Maryorie Dantagnan impartiendo su ponencia en el Congreso el pasado 27 de mayo de 2016. Junto a ella, Leire, de Norbera, quien le presentó. Foto: José Luis Gonzalo |
Maryorie Dantagnan completa la trilogía de ponentes de auténtico lujo que acudieron a San Sebastián, invitados por IZAN-Norbera, para participar en el Congreso titulado: "La adolescencia una estación para la oportunidad".
Nuestra querida profesora y formadora, para muchos de nosotros un referente en psicoterapia infantil para niños y adolescentes traumatizados, con quien tanto aprendemos, bordó la ponencia y nos ofreció un resumen muy completo de los aspectos más importantes en los que debe de centrarse la traumaterapia con menores, tanto en la evaluación como en la intervención. Maryorie Dantagnan estuvo sensacional y me encantó su participación porque no hay día que no aprendamos de sus conocimientos y sobre todo, de su pasión por amar y comprometerse éticamente con los niños y adolescentes víctimas de todo tipo de formas de maltrato que tanto les dañan.
Paso a resumiros los aspectos más importantes de su ponencia utilizando el powerpoint que ella preparó (Iré comentándolos con aportaciones personales porque de todo lo que ella expresó no me acuerdo literalmente; creo que seré fiel a sus propósitos)
Muchas veces los profesionales pensamos que la psicoterapia es un tratamiento que podemos prescribir y llevar adelante sin ningún tipo de consideración previa. La psicoterapia puede tener efectos adversos que hay que conocer y tratar de controlar. El psicoterapeuta, su saber, su experiencia y conocimientos, no lo pueden todo. Maryorie Dantagnan quiso poner el acento precisamente en esto: la traumaterapia no puede nunca sustituir al derecho del niño a ser protegido. Esta evidencia es fruto de sus más de veinte años de trabajo, constatando que la traumaterapia o cualquier otra forma de psicoterapia para menores solamente puede darse si se cumplen unos requisitos. Y entre éstos, el más fundamental es que el niño esté protegido de cualquier forma de maltrato o abuso y que disponga de al menos una persona que le cuide, le dé seguridad y satisfaga sus necesidades, colaborando y trabajando codo con codo con el psicoterapeuta para poder beneficiar y sanar al niño. Esto me parece especialmente importante para la administración pública que financia sesiones de psicoterapia para los menores. Mientras éstos estén en una situación de desprotección no debe de proporcionárseles psicoterapia. Es invertir inadecuadamente el dinero público. El niño necesita protección y después, ya más seguro, poder reunir la fuerza y el coraje que necesita, apoyándose en sus referentes adultos, para trabajar en psicoterapia los contenidos traumáticos. Es entonces cuando podemos intervenir para que vaya modificando sus conductas y defensas adaptativas en el contexto traumatogénico pero desadaptativas para el contexto actual.
Por eso, Maryorie Dantagnan dijo sabiamente al principio de su intervención:
La trauma-terapia es uno de los pilares de la
intervención terapéutica que se puede ofrecer a
los chicos y chicas afectados por traumas. Pero ésta no debería
reemplazar el derecho a la protección y a contar como mínimo con un
cuidador/a “fiable y estable” que crea
en sus recursos.
A continuación pasó a hablarnos de los cuatro pilares básicos de la traumaterapia:
1. La evaluación comprensiva. Es qué trabajamos, qué aspectos del niño están dañados (hay que reconocer que la mayoría de los niños van a presentar más que dificultades; presentan un daño psíquico y cerebral como consecuencia del maltrato, que puede alterar el cerebro, incluso permanentemente) y que hemos de evaluar cuidadosamente con un instrumento completísimo elaborado por Maryorie Dantagnan donde se consignan todos los apartados de dicha evaluación. Sin ésta, realmente se dan palos de ciego, se hace una mala práctica y se aplican técnicas sin ton ni son. La evaluación permite establecer objetivos de trabajo en función de las áreas que están afectadas en el menor.
2. Metodología
coherente. Es cómo trabajamos, tal y como Maryorie Dantagnan explicó brillantemente. Es el camino y la manera (coherente con las teorías en las que se sustenta) de poder llegar a la consecución del qué, de los objetivos y metas que nos proponemos en función de los resultados y conclusiones comprensivas del menor.
