Post 1: Vínculo amoroso en la adolescencia en menores con historia de vida traumática.
En las vinculaciones amorosas que los adolescentes establecen tenemos una
oportunidad única para valorar que están escenificando con el otro. La idea de
que las personas actúan su pasado en vez de recordarlo es un viejo concepto
freudiano (retomado con fuerza hoy en día por una corriente psicoterapéutica denominada intersubjetiva), antes de que éste abandonara el enfoque basado en el trauma para
dedicarse a la teoría sexual.
Wallin (2012) refiere que la actuación no es sólo propia de uno de los dos miembros de la diada, sino que es una enactuación. Uno actúa en el otro y a la inversa, y juntos escenifican (o corporizan: lo sienten en su cuerpo) contenidos psíquicos que están en la mente relacionados con cómo fueron nuestras primeras experiencias de cuidado con nuestra figura de apego principal. Además de enactuar y corporizar, otra manera de expresar el pasado es la evocación. Estas son las maneras con las que los pacientes comunican lo que saben pero no han pensado ni pueden expresar con palabras. ¡Es tremendamente fascinante el funcionamiento del psiquismo humano!
El conocimiento temprano a nivel de apego tiene que ver con estas preguntas: ¿fueron satisfechos nuestros primeros deseos -inherentes a todo bebé- de conexión emocional? ¿Los cuidados fueron empáticos, sensibles, afectuosos…? ¿Se validó el mundo emocional del niño o todo lo referido a emociones fue desechado? ¿Sufrí una pérdida de una figura de apego importante en la primera infancia y la representación de ese golpe no fue sanada? ¿Me maltrataron y abandonaron de facto mis figuras parentales y no encontré tutores de resiliencia con quienes reparar la herida emocional? ¿Cambié constantemente de cuidadores, de contextos de vida, con múltiples rupturas, sin poder reparar las disrupciones, sin poder desarrollar un sentido de mí mismo coherente a lo largo del tiempo porque nada o casi nada permaneció? Etc. Aunque el concepto de enactuación se usa para la relación paciente-terapeuta, considero que en otros contextos relacionales (pareja, educativos…) también se producen enactuaciones (Lyons-Ruth, 1999)
Wallin (2012) refiere que la actuación no es sólo propia de uno de los dos miembros de la diada, sino que es una enactuación. Uno actúa en el otro y a la inversa, y juntos escenifican (o corporizan: lo sienten en su cuerpo) contenidos psíquicos que están en la mente relacionados con cómo fueron nuestras primeras experiencias de cuidado con nuestra figura de apego principal. Además de enactuar y corporizar, otra manera de expresar el pasado es la evocación. Estas son las maneras con las que los pacientes comunican lo que saben pero no han pensado ni pueden expresar con palabras. ¡Es tremendamente fascinante el funcionamiento del psiquismo humano!
El conocimiento temprano a nivel de apego tiene que ver con estas preguntas: ¿fueron satisfechos nuestros primeros deseos -inherentes a todo bebé- de conexión emocional? ¿Los cuidados fueron empáticos, sensibles, afectuosos…? ¿Se validó el mundo emocional del niño o todo lo referido a emociones fue desechado? ¿Sufrí una pérdida de una figura de apego importante en la primera infancia y la representación de ese golpe no fue sanada? ¿Me maltrataron y abandonaron de facto mis figuras parentales y no encontré tutores de resiliencia con quienes reparar la herida emocional? ¿Cambié constantemente de cuidadores, de contextos de vida, con múltiples rupturas, sin poder reparar las disrupciones, sin poder desarrollar un sentido de mí mismo coherente a lo largo del tiempo porque nada o casi nada permaneció? Etc. Aunque el concepto de enactuación se usa para la relación paciente-terapeuta, considero que en otros contextos relacionales (pareja, educativos…) también se producen enactuaciones (Lyons-Ruth, 1999)
Si no ha habido un trabajo personal previo (e incluso, a veces, habiéndolo)
los adolescentes (acogidos u adoptados, y muchas veces también los biológicos) y
los adultos llegan a la edad de las primeras relaciones amorosas y en las mismas van a expresar lo que saben sobre sus primeras experiencias de apego pero no han pensado sobre ello. Los primeros
chicos o chicas que les pueden atraer. En ocasiones, se sienten atraídos por un
determinado tipo de perfil. Es posible que ni siquiera lo tengan reflexionado.
