Se trata de un completo y excelente programa formativo organizado por UmayQuipa. El curso lo dirige la psicóloga María Barbero y capacita para la administración, corrección e interpretación de diversos abordajes, técnicas, procedimientos y tests psicológicos que podemos utilizar en el proceso de diagnóstico e intervención con los menores de edad y sus familias.
En el mismo participo gustosamente como docente invitado impartiendo un módulo sobre la técnica de la caja de arena (sandtray)
Para información e inscripciones: UmayQuipa a.e Secretaría y Consultas:
MODULO PRIMERