martes, 28 de junio de 2016

Niñas/os de acogida y adopción ¿Cómo les respondemos desde la escuela? Curso de Verano de la Universidad del País Vasco en San Sebastián, abierto al público, los días 20 y 21 de julio 2016

Tengo el gusto de presentaros este curso de verano de la Universidad del País Vasco (abierto a todo el público interesado), a celebrarse en San Sebastián (Gipuzkoa) los días 20 y 21 de julio de 2016, en el Palacio de Miramar, titulado: Niñas/os de acogida y de adopción. ¿Cómo les respondemos desde la escuela?

Creo que es un tema que nos interesa y preocupa a todos/as y especialmente a las familias adoptivas y de acogida. También los profesores, tutores, orientadores escolares... encontrarán en este curso una oportunidad única para acercarse al niño/a adoptado y acogido y conocer cuáles son sus necesidades (emocionales, cognitivas…) y cómo poder atenderlas y tratarlas adecuadamente en este espacio de convivencia que ocupa un lugar preponderante en sus vidas.

En el mismo participan representantes institucionales y profesionales (entre otros, mi amigo y colega Rafael Benito, psiquiatra, y servidor de ustedes) También contarán su experiencia escolar dos jóvenes: Larraitz Gorrotxategi y Shandra Manjarrés. Podéis acceder al programa haciendo click en este enlace:


Os animo a participar, es una ocasión inmejorable para que entre todos/as los/as participantes nos encontremos y reflexionemos sobre un tema capital en la vida de nuestros niños/as adoptados/as y acogidos/as. Y para los que venís de fuera de San Sebastián, además disfrutaréis de la ciudad y sus encantos en época estival.

¡Os espero a todos/as!

Os transcribo la presentación y objetivos del curso.

Cuando una niña, un niño, irrumpe en nuestra vida, nos la vuelve del revés. Nos recoloca. Nos obliga a hurgar en nuestro interior de otra manera. Y a emprender juntos una aventura apasionante. Cuando además procede de la adopción o el acogimiento puede traer un añadido de vivencias traumáticas que deja consecuencias que hay que conocer y afrontar. Es en este campo en el que queremos situarnos, dirigiéndonos al entorno en general y a la escuela en particular. Queremos acercarnos especialmente al profesorado para que entienda algunos porqués, y para que desde el conocimiento pueda mirar de otra manera y actuar en consecuencia.

Objetivos

Dar a conocer la respuesta institucional que se ofrece a estas/os niñas y niños.

Reflexionar sobre el apego en niños y niñas acogidas/os o adoptadas/os, las consecuencias que el maltrato infantil tiene este aspecto y cómo podemos intervenir para paliarlas desde la Comunidad Escolar.

Reflexionar acerca de las consecuencias que el maltrato infantil tiene sobre el apego y cómo podemos intervenir para paliarlas desde la comunidad escolar.

Acercarnos al trauma infantil y su desarrollo neurobiológico.

Ofrecer orientaciones para entender y ayudar a niñas y niños que han pasado por experiencias traumáticas.

Dar a conocer al público en general y a la Comunidad Educativa en especial las características que pueden presentar niñas y niños acogidas/os y adoptadas/os.

Dar a conocer experiencias de éxito y buenas prácticas en centros escolares con estas/os niñas y niños.

Reflexionar sobre los planes de acogida en los centros escolares y su adecuación a nuestra realidad.

Para matricularse, haced click en este enlace.



Cuidaos / Zaindu

lunes, 27 de junio de 2016

Herramientas de intervención con menores dañados en acogimiento residencial



Diez meses, diez firmas.

Profesional invitada en el mes de junio de 2016:




María José Gorrotxategi Gorrotxategi


Despedimos la iniciativa que este año hemos comenzado consistente en abrir el blog Buenos tratos a profesionales de la red apega (o cercanos a ésta y en sintonía con sus postulados) para que puedan entregarnos sus conocimientos, investigación y práctica profesional. Ha sido todo un éxito, sus posts han sido muy visitados y altamente valorados por vosotros. Por ello, el curso próximo repetiremos y desfilarán por aquí diversos profesionales y académicos del ámbito de la protección a la infancia en sus distintas áreas: la psicoterapia, la educación, el trabajo social... tanto en investigación como en el trabajo directo con los menores de edad y sus familias. Y, por supuesto, servidor de ustedes seguirá también escribiendo, deseando que lo que todos/as aportamos arroje conocimientos, orientaciones y esperanza en vuestro caminar día a día con vuestros niños/as y adolescentes.

Hoy clausura Diez meses, diez firmas María José Gorrotxategi, pedagoga y educadora social y directora de un centro de menores (AAEG: Asociación de Educadores Especializados de Gipuzkoa) desde los ¡años 80! hasta la actualidad. Imaginaos, hace casi 40 años, lo que pudo suponer empezar a intervenir en este ámbito de la educación de los menores tutelados por la administración, con todo por hacer y sin los conocimientos que las ciencias nos han aportado durante la década de los 90 en adelante, con la eclosión de la neurobiología. María José Gorrotxategi es una pionera que ha hecho contribuciones inestimables a este ámbito (ha participado en la construcción y consolidación del acogimiento residencial tal y como lo concebimos hoy día) y bien podría escribir y ser docente dada su extensa experiencia y su saber. Primero como educadora, ella siempre lo ha sido y lo será. Y después, como directora de centros de menores, aquí, en Gipuzkoa. Muchos de ellos han podido beneficiarse (y repararse) gracias a su manera de concebir el acogimiento resiencial: desde la firme convicción de que lo profesional y lo afectivo-vincular pueden combinarse en armonía y no son ni deben ser incompatibles. Muchos de estos menores han regresado, años después, a darle las gracias en persona por cómo su vida cambió gracias a ella y su equipo de educadores, que han aplicado en sus centros el modelo del apego, el trauma y la resiliencia. Pocas personas y profesionales han ejercido con la ética y el compromiso que María José lo ha hecho durante todos estos años. La conocí a finales de los 90 y he podido trabajar y aprender con ella coordinándonos en la atención y el acompañamiento de los niños y adolescentes que residían en sus centros. Me impresionó el afecto y la incondicionalidad hacia los menores que ella siempre les ha profesado y profesa. Creo que debe compartir todo lo que ella sabe porque es un tesoro para vosotros/as, sobre todo si intervenís y trabajáis con estos menores. Y me ha parecido que le corresponde el honor de cerrar por este curso, la sección Diez meses, diez firmas. Ella termina su periplo como educadora y directora de centros de menores saliendo por la puerta grande. Pero si la necesitáis, podéis recurrir a ella porque empieza su andadura profesional como consultora en el ámbito del acogimiento residencial y la protección a la infancia. 


María José Gorrotxategi Gorrotxategi. Licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Salamanca con una tesina sobre la Infancia Inadaptada en Euskadi en el Primer Tercio del siglo XX. Obtención del Diploma de Educador social en 1991. Educadora homologada en el 2003. Formada en la teoría de la resiliencia desde 1995, campo en el que se sigue formando. Ha participado en una supervisión-formación con Jorge Barudy desde el 2000 hasta el 2007, desde el 2003 además con la colaboración de Rafael Benito y desde septiembre del 2007 hasta diciembre de 2015 con la de Itziar Landaburu. Continuando con diferentes formaciones complementarias durante todos estos años. Dedicada a la intervención educativo-terapéutica desde diciembre de 1981 hasta enero de 2016, en la Asociación de Educadores Especializados de Gipuzkoa (AEEG) de la que fue fundadora en 1981, trabajando en equipo y creyendo en dicha intervención, siendo educadora durante 16 años, pero a la vez la coordinadora de tres pisos de acogida de menores y la directora desde mayo de 1997.

Voy a intentar explicar en la intervención en acogimiento residencial las herramientas que hemos utilizado cuando he trabajado en equipo durante 34 años. Creo que es importante tener una filosofía que nos ayude a entender el sufrimiento, su modo de actuar en la vida de los niñ@s y jóvenes víctimas de malos tratos. En acogimiento residencial se interviene en la vida cotidiana a través de la observación, la reflexión y finalmente la acción; siendo indispensable para realizar una buena praxis. No se puede ni debe actuar sin haber previamente observado y reflexionado para que nuestra acción sea la adecuada. Nuestro objetivo es que la vida cotidiana sea terapéutica, ya que creo que es un lugar privilegiado para intervenir y la función esencial es producir un cambio sobre ella, donde los niñ@s y los adolescentes puedan ir apropiándose de sus capacidades, de su modo de ser y de todo lo que les dé unidad a su persona, pudiendo aprender a valorarse. A veces, no somos conscientes de lo terapéutica que puede ser la vida cotidiana si intervenimos de un modo adecuado. Hay que intentar aprovechar cualquier momento de ésta para impregnarla de una intervención que sea adecuada.


Para poder cubrir todas las necesidades de los niñ@s y adolescentes es necesario utilizar el modelo sistémico e intervención en red. Debemos aportar desde nuestra parte de la intervención lo que les puede ayudar a crecer, madurar y llegar a ser buenas personas. Cuando la red funciona se pueden hacer intervenciones que redunden en su beneficio y en el de sus familias. Voy a explicar diferentes ejemplos de buenas intervenciones en red: Cuando existe una intervención familiar que les ayuda a los padres biológicos a entender la necesidad de que sus hij@s estén en acogimiento residencial, explicándoles que ellos son la parentalidad biológica, y el recurso residencial es la parentalidad social, pero que ninguno va a ocupar el papel del otro y ambas deben complementarse. Un terapeuta (psicólogo, psiquiatra, psicomotricista etc.) que trabaja coordinado con el recurso residencial y es fuente de apoyo para el niñ@ o adolescente, así como un apoyo bidireccional entre el terapeuta y el educador. Cuando existe una buena relación y coordinación con el colegio o el centro profesional, el niñ@ o adolescente puede igualmente beneficiarse y avanzar, hay colegios que están abiertos a valorar lo que el niñ@ o el adolescente puede hacer o no, buscando alternativas para que puedan estar bien en el colegio, por ejemplo acudir menos horas, con más supervisión y más éxito para el niñ@; estar coordinados con acogimiento residencial e irle pidiendo más o menos a nivel académico al niñ@ o adolescente según se encuentre a nivel personal. Con justicia juvenil, en un caso de un adolescente que tenía algunos asuntos pendientes con ésta, le impusieron como medida que acudiera al centro profesional y a terapia, teniendo en cuenta las orientaciones del centro de acogida. Estos son algunos ejemplos, no se logra en todos los casos, pero cuando se consigue es fuente de bienestar y felicidad para los niñ@ o adolescentes. 



A raíz de haber conocido a Jorge Barudy me acerqué al concepto de la resiliencia: entendida como la capacidad de una persona o grupos de personas para desarrollarse bien, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves, es por lo tanto la capacidad o recursos que una persona puede tener para mantener un proceso normal de desarrollo, a pesar de haber vivido en unas condiciones muy difíciles. Esta capacidad les puede permitir:



Salir ell@s adelante de modo individual creyendo en el futuro.


No repetir el maltrato que ell@s han sufrido. 

De este modo se puede romper la cadena del maltrato, que tantas veces hemos visto. 

Este concepto me ha permitido poder intervenir con más esperanza, creyendo en las capacidades de los niñ@ y adolescentes que están en acogimiento residencial. 

A la hora de trabajar en equipo hemos tenido en cuenta los elementos que facilitan la resiliencia en la intervención, que en opinión de Dº Jorge Barudy son: 

Lograr la evolución hacia el apego seguro. 


La conciencia de la realidad individual, familiar y social, por muy dura que haya sido y aunque pueda haber sido muy difícil elaborarla. El niñ@ o adolescente que ha sido maltratado cuando tiene consciencia de su maltrato, tiene más posibilidades de salir adelante, ya que puede entender por qué ha hecho determinadas cosas en su vida o ha tenido determinados comportamientos en un momento dado; por eso es muy importante que los niñ@ y jóvenes puedan tener la posibilidad de tener acceso a conocer su propia historia; ya que conocer la historia y la verdad de los orígenes de uno mismo es fuente de resiliencia. Es importante que al niñ@ o adolescente se le dé la oportunidad de elegir la persona con la que se ve preparado para hacer este trabajo; puede ser su terapeuta, un educad@r o la figura que pueda ser su tutor@ de resiliencia. Si la persona que el niñ@ o joven ha elegido no se siente preparada para poder hacer esta intervención educativa terapéutica, puede pedir ayuda a otros profesionales, pero es muy importante que está intervención se pueda hacer con la persona de confianza del niñ@ o adolescente. 


El apoyo social que tiene la persona.



Los aportes materiales, ya que unos mínimos son necesarios e imprescindibles para vivir y en algunos casos son necesarios para contrarrestar las carencias que se han tenido. 



La escuela y los procesos educativos extrafamiliares.


El compromiso social, religioso y o político en el que puedan participar. 

Cuando un niñ@ o joven llega a acogimiento residencial, es porque se ha producido un proceso duro para él o ella. Lo primero que creo que tenemos que hacer al recibirle es acogerle, explicarle donde se encuentra y como se le va a tratar, pero no hay que abrumarle con demasiada información, porque le haría sentirse muy mal, primará más la comunicación no verbal que la verbal. Generalmente captará más fácil ésta y será en la que creerá; ya que le han mentido en múltiples ocasiones y de lo que se fía es de lo que él o ella siente a través de la comunicación no verbal.