Surge una fuerza poderosa en su interior que les impele a buscar a esa persona
y estar con ella. Cuando lo reflexionan (con su persona de confianza)
descubrimos aspectos fascinantes hacia los que personalmente les animo a
mostrar curiosidad, pues casi siempre guardan relación con lo que esa persona
ha despertado en ellos y no son conscientes. No les gusta contactar con ello
porque son aspectos internos asociados a representaciones dolorosas,
vulnerables… Pero trato de animarles a observar la experiencia y abrirle la
puerta, mostrando curiosidad. Como dice Pat Ogden (2016) en “Psicoterapia
sensoriomotriz” sana más la comunicación afectiva paciente terapeuta (mostrando
empatía y receptividad) que cualquier interpretación de lo que al paciente le
ocurre en su mundo psíquico.
Los adolescentes adoptados y acogidos, en general, se suelen sentir
atraídos y tienen relaciones -e incluso pueden llegar a formar pareja más o
menos estable- con chicos y chicas que presentan unos rasgos determinados de
personalidad. A veces, las elecciones que hacen (se eligen ambos, es una fuerza
de atracción mutua) no son las que van a generarles precisamente bienestar
emocional. Esto suele preocupar a los padres o familias que ven en el elegido/a
un peligro potencial que puede dañar a su hijo/a o contribuir a sacar lo peor
de él.
En otras ocasiones, en cambio, la pareja se convierte en una figura que
favorece la resiliencia. Boris Cyrulnik ha escrito un precioso ensayo sobre
este tema: “El amor que nos cura”, en el que enfatiza el poder sanador que
tienen las relaciones afectivas, no sólo las amorosas sino vínculos afectivos
de otra naturaleza (amistad, parentesco…)
En cualquier caso, la vivencia del enamoramiento, de la atracción e impulso
a estar con el otro, y el enganche (vínculo) amoroso posterior, irrumpen en la vida de
los jóvenes, unos antes, otros después. Como Pablo Milanés en "Yolanda", una hermosa canción, los jóvenes sienten:
Esto no puede ser no mas que una canción
Quisiera fuera una declaracion de amor
Romantica sin reparar en formas tales
Que ponga freno a lo que siento ahora a raudales
Te amo
Te amo
Eternamente te amo
Si me faltaras no voy a morirme
Si he de morir quiero que sea contigo
Mi soledad se siente acompañada
Por eso a veces se que necesito
Tu mano
Tu mano
Eternamente tu mano
Por ello, lo que os voy a trasladar a continuación son solo ejemplos de vivencias
que he tenido con los pacientes adolescentes en el marco de mi consulta, con la
validez que le corresponde, sin pretender generalizar ni categorizar. Las
agruparé bajo unos epígrafes. Dichas experiencias nos suceden a todos los seres
humanos por igual. Tanto a los/as que tenemos -en terminología de Ogden (2016)-
“un apego imperfecto aunque todavía seguro” como a los que tienen un apego
inseguro. Bromberg (citado por Ogden, 2016) sostiene que la diferencia con las
personas con trauma complejo y trastorno del apego es que en éstas sucede de
una manera más intensa y severa y además con grandes dificultades para poder verse a sí mismos.
