Diez meses, diez firmas
Profesional invitada en el mes de abril de 2016
María Serrano Michelena
Hace muchos años que conocí a María Serrano, una profesional pionera en el ámbito de la protección a la infancia. Siempre la recuerdo por su implicación y compromiso personal y competencia en un ámbito laboral de reciente aparición. No importaba la hora a la que llegaras a su lugar de trabajo: si hacia falta realizar una intervención en favor de los menores, María allí estaba. Si era precisa una reunión de red de urgencia fuera de su horario, María hacia acto de presencia. Si era necesario acudir a un domicilio a la hora que se necesitara, María acudía. Ha trabajado con familias que presentaban incompetencias parentales mínimas o parciales, apoyando y habilitando el ejercicio de una parentalidad bientratante y que satisfaga las necesidades básicas de los menores. También ha acompañado y protegido a menores cuyos padres presentaban incapacidades severas y crónicas, con empatía pero con firmeza y valentía. Con ella aprendí mucho de muchas cosas y sobre todo de protección a la infancia. Los/as alumnos/as de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Deusto la han disfrutado como profesora durante muchos años. Hablo en pasado porque a María le ha llegado el júbilo recientemente; pero, afortunadamente, seguirá aportando porque por su cabeza rondan proyectos. Vosotros/as la tenéis a vuestra disposición y podéis contar con ella si necesitáis asesoramiento sobre la materia. Por de pronto, hoy nos ofrece parte de sus conocimientos y experiencia en este post dedicado a un tema del que no hemos hablado en el blog: el trabajo en red. Muchas gracias María Serrano por tu participación en Buenos tratos.
María Serrano Michelena. María Serrano
Michelena. Diplomada en Trabajo Social por la Escuela Universitaria Diocesana
de Trabajo Social de San Sebastián. 1ª Promoción del Master de Protección
Infantil en Servicios Sociales por la Universidad del País Vasco. Terapia
Familiar y de Pareja. Formación en psicoterapia en niños/as objeto de maltrato,
negligencia y abuso infantil impartido por la Escuela Vasco Navarra de Terapia
Familiar. En 1991 inició su trabajo en el campo de la protección infantil,
trabajando como Supervisora de Casos en GIZALAN, ARGABE, Y HAURGAZTE, programas
concertados con la Diputación Foral de Gipuzkoa, finalizando su trabajo por su
jubilación en octubre de 2015.
La terapia de red se desarrolló por Mony Elkaim, Plumaikers (1987) como trabajo socio terapéutico y comunitario en barrios desfavorecidos de Bélgica, cuyos objetivos encarnaban un cambio de las prácticas sociales y políticas. No obstante, con el desarrollo del estado de bienestar, se fueron generando nuevos recursos sociales especializados de todo tipo, por lo que actualmente, con frecuencia, las personas que se constituyen como red de ayuda a la solución de problemas ya no son los vecinos como en los años setenta, sino fundamentalmente los/as profesionales.
Tanto en el mundo anglosajón como en el francófono, cuando se refieren al trabajo en red (network, practiques de reseau) aluden al trabajo de colaboración que dos o más profesionales establecen partiendo de la atención de un caso en común (J.R. Ubieto “El trabajo en red”. Editorial Gedisa 2009). Este mismo autor plantea “no hay tratamiento fuera de la red ni es posible pensar la intervención profesional al margen de las otras intervenciones, las conozcamos o no”. Ello implica que la red puede alojar la particularidad de cada situación definida en una perspectiva de análisis global.
También J.R. Ubieto señala “cualquier intervención en red debe estar plenamente legitimada por las instituciones que la impulsan. De lo contrario, una intervención marginalizada, reproduce la propia marginalidad de las problemáticas que aborda”. Además, es importante resaltar que dicha legitimidad deba darse en el ámbito de un marco territorial amplio, ya que toda intervención de un servicio es relativa, por la misma esencia de la red, y no tiene sentido que sólo un sector de la red opte por el modelo de trabajo en red.