Modo de intervención del educador/a: para poder intervenir adecuadamente se necesita una vinculación y un compromiso con los niñ@s y jóvenes. Estos dos aspectos los sienten, los viven en sí mismos. Si perciben que los educador@s que están a su lado no se vinculan con ell@s y no tienen un compromiso tampoco ell@s lo tendrán. Es necesario e imprescindible estar junto a ell@s y empatizar con su historia, con su sufrimiento. Los niñ@s o jóvenes tienen que sentirse seguros y respetados, hay que tratarles con ternura, es necesario ayudarles en sus modulaciones emocionales y conductuales, pero siempre con ternura, pero a la vez hay que marcarles los límites. Solo los aceptarán si existe una buena vinculación emocional y un respeto. Es muy difícil que se tengan en cuenta las indicaciones de alguien a quien no se respeta. El equilibrio entre construir un vínculo y además marcar unos límites no es fácil, pero es el que hay que tratar de conseguir. Es importante ejercer la autoridad, ya que si no lo hacemos nosotros, lo realizarán los propios compañeros, hermanos etc. Además hay que encontrar el lugar adecuado en la relación con ell@s en la cercanía-distancia: muy cerca les puede ahogar y no dejarles crecer; muy lejos les puede hacer sentirse abandonados. El punto medio es el objetivo a lograr.

Necesitan sentirse aceptados, de modo incondicional. Esto no significa que estemos siempre de acuerdo con sus comportamientos, pero sí que a pesar de todo les aceptamos incondicionalmente. Podemos no estar de acuerdo con sus comportamientos, porque en ocasiones son muy inadecuados, pero si debemos aceptarles y darles el tiempo que necesiten para ir aprendiendo otro tipo de comportamientos o actitudes, explicándoles los motivos por los que no estamos de acuerdo con esos comportamientos y o actitudes que ell@s han podido tener. Como dice Jorge Barudy tienen que aprender a funcionar de otro modo, porque lo que ya han aprendido no lo desaprenderán nunca. Hay momentos en los que pierden el control personal, en ocasiones es difícil contenerles, pero de alguna manera tenemos que trasmitirles que aunque ell@s pierdan el control, nosotros no lo vamos a hacer y vamos a ser capaces de contenerles, que por mucho que se descontrolen, nosotros seguiremos siendo el control externo suyo hasta que adquieran un control interno. Cuando por ejemplo tiran cosas, rompen intentan agredir a otros o a sí mismos, tenemos que tratar de contenerles. En ocasiones no es solo la fortaleza física, sino el modo en que nos colocamos ante ell@s, tienen que sentir que tenemos el control y eso les frenará. Puede ser importante tener una mínima formación en contención física, para que nosotros al intervenir lo hagamos con más tranquilidad y seguridad. Es muy importante que nunca sientan que les tenemos miedo, si lo sienten pueden perder más aún el control, porque la persona que les tiene que contener les tiene que dar seguridad.

Necesitan también saber que son importantes para alguien por lo menos para una persona. A veces los niñ@s o jóvenes se encuentran tan mal, que no son capaces de hacer nada por ellos mismos, pero si pueden hacerlo por otra persona, para la que creen que es importante que lo hagan. Con el tiempo podrán luchar por planes o perspectivas de futuro para ellos mismos. ”Los niños y niñas aprenden para alguien“ (Berger, Cyrulnik, Barudy). En mi trabajo con niñ@s o adolescentes que han sufrido mucho hemos tenido situaciones en las que el equipo educativo-terapéutico estaba convencido de que un niñ@ o adolescente no iba a poder avanzar, conseguir unos objetivos mínimos; pero si dentro de ese equipo había un educador@ que creía en ell@s y se lo hacía saber, entonces aparecía la luz de la esperanza; y he visto cambios importantes en algunos casos. Cuando empiezan a cosechar éxitos surge una cadena en la que éstos funcionaban como refuerzo natural de la vida. Sigo viendo niñ@s o adolescentes que vivieron en acogimiento residencial y ahora tienen alrededor de 30 o 40 años y han continuado luchando, cuando nadie o casi nadie creía en ell@s y mucho menos ell@s mismos. 

Es muy importante que la intervención sea individualizada siempre debemos tener en cuenta sus necesidades específicas, aunque estén viviendo dentro de un marco grupal. Han vivido diferentes situaciones de vida y por ello necesitan que se les haga sentir que se tienen en cuenta sus necesidades y su posibilidad de responder ante los desafíos. Por ejemplo un adolescente necesita que se le acompañe hasta cerca de su centro escolar para que se atreva a entrar en clase; otro que cada vez que vaya a terapia su tutor@ de resiliencia le acompañe a la cita, le espere a la salida y le pueda contener Hay jóvenes que pueden necesitar dormir con una lucecita en su cuarto hasta que igual tiene 20 o 25 años; no tenemos que tener prisa el objetivo se conseguirá a largo plazo, hay que darle su tiempo y a veces sus tiempos no son como los nuestros. Como dice Maryorie Dantagnan, es justo que les tratemos según sus necesidades especiales y eso es hacer justicia. También a la hora de ponerles límites tenemos que ver qué son capaces de realizar, ya que si le ponemos un límite que no pueda llevar a cabo se sentirá muy frustrado. Por ejemplo, un adolescente que ha incumplido su horario, tal vez no pueda estar dos o tres días sin salir de su casa, pero si podría realizar un ocio adecuado acompañado de su tutor@ de resiliencia o de algún miembro del núcleo de convivencia que se considerará oportuno. 

Hay que tener en cuenta que la edad cronológica no suele coincidir con la edad evolutiva, por eso nos encontramos en ocasiones a adolescentes que con 16 años tienen una un enfado o pérdida de control como si tuvieran 4 o 5 años; aunque es más difícil de manejar en la mayoría de las situaciones es lo mismo “no han conseguido un determinado deseo y pierden el control”, o ni siquiera saben lo que quieren o lo que les pasa, pero también pierden el control; estando ahí con ell@s con ternura y límites conseguiremos que le dén la vuelta a lo que les sucede. Será con nuestro acompañamiento como lo puedan conseguir.

Hay que cuidar las ritualizaciones, al igual que las realizamos en la vida cotidiana (bienvenidas, celebraciones especiales, despedidas etc.) marcan diferentes etapas de nuestra vida y lo tenemos que hacer palpable.




Quiero dar las gracias a todas las personas que a lo largo de mis años de trabajo en acogimiento residencial me han apoyado, enseñado y acompañado en el proceso. Con Jorge Barudy dimos un giro a nuestra intervención, nos hemos formado tanto con él como con Maryorie Dantagnan; hemos trabajado codo a codo con Rafael Benito, con José Luis Gonzalo, con Itziar Landaburu, y estas interacciones han sido muy significativas. También agradezco a todos los educador@s con los que he trabajado y personas de la red que creían e intervenían según el modelo de los buenos tratos. En los años 80 mis primeros maestros fueron Cesar Muñoz y Faustino Guerau así como mi profesor de la universidad de Salamanca José Ortega Esteban que me ayudó a iniciarme en este campo. 

Quiero agradecer también a mi familia por la paciencia que ha tenido conmigo por todo el tiempo dedicado a la intervención; y a todos los niñ@s y adolescentes con los que he intervenido de los que he aprendido y sigo aprendiendo mucho. 


Como conclusión podemos decir que no podemos intervenir adecuadamente si no lo hacemos con vinculación, implicación, ternura, esperanza, con formación y con amor; todos sabemos que es no es fácil, pero precisamente por eso tenemos que seguir esforzándonos.  