Siento que te estoy
perdiendo… Así lamenta la canción de Luis Eduardo Aute. Hay
jóvenes que se sienten felices al descubrir que hay otro que les ama, con quien
conectan, se entienden, ríen, comparten… Llegan incluso a poder traspasar la
barrera de la intimidad por la seguridad que el otro les ofrece, nunca habían
vivido eso antes y con tanta plenitud. Pero… una sensación corporal de
incomodidad, de ansiedad, en el pecho o en el estómago, se instala y sienten
malestar… Están corporalizando probablemente, sensaciones
(memoria corporal) del pasado, asociadas a la pérdida de la figura de apego y
del bienestar asociado. Esa sensación que nunca se apaga del todo (si se
trabaja sobre ella y sobre toda la representación puede transformarse, sin
duda) relativa a que “esto bueno que tengo ahora puedo perderlo” “Algo malo
hará que esto acabe” “No lo merezco, esto bueno terminará” A veces la creencia
que acompaña a la sensación y a la emoción está nucleada en torno a la
posibilidad de ser dañado (si el joven fue maltratado psíquicamente) por el
otro: “Me harán daño” O puede estar referida a la seguridad que la relación le
merece: “No me fío” Cuando los jóvenes tratan estos problemas con valentía en
el marco de la psicoterapia suelen terminar diciendo que es la herida del abandono.
“Estas sensaciones siempre me han acompañado y se hacen más intensas y
fastidiosas cuando me embarco en una relación” Se descubre que la sensación (saber) está asociada a lo que descubren cuando reflexionan (creen que pueden ser abandonados por la pareja como lo fueron por la figura de apego) (pensar)
El amor preocupado. “Ansiedad, de tenerte en mis brazos
musitando palabras de amor” Esta canción, ya antigua, refleja de una manera muy
plástica el amor ansioso. Algunos adolescentes, los de tendencia
ansioso-ambivalente, se acercan temprano a las relaciones amorosas. Pueden
sentirse atraídos por otros chicos/as que son lo opuesto a ellos/as (o similar
a ellos/as) pero también presentan heridas del pasado en relación al apego
temprano. Es curioso cómo son capaces de leerse internamente, de adivinar que
dentro se esconde la carencia, la vulnerabilidad, la necesidad… El personaje de
la serie Dexter lo expresa de este modo cuando afirma que una chica hacia la
que se sintió fuertemente atraído, con rasgos límite de personalidad, fue capaz
de sondear y captar su mundo interior como nadie lo había hecho hasta ese
momento. Casi hackearlo, como haría
un pirata informático. Leen la carencia en el otro (saben) pero no reflexionan sobre lo que esta lectura significa (pensar) Leer la mente no es lo mismo que pensar sobre ella.
Cuando el adolescente tiene una representación mental con respecto al apego de tipo "preocupado" (en la infancia a este tipo de vínculo se le denomina
ansioso-ambivalente), la enactuación, corporización o evocación que emergerá estará asociada a una experiencia insegura, de incertidumbre, de falta de alineación de estados de mente con la figura de apego, de ansiedad no calmada por lo cambiante que fue ésta en la infancia. El adolescente con rasgos de
apego preocupado es romántico en la relación, extremo, pasional, puede ser posesivo y con
grandes dificultades para la separación psicológica del otro. Grandes
corrientes emocionales le invadirán, de ansiedad de separación, cuando no estén
juntos. Temores a la infidelidad, celos intensísimos y necesidad de control
pueden atormentar al joven y la relación. En algunos adolescentes el control
puede conducir, por desgracia, a los temidos y reprobables malos tratos que con
demasiada frecuencia suceden. Los casos de maltrato machista entre adolescentes
se han disparado en el último año (por ejemplo, tómese como referencia esta noticia para la Comunidad Autónoma de Andalucía) Es por ello, de enorme
trascendencia trabajar en la edad bebé y en la infancia por un apego seguro.
El adolescente preocupado recuerda al amor romántico del siglo XIX, a la
exaltación de una pasión arrebatada, a la desesperación por un amor que nunca
termina de saciar el voraz apetito afectivo del adolescente preocupado, de la
representación mental de incertidumbre, ansiedad no calmada, de temor a la
desaparición y pérdida. Y si la pérdida finalmente (a veces la excesiva
ansiedad y el control que asfixia al otro/a es tan abrumadora que
contradictoriamente terminan generando lo que más temen) acontece quedan
deprimidos y claman como Jacques Brel en “Ne me quitte pas” (“No me dejes”) Bella
pero desgarradora letra y melodía (selecciono la versión de Celine Dion):
No me abandones.