3. La
co-construcción de una relación terapéutica: apego terapéutico. Como Maryorie Dantagnan expresó, es con qué trabajamos. La persona del terapeuta es el principal instrumento de reparación y cambio del niño. Precisamente, al producirse el daño en una de las áreas fundamentales como lo es el vínculo de apego inicial, los menores están afectados en la manera en la que establecen y mantienen los vínculos afectivos posteriores, pues sus primeras vivencias y representaciones mentales (cargadas de inseguridad, abandono; o temor, miedo, desconfianza, ambivalencia...) influyen en dichos vínculos. Las representaciones mentales de apego del niño, codificadas en su memoria implícita, van a interactuar con las representaciones mentales del terapeuta, también codificadas en esta memoria y ambos las enactuarán (escenificarán, corporalizarán...) en el aquí y ahora de la terapia. Por eso un terapeuta debe de trabajar su persona y su historia de vida y elaborarla. Trabajarla para poder conducir su propio apego a la seguridad y poder manejar adecuadamente estas relaciones de transferencia-contratransferencia, ayudando y favoreciendo con sus fortalezas personales, a la creación de un apego terapéutico en el niño, fundamental a lo largo de toda la terapia y la base para que todo lo demás (objetivos, técnicas...) funcione y contribuya a reparar al niño de los daños en el apego.
4. Apoyo y
promoción de la resiliencia. Es el para qué trabajamos, como nos recordó Maryorie Dantagnan. Evidentemente, la finalidad es la consecución de la resiliencia secundaria: cuando en el niño ha fallado la resiliencia primaria (el apego seguro entre los 0 y los 2 años), necesitamos que desarrolle un proceso de construcción de resiliencia secundaria. La resiliencia secundaria emerge en el niño gracias a los tutores de resiliencia en los que nos podemos convertir explícita o implícitamente, los psicoterapeutas. Pero también el psicoterapeuta necesita trabajar (y el niño lo requiere para que pueda hacer un proceso de reconstrucción resiliente) con el referente del niño (el o los adultos que se ocupan de su persona y le acompañan), los maestros, familiares significativos, educadores, monitores deportivos o de otras actividades... La resiliencia secundaria son un conjunto de cualidades insospechadas que irán emergiendo en el niño gracias a la disposición de recursos externos a lo largo de todo su desarrollo. No son rasgos, no son características estáticas, sino que están en constante proceso de cambio y evolución a lo largo de su desarrollo. Cualidades como el coraje, el orgullo, la perseverancia, el humor positivo, la experimentación creativa, los vínculos cada vez más sanos y positivos que va creando, los límites, las oportunidades de participación en la comunidad, el autocuidado, la toma de opciones más responsables, pedir ayuda, una regulación emocional cada vez más eficaz... son manifestaciones de que la resiliencia, el para qué, emerge.
La evaluación comprende la valoración del niño, del cuidador y del contexto. Maryorie Dantagnan basándose en sus años de experiencia y trabajo con niños y menores con trauma complejo, y recogiendo los aportes de la neurobiología interpersonal, incluye estos tres elementos porque son inseparables y se interinfluencian unos con otros. "No podemos entender nada si lo aislamos de su entorno" El principio budista de que el todo contiene a las partes, y a la inversa (las partes forman un todo en estrecha comunicación) es llevado a su máxima expresión por Maryorie Dantagnan. Sería una psicoterapia negligente la que dejara fuera de la valoración y la intervención al cuidador o referente del niño, así como la que prescindiera de la influencia (y transacciones entre menor / ambiente) del contexto. Muchas veces este último (hemos aprendido con Maryorie Dantagnan) influye y hasta condiciona poderosamente la terapia y su proceso.
Evaluación del niño
Evaluación del niño “eco-biográfica” de su funcionamiento y
desarrollo. Hemos de incluir una visión del niño, sus características de personalidad, sus síntomas y conductas actuales en su contexto pero a la par atendiendo al significado de los mismos dentro de una perspectiva historiográfica. Las caracterísiticas psicopatológicas que pueda presentar se consideran, pero no se hace una lectura exclusivamente patográfica de las mismas sino teniendo en cuenta el ser del niño y sus determinantes actuales (contexto de vida actual) y pasados (historia familiar, apego temprano, vínculos posteriores)
Recursos y habilidades. Una visión resiliente del niño o menor debe de incluir que áreas de su personalidad presentan una particular resiliencia. O qué tipo contextos (personas, situaciones...) favorece que emerjan esos recursos y habilidades. Todos los puntos fuertes del menor, en suma, han de ser cuidadosamente evaluados.