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El 4 de julio regresa el blog Buenos tratos con un breve post de despedida de este maravilloso curso 2015/16. Empiezan las vacaciones de verano en Europa y como ya sabéis los habituales del blog, paramos para descansar y recuperar energías.


Cuidaos / Zaindu

lunes, 20 de junio de 2016

Resumen de la ponencia de Maryorie Dantagnan en el Congreso de Norbera titulado: "La adolescencia, una estación para la oportunidad",celebrado en San Sebastián, los pasados 27-28 de mayo.

Maryorie Dantagnan impartiendo su ponencia en el Congreso el pasado
27 de mayo de 2016. Junto a ella, Leire, de Norbera, quien le presentó.
Foto: José Luis Gonzalo
Maryorie Dantagnan completa la trilogía de ponentes de auténtico lujo que acudieron a San Sebastián, invitados por IZAN-Norbera, para participar en el Congreso titulado: "La adolescencia una estación para la oportunidad". 

Nuestra querida profesora y formadora, para muchos de nosotros un referente en psicoterapia infantil para niños y adolescentes traumatizados, con quien tanto aprendemos, bordó la ponencia y nos ofreció un resumen muy completo de los aspectos más importantes en los que debe de centrarse la traumaterapia con menores, tanto en la evaluación como en la intervención. Maryorie Dantagnan estuvo sensacional y me encantó su participación porque no hay día que no aprendamos de sus conocimientos y sobre todo, de su pasión por amar y comprometerse éticamente con los niños y adolescentes víctimas de todo tipo de formas de maltrato que tanto les dañan.

Paso a resumiros los aspectos más importantes de su ponencia utilizando el powerpoint que ella preparó (Iré comentándolos con aportaciones personales porque de todo lo que ella expresó no me acuerdo literalmente; creo que seré fiel a sus propósitos)

Muchas veces los profesionales pensamos que la psicoterapia es un tratamiento que podemos prescribir y llevar adelante sin ningún tipo de consideración previa. La psicoterapia puede tener efectos adversos que hay que conocer y tratar de controlar. El psicoterapeuta, su saber, su experiencia y conocimientos, no lo pueden todo. Maryorie Dantagnan quiso poner el acento precisamente en esto: la traumaterapia no puede nunca sustituir al derecho del niño a ser protegido. Esta evidencia es fruto de sus más de veinte años de trabajo, constatando que la traumaterapia o cualquier otra forma de psicoterapia para menores solamente puede darse si se cumplen unos requisitos. Y entre éstos, el más fundamental es que el niño esté protegido de cualquier forma de maltrato o abuso y que disponga de al menos una persona que le cuide, le dé seguridad y satisfaga sus necesidades, colaborando y trabajando codo con codo con el psicoterapeuta para poder beneficiar y sanar al niño. Esto me parece especialmente importante para la administración pública que financia sesiones de psicoterapia para los menores. Mientras éstos estén en una situación de desprotección no debe de proporcionárseles psicoterapia. Es invertir inadecuadamente el dinero público. El niño necesita protección y después, ya más seguro, poder reunir la fuerza y el coraje que necesita, apoyándose en sus referentes adultos, para trabajar en psicoterapia los contenidos traumáticos. Es entonces cuando podemos intervenir para que vaya modificando sus conductas y defensas adaptativas en el contexto traumatogénico pero desadaptativas para el contexto actual.

Por eso, Maryorie Dantagnan dijo sabiamente al principio de su intervención:

La trauma-terapia es uno de los pilares de la intervención terapéutica que se puede ofrecer a  los chicos y chicas afectados por traumas. Pero ésta no debería reemplazar el derecho a la protección y a contar como mínimo con un cuidador/a  “fiable y estable” que crea en sus recursos.

A continuación pasó a hablarnos de los cuatro pilares básicos de la traumaterapia:

1. La evaluación comprensiva. Es qué trabajamos, qué aspectos del niño están dañados (hay que reconocer que la mayoría de los niños van a presentar más que dificultades; presentan un daño psíquico y cerebral como consecuencia del maltrato, que puede alterar el cerebro, incluso permanentemente) y que hemos de evaluar cuidadosamente con un instrumento completísimo elaborado por Maryorie Dantagnan donde se consignan todos los apartados de dicha evaluación. Sin ésta, realmente se dan palos de ciego, se hace una mala práctica y se aplican técnicas sin ton ni son. La evaluación permite establecer objetivos de trabajo en función de las áreas que están afectadas en el menor.

2. Metodología coherente. Es cómo trabajamos, tal y como Maryorie Dantagnan explicó brillantemente. Es el camino y la manera (coherente con las teorías en las que se sustenta) de poder llegar a la consecución del qué, de los objetivos y metas que nos proponemos en función de los resultados y conclusiones comprensivas del menor.

3. La co-construcción de una relación terapéutica: apego terapéutico. Como Maryorie Dantagnan expresó, es con qué trabajamos. La persona del terapeuta es el principal instrumento de reparación y cambio del niño. Precisamente, al producirse el daño en una de las áreas fundamentales como lo es el vínculo de apego inicial, los menores están afectados en la manera en la que establecen y mantienen los vínculos afectivos posteriores, pues sus primeras vivencias y representaciones mentales (cargadas de inseguridad, abandono; o temor, miedo, desconfianza, ambivalencia...) influyen en dichos vínculos. Las representaciones mentales de apego del niño, codificadas en su memoria implícita, van a interactuar con las representaciones mentales del terapeuta, también codificadas en esta memoria y ambos las enactuarán (escenificarán, corporalizarán...) en el aquí y ahora de la terapia. Por eso un terapeuta debe de trabajar su persona y su historia de vida y elaborarla. Trabajarla para poder conducir su propio apego a la seguridad y poder manejar adecuadamente estas relaciones de transferencia-contratransferencia, ayudando y favoreciendo con sus fortalezas personales, a la creación de un apego terapéutico en el niño, fundamental a lo largo de toda la terapia y la base para que todo lo demás (objetivos, técnicas...) funcione y contribuya a reparar al niño de los daños en el apego.

4. Apoyo y promoción de la resiliencia. Es el para qué trabajamos, como nos recordó Maryorie Dantagnan. Evidentemente, la finalidad es la consecución de la resiliencia secundaria: cuando en el niño ha fallado la resiliencia primaria (el apego seguro entre los 0 y los 2 años), necesitamos que desarrolle un proceso de construcción de resiliencia secundaria. La resiliencia secundaria emerge en el niño gracias a los tutores de resiliencia en los que nos podemos convertir explícita o implícitamente, los psicoterapeutas. Pero también el psicoterapeuta necesita trabajar (y el niño lo requiere para que pueda hacer un proceso de reconstrucción resiliente) con el referente del niño (el o los adultos que se ocupan de su persona y le acompañan), los maestros, familiares significativos, educadores, monitores deportivos o de otras actividades... La resiliencia secundaria son un conjunto de cualidades insospechadas que irán emergiendo en el niño gracias a la disposición de recursos externos a lo largo de todo su desarrollo. No son rasgos, no son características estáticas, sino que están en constante proceso de cambio y evolución a lo largo de su desarrollo. Cualidades como el coraje, el orgullo, la perseverancia, el humor positivo, la experimentación creativa, los vínculos cada vez más sanos y positivos que va creando, los límites, las oportunidades de participación en la comunidad, el autocuidado, la toma de opciones más responsables, pedir ayuda, una regulación emocional cada vez más eficaz... son manifestaciones de que la resiliencia, el para qué, emerge.

