en cuenta los antecedentes de maltrato, abandono y/o abuso sexual que muchos de ellos/as han padecido y cuyas secuelas aparecen en forma de síntomas que sugieren la existencia de un trauma complejo en ellos/as, como las dificultades de aprendizaje de diversa índole, problemas de conducta, de atención, de déficit cognitivo acumulativo, de vinculación, de control de impulsos…

Las autoras proponen -como diría Pepa Horno- un cambio de mirada potente hacia el niño/a o joven, conscientes de que muchos/as de los menores y sus familias sufren este desconocimiento de los docentes acerca de qué le ocurre a ese chico o chica en concreto para comportarse del modo en el que lo hace, o no llegar al nivel de la clase, que deviene en etiquetas o explicaciones no científicas y, en consecuencia, en actuaciones que ahondan en la herida del menor o de las cuales no obtiene beneficio alguno.

Por ello, este libro es muy necesario, saludamos su aparición, porque el docente motivado a formarse al fin puede encontrar, como dicen las autoras “una valiosa aportación para la educación en adopción y acogimiento. Una herramienta que ayuda a los docentes (también a los padres y otros profesionales que precisen de ese cambio de mirada) a tener una tutoría profunda sobre ese niño/a adoptado/a y acogido/a muchas veces incomprendido y mal interpretado”.

Enhorabuena a las autoras por este libro, y gracias por invitarme a escribir la presentación del capítulo titulado: “El desafío que supone la crianza” Para mi ha sido un placer y un honor. He quedado particularmente satisfecho de cómo me ha quedado la redacción del capítulo, tanto en el contenido como en el estilo. Lo hice con mucho cariño. 

Os invito a todas las familias adoptivas y de acogida, así como a los profesores y profesionales de la enseñanza, a que os hagáis con un ejemplar. Para poder adquirirlo, haz click aquí.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Homenaje a "Los miserables" del mundo.



He estado dándole vueltas al mensaje que quería compartir con todos/as vosotros/as, seguidores/as, amigos/as y colegas del blog. La verdad es que llevaba unos cuantos días atascado. A veces, no encuentras la inspiración, y cuanto más vueltas le das al tema en cuestión, peor. El cerebro entra en la orilla izquierda del río y el agua se enreda entre las ramas. El pensamiento se torna obsesivo y sin salida. Me sitúo, más bien, en la orilla de la rigidez, es decir, predomina el hemisferio izquierdo. El hemisferio derecho ya no participa, y no entras en estado de flujo, ese momento indescriptible de integración cerebral en el que tienes claro cómo vas a enfocar y redactar el post. Aunque no lo parezca, un post tiene una elaboración y necesita su tiempo, si quieres hacer algo que llegue internamente a las personas, vosotros y vosotras, que estáis siempre en mi mente. He querido hacer algo especial, dadas las fechas en las que estamos. No sé si lo habré conseguido. Vosotros/as me lo diréis.

Dado que estaba atascado, decidí que lo mejor era meditar durante un tiempo, dejando que la atención se encontrara con la respiración, para observar, modular la emoción, aceptar el estado obsesivo y percibirlo como actividad mental. Pasado un tiempo, ¡zas!, surgió la inspiración. Apareció, así, de repente. Cuanto menos tratas de ser consciente de cómo hacer algo, más te “dejas ir” y “sueltas”, mejor. Porque entonces el inconsciente empieza a operar en un segundo plano y encuentras sin buscar. 

La inspiración se la debo a mi amiga y colega Cristina Herce (a quien ya conocéis: ha escrito en el blog un artículo, y además ha colaborado en la organización de las III Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil celebradas el pasado octubre de 2017 en Donostia) Ella no lo sabe porque no se lo he dicho. Se sorprenderá cuando lea estas líneas. Pero así fue. Y justo es contarlo como sucedió. 

Estando en la Librería Zubieta de San Sebastián, el pasado 30 de noviembre, acompañando a Yolanda Guerrero Domenech en la presentación de su novela “El huracán y la mariposa”, se habló de literatura, puesto que allí se congregaban personas que, precisamente, saben mucho de esta disciplina. Además de Cristina, arropábamos a Yolanda el gran escritor Miguel Munárriz y quien estas líneas escribe, servidor.