Tienes que olvidar.
Todo lo que ya ha escapado
puede olvidarse.
puede olvidarse.
Olvidar el tiempo
de los malentendidos.
de los malentendidos.
Y el tiempo perdido
a saber cómo.
Olvidar las horas
que a veces mataban
que a veces mataban
a golpes de por qué
el corazón de la felicidad.
No me abandones.
“Con mis conocimientos y mis
cuidados cambiará” “Caradura,
caradura. Porque te vas prometiendo la luna. Si después de tus besos de Judas.
Te me vas, te me vas, caradura” Asi canta Rosa López, la famosa de Operación
Triunfo. Una canción que refleja un tipo de chico que aún está muy erotizado
por las mujeres, desgraciadamente: el denominado popularmente picaflor.
Otro ejemplo: una amante del personaje Antoine Doinel de la película “El
amor en fuga”, de Françoise Truffaut, que retrata el recorrido vital de Antoine
desde que es un niño (abandonado y maltratado por sus padres y llevado a un
internado) en la primera película de la saga (la famosa “Los cuatrocientos
golpes”), afirma que éste necesita “una amante, una esposa, una enfermera…
¿quién puede darle todo eso?” Para entender cómo enactúa las relaciones Antoine Doinel hay que ver esta primera película y obra maestra:
Otro más: En una ácida secuencia de otra película, una
psicóloga trata a un hombre y se enamora de él. Sabe que es un infiel
irredento, un narcisista inmaduro que no tiene cura pero… se ha encontrado con
ella (la psicóloga) “Yo conseguiré que
cambie. Lo hará por mí” Esa omnipotencia de creer podemos cambiar al otro
hace que la psicóloga de la película se empareje. Con un caradura, claro.
Porque el individuo en cuestión... lo habéis adivinado: le es infiel. Mientras le grita y le echa de
casa, le dice: “Creí que con mis
conocimientos y mis cuidados podría cambiarte pero ya he visto que estás
demasiado perturbado”
Algunas jovencitas responsables (y no tan jovencitas), un tanto obsesivas,
de perfil de apego que contiene rasgos evitativos, se sienten atraídas por
jóvenes que son lo contrario: infieles, (a veces desorganizados y caóticos),
juerguistas, inestables, ligones, pero con estilo o trastorno narcisista de la
personalidad. La necesidad de estas chicas es cuidar y creer que pueden cambiar
al otro. Cuidando probablemente evitan contactar con su propia necesidad de ser
cuidadas (en la esfera afectiva, y de ser vistas en lo emocional) Pueden ser
chicos muy zalameros y encantadores de serpientes los que les atraen
(curiosamente totalmente opuestas a ellas)
La gran pregunta en el tratamiento con ellas es por qué les atrae alguien
que les hace daño pero que no pueden dejar. Les suelo presentar la metáfora de
las drogas para trabajar que el enganche a alguien así puede estar ocultando
una carencia afectiva tapada tras la fachada evitativa.