La evaluación comprende la valoración del niño, del cuidador y del contexto. Maryorie Dantagnan basándose en sus años de experiencia y trabajo con niños y menores con trauma complejo, y recogiendo los aportes de la neurobiología interpersonal, incluye estos tres elementos porque son inseparables y se interinfluencian unos con otros. "No podemos entender nada si lo aislamos de su entorno" El principio budista de que el todo contiene a las partes, y a la inversa (las partes forman un todo en estrecha comunicación) es llevado a su máxima expresión por Maryorie Dantagnan. Sería una psicoterapia negligente la que dejara fuera de la valoración y la intervención al cuidador o referente del niño, así como la que prescindiera de la influencia (y transacciones entre menor / ambiente) del contexto. Muchas veces este último (hemos aprendido con Maryorie Dantagnan) influye y hasta condiciona poderosamente la terapia y su proceso.

Evaluación del niño

Evaluación del niño “eco-biográfica” de su funcionamiento y desarrollo. Hemos de incluir una visión del niño, sus características de personalidad, sus síntomas y conductas actuales en su contexto pero a la par atendiendo al significado de los mismos dentro de una perspectiva historiográfica. Las caracterísiticas psicopatológicas que pueda presentar se consideran, pero no se hace una lectura exclusivamente patográfica de las mismas sino teniendo en cuenta el ser del niño y sus determinantes actuales (contexto de vida actual) y pasados (historia familiar, apego temprano, vínculos posteriores)

Recursos y habilidades. Una visión resiliente del niño o menor debe de incluir que áreas de su personalidad presentan una particular resiliencia. O qué tipo contextos (personas, situaciones...) favorece que emerjan esos recursos y habilidades. Todos los puntos fuertes del menor, en suma, han de ser cuidadosamente evaluados.

Evaluación del cuidador

Competencias parentales. Maryorie Dantagnan nos recordó que competencias parentales no debemos de confundirlas con las habilidades parentales. A menudo, las primeras se obvian y se trabaja exclusivamente a nivel de habilidades. Los cuidadores que carecen de competencias parentales suficientes, no pueden aprender habilidades porque las capacidades básicas (vincularse promoviendo un apego seguro y la empatía) están afectadas. Los cuidadores con competencias parciales podrían acompañar a los niños en el proceso de trabajo en la psicoterapia colaborando con el psicoterapeuta (y recibiendo ellos una psicoterapia orientada a trabajar su parentalidad, con su propio espacio). Pero los cuidadores con competencias parentales severas y crónicas, que carecen de empatía, que tienen traumas no resueltos e incapaces de integrar (ésta es la palabra clave) lo que se habla (es decir, pueden leer su mente y la de los demás, pero carecen de la función reflexiva) no pueden acompañar al niño o adolescente en un trabajo terapéutico. Habrá que esperar a que este niño o adolescente tenga un contexto protector para empezar la psicoterapia.

Parte activa del proceso terapéutico. Porque efectivamente, los cuidadores son parte activa en el proceso terapéutico. Trabajan codo con codo con el profesional y el niño. Forman un equipo. Pensemos que con una hora de media (normalmente, ésta suele ser la frecuencia) a la semana un psicoterapeuta puede hacer relativamente poco con niño dañado por los malos tratos. Con un co-terapeuta (el cuidador del niño) con el que se van abordando aspectos relacionales, de manejo de su propia regulación emocional, de la del niño, de los límites, que dé permanencia al chico o chica... Que trabaje con el profesional cómo sintonizar y conectar emocionalmente, cómo ir haciendo el proceso de vinculación en función de las características de ese menor de edad, etc. multiplica el beneficio que se obtiene en la sanación del niño. Por eso en el modelo de traumaterapia de Maryorie Dantagnan son imprescindibles estos componentes: porque el niño careció en demasía de figuras y contextos que estructuraran y ordenaran su cerebro/mente. Disponer de estos elementos ahora moldea dicho cerebro y va fortaleciendo las áreas del cortex prefrontal, sede de la regulación de las emociones y los impulsos.

Evaluación del contexto

Qué factores dificultan, amplifican o mantienen  un determinado  funcionamiento en  el niño/a o impiden su desarrollo.

Ejes de la evaluación susceptibles de presentar daño

A continuación, Maryorie Dantagnan expuso los tres ejes de la evaluación y las preguntas que hemos de hacernos -en cada uno de los ejes- que constituyen los contenidos a valorar. Son preguntas operativas que nos son muy útiles para situarnos desde esa visión eco-biográfica.

Apego
Trauma
Desarrollo

Contenidos:

Trauma

Qué ha vivido este joven (Traumatogénesis)
Cómo lo ha vivido (Las percepciones e internalizaciones de las experiencias traumáticas.)
Cuál ha sido el impacto en su desarrollo (Tipología, fisiología y manifestaciones del trauma)
Qué estrategias ha utilizado para sobrevivir.
Cómo el presente amplifica, mantiene o reduce este impacto.

Contenidos:

Apego

La historia (Ontología, conceptos claves)
Las representaciones mentales del apego (Evaluación del apego).
La conducta del apego.
Las estrategias adaptativas (Tipología del apego).
Las personas significativas del pasado y del presente del niño/a.
El modelo de apego del referente (Evaluación del apego adulto, recursos de la crianza terapéutica).
El modo de relación con la persona del terapeuta (Apego y psicoterapia)

Contenidos:

Desarrollo

Desarrollo evolutivo sano/ impactado por el trauma. (Modelo Integral del desarrollo)
Historia evolutiva.
Áreas del desarrollo, niveles y modo de afectación.
Estadios de auto-organización.

Seguidamente, y para finalizar la ponencia, contempló los contenidos a tener en cuenta al evaluar las dos áreas relacionales importantes en todo menor: Competencias del cuidador (que es el eje sanador del daño del niño y debe estar capacitado y apoyado) y el contexto de vida del niño o menor (relaciones sociales y capacidad del cuidador, profesores, otros adultos... de dar afecto y contención al chico o chica)

Evaluación de las competencias parentales del cuidador

Contenidos:

Capacidades.
Habilidades y plasticidad  en el ejercicio de la parentaldad o la crianza terapéutica.
La capacidad de función reflexiva.

La evaluación de los factores contextuales

Contenidos:

¿Qué y quiénes conforman el contexto vital y social del adolescente?
¿Cómo y en qué impacta éste contexto en el niño/a?
¿Apoya el contexto la propuesta de tratamiento?
Su estructura y funcionamiento ¿Permite un control externo?

Maryorie Dantagnan nos regaló esta genial y a la vez clara y contundente metáfora. Muy a tener en cuenta.