En un momento dado de la enriquecedora tertulia, Cristina Herce mencionó, como arquetipo de los seres humanos sufrientes por abandono, maltrato y condiciones de vida pobres (recordaros solamente que en ese momento estábamos conversando sobre Camila, la niña protagonista de la novela “El huracán y la mariposa”: ella es adoptada por una periodista y presenta unos antecedentes de maltrato, abandono y abuso extremos) la novela de “Los Miserables”, de Víctor Hugo.




Y así me llegó la inspiración. Conecté con la idea y el sentimiento de que en este blog tratamos de visibilizar a todos los menores que sufren la pesada carga del maltrato y sus consecuencias en forma de trauma y una gran vulnerabilidad para el padecimiento de trastornos mentales y enfermedades físicas en la vida adulta. En el blog les damos un lugar en el que intentamos exponer con rigor las consecuencias que los malos tratos pueden tener para ellos/as, sus familias y las personas que les rodean. Y orientamos a todas las personas interesadas (familias, profesionales...) en cómo desarrollar la resiliencia. Porque esta es posible.

A pesar de que muchas veces los menores -y adultos- víctimas de malos tratos lo expresen con frialdad, distanciamiento, rebeldía, falta de empatía, disrupción y agresión hacia los demás y el entorno, no tenemos que olvidar que son indicadores de sufrimiento (Desgraciadamente, también pueden hacer sufrir a los demás) Víctor Hugo, a propósito de “Los miserables”, dijo justamente lo mismo: “Parecen totalmente depravados, corruptos, viles y odiosos; pero es muy raro que aquellos que hayan llegado tan bajo no hayan sido degradados en el proceso”

La Navidad puede ser una época para recordar y honrar a todos/as los/as que padecen. Yo quería encontrar algo que rindiera tributo y honores a estos niños/as y a todos/as los/as que sufren en el mundo, lamentablemente son millones de personas. A los que están y a los que, desgraciadamente, ya se fueron. Porque el maltrato puede ser un factor de riesgo que acorte la vida (bien por suicidio bien porque contribuye al desarrollo prematuro de enfermedades físicas y mentales) ¿Cómo hacerlo? Cristina Herce (muchas gracias) dio en el clavo: la novela “Los miserables”


Me parece un homenaje perfecto a todos /as los/as menores -y adultos- que han sido o son víctimas. Como muchos de nuestros niños y jóvenes adoptados/as, los protagonistas de “Los miserables” padecen guerras, pobreza extrema, abandono, maltrato, persecuciones, falta de afecto, vulneración de derechos, gobiernos injustos…

Víctor Hugo quiso que los miserables, los oprimidos, tanto los de antes como los de ahora, los de todos los tiempos (arquetipo: una invariante cognitiva, pues surge cuando es necesario para una comunidad y un tiempo determinados; y en aquella Europa del siglo XIX, romántica pero acercándose ya al realismo, el escritor sintió que era el momento de crearlo: el de los miserables…) fuesen reconocidos e inmortalizados en una obra que les representa y pertenece a la eternidad. Por eso he elegido para este post navideño esta novela y su mensaje. Por todos los razonamientos que incluye sobre temas morales, políticos, religiosos, sociales y psicológicos (incluido el trauma)

Las versiones para el cine y la televisión son excelentes, un espectáculo visual y auditivo. La película -género musical- que se estrenó el año 2012 -curiosamente un 25 de diciembre, qué mejor día para reivindicar a los oprimidos- deslumbra, emociona y asombra.  Porque el relato y las historias que se cuentan en "Los miserables" nos enternecen y conmueven. Y nos atrapan con tanto fervor que nos empujan a leer, con fruición, hasta el final.

Se da la casualidad, además, de que Víctor Hugo estuvo, en 1843, de visita, durante breve período de tiempo en mi tierra, Gipuzkoa, en Pasajes de San Juan, un precioso pueblo marinero. Se conserva la casa donde él residió, se puede visitar. En esta suelen organizar exposiciones temporales. Este verano estuve viendo una, excelente, de un pintor donostiarra, Jesús María Cormán, sobre paisajes del monte Ulía de San Sebastián, pintados desde una visión y luz propias de la época romántica… Quizá mi inconsciente ya conectó entonces con la idea de que Víctor Hugo y su novela eran un buen tema para un post...