Cuando no hay vínculo. De pareja en pareja. Jóvenes que están
muy cómodos en la seducción, es su terreno. Mientras no tienen al otro lo
buscan. Les atrae el juego de la seducción y experimentan un intenso acting
sexual. Pero sólo hay unión sexual, es como si a través de la sexualidad pudieran
tener una experiencia de estar unido al otro. Pero no existe la experiencia de
la intimidad emocional y menos del compromiso. No pueden vincularse porque no
ha existido nadie en su vida lo suficientemente estable como para interiorizar
y encontrar sentido a sentirse en unión y arraigo con el otro. Esta necesidad
vincular no se ha construido en su mente/cerebro. Lo he visto en personas muy
dañadas en la infancia, con trastorno del vínculo por ausencia de figura de
apego en sus primeros años de vida o múltiples rupturas afectivas. Se
insensibilizan desapegándose. O bien el otro no existe como tal, no son capaces
de ver, sentir y reconocer al otro como un ser con mente propia. Sólo lo usan
para su interés. Pueden tener una existencia errática de múltiples encuentros
con múltiples personas. La famosa canción "J' taime moi non plus" ("Te amo... yo tampoco") de Gainsbourg y Birkin se acerca a esto, al amor que solo es permanencia orgánica. Ninguna canción hasta el momento había representado un acto sexual tan directo. Su letra dice:
Voy y vengo entre tus riñones
Tú eres la ola, yo la isla desnuda
El amor físico es un callejón sin salida
Cuando el vínculo amoroso es
como un espejo roto. Esto suele suceder en personas con antecedentes de apego desorganizado en la infancia. Entonces pueden sentir tan pronto necesidad de alejarse de la persona amada,
como de aproximarse ansiosamente y aferrarse con control excesivo (algunas
personalidades podrían llegar a maltratar) Pueden odiar a la pareja como amarla a la vez
o en breves intervalos de tiempo, experimentando sentimientos contradictorios.
Pueden cortar la relación para después volver porque se sienten abandonados,
con continuas idas y venidas. Se sienten inseguros en la relación, abandonados y algunos/as aterrorizados/as por alguien que representa una figura del pasado que les dañó. No
tienen una mente coherente con lo cual no tienen una relación coherente.
Quedaron atrapados en un patrón relacional de apego desorganizado que
reproducen (enactúan) en la relación actual con otro que también se sentirá
atraído porque evoca algo en él, un trauma concreto que ventila en una relación
muy tóxica.
Si la relación termina definitivamente y desaparece el amado o la amada con quien enactuaban el vínculo de apego desorganizado, entonces puede emerger la evocación del sentimiento doloroso del vacío. La hermosamente bella canción francesa titulada "Et maintenant" ("Y ahora"), de Gilbert Bécaud, expresa este sentimiento de trauma no resuelto típico del apego desorganizado, con profundo pesar y nihilismo.
Y al final, expresa con desesperación:
Lyons-Ruth, K. (1999) The two person unconscious: Intersubjetive dialogue, enactive relacional representation and the emergence of new forms of relational organization. Psychoanalytic Inquiry, 19, 576-617Si la relación termina definitivamente y desaparece el amado o la amada con quien enactuaban el vínculo de apego desorganizado, entonces puede emerger la evocación del sentimiento doloroso del vacío. La hermosamente bella canción francesa titulada "Et maintenant" ("Y ahora"), de Gilbert Bécaud, expresa este sentimiento de trauma no resuelto típico del apego desorganizado, con profundo pesar y nihilismo.
Y ahora qué voy a hacer
De todos estos momentos que será de mi vida
De todas estas personas que me dejan indiferente
Ahora que tú has partido.
Todas esas noches, para qué, para quien
Y esta mañana que vuelve por nada
Este corazón que late, para quién, para qué
Que late demasiado fuerte, demasiado fuerte
Y al final, expresa con desesperación:
Realmente no tengo nada más que hacer
Realmente no tengo nada más
Realmente no tengo nada más que hacer
Realmente no tengo nada más
Nada más
Nada más
A un joven con rasgos de apego preocupado puede atraerle otro/a con rasgos de apego evitativo y a la inversa. Un tipo de apego es el opuesto del otro. Al preocupado le puede atraer la racionalización del evitativo, sus recursos y lo centrado que está en lo resolutivo. Lo independiente que es. Y al evitativo le atrae la emocionalidad del preocupado, lo que le despierta (sensaciones y emociones que quizá nunca sintió porque mueve su hemisferio derecho, un tanto yermo) Pero lo que empieza atrayendo -porque inconscientemente siente que le completa- termina convirtiéndose en lo que después no se tolera. Como dice Wallin, (2012) el evitativo terminará por comprenderle intelectualmente pero le costará conectar con los sentimientos profundos. Le terminará incomodando y agobiando el intenso afecto y los deseos de fusión. Y el evitativo terminará desconectándose, o negando. El preocupado mostrará sus dudas permanentes acerca de la disponibilidad del otro. Eso hará que el aumente sus deseos de conexión (hiperactiva el sistema de apego) Si ve distancia en el otro, aún más. La dramatización, las muestras de angustia, la docilidad, la seducción… son maneras de reducir la distancia y recabar apoyo, maneras que terminan por abrumar al evitativo que racionaliza o se retira.