Recordar: “Para  un  adolescente traumatizado la psicoterapia puede ser como hacer una excursión con un desconocido potencialmente peligroso en un campo minado”. Ser invitado a explorarse y explorar la mente de otro puede resultar tremendamente amenazante, sobre todo si el intento que se hizo al principio de la vida fue traumático.

La metodología ha de ser, como ya comentó al principio, una metodología coherente.

Es un proceso de aprendizaje activo.

Se basa en un proceso terapéutico, con instrumentos y técnicas resultado de una investigación-acción de 20 años.

Se procura que las técnicas y herramientas terapéuticas sean adecuadas a las necesidades singulares de los adolescentes. El espacio, lugar, técnicas... de la terapia han de ser para los niños y adolescentes: respetuosas, adecuados/as a ellos/as y adaptados/as a su sufrimiento, y no traspasar modelos adultos a los menores de edad.  

Algunas premisas:

El nivel de implicación está estrechamente relacionado con la capacidad mentalizadora de los adolescentes y niños.

No siempre es el mejor momento para un chico o chica iniciar un proceso psicoterapéutico. Si el niño o adolescente no puede hacer la psicoterapia, "sus buenas razones tendrá" Esta aseveración, una realidad empírica, nos muestra el total respeto a los menores que Maryorie Dantagnan les profesa, su capacidad para comprenderles y empatizar con ellos. Todo esto es reflejo de la experiencia y años de trabajo que ella atesora.

Es un proceso que requiere de  PACIENCIA, PERSEVERANCIA Y PERMANENCIA.

Sin duda, Maryorie. Muchísimas gracias por tu ponencia, ha sido un lujo y un placer aprender una vez más de ti.

Maryorie terminó su participación con un entrañable y emotivo (que hizo que nos emocionáramos y saltaran nuestras lágrimas) vídeo donde le dio voz a varios adolescentes que han hecho la traumaterapia; a ellos y a sus educadores (piezas clave en un modelo de trabajo de esta naturaleza) como homenaje y reconocimiento también para estos profesionales. Pudimos sentir y saber lo importante que son los educadores en la vida de los niños y cómo se implican desde lo profesional y lo personal. Pudimos conocer cómo se trabaja en el mundo real la traumaterapia, cómo la viven, la sienten, la cuentan… sus protagonistas. En mi mente se ha quedado guardada una imagen que creo me acompañará siempre: cómo una jovencita aferraba las manos de dos educadoras, sin soltarlas en ningún momento. Hablaba de que le llegaba el momento, con 18 años, de tener que dejar el centro de acogida… Su casa, su habitación, su cama, sus educadores y compañeros de centro (que son como su familia) Si de por sí es complicado que un joven normal sea plenamente independiente y autosuficiente a los 18 años, a los que tienen la herida del trauma y necesitan de proceso de acompañamiento más largos, ¿por qué (o que argumentos se pueden sostener para justificar esto) de la noche a la mañana, al llegar a los 18, la administración les obliga a dar un salto de tamaña altura? La adolescencia termina en el cerebro a los 25 años. En la ley, a los 18. La jovencita del video se echó a llorar mientras narraba con dolor este destino inexorable. Y nos dolió también a nosotros. Por ello, me parece que fue uno de los momentos clave que con gran acierto, Maryorie nos permitió compartir y conocer. Especialmente para los/as técnicos y políticos de la administración pública, los/as que toman las decisiones sustantivas, las que pueden marcar el devenir de una persona. Pienso que es muy necesario que tanto nosotros como aquéllos les escuchemos y hagamos por cambiar lo que no favorece su bienestar.

El día 27 de junio regresa el blog con el último profesional que participa en la iniciativa que este año hemos llevado a cabo: "Diez meses, diez firmas" Después, en julio, publicaré un post para despedirme de vosotros/as hasta septiembre.

Gracias por estar ahí, cuidaos / zaindu.

jueves, 16 de junio de 2016

Abierto el plazo de inscripción para la formación en Psicología evolutiva aplicada a la Gestalt 2016-17 en el Centro UmayQuipa deMadrid.

Loretta Cornejo, psicóloga y psicoterapeuta directora del Centro UmayQuipa de Madrid, me solicita que os informe de lo siguiente: mil gracias porque el grupo de Formación especialistas en Técnicas Gestálticas aplicadas a la infancia ya se ha completado. Todos/as los/as matriculados/as comenzarán en octubre de 2016. Muchas gracias por la confianza y el interés mostrado.

Al mismo tiempo me indica que se abre el plazo de inscripción para una nueva edición del siguiente curso, avalado por la Asociación Española de Terapia Gestalt.


LO ESPERADO Y LO INESPERADO: 

Formación en psicología evolutiva infantil aplicada a la Gestalt (2016-17)

Abierto el plazo para incribirse. 
Llamar al 91 5493878  o escribir a: umayquipae@gmail.com




PRESENTACIÓN. Por Loretta Cornejo


Nuestro punto de vista es que toda persona que trabaje con niños debe tener una formación fundamental en Psicología Evolutiva. ¿Y en qué se diferencia la que presentamos ahora  de la psicología de toda la vida?

La formación que damos como siempre, es desde un enfoque humanista y gestáltico, es decir consideramos que  la evolutiva de hoy tiene que cambiar un poco y por eso presentamos en estos módulos muchos temas actuales de los “niños de hoy” y con los cuales nos vamos a encontrar.

Es por ello, la importancia de formarnos en una introducción en la neurología afectiva, en la evolutiva de los bebes prematuros, de los niños adoptados, crianza positiva desde el apego en las primeras edades, los proceso emocionales necesarios en los primeros años de vida que servirán para una prevención de la patología… Y así a lo largo de los diferentes módulos.

Recordamos que nuestra escuela está reconocida por la AETG como Escuela de formación en Niños y Adolescentes y en otros países como Perú, México, Colombia y Costa Rica.

Las reuniones serán un sábado al mes. Ocasionalmente por problemas de agenda, en lugar de un sábado será un domingo. El horario será de 10,00h a 18,30h. 

 La teoría infantil desde la psicología del desarrollo por edades





TEMARIO Y PROFESORADO

1-Crianza positivaapego y desarrollo en las distintas etapas evolutivasJOSE LUIS Gonzalo Marrodán.

2-La construcción del mundo emocional durante los primeros años de vida (o a 3 años): Los procesos emocionales necesarios a lograr durante el primer año de vida, y la prevención de posibles patologías. DIANA C. de Baumann.

3-Introducción a la neurología afectiva. LUCIA Ema.

4-La personalidad emocional de 3-6 años: Los seis años se termina la esencia de la personalidad adulta. MARÍA Barbero. Procesos evolutivos emocionales y formas de intervención. Trabajo con los padres o figuras parentales. Iniciación y desarrollo del  proceso de socialización.

5-La edad de la incertidumbre y la edad dorada De 7 a los doce años LORETTA Cornejo.

6-La primera infancia y sus diferentes etapas en correlación con las etapas de la adolescencia. MARGA de la Torre.

7- El no tirar la toalla: entre la fuerza y lo vulnerable: Acompañando a los Hijos prematuros. PEDRO Valentín-Gamazo.