Os animo a que en estas vacaciones leáis la novela o veáis alguna de las versiones que se han hecho para el cine y la televisión. Los personajes y la historia os cautivarán. Os cuento algo de los personajes y la trama para despertar vuestro interés.

Fantine, una mujer pobre y sin recursos –ser mujer en aquella época equivalía a tener nulos derechos- se ve abocada a la prostitución para poder sobrevivir, lo cual la expone al maltrato de los hombres. Javert, el jefe de policía, frío y calculador, insensible y duro con Fantine, y con todos los que infringen la ley, persigue sañudamente a Valjean (el personaje principal), un delincuente que ha cumplido condena. Javert no cree que sea posible la rehabilitación de los reos. Considera que, tarde o temprano, volverán a caer en el delito (Entre otras cosas, por la etiquetación a la que se les sometía, la nula posibilidad de reinserción social y un sistema social desigual e injusto, con una enorme brecha entre ricos y pobres que abocaba a las personas al "delito" para poder sobrevivir. Si las personas son apartadas y no tienen recursos, el instinto de supervivencia les llevará a "delinquir" de nuevo, no porque en su interior alberguen una pulsión antisocial) 




Valjean encuentra -al ser liberado tras cumplir su condena por robar pan, imaginemos el hambre que padecía- cobijo en la casa de un Obispo, el único que se aviene a recibirle, alimentarle y acogerle (lleva un estigma en su ropa que le delata como ex convicto) en su casa e iglesia. Es un Obispo diferente a todos los demás. Valjean le roba unos cubiertos de plata y, al salir de la casa, es detenido con el producto de su hurto. El Obispo tiene la posibilidad de verificar el robo ante la policía, pero declara que Valjean es inocente afirmando que él le regaló el material incautado. El Obispo le regala además, unos candelabros de plata, le deja ir y le pide que use el dinero para convertirse en un hombre honrado. Esto desconcierta totalmente a Valjean, nadie le había mirado de ese modo (el cambio de mirada, del que tanto hablamos, que necesitan nuestros chicos y chicas) y le había dado una oportunidad así. Aún desorientado, impulsivamente es empujado por lo que siempre pensó de él mismo (pues con esos ojos le miraron): que es un delincuente. Le roba una pequeña moneda a un niño. Pero reacciona. Y se la quiere devolver para retractarse de sus actos y reparar su acción. Aún así, llega tarde y no le encuentra. El niño le denuncia. 

Tiempo después, vemos a Valjean en otro escenario. Ha llegado a ser alcalde de una localidad, ha cambiado de nombre (se llama Sr. Madelaine) y con el dinero que ha logrado ganar y con sus buenas acciones apoya a todo el pueblo. Pero debe huir, pues a pesar de ser un delito pequeño, Javert le persigue para detenerle y demostrar su teoría: la imposibilidad de que un delincuente cambie, si se le dan medios de reinserción social. A Javert le rompe los esquemas descubrir que Valjean se ha llegado a convertir en el próspero y bondadoso Sr. Madelanie. 

El personaje de Cosette, hija de Fantine, a quien Valjean le promete, antes de morir, que se hará cargo de ella. La saca de la casa de los Thenardier, un matrimonio a quien Fantine paga dinero –por eso ejerce la prostitución- para que la cuiden y mantengan. Estos le hacen creer que la atienden con cariño, pero en realidad la maltratan y no emplean el dinero que reciben de Fantine para su educación y necesidades, sino para ellos. Son dos miserables que han encontrado en la mentira y la estafa un modo de supervivencia. Cosette crecerá protegida por Valjean y conocerá a Marius, un joven que se enamora de ella. Cosette siempre ha creído que Valjean es su padre, y aquí surgirá un conflicto que no os cuento. Además, asistimos a acontecimientos históricos como la Revolución antimonárquica de 1832, con miles de miserables en la calle para luchar por un gobierno justo. Gavroche, un niño, muere heroicamente en las barricadas montadas para repeler los ataques… Es un héroe, sí, pero tan sólo un niño, es una escena que entristece… Nos recuerda una época en la que no existía el concepto de infancia. Ahora existe ese concepto, los niños tienen derechos, pero se vulneran a diario en todas las partes del mundo.

