Jorge Barudy intervino el viernes 27 de mayo y nos regaló una ponencia que versó sobre este tema: El funcionamiento de la mente de los adolescentes
heridos por traumas infantiles complejos y acumulativos: Aspectos dinámicos y
diagnóstico
Jorge Barudy intervino con la mencionada ponencia, en el
reciente Congreso organizado por la Fundación IZAN-Programa Norbera, los
pasados 27-28 de mayo de 2016, y personalmente fue una de las que más me gustó.
Hizo un paralelismo entre la adolescencia normal y las cuatro cualidades que en
ésta se desarrollan y la adolescencia del adolescente con historia de trauma
complejo. La tormenta cerebral (término empleado por el psiquiatra Dan Siegel)
que el adolescente vive ha sido tradicionalmente valorada de manera negativa,
sin atender a esas cualidades que, de desarrollarse, nos acompañarán toda la
vida. Pero si, como decimos, hay trauma complejo, entonces no asistimos (nos
recordó Jorge Barudy) a una tormenta (algo normal en la vida) sino a un
auténtico tsunami cerebral (algo que no es normal ni esperable, y lo que puede
complicar e incluso marcar esta etapa de la vida hacia una deriva desadaptativa, a no ser que aparezcan tutores de resiliencia. Este paralelismo de
adolescencia normal = tormenta / adolescencia traumática = tsunami creado por
Jorge Barudy me pareció muy original e interesante, permitiéndonos comparar lo
esperable con lo (desgraciadamente) no deseable y esperable (y que comporta
gran sufrimiento para el adolescente y quienes le rodean)
El resultado de una adolescencia sana es la
consecuencia de un apego seguro, de los aportes afectivos, la estimulación, la
protección y la educación en la infancia que permiten las habilidades sociales
para hacer frente a los retos de esta nueva fase del desarrollo vital con
empatía, mentalización, vinculaciones sanas con los pares y los adultos, así
como con un sentido y un proyecto de vida constructivo y altruista.
En la adolescencia existe una tormenta cerebral
que tiene que ser acompañada con presencia, afecto contención contenida y buen
ejemplo por las madres y los padres y los otros adultos significativos.
Cuando la historia de vida de los
infantes está cargada de carencias, agresiones y/o pérdidas mal resueltas “la
tormenta” puede transformarse en un “tsunami” Es cuando la mente adolescente
está invadida, no solo de excitación mental, sino de confusión.
Jorge Barudy en un momento de su ponencia en el Congreso, acompañado por Iván Rodríguez, de Norbera. Foto: programanorbera.org |
Los cambios cerebrales desde los
primeros años de la adolescencia permiten que se desarrollen cuatro cualidades
en la mente de los jóvenes:
1. Implicación social
Conexiones importantes con otros que dan
apoyo a nuestros cursos vitales con relaciones simplificadas y gratificantes.
2. Búsqueda de novedades
Sensaciones internas más intensas
durante la adolescencia. Sirven para crear sentido y vitalidad a lo largo de
toda la vida.
3. Experimentación creativa
Pensamiento conceptual, abstracto y la
conciencia plena para ver el mundo a través de óptica nueva.
4. Aumento de la intensidad emocional
Buscar y crear nuevas experiencias que
nos atan por completo. Estimulan sentidos, emociones y soma
El cerebro sigue creciendo a lo largo de
toda la vida y los cambios en la adolescencia son la esencia de formas sanas de
vivir a lo largo de toda la existencia.
¿Qué factores pueden alterar el
desarrollo de estas cualidades?- se preguntó Jorge Barudy.
Los traumas infantiles complejos y
acumulativos, a menudo tempranos.
La dificultad de los padres y otros
cuidadores, así como de los profesionales de la salud, educación y servicios
sociales para ofrecer un acompañamiento coherente a esta etapa de la vida.
La escasez de políticas públicas y de
recursos que permitan programas terapéuticos para reparar las consecuencias de
lo anterior.
Los y las adolescentes heridos por
traumas infantiles complejos y acumulativos, a menudo tempranos han tenido que
desarrollar un vínculo de apego con madres y padres que por sus diferentes grados
de incompetencias parentales, no son como los demás. Su mente presenta
desgarros traumáticos por macro traumas y/o micro traumas donde priman
estresores mórbidos que producen respuestas de estrés traumáticas.
Lo que implica una mente seccionada con:
Trozos vivos.
Trozos desorganizados.
Trozos muertos, atrofia cerebral.
Todo esto produce retrasos y
alteraciones en el desarrollo, así como otros trastornos: problemas de
aprendizaje, conductuales, inmunológicos, somáticos, violencia, infracciones a
la ley, acoso escolar…
Jorge concluyó su ponencia desarrollando
qué ocurre en el joven cuando se alteran las cualidades positivas, deseables y
esperables en la adolescencia:
1. Alteraciones
de la cualidad de búsqueda de novedades
En la adolescencia sana:
Reactivación de las redes neuronales,
para probar todo lo nuevo y experimentar la vida más plenamente, estableciendo
un mayor compromiso con la vida.
