El pasado día 21 de noviembre tuve la oportunidad de vivir y
compartir una enriquecedora experiencia con las familias acogedoras de
Gipuzkoa: me refiero al encuentro que anualmente celebran. La Diputación Foral
de Gipuzkoa (a través del psicólogo del Servicio de Protección a la Infancia, José
María Lezana) fue la organizadora del evento y tuvo a bien el invitarme para
colaborar -junto con la empresa
responsable del seguimiento y apoyo al acogimiento familiar, Centro Lauka,
y la Asociación Beroa (Asociación de Familias Acogedoras de Gipuzkoa)- en el
diseño y coordinación del encuentro. Una cita anual importante y que celebraba
la edición número XV.
El Hotel Costa Vasca fue el
escenario del encuentro que en su diseño convenimos tuviera dos partes: una en
la que servidor disertaría sobre el contenido del último libro que he
publicado, a saber: “Vincúlate. Relaciones reparadoras del vínculo en niños adoptados y acogidos”
En la primera parte, tras el acto
inaugural por parte de la Sra. Diputada de Servicios Sociales, Maite Peña, dio
comienzo la ponencia que tuve el honor de poder impartir. Os dejo las
principales ideas-fuerza que quise transmitir.
1. El desarrollo humano no sólo
depende de los genes sino de las relaciones humanas.
Dentro de una nueva ciencia
denominada epigenética (literalmente significa sobre la genética) se sabe que
el ambiente selecciona las teclas que se han de tocar en ese piano que son los
genes (Cozolino, 2010) que sólo actúan como predisposiciones o contribuciones
sujetas a continuos cambios en función de la influencia ambiental (Rafael Benito,
2013)
En este sentido, Louis Cozolino afirma
en “Neurosciencie of psychotherapy” lo siguiente: “El nivel de atención materna
ha revelado que puede tanto estimular como silenciar la expresión de los genes
en los ámbitos del crecimiento neuronal, la plasticidad cerebral y la
modulación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (un eje biológico que controla
la respuesta al estrés de los seres humanos) y programa la conducta materna
futura” (Cozolino, 2010)
2. Los genes se expresan en
función del afecto materno recibido.
Estos y otros estudios apoyan la creencia de que la reacción del
cerebro a la atención materna no es una teoría abstracta sino un fenómeno muy
bien documentado. De hecho, cerca
de 900 genes han sido descubiertos que son diferencialmente expresados en
función de la cantidad de atención y cuidados maternos recibidos. Y no hay
ninguna razón para creer que la expresión del control epigenético por parte de
la madre no haya sido conservada en primates y humanos.
3. Todo niño necesita al menos de un adulto competente que le acompañe
durante su desarrollo. Y es un derecho y un deber de las instituciones
públicas, garantes del bienestar de los menores, proporcionárselo.
En la edad bebé, nuestro sistema
nervioso y nuestro cerebro se desarrollarán y estructurarán apropiadamente si
contamos al menos con la permanencia de un cuidador competente: disponible para
atender y satisfacer las necesidades del infante, sensible y empático (capaz de
lograr que el bebé se sienta sentido) (Siegel, 2007)
La ciencia de la neurobiología
(en este caso del apego) ha comprobado en estudios científicos que “…las ratas
que recibieron una mayor atención materna tienen cerebros que son más robustos,
resilientes y capaces de criar o dar cuidados que otras que no la recibieron.
Estas ratas son capaces de aprender rápido y mantener los contenidos en la
memoria durante más tiempo. Estas ratas son menos reactivas al estrés y además
pueden usar sus habilidades para aprender con niveles de activación más altos y
a través de situaciones más difíciles. Sufrieron menos los daños de los efectos
del cortisol (hormona del estrés) mediante una regulación del mismo más rápida
después de un evento estresante. Y finalmente, las hembras que se hicieron
mayores como madres más atentas pasaron sus características positivas a sus
crías. Los mecanismos de la asociación en humanos entre el apego temprano
seguro y mentes y cuerpos más saludables es probablemente similar pero más
compleja” (Cozolino, 2010)
4. Los tres primeros años de vida
son fundamentales para el establecimiento del vínculo de apego. Un vínculo de
apego seguro se asocia con un óptimo desarrollo a todos los niveles y con una
menor probabilidad de desarrollar patologías mentales y de la personalidad en
la vida adulta.
Durante los tres primeros años de
vida, las estructuras biológicas responsables de la regulación emocional, todo
el sistema de respuesta hormonal y neuroquímica, se regulan adecuadamente en
una relación de apego seguro.
En este periodo de la vida se
crea un modelo mental que contiene cómo el niño se representa la relación de
apego, y le servirá para valorarse a sí mismo, a los demás y a las relaciones.
Cuanto antes se intervenga desde
las administraciones públicas para garantizar que los menores no sufran abandono,
maltrato o abuso y se les proteja de las nefastas consecuencias que éstos tienen
sobre el apego, alterándolo y generando traumas relacionales, mejor para la
salud mental de los menores y para asegurarnos su bienestar futuro y de la
sociedad en general.
Tras un animado debate, pasamos
todos/as los/as participantes a tomar un café en una de las salas del hotel
donde pude saludar y departir con muchas personas (acogedores, educadores que
son acogedores, técnicos de infancia a los que no veía desde hace tiempo,
profesionales del Centro Lauka, miembros de Beroa…) ¡Fue entrañable!