Me despido con estas palabras de Víctor Hugo, un homenaje sentido a todos/as los/as miserables del mundo. Si viviera Víctor Hugo, le pediría que le dedicara la novela a alguien muy especial para mí en este momento de mi vida: a M.A. Como no puede ser, me tomo, con todo el respeto, la licencia de hacerlo en su nombre. ¡Va por ti, M.A., siempre te recordaré!


No vamos a perder la esperanza de un mundo más justo y más humano, al menos en el entorno inmediato donde convivimos, y hasta donde podamos llegar, como dice Jorge Barudy, “la manada de hombres y mujeres buenos y buenas”

¡Feliz Navidad a todos/as y mis mejores deseos para 2018! Despido 2017 con inmensa alegría y nostalgia, pues ha sido un año inolvidable donde hemos celebrado, por todo lo alto, el décimo aniversario del blog. Buenos tratos, si la salud me lo permite, continuará, el año próximo, su andadura. Espero seguir compartiendo con vosotros/as nuevos temas, propuestas, encuentros, jornadas, cursos, formaciones, libros… ¡El día 8 de enero arrancamos el año publicando un testimonio de una persona que sufrió un trauma!

Con cariño para todos/as.

Víctor Hugo
El humano sometido a la necesidad extrema es conducido hasta el límite de sus recursos y al infortunio para todos los que transitan por este camino.

Trabajo y salario, comida y cobijo, coraje y voluntad, para ellos todo está perdido. La luz del día se funde con la sombra y la oscuridad entra en sus corazones; y en medio de esta oscuridad el hombre se aprovecha de la debilidad de las mujeres y los niños y los fuerza a la ignominia. Luego de esto cabe todo el horror. La desesperación encerrada entre unas endebles paredes da cabida al vicio y al crimen...

Parecen totalmente depravados, corruptos, viles y odiosos; pero es muy raro que aquellos que hayan llegado tan bajo no hayan sido degradados en el proceso, además, llega un punto en que los desafortunados y los infames son agrupados, fusionados en un único mundo fatídico.

Ellos son "Los Miserables", los parias, los desamparados.

Víctor Hugo

lunes, 18 de diciembre de 2017

"De la neurobiología a la psicopatología: la ansiedad y su origen", por Manuel Hernández Pacheco, psicólogo y psicoterapeuta.



Diez meses, diez firmas III

Profesional invitado en el mes de diciembre 2017: 

Manuel Hernández Pacheco

Título de su artículo: 

"De la neurobiología a la psicopatología: la ansiedad y su orígen"

Manuel Hernández y yo nos seguíamos -y seguimos- en las redes sociales. He tenido noticia de su trabajo y propuestas teóricas y metodológicas en terapia desde hace tiempo. Me impresionaron. No hace mucho, en el Congreso Europeo EMDR celebrado en julio en Barcelona, pudimos, al fin, conocernos en persona y departir juntos sobre los temas que a ambos nos apasionan: el apego, el trauma, la ansiedad... Manuel Hernández es una enciclopedia psicológica y biológica andante. No en vano su pasado de librero y su vocación por estos temas le han hecho devorar cientos de libros. Me encantó aprender con él, y conocer de primera mano, el pasado octubre, en A Coruña, en el marco del Congreso de la International Attachment Network Iberoamericano, su modelo para entender la ansiedad y sus orígenes llamado por él mismo PARCUVE, el cual presentó allí, y sobre el que nos habla en el post que tenéis a continuación. Le propuse escribir en Buenos tratos y... ¡no vaciló! Al contrario, aceptó con gran interés y placer. Es un lujo que un profesional tan acreditado y experto como Manuel Hernández nos regale este artículo sobre la ansiedad y sus orígenes, le doy las gracias de corazón en nombre de todos/as. Manuel Hernández es la firma que cierra, brillantemente, con este post, el año 2017. Si necesitáis sus excelentes servicios profesionales, ejerce en su consulta sita en Málaga. Para conocer su web, haz click aquí.