Evaluación del cuidador
Competencias parentales. Maryorie Dantagnan nos recordó que competencias parentales no debemos de confundirlas con las habilidades parentales. A menudo, las primeras se obvian y se trabaja exclusivamente a nivel de habilidades. Los cuidadores que carecen de competencias parentales suficientes, no pueden aprender habilidades porque las capacidades básicas (vincularse promoviendo un apego seguro y la empatía) están afectadas. Los cuidadores con competencias parciales podrían acompañar a los niños en el proceso de trabajo en la psicoterapia colaborando con el psicoterapeuta (y recibiendo ellos una psicoterapia orientada a trabajar su parentalidad, con su propio espacio). Pero los cuidadores con competencias parentales severas y crónicas, que carecen de empatía, que tienen traumas no resueltos e incapaces de integrar (ésta es la palabra clave) lo que se habla (es decir, pueden leer su mente y la de los demás, pero carecen de la función reflexiva) no pueden acompañar al niño o adolescente en un trabajo terapéutico. Habrá que esperar a que este niño o adolescente tenga un contexto protector para empezar la psicoterapia.
Parte activa del proceso terapéutico. Porque efectivamente, los cuidadores son parte activa en el proceso terapéutico. Trabajan codo con codo con el profesional y el niño. Forman un equipo. Pensemos que con una hora de media (normalmente, ésta suele ser la frecuencia) a la semana un psicoterapeuta puede hacer relativamente poco con niño dañado por los malos tratos. Con un co-terapeuta (el cuidador del niño) con el que se van abordando aspectos relacionales, de manejo de su propia regulación emocional, de la del niño, de los límites, que dé permanencia al chico o chica... Que trabaje con el profesional cómo sintonizar y conectar emocionalmente, cómo ir haciendo el proceso de vinculación en función de las características de ese menor de edad, etc. multiplica el beneficio que se obtiene en la sanación del niño. Por eso en el modelo de traumaterapia de Maryorie Dantagnan son imprescindibles estos componentes: porque el niño careció en demasía de figuras y contextos que estructuraran y ordenaran su cerebro/mente. Disponer de estos elementos ahora moldea dicho cerebro y va fortaleciendo las áreas del cortex prefrontal, sede de la regulación de las emociones y los impulsos.
Evaluación del contexto
Qué factores dificultan, amplifican o mantienen un determinado funcionamiento en el niño/a o impiden su desarrollo.
Ejes de la evaluación susceptibles de presentar daño
A continuación, Maryorie Dantagnan expuso los tres ejes de la evaluación y las preguntas que hemos de hacernos -en cada uno de los ejes- que constituyen los contenidos a valorar. Son preguntas operativas que nos son muy útiles para situarnos desde esa visión eco-biográfica.
Apego
Trauma
Desarrollo
Contenidos:
Trauma
Qué ha vivido este joven (Traumatogénesis)
Cómo lo ha vivido (Las percepciones e internalizaciones de
las experiencias traumáticas.)
Cuál ha sido el impacto en su desarrollo (Tipología,
fisiología y manifestaciones del trauma)
Qué estrategias ha utilizado para sobrevivir.
Cómo el presente amplifica, mantiene o reduce este impacto.
Contenidos:
Apego
La historia (Ontología, conceptos claves)
Las representaciones mentales del apego (Evaluación del
apego).
La conducta del apego.
Las estrategias adaptativas (Tipología del apego).
Las personas significativas del pasado y del presente del
niño/a.
El modelo de apego del referente (Evaluación del apego
adulto, recursos de la crianza terapéutica).
El modo de relación con la persona del terapeuta (Apego y
psicoterapia)
Contenidos:
Desarrollo
Desarrollo evolutivo sano/ impactado por el trauma. (Modelo
Integral del desarrollo)
Historia evolutiva.
Áreas del desarrollo, niveles y modo de afectación.