La segunda parte fue muy sentida
y vivencial, pero también con contenidos y aportaciones de muchas familias
acogedoras. La participación fue muy alta. Los acogedores Miguel e Itsaso, junto con el joven Maikel (que fue
acogido por su abuelo) hicieron exposiciones (interactuando con los acogedores
participantes) de gran nivel. Para poder llegar al corazón de las personas, al
hemisferio derecho, se planteó una dinámica grupal. Miguel, Itsaso y Maikel
propusieron las siguientes metáforas en cuanto a lo que un menor necesita en un
acogimiento:
SEGURIDAD
Simbolizado en un flotador.
LÍMITES, NORMAS y ESTRUCTURA
Simbolizado en unas tarjetas de
árbitro.
AFECTO
Simbolizado en un corazón.
CONFIANZA
Simbolizado en unas llaves.
VOLVER A SER NIÑO
Simbolizado en un juguete.
APOYO
Simbolizado en un bastón.
VOLVER A EMPEZAR CON EL NIÑO,
PERSEVERAR
Simbolizado en un puzle.
REFLEXIONAR
Simbolizado en un cubo de Rubik.
Los participantes, en espejo, a
su vez, escribieron en unos papeles en forma de hojas de árbol qué es lo que a
su juicio necesitan los menores en acogimiento familiar para poder beneficiarse
de una parentalidad social terapéutica. Se fueron levantando de sus asientos y
colocando las hojas para vestir a este árbol. El árbol representa lo siguiente:
un menor, para que sus hojas crezcan sanas y felices, necesita recibir esos
nutrientes reparadores que los acogedores, con su labor solidaria y
terapéutica, son capaces de poder ofrecer.
Una imagen de los acogedores
Miguel e Itsaso y el joven Maikel dinamizando el encuentro. La sala se dispuso
para que formara un semicírculo y se pudiera facilitar la comunicación y así dar confianza para
interactuar. En el suelo se pueden ver los símbolos.
El encuentro floreció en ese
momento, tuvieron lugar numerosas intervenciones, todas interesantísimas. No
podría recogerlas todas por cuestiones de espacio.
Maikel, como acogido que ha
realizado un proceso de resiliencia positivo, fue referencia para muchas
familias que necesitan el realismo de la esperanza. Hizo un regalo a una psicóloga del Centro Lauka. Ella jamás pudo imaginar haber sido figura de resiliencia para el joven,
lo cual nos da idea, una vez más, de cuán importantes somos para muchos
menores, sin que lo sepamos. Y en esto consiste la magia de la resiliencia, como
dicen Gemma Puig y José Luis Rubio en su libro “Tutores de resiliencia” El
abuelo de Maikel también fue homenajeado por su nieto como figura clave en su
transformación.
Y hablando de homenajes, el
sentido y entrañable -pero a la vez con contenido- encuentro terminó celebrando
la resiliencia. Quisimos homenajear a los acogedores, honrarles por su labor
solidaria, la cual sitúa a Gipuzkoa en la cabeza en cuanto a número de acogimientos
familiares en el Estado, con programas de seguimiento y apoyo psicológico y
psicoterapéutico magníficamente diseñados y de calidad, que suponen un gran
apoyo para las familias. Y para ello un dantzari (bailarín vasco) bailó para
ellos el aurresku de honor, el cual se utiliza para homenajear a las
autoridades, personas ilustres u otras que celebran un acto importante y
solemne.
El encuentro terminó con una
comida a la que nos invitó la Diputación Foral de Gipuzkoa.
Gracias a la Diputación Foral de
Gipuzkoa por haberme invitado (José María Lezana, técnico responsable del Acogimiento
Familiar y que nos honra siguiendo Buenos tratos desde hace tiempo), a los
acogedores Miguel e Itsaso. Y a Maikel.
A todos ellos por participar y hacerlo tan bien y con el corazón.
Al Centro Lauka (Ana Rivero,
Cristina Herce y Cristina Achúcarro y el equipo de profesionales que lo forman,
por las facilidades dadas) y a la Asociación Beroa (Goizargi Iglesias y equipo)
por su colaboración en el encuentro.
Me despido hasta mañana. Estas Navidades estoy publicando varios post atrasados que por exceso de trabajo no me ha dado tiempo. Mañana publicaré una entrada en la que contaré, dedicada sobre todo a quienes no pudieron acudir, cómo fueron las "II Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil". Aprovecharé, por supuesto, para felicitaros la Navidad.
Pero antes de decir adiós, ¿de qué me olvido? No, no me olvido. La picada. Hoy nos la proporciona precisamente José María Lezana (técnico responsable Acogimiento Familiar en Gipuzkoa), quien sigue nuestro blog Buenos tratos. Me envió hace unas semanas este artículo sobre parentalidad terapéutica que os recomiendo a todos/as. Como dice en el subtítulo del artículo: "Para niños que ven su mundo de manera diferente, que necesitan estrategias parentales que se extiendan más allá del sentido común". El único inconveniente es que el artículo está en inglés, aunque seguro que muchos podéis leer, y los que no seguro que tenéis algún amigo/a o pariente que os lo puede traducir o leerlo y contároslo. Se titula: Therapeutic parenting: information, skills ans support for parents of children with additional emotional and behavioural needs. El autor es Sandi Petersen. Publicado en la Australian Journal of Adoption, Vol. 6, Nº 1 ¡Muchas gracias, José Mari Lezana!
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Benito, R. (2013) Cerebro resiliente. Powerpoint presentado en las I Conversaciones de Apego y Resiliencia. San Sebastián: Documento no publicado.
Cozolino, L. (2010) Neuroscience of psychotherapy. Healing the social brain. Second edition. New York: W.W. Norton & Company.
Siegel, D. (2007) La mente en desarrollo. Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser. Bilbao: Desclée de Brouwer.
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