Refiriéndonos a la intervención en red en el ámbito de la protección infantil, tema que nos ocupa, me parece importante tener presente la aportación de Jorge Barudy, quien señala “el bienestar infantil es el resultado de un proceso, que es más que la suma de los aportes y las responsabilidades individuales de los padres y de los miembros de la familia. El bienestar infantil es también y sobre todo la consecuencia de los esfuerzos y recursos coordinados, que una comunidad pone al servicio del desarrollo integral de todos sus niños y niñas”. Con esta contribución deja de manifiesto la responsabilidad que también tienen las diferentes instituciones en el bienestar infantil.
Así, entre otros, partiendo de los postulados arriba mencionados, y con la sensibilidad de responder a las necesidades de los niños/as y/o menores de edad que pudieran encontrarse en una situación de riesgo o de maltrato, negligencia y abuso sexual, quiero resaltar como en el año 1995, desde la Sección de Infancia y Juventud de la Diputación Foral de Gipuzkoa, entidad competente en materia de protección de menores, el Dr. Jorge Barudy impartió una formación en la que participaron diferentes profesionales de diferentes ámbitos de actuación (Justicia, Psiquiatría Infantil, Policía, Servicios Sociales de Base, Servicios Sociales Especializados, y técnicos de protección infantil del Ente Foral). Entre otros, siempre desde una perspectiva del trabajo en red, se trataron: a) los diferentes modelos explicativos del maltrato infantil, b) los tipos de maltrato y dinámicas familiares en cada tipo de maltrato, y c) niveles y tipos de intervención.
Dicha formación sirvió, entre otros, para, a) “lograr un cambio de actitudes en la intervención de cada profesional, reconociendo la necesidad de otros/as profesionales y la limitación de uno mismo”, y b) “dar una formación amplia y común que permitiese capacitar a los/as profesionales para el trabajo intersectorial” (José Mª Lezana, “El lugar de los Servicios Sociales en la intervención. Una experiencia sobre la incipiente formación de una red”).
Hay que resaltar que dicha experiencia fue innovadora en el ámbito de la protección infantil, y tuvo efectos altamente positivos en el conjunto de profesionales que trabajábamos en relación con los niños/as en situación de desprotección infantil, redundando ello positivamente en el bienestar de éstos y sus familias. Por su importancia, se resaltan algunos de ellos:
· Formación común en aspectos relativos al maltrato, negligencia y abuso sexual, fundamental para la comprensión del mismo, y asimismo, favorecer la cooperación en el trabajo en red. También, ayudó a que el lenguaje utilizado por profesionales de diferentes formaciones fuese compartido.
· Sentimiento de presencia de todos/as los profesionales implicados en la protección y bienestar del niño/a y/o menor de edad, quedando de manifiesto que no se trataba de una mera coordinación entre profesionales, sino de un trabajo compartido, respetando las competencias y responsabilidades de cada uno de ellos.
· Motivación e ilusión por el trabajo con los niños/as en situación de desprotección, dándole así sentido y valor al trabajo.
· Planificación e impulso de nuevos retos (diseño de protocolos de actuación, proyectos de formación y sensibilización a grupos de profesionales en contacto con la infancia).
· Necesidad por parte de los/as profesionales de seguir formándose en el campo de la protección infantil.
Lo más importante fue que se inició un modelo de trabajo en red en el que los/as profesionales de diferentes ámbitos (psiquiatría infantil-adultos, servicios sociales comunitarios, psicoterapeutas, profesores, servicios sociales especializados) se integraban para dar respuesta a las necesidades de los casos, partiendo de una estrategia común, con distintos niveles de intervención en función de cada ámbito de actuación.
En la misma línea de trabajo en red, desde la Asociación ARGABE, Servicio Especializado en desarrollar Programas de Intervención Familiar, concertado con la Sección de Infancia y Juventud de la Diputación Foral de Gipuzkoa, en la que trabajé durante muchos años, se contrató la figura de un supervisor externo (Dr. Jorge Barudy). Dicha figura, además de ayudar a crear una cultura común dentro de dicha Asociación ayudó a compartir y aunar criterios de actuación dentro del mismo equipo y con otros servicios tanto en la práctica de la intervención como en el análisis de los casos.