Estadios de auto-organización.
Seguidamente, y para finalizar la ponencia, contempló los contenidos a tener en cuenta al evaluar las dos áreas relacionales importantes en todo menor: Competencias del cuidador (que es el eje sanador del daño del niño y debe estar capacitado y apoyado) y el contexto de vida del niño o menor (relaciones sociales y capacidad del cuidador, profesores, otros adultos... de dar afecto y contención al chico o chica)
Evaluación de las competencias parentales del cuidador
Contenidos:
Capacidades.
Habilidades y plasticidad en el
ejercicio de la parentaldad o la crianza terapéutica.
La capacidad de
función reflexiva.
La evaluación de los factores contextuales
Contenidos:
¿Qué y quiénes conforman el contexto vital y social del
adolescente?
¿Cómo y en qué impacta éste contexto en el niño/a?
¿Apoya el contexto la propuesta de tratamiento?
Su estructura y funcionamiento ¿Permite un control externo?
Maryorie Dantagnan nos regaló esta genial y a la vez clara y contundente metáfora. Muy a tener en cuenta.
Recordar: “Para un
adolescente traumatizado la psicoterapia puede ser como hacer una
excursión con un desconocido potencialmente peligroso en un campo minado”. Ser invitado a explorarse y explorar la mente de otro puede
resultar tremendamente amenazante, sobre todo si el intento que se hizo al
principio de la vida fue traumático.
La metodología ha de ser, como ya comentó al principio, una metodología coherente.
Es un proceso de aprendizaje
activo.
Se basa en un proceso
terapéutico, con instrumentos y técnicas
resultado de una investigación-acción de 20 años.
Se procura que las técnicas y
herramientas terapéuticas sean adecuadas a las necesidades singulares de los
adolescentes. El espacio, lugar, técnicas... de la terapia han de ser para los niños y adolescentes: respetuosas, adecuados/as a ellos/as y adaptados/as a su sufrimiento, y no traspasar modelos adultos a los menores de edad.
Algunas premisas:
El nivel de implicación está
estrechamente relacionado con la capacidad mentalizadora de los adolescentes y niños.
No siempre es el mejor momento
para un chico o chica iniciar un proceso psicoterapéutico. Si el niño o adolescente no puede hacer la psicoterapia, "sus buenas razones tendrá" Esta aseveración, una realidad empírica, nos muestra el total respeto a los menores que Maryorie Dantagnan les profesa, su capacidad para comprenderles y empatizar con ellos. Todo esto es reflejo de la experiencia y años de trabajo que ella atesora.
Es un proceso que requiere de PACIENCIA, PERSEVERANCIA Y PERMANENCIA.
Sin duda, Maryorie. Muchísimas gracias por tu ponencia, ha sido un lujo y un placer aprender una vez más de ti.
Maryorie terminó su participación con un entrañable y emotivo (que hizo que nos emocionáramos y saltaran nuestras lágrimas) vídeo donde le dio voz a varios adolescentes que han hecho la traumaterapia; a ellos y a sus educadores (piezas clave en un modelo de trabajo de esta naturaleza) como homenaje y reconocimiento también para estos profesionales. Pudimos sentir y saber lo importante que son los educadores en la vida de los niños y cómo se implican desde lo profesional y lo personal. Pudimos conocer cómo se trabaja en el mundo real la traumaterapia, cómo la viven, la sienten, la cuentan… sus protagonistas. En mi mente se ha quedado guardada una imagen que creo me acompañará siempre: cómo una jovencita aferraba las manos de dos educadoras, sin soltarlas en ningún momento. Hablaba de que le llegaba el momento, con 18 años, de tener que dejar el centro de acogida… Su casa, su habitación, su cama, sus educadores y compañeros de centro (que son como su familia) Si de por sí es complicado que un joven normal sea plenamente independiente y autosuficiente a los 18 años, a los que tienen la herida del trauma y necesitan de proceso de acompañamiento más largos, ¿por qué (o que argumentos se pueden sostener para justificar esto) de la noche a la mañana, al llegar a los 18, la administración les obliga a dar un salto de tamaña altura? La adolescencia termina en el cerebro a los 25 años. En la ley, a los 18. La jovencita del video se echó a llorar mientras narraba con dolor este destino inexorable. Y nos dolió también a nosotros. Por ello, me parece que fue uno de los momentos clave que con gran acierto, Maryorie nos permitió compartir y conocer. Especialmente para los/as técnicos y políticos de la administración pública, los/as que toman las decisiones sustantivas, las que pueden marcar el devenir de una persona. Pienso que es muy necesario que tanto nosotros como aquéllos les escuchemos y hagamos por cambiar lo que no favorece su bienestar.