Si
hay contextos o historias traumáticas infantiles:
Las
historias traumáticas de la infancia y los contextos traumatogénicos del
presente pueden conducir a una búsqueda de sensaciones extremas y de riesgos
que son manifestación de los trastornos emocionales traumáticos ya existentes
y/o de las defensas amplificadas por el desarrollo y reorganización cerebral.
Comportamientos
peligrosos y dañinos consiguientes:
Hiperactividad
del sistema límbico y bloqueo de las áreas pre-frontales.
Impulsividad:
paso del deseo, las emociones y las pulsiones a los actos.
Delincuencia
y/o uso de drogas
Anulación
de la reflexión sobre las consecuencias de los actos.
La
reacción de los adultos:
Designar
a estos adolescentes como chivos expiatorios de las incoherencias, la falta de
protección cuando eran niños y de las desigualdades creadas por el mundo adulto.
2. La implicación
social
En
la adolescencia sana:
Mejora
la conexión social entre iguales y se crean nuevas amistades con un alejamiento
relativo de los adultos.
Si
hay contextos o historias traumáticas infantiles:
Condicionan
que los jóvenes se aparten y desconfíen aún más de los adultos y se rodeen
solamente de otros como ellos, con comportamientos de riesgo cada vez mayores.
La
reacción de los adultos:
Con
el rechazo, la culpa, y la estigmatización de los jóvenes, algunos adultos se evaden
de sus responsabilidades, priorizando sus creencias y juicios justificando así,
los castigos o la indiferencia.
3. Aumento de la
intensidad emocional
En
la adolescencia sana:
La
adolescencia implica una mayor vitalidad somato emocional.
Si
hay contextos o historias traumáticas:
Estas
pueden predisponer que las emociones traumáticas resultado de las memorias
emocionales puedan dominar el funcionamiento de la mente, provocando
impulsividad, cambio de humor, reactividad excesiva, promiscuidad sexual,
automutilación…
El
miedo y la intolerancia de los adultos:
Puede
amplificar la reactividad y los comportamientos de oposición.
4. La experimentación
creativa
En
la adolescencia sana:
Otra
de las singularidades del funcionamiento de la mente adolescente, es la
búsqueda del sentido a sus vidas y el comenzar a representarse proyectos de
futuro, para esto la mente está abierta a experimentar creativamente nuevas
experiencias.
Si hay contextos o historias de vida traumáticas:
En
el caso de los adolescentes afectados por traumas complejos esta búsqueda del
sentido de la vida puede llevar a una crisis de identidad, una gran vulnerabilidad
a la presión de los iguales, una alteración de la función ejecutiva, a la
ausencia de una finalidad y de un sentido a sus vidas.
La
indiferencia, el rechazo o el acoso de los adultos:
Amplifica
la confusión de los adolescentes y los conduce a una pseudo-identificación con
grupos o bandas cohesionadas por ideologías y/o conductas violentas y/o de
dominación, así como infracciones a la ley
Cuando
los adultos no pueden soportar algunos aspectos de la personalidad de sus hijos
es porque les recuerda algo de su propia vida que les hace sufrir. Lo que ven
en ellos les puede recordar lo que echan de menos o lo que no han tenido o
podido vivir: frustración, rabia, desilusión, tristeza… Son adultos que tienen
traumas no resueltos.
Finalmente,
Jorge Barudy quiso hacer mención a la resiliencia en la adolescencia.
Adolescencia y
resiliencia
Cuando
las condiciones de crianza han sido deficitarias y traumáticas especialmente
tempranas, complejas y/o acumulativas y se han agregado nuevos traumas en la
adolescencia, las intervenciones que promueven resiliencia pueden ser
reparadoras al estimular los procesos de auto-organización cerebral.
La
resiliencia es una oportunidad que emerge de relaciones interpersonales
afectivas, que aportan:
Conversaciones
que permiten al sujeto reconocerse como afectado.
Aportan
apoyo social.
Encuentran
nuevos sentidos lo que les aconteció.
Promueven
el humor y espiritualidad.
Nuestro
enfoque no niega las contribuciones significativas de los factores genéticos y
constitucionales en la configuración del desarrollo de la mente de los/as
adolescentes, sino que amplía la comprensión de ésta, introduciendo el modo en
que las experiencias interpersonales modelan el desarrollo infanto-juvenil.
Nuestro
modelo se basa en lo anterior, por lo tanto siendo integrador, es incluyente.
Permite la articulación entre la psicofarmacología, las intervenciones
educativas y la psicoterapia.
El 20 de junio publico el resumen de la ponencia de Maryorie Dantagnan en el Congreso "La adolescencia, una estación para la oportunidad"
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