Todos los ingredientes señalados, permitieron que poco a poco el trabajo en red se instaurara en la práctica profesional. Se entendía que dicha intervención no sólo era un ingrediente de mejora en la gestión de los casos sino que también significaba una oportunidad de mejorar la atención de los niños/as y/o menores de edad y sus familias. La consolidación del trabajo en red también se forjó, entre otros, por la colaboración de los diferentes profesionales de la red, que fueron mostrando una progresiva implicación que, con toda probabilidad, también respondía a motivaciones de compromiso ético y personal. Citando a una frase de Maturana “la colaboración no existe desde la obligación”, por lo que para trabajar en red los/as profesionales que participan han de creer en ello y han de estar dispuestos y sensibilizados a trabajar teniendo presente el objetivo de la intervención, como en el caso que nos ocupa, el bienestar infantil.
A lo largo del tiempo, el trabajo en red ha cobrado mucha importancia en el ámbito de la protección infantil. Existen experiencias importantes a señalar como son “La Red de Promoción del Buen Trato a la infancia y adolescencia de Burlada (Navarra) que se constituyó en el año 2000”, “El trabajo en red en el Ámbito de la Protección a la Infancia desde los Servicios Comunitarios del Municipio de Lorquí (Murcia)”, y la “Experiencia de trabajo en red con infancia y adolescencia “INTERXARXES” en un distrito de Barcelona, todas ellas dirigidas a dar respuesta a las necesidades de la infancia y adolescencia.
Para finalizar quiero subrayar que como en todo grupo y equipo de trabajo, se producen situaciones de dificultad que en el caso del trabajo en red tampoco están exentas de las mismas. La dependencia, en el que existe un líder y se espera que ofrezca las respuestas a los problemas que se plantean, impidiendo de esa forma el crecimiento y maduración del conjunto de profesionales. Culpar a otro/s profesionales de la red de ineficacia, arguyendo que no hacen nada o lo suficiente para que se pueda alcanzar el objetivo/s planificados. La solución se deposita en el otro/a y al no encontrarla lo más fácil es atacar, entrando en un proceso de lucha y fuga, restando capacidad a una dinámica de reflexión y solución a las situaciones planteadas.
Con respecto a los profesionales y las familias objeto de intervención, también se producen algunos problemas en el trabajo en red que interesa resaltar por su importancia:
· Dilución del proceso familiar. Las familias suelen tener cierta debilidad en sus procesos internos y tienden a delegar sus funciones en los servicios, éstos a su vez, valorando la interdependencia como éxito pueden entrar en colusión, y los procesos familiares quedan diluidos en los distintos servicios de la red (Colapinto 1996).
· Triangulaciones entre servicios. Carl, D., Jurkorik G.I. (1983) definieron el triángulo entre servicios para referirse a las situaciones triangulares que implican a una familia y a dos servicios. La relación entre un servicio y una familia es inestable en situación de stress y tenderá a forma un sistema a tres bandas, a menudo contra otro servicio para difuminar el stress, pudiendo quedar la familia bloqueada al recibir mensajes contradictorios.
· Isomorfismos. Según Coletti (1995), las pautas disfuncionales que originan o mantienen los problemas en las familias, a través de la transferencia tienden a repetirse en las relaciones con los servicios, y los/as profesionales con facilidad pueden entrar a formar parte de los procesos familiares que mantienen los problemas.
· Competitividad entre servicios. Conflictos que se generan en las relaciones entre los/as profesionales que trabajan en red: problemas de competencia, las jerarquías rígidas, los problemas de descalificación o triangulaciones entre servicios.
Valoro que para detectar y resolver las dificultades presentadas en el trabajo en red, podrían crearse espacios de formación conjunta promovidos por los diferentes ámbitos de actuación (servicios sociales comunitarios y especializados, educación, salud mental, justicia), y asimismo, promover actividades que favorezcan la reflexión conjunta sobre la práctica de intervención y el análisis de casos a través de sesiones clínicas con un Supervisor Externo.