El día 27 de junio regresa el blog con el último profesional que participa en la iniciativa que este año hemos llevado a cabo: "Diez meses, diez firmas" Después, en julio, publicaré un post para despedirme de vosotros/as hasta septiembre.
Gracias por estar ahí, cuidaos / zaindu.
4 comentarios:
José Luís, gracias por compartir ese magnífico conocimiento. Me ha hecho reflexionar y en esa reflexión me ha surgido una pregunta y con tu permiso, te la voy a formular. Entiendo que en los niños abandonados al nacer y con experiencia de institucionalización con cuidadores incompetentes el daño cerebral y emocional se produce irremediablemente y que ese daño se refleja, entre otras capacidades, en la capacidad de vincularse, mi pregunta entonces es si se puede trabajar en psicoterapia esa capacidad de forma independiente, esto es, centrándola en el forjado del vínculo.
Me interesa mucho tu opinión. La verdad es que la crianza terapeútica sin apoyo y guía es muy compleja porque los padres somos humanos y como tales imperfectos. A mí esta imperfección me produce mucho desasosiego porque cada fallo que cometo y del que soy consciente (los inconscientes los habrá también pero a estos no llego) me acongoja y me asusta porque pienso que daña a mis niños (ejemplo, perder la paciencia o levantar la voz) pero hay rasgos inherentes al carácter o personalidad o situaciones de vida (estrés, ansiedad, tristeza) que no siempre somos capaces de controlar. A muchos nadie nos habló de los traumas, ni de la crianza terapeútica por lo que hemos ejercido la parentalidad con todos o algunos de nuestros referentes y aunque la intentamos modificar una vez conscientes de las heridas y de las consecuencias de esas heridas en nuestros hijos no siempre estamos a la altura de sus necesidades y por eso la sensación de culpabilidad nos acompaña mucho más de lo que convendría. Por los hechos pasados hay que perdonarse y aprender a no cometer los mismos errores pero vendrán otros porque las etapas de nuestros hijos van variando y volveremos a errar, criar con un constante miedo a equivocarte es muy duro, desnaturaliza completamente la crianza porque nos convierte en detectives de emociones y nos resta alegría y espontaneidad. ¿Tienes algún consejo al respecto?
Hola María: Gracias por tus palabras. El daño se refleja en la capacidad de vincularse, dices, y si esto puede trabajarse en la psicoterapia. La respuesta es que sí, tal y como recoge Maryorie Dantagnan en su conferencia, evaluamos el modelo de apego del niño y también al cuidador. El modelo de apego del niño es objeto de trabajo con el psicoterapeuta en la relación y con unas técnicas. También trabajamos con los padres y familias competentes para que puedan incidir en la reparación del apego con el niño.
Es muy difícil ejercer la crianza terapéutica sin apoyos, por eso hay que buscarlos porque perfectos ni vamos a ser ni queremos ser. Pero sí conscientes, como tú, de cuál es la mejor manera de relacionarse y trabajar con el niño, e incluso la mejor manera de reparar nuestros errores. Y qué podemos hacer para intentar no cometerlos. El acompañamiento profesional para trabajarnos como cuidadores es fundamental.
Un saludo cordial
José Luis
Buenas tardes,
Muchísimas gracias por compartir la información.
A mi me hubiera gustado mucho asistir al congreso pero, al final, no pudo ser.
Estaría interesada en poder tener bibliografía o links que se hayan planteado en el congreso para seguir avanzando en esta temática.
De nuevo, muchísimas gracias.
Un saludo,
M.Angeles
Buenas tardes María Ángeles:
No me parece que se propuso bibliografía, que yo recuerde. Pero a la derecha de la pantalla de tu PC o portátil, en este blog, tienes un buen número de libros que recomiendo.
Saludos cordiales,
José Luis Gonzalo
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