Manuel Hernández Pacheco. Mis orígenes académicos fueron como Biólogo y posteriormente como Psicólogo, licenciándome de las dos en la Universidad de Málaga. Ambas disciplinas se unieron cuando descubrí el mundo del apego (en gran parte gracias a José Luis) a relacionar los primeros años de vida del niño con la neurobiología y la importancia de los cuidadores como forma de ayudar a un desarrollo sano del cerebro del niño.

Quiero agradecer lo primero a José Luís Gonzalo su generosidad al ofrecerme este espacio para compartir mi pasión con todo lo relacionado con el cerebro y la psicopatología y la oportunidad de poder hablar mi libro recién publicado por Desclée. 

Estos primeros años son los cimientos sobre los que se va a construir la psique del niño (construyendo sobre esta posteriormente de adolescente y adulto). Voy a explicar cómo los primeros años de vida van a ser muy importantes cuando el edificio se haya construido y haya circunstancias que pongan en peligro su equilibrio y solidez.

El niño nace con unas emociones básicas o primarias que tienen un origen genético y posteriormente a medida que descubre el mundo, acompañado de sus cuidadores y figuras cercanas, va a ir perfilando estas emociones dando lugar a lo que conocemos como carácter o personalidad. Haciendo una metáfora podemos comparar al niño cuando nace con un ordenador que trae incorporado en el disco duro un sistema operativo (por ejemplo, Windows) que nos ayuda a encender y poder empezar a trabajar con el ordenador, pero seremos nosotros con el paso del tiempo los que iremos añadiendo (o eliminando) programas que consideremos útiles para nuestras tareas u ocio. Desgraciadamente, a lo largo del tiempo, en este ordenador también pueden instalarse virus o troyanos que interferirán con el funcionamiento normal. En los humanos a estas anomalías en el funcionamiento normal las llamaríamos psicopatología.

El disco duro del niño (perdonen que abuse de la metáfora, pero creo que ayudará a hacer más ameno el texto) viene programada con siete emociones básicas que según Panksepp (un neurobiólogo recientemente fallecido) son: Pánico (separación afectiva), miedo, rabia, cuidado, lujuria, juego y búsqueda. Si se fijan las tres primeras son desagradables y no nos gustan, pero forman parte del pack porque son las que permiten defendernos de lo que consideramos negativo mientras que las otras cuatro son positivas y nos ayudan a buscar lo que nos atrae. Vamos a quedarnos con las tres primeras, porque desgraciadamente a los psicólogos nadie viene a decirnos lo bien que se sienten, eso se lo dejamos a los enamorados.

Las tres emociones primarias o innatas que me interesa resaltar son:

Pánico: Este circuito innato Panksepp lo llamo así porque está muy relacionado en adultos con los ataques de pánico. Se activa cuando nos sentimos solos o con miedo y no hay ninguna figura de seguridad cerca. Por ejemplo, imagina que una perra ha tenido una camada de perritos y te encaprichas de uno y decides llevártelo. Al principio el perrito empezará a gemir y gritar de forma lastimosa (es lo que llamamos el grito de apego), pero tú lo acariciaras, lo mimaras, le darás el biberón y el perrito se irá tranquilizando y te elegirá como su nueva figura de apego ( y tú a él). No importa el tiempo que pase, cuando no estés con él el perro se sentirá triste y contento cuando vuelva a verte.

Hay diferencias entre los animales (los mamíferos, porque los reptiles no lo tienen) y los seres humanos, y es que en nosotros este circuito se activa cuando nuestras figuras de apego no están físicamente (porque me han ingresado en un hospital o me dejaron internado en un colegio) y cuando no están disponibles emocionalmente (porque mi madre está muy ocupada o deprimida). 

Abandono emocional puede ser porque mis figuras de apego están deprimidas, o discutiendo todo el día entre ellos o porque mi abuelo murió y mi mama se puso mala de la pena, o porque enfermaron de algo grave… El circuito del pánico se activará de forma muy intensa porque el abandono sea prolongado en el tiempo o porque sea muy intenso.