8-Cómo ayudar a sostener las relaciones afectivas desde el principio de la vida. Claves desde la psicoeducación e intervención comunitaria.

9- Distintos niveles de intervenciónDr. CARLOS Pitillas (Universidad de Comillas y Primera Alianza)

10.-Algunos temas especiales: Niños con alta sensibilidad.Evolutiva de los niños adoptados LORETTA Cornejo Parolini.



martes, 14 de junio de 2016

Un útil y valioso cuento para ayudar a los niños/as a comprender qué es un recurso de acogida para mujeres víctimas de violencia de género: La casa del mar en calma, por Itziar Fernández y Lorena Zamora.

Sabéis que uno de los propósitos del blog desde su fundación es la de dar a conocer herramientas psicopedagógicas que nos sean útiles tanto a las familias como a los profesionales. Los cuentos son una de ellas, y por aquí hemos publicado varios posts dando a conocer los trabajos de diversos autores.

Hoy quiero hablaros de uno de esos cuentos: La casa del mar en calma. Escrito por Itziar Fernández Cortés e ilustrado bellamente por Lorena Zamora Blanco. Esta obra nace con el fin de dar a conocer a los niños y niñas implicados en la violencia de género lo que ocurre cuando sus madres toman la decisión de buscar la ayuda de los servicios sociales e ingresan en un centro de acogida para mujeres y sus hijos/as, víctimas ambos de esta lacra social que es el maltrato del hombre hacia la mujer y los niños/as. Ha sido promovido y financiado por la Asociación de Mujeres Opañel.

Cuando sus madres toman la decisión de plantarle cara a la violencia y empezar de cero –dice la autora-, abandonando el domicilio familiar buscando refugio, sus hijos e hijas irán de la mano. Ellas pueden estar informadas de lo que es un recurso de acogida y las necesidades que van a poder cubrir estando allí. Pero los niños y las niñas no cuentan con esta información de antemano, no saben qué ocurrirá a partir de ahora, si podrán volver algún día a su ciudad de origen o si su estancia en el recurso va a ser temporal o permanente.

El prólogo, elaborado por mi amiga y colega Pepa Horno, subraya la importancia de este cuento cuando afirma en el mismo: Y para todo ese camino una de las herramientas más valiosas que tienen es la palabra. La palabra y el arte. Les sirven para estructurar, nombrar, poner orden, comprender y expresar justamente aquello más prohibido: el dolor que guardan sus cuerpos, pequeñitos y temblorosos. Para eso cuentos como éste: para darles palabras y metáforas que les ayuden a nombrar, comprender lo que sucede al llegar a la casa de acogida y a situarse en ese entorno.

En mi opinión, me ha encantado la manera de enfocarlo de la autora, pues para los niños/as contar con metáforas es la mejor forma de poder acercarles a realidades difíciles de comprender y asimilar. Sobre todo, cuando su vida da un giro abismal, cuando han de dejarlo todo para acompañar a una madre dañada (y ellos por lo tanto, también pues son víctimas igualmente) por los malos tratos a una casa de acogida donde todo es desconocido para ellos.

Que los niños/as puedan, a través de este cuento, conocer cómo funcionan los hogares para madres maltratadas y sus hijos/as, es mostrar sensibilidad hacia ellos/as porque el tránsito hacia aquí no está ni mucho menos exento de dolor.

La metáfora del viaje en barca, el mar en calma, la atmósfera de seguridad y afecto que Itziar Fernández ha sabido transmitir a los niños/as (que han sufrido esas terribles vivencias, que muchas veces dejan secuelas traumáticas) están excelentemente conseguidas. Al mismo tiempo, resalto cómo el niño o niña que accede a esta historia conoce también el proceso psicológico que las madres han de hacer para superar las heridas psíquicas que deja el trauma de la violencia de género.

Contar con un tercer elemento como este cuento sobre el que proyectarse, hablar y expresar, y a la vez poder predecir (importante cuando sus vidas se han convertido en lo más impredecible como consecuencia de los malos tratos), puede ser de gran ayuda para las madres y sus hijos/as.


Me ha gustado mucho la metáfora de la mochila a ordenar para explicar a los niños/as por qué hay que trabajar los recuerdos traumáticos. ¡Y qué decir de las ilustraciones! Soberbias, coloristas, magníficamente dibujadas y pintadas... ¡Enhorabuena a Itziar y Lorena! Habéis hecho una contribución inestimable al campo de la infancia y las mujeres víctimas de violencia hacia ellos/as. Y habéis cubierto una necesidad porque para este ámbito andamos escasos de materiales.

Para poder adquirir un ejemplar: http://www.amo.org.es/

lunes, 13 de junio de 2016

Resumen de la ponencia de Jorge Barudy en el Congreso de Norbera titulado: "La adolescencia, una estación para la oportunidad", celebrado en San Sebastián, los pasados 27-28 de mayo.