Los rasgos evitativos, preocupados… pueden situarse en una dimensión, no es una cuestión categorial. La cuestión es el grado en el que se tienen los rasgos y no tanto tenerlos o no.
Y por supuesto, existe la posibilidad de hacer trabajo personal. La psicoterapia es una ocasión única para poder ir reflexionando sobre mi propia mente y la del otro, y desde el vínculo seguro con el terapeuta una buena oportunidad de explorar la naturaleza de éste y la relación con la propia historia. Lo importante no es la propia historia, no es lo que nos acontece sino el reflexionar sobre la misma y poder modificar las representaciones y conducirlas a la seguridad. Estas relaciones amorosas, aunque les desestabilicen y les hagan sufrir, son también oportunidades, acontecimientos activantes de representaciones mentales que están en su interior con contenidos inconscientes, muchas veces traumáticos, que se recuerdan escenificándolos, para conocerse mejor a uno mismo, aumentar la toma de conciencia y trabajar el propio pasado. Cuando uno se da cuenta de qué está actuando, aumenta la capacidad de estar menos sujeto a fuerzas inconscientes.
REFERENCIAS
Ogden, P. ; Fisher, J. (2016) Psicoterapia sensoriomotriz. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Wallin, D. (2012) El apego en psicoterapia. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Post 2: Felices vacaciones de verano, Buenos tratos regresa en septiembre 2016.
Sirvan unas breves líneas para daros, un año más, las gracias a todos/as
por vuestro apoyo al blog y por las
valoraciones tan positivas que hacéis del mismo. No puedo contestaros a
todos/as como me gustaría por falta de tiempo. El blog conlleva esfuerzo,
tiempo y trabajo pero merece la pena por personas como vosotros/as que estáis
ahí aprovechando lo que escribo (escribimos) para mejorar vuestro trabajo o
vuestra relación con los niños/as y jóvenes.
Este curso ha sido maravilloso e inolvidable. Comenzó con la publicación de
Vincúlate, mi nuevo libro y su presentación en las II Conversaciones… que
fueron multitudinarias. Fue una experiencia de conexión emocional con todos/as
vosotros/as, que aprovechamos esos encuentros para acercarnos, conocernos y aprender juntos/as.
Os anuncio que seguirá habiendo más. El próximo curso 2016-17 es la ¡décima
temporada del blog Buenos tratos! Y el año 2017 es el ¡¡décimo aniversario del
mismo!!. Puedo adelantar que organizaré unas nuevas jornadas, las III
Conversaciones y que nos volveremos a juntar para formarnos y celebrar el
aniversario como merece. En el blog también contaremos, de nuevo, con la
participación de diferentes profesionales que colaborarán como firmas
invitadas. Así pues, la iniciativa Diez
meses, diez firmas repetirá el curso que viene.
Os deseo un excelente verano los que residáis en el hemisferio sur. Que
descanséis y disfrutéis de la familia, los amigos, los niños/as, la pareja…
Ahora que hay más calma tened todos los días un tiempo con vuestro hijo/a, a
solas, corazón a corazón, compartiendo el día: lo que más o menos os gustó, qué
disfrutasteis, como os sentisteis en distintas situaciones y momentos… “Si
quieres que crezca su mente, alimenta su corazón”
Volvemos en septiembre, saludos afectuosos a todos/as.