Cualquier situación de amenaza o miedo relacionada con las figuras de apego activa este circuito, ya sea por abandono o negligencia, abusos físicos, psicológicos o sexuales. Multitud de situaciones pueden hacer que se dispare, porque mi madre me cuenta y me hace hacer cosas que no corresponden a mi edad, o porque veo violencia en mi casa, porque tengo que cuidar y proteger a mis hermanos de una forma excesiva para mi edad, etc…

Miedo: El circuito del miedo es filogenéticamente más primitivo que el anterior (y si lo compartimos con los reptiles), aunque se puede confundir con el del pánico son diferentes y utilizan sustancias, órganos y circuitos cerebrales diferentes. 

El miedo se relaciona directamente con el circuito del dolor y la ansiedad, podemos tener miedo a los aviones, a las jeringuillas o a las alturas… Este circuito cerebral (a diferencia del pánico), se calma con ansiolíticos (benzodiacepinas).

Cuando se activa el circuito del miedo nuestro cerebro automáticamente desarrolla actividades relacionadas con la rabia.

Rabia: Este circuito se vincula a todo lo que significa lucha/huida, es una emoción claramente defensiva que sirve para conseguir dominio y estatus y para poner límites. Como dije anteriormente siempre que hay rabia hay miedo y siempre que hay miedo hay rabia.



Esta emoción tiene una particularidad y es que puede ir hacia dentro, es decir inhibirse, por ejemplo, porque no queremos ser una carga o preocupar a los seres queridos o porque si la expresamos pueden pegarnos o insultarnos y hablamos de “rabia inhibida” “fría” o “parasimpática”. 

Esta rabia que aprendemos a guardarla en la infancia hará que tengamos rasgos de personalidad cercanos al apego evitativo, es decir evitaremos mostrar nuestras necesidades y aprenderemos a huir de situaciones que puedan resultar conflictivas o dolorosas. Pero también puede ir hacia fuera y hablamos de “rabia expresada” “caliente” o “simpática” y si sale con demasiada frecuencia tendremos tendencia a tener un apego ansioso, mostraremos enfado, rabia y queja constantemente como forma de sentirnos vistos y/o entendidos.

En una persona equilibrada estas dos formas de rabia se alternarán de forma adaptativa y hablaremos de apego seguro, pero si se expresan de forma exagerada o inadecuada entonces hablaremos de apego desorganizado. Es un poco confuso, pero en un gráfico se verá mejor

Estas emociones de las que hemos hablado hasta ahora las compartimos con todos los mamíferos, pero hay lo que conocemos como “emociones secundarias” que solo poseemos los seres humanos estas pueden ser el orgullo, la avaricia, la lujuria, la ambición y las que nos interesan más ahora la culpa y la vergüenza.

Estas dos emociones secundarias aparecen en el niño como forma de sentir algo de control en sus relaciones con sus cuidadores. Todos los seres humanos tenemos estas emociones, cuando están en un nivel óptimo son adaptativas, pero si son muy intensas se vuelven patológicas. 

Los niños que han tenido en la infancia un apego inseguro desarrollan emociones y sensaciones patológicas como forma de adaptarse a las circunstancias de sus cuidadores. Al sentir que las personas que tienen que cuidarles y protegerles son una fuente de amenaza y miedo entran en una paradoja irresoluble. A veces, es porque esas figuras nunca están disponibles o no existen como en niños abandonados, aunque luego sean adoptados y vivan en una familia normal el daño estará hecho y estas sensaciones de miedo y rabia pertenecerán a su ADN emocional.

Sentir que soy malo o que no valgo, hace sentir que todavía hay algo que puedo hacer por cambiar las cosas y sobre todo eximo de responsabilidad a mis padres, puesto que el vínculo de apego en un niño es prioritario sobre cualquier otra cosa. (Esto es así porque ningún mamífero puede vivir sin sus cuidadores en la infancia, al percibir que se activa el circuito del pánico se siente como que está en juego la supervivencia).

Todas estas emociones juntas dan lugar a un modelo que he creado que relaciona la neurobiología y la psicopatología y lo he llamado PARCUVE, ya que relaciona el pánico, la ansiedad, la rabia, la culpa y la vergüenza.