Jorge Barudy intervino el viernes 27 de mayo y nos regaló una ponencia que versó sobre este tema: El funcionamiento de la mente de los adolescentes heridos por traumas infantiles complejos y acumulativos: Aspectos dinámicos y diagnóstico
Jorge Barudy intervino con la mencionada ponencia, en el reciente Congreso organizado por la Fundación IZAN-Programa Norbera, los pasados 27-28 de mayo de 2016, y personalmente fue una de las que más me gustó. Hizo un paralelismo entre la adolescencia normal y las cuatro cualidades que en ésta se desarrollan y la adolescencia del adolescente con historia de trauma complejo. La tormenta cerebral (término empleado por el psiquiatra Dan Siegel) que el adolescente vive ha sido tradicionalmente valorada de manera negativa, sin atender a esas cualidades que, de desarrollarse, nos acompañarán toda la vida. Pero si, como decimos, hay trauma complejo, entonces no asistimos (nos recordó Jorge Barudy) a una tormenta (algo normal en la vida) sino a un auténtico tsunami cerebral (algo que no es normal ni esperable, y lo que puede complicar e incluso marcar esta etapa de la vida hacia una deriva desadaptativa, a no ser que aparezcan tutores de resiliencia. Este paralelismo de adolescencia normal = tormenta / adolescencia traumática = tsunami creado por Jorge Barudy me pareció muy original e interesante, permitiéndonos comparar lo esperable con lo (desgraciadamente) no deseable y esperable (y que comporta gran sufrimiento para el adolescente y quienes le rodean)
El resultado de una adolescencia sana es la consecuencia de un apego seguro, de los aportes afectivos, la estimulación, la protección y la educación en la infancia que permiten las habilidades sociales para hacer frente a los retos de esta nueva fase del desarrollo vital con empatía, mentalización, vinculaciones sanas con los pares y los adultos, así como con un sentido y un proyecto de vida constructivo y altruista.  
En la adolescencia existe una tormenta cerebral que tiene que ser acompañada con presencia, afecto contención contenida y buen ejemplo por las madres y los padres y los otros adultos significativos.
Cuando la historia de vida de los infantes está cargada de carencias, agresiones y/o pérdidas mal resueltas “la tormenta” puede transformarse en un “tsunami” Es cuando la mente adolescente está invadida, no solo de excitación mental, sino de confusión.
Jorge Barudy en un momento de su ponencia en el Congreso,
acompañado por Iván Rodríguez, de Norbera.
Foto: programanorbera.org
Los cambios cerebrales desde los primeros años de la adolescencia permiten que se desarrollen cuatro cualidades en la mente de los jóvenes:
1. Implicación social
Conexiones importantes con otros que dan apoyo a nuestros cursos vitales con relaciones simplificadas y gratificantes.
2. Búsqueda de novedades
Sensaciones internas más intensas durante la adolescencia. Sirven para crear sentido y vitalidad a lo largo de toda la vida.
3. Experimentación creativa
Pensamiento conceptual, abstracto y la conciencia plena para ver el mundo a través de óptica nueva.    
4. Aumento de la intensidad emocional
Buscar y crear nuevas experiencias que nos atan por completo. Estimulan sentidos, emociones y soma
El cerebro sigue creciendo a lo largo de toda la vida y los cambios en la adolescencia son la esencia de formas sanas de vivir a lo largo de toda la existencia.
¿Qué factores pueden alterar el desarrollo de estas cualidades?- se preguntó Jorge Barudy.
Los traumas infantiles complejos y acumulativos, a menudo tempranos.
La dificultad de los padres y otros cuidadores, así como de los profesionales de la salud, educación y servicios sociales para ofrecer un acompañamiento coherente a esta etapa  de la vida.
La escasez de políticas públicas y de recursos que permitan programas terapéuticos para reparar las consecuencias de lo anterior.
Los y las adolescentes heridos por traumas infantiles complejos y acumulativos, a menudo tempranos han tenido que desarrollar un vínculo de apego con madres y padres que por sus diferentes grados de incompetencias parentales, no son como los demás. Su mente presenta desgarros traumáticos por macro traumas y/o micro traumas donde priman estresores mórbidos que producen respuestas de estrés traumáticas.
Lo que implica una mente seccionada con:
Trozos vivos.
Trozos desorganizados.
Trozos muertos, atrofia cerebral.
Todo esto produce retrasos y alteraciones en el desarrollo, así como otros trastornos: problemas de aprendizaje, conductuales, inmunológicos, somáticos, violencia, infracciones a la ley, acoso escolar…
Jorge concluyó su ponencia desarrollando qué ocurre en el joven cuando se alteran las cualidades positivas, deseables y esperables en la adolescencia:
1. Alteraciones de la cualidad de búsqueda de novedades
En la adolescencia sana:
Reactivación de las redes neuronales, para probar todo lo nuevo y experimentar la vida más plenamente, estableciendo un mayor compromiso con la vida.

Si hay contextos o historias traumáticas infantiles:

Las historias traumáticas de la infancia y los contextos traumatogénicos del presente pueden conducir a una búsqueda de sensaciones extremas y de riesgos que son manifestación de los trastornos emocionales traumáticos ya existentes y/o de las defensas amplificadas por el desarrollo y reorganización cerebral.

Comportamientos peligrosos y dañinos consiguientes:

Hiperactividad del sistema límbico y bloqueo de las áreas pre-frontales.
Impulsividad: paso del deseo, las emociones y las pulsiones a los actos.
Delincuencia y/o uso de drogas 
Anulación de la reflexión sobre las consecuencias de los actos.
La reacción de los adultos:
Designar a estos adolescentes como chivos expiatorios de las incoherencias, la falta de protección cuando eran niños y de las desigualdades creadas por el mundo adulto.

2. La implicación social

En la adolescencia sana:

Mejora la conexión social entre iguales y se crean nuevas amistades con un alejamiento relativo de los adultos.

Si hay contextos o historias traumáticas infantiles:

Condicionan que los jóvenes se aparten y desconfíen aún más de los adultos y se rodeen solamente de otros como ellos, con comportamientos de riesgo cada vez mayores.

La reacción de los adultos:

Con el rechazo, la culpa, y la estigmatización de los jóvenes, algunos adultos se evaden de sus responsabilidades, priorizando sus creencias y juicios justificando así, los castigos o la indiferencia.

3. Aumento de la intensidad emocional

En la adolescencia sana:

La adolescencia implica una mayor vitalidad somato emocional.

Si hay contextos o historias traumáticas:

Estas pueden predisponer que las emociones traumáticas resultado de las memorias emocionales puedan dominar el funcionamiento de la mente, provocando impulsividad, cambio de humor, reactividad excesiva, promiscuidad sexual, automutilación… 

El miedo y la intolerancia de los adultos:

Puede amplificar la reactividad y los comportamientos de oposición.

4. La experimentación creativa

En la adolescencia sana:

Otra de las singularidades del funcionamiento de la mente adolescente, es la búsqueda del sentido a sus vidas y el comenzar a representarse proyectos de futuro, para esto la mente está abierta a experimentar creativamente nuevas experiencias.

Si hay contextos o historias de vida traumáticas:

En el caso de los adolescentes afectados por traumas complejos esta búsqueda del sentido de la vida puede llevar a una crisis de identidad, una gran vulnerabilidad a la presión de los iguales, una alteración de la función ejecutiva, a la ausencia de una finalidad y de un sentido a sus vidas.

La indiferencia, el rechazo o el acoso de los adultos:

Amplifica la confusión de los adolescentes y los conduce a una pseudo-identificación con grupos o bandas cohesionadas por ideologías y/o conductas violentas y/o de dominación, así como infracciones a la ley

Cuando los adultos no pueden soportar algunos aspectos de la personalidad de sus hijos es porque les recuerda algo de su propia vida que les hace sufrir. Lo que ven en ellos les puede recordar lo que echan de menos o lo que no han tenido o podido vivir: frustración, rabia, desilusión, tristeza… Son adultos que tienen traumas no resueltos.

Finalmente, Jorge Barudy quiso hacer mención a la resiliencia en la adolescencia.

Adolescencia y resiliencia

Cuando las condiciones de crianza han sido deficitarias y traumáticas especialmente tempranas, complejas y/o acumulativas y se han agregado nuevos traumas en la adolescencia, las intervenciones que promueven resiliencia pueden ser reparadoras al estimular los procesos de auto-organización cerebral.

La resiliencia es una oportunidad que emerge de relaciones interpersonales afectivas, que aportan:

Conversaciones que permiten al sujeto reconocerse como afectado.
Aportan apoyo social.
Encuentran nuevos sentidos lo que les aconteció. 
Promueven el humor y espiritualidad.

Nuestro enfoque no niega las contribuciones significativas de los factores genéticos y constitucionales en la configuración del desarrollo de la mente de los/as adolescentes, sino que amplía la comprensión de ésta, introduciendo el modo en que las experiencias interpersonales modelan el desarrollo infanto-juvenil.

Nuestro modelo se basa en lo anterior, por lo tanto siendo integrador, es incluyente. Permite la articulación entre la psicofarmacología, las intervenciones educativas y la psicoterapia.

El 20 de junio publico el resumen de la ponencia de Maryorie Dantagnan en el Congreso "La adolescencia, una estación para la oportunidad"