Un apunte que quería hacer sobre la culpa y la vergüenza, es que mientras la primera solo está en nuestro pensamiento (es verbal) la otra es somática, es una sensación que primero sentimos y luego interpretamos. Esto va a tener mucha importancia en todo lo relacionado con la psicopatología, pero excede lo que quiero explicar aquí. Si queréis conocer más detalles podéis encontrar más información en mi libro "Apego y psicopatología" Ed. Desclée de Brouwer.

Portada del libro de Manuel Hernández Pacheco
donde profundiza en su modelo PARCUVE
para entender la ansiedad y su origen.

Todo lo que he hablado hasta ahora ocurre en la infancia, que como hemos visto es una etapa vital para el niño en la que para sobrevivir dependerá de sus cuidadores física y psicológicamente. Cuando llega la adolescencia va a haber un segundo nacimiento psicológico. Habrá cambios muy importantes en el cuerpo y en el cerebro, el adolescente va a cambiar su prioridad que ahora no será vincularse a sus cuidadores para sobrevivir sino encontrar pareja, amigos, pandillas es decir vincularse a otras personas.

¿Qué va a ocurrir si el adolescente debido a que en su infancia no recibió los buenos tratos adecuados se siente defectuoso, incapaz, inseguro, etc.? Pues que se sentirá inferior y en desventaja frente a otros adolescentes y buscará estrategias de control que le hagan sentir mejor no con su familia o sus compañeros sino en sustancias, sexo, rendimiento o deporte compulsivo, actividades peligrosas, etc. También puede desarrollar trastornos de personalidad que son inadecuados para las nuevas circunstancias, pero ¿Qué puede hacer un adolescente cuando no aprendió otras de niño?



En mi opinión el origen de la mayoría de las patologías psicológicas son intentos del cerebro de regularse en condiciones de inseguridad, buscando estrategias de personalidad o de control que, aunque en un primer momento resultaron adecuadas por las circunstancias que vivió, pero con el tiempo se vuelven inadaptadas y patológicas.

Voy a poner un ejemplo que creo que ayudará a que todo esto se entienda mejor:

Laura es una paciente de 30 años que tiene bulimia, se da atracones y vomita cada vez que tiene una ruptura amorosa. Cuando hacemos la historia clínica vemos que tuvo un padre muy trabajador, pero siempre ausente y una madre que cuidaba de ella, pero era fría y distante. Recuerda su infancia como de mucha soledad, y que pasaba muchos ratos viendo series de televisión y comiendo. 

Cuando llego a la adolescencia se sentía diferente e inferior a las otras niñas porque se veía un poco más gordita. No tenía éxito con los chicos y cada vez que se sentía rechazada (vergüenza) comía compulsivamente (lo mismo que hacía de pequeña cuando se sentía sola) y luego se sentía culpable y vomitaba. Esto que en la adolescencia fue una forma de evitar el malestar quedo grabado en su cerebro como una forma de reducir el malestar y la vergüenza quedó grabada y con el paso de los años se ha convertido en un grave problema.

La terapia consistió en buscar esos momentos de soledad, culpa, vergüenza, y hacerle sentir que la comida no era una solución, pudiendo ayudarla a encontrar nuevas maneras de regular la ansiedad.

Siguiendo con la metáfora del ordenador durante la terapia, vamos a reprogramar la información que está guardada en el disco duro del paciente (creencias erróneas, emociones y sensaciones inadaptarías, comportamientos lesivos, etc..) y vamos a ayudar a aprender nuevas variables que sean sanas y adecuadas a las circunstancias.

Para lograr esto el terapeuta debe convertirse en una nueva figura de apego que ayude al paciente a sentir seguridad y así poder cambiar los aprendizajes que en su momento fueron necesarios para poder sobrevivir pero que ahora resultan patológicos. Revivir emociones y recuerdos del pasado resulta doloroso y difícil por eso es tan importante que el terapeuta y el paciente establezcan una fuerte alianza para poder soportar el dolor que en su momento no pudo ser tolerado porque no había nadie para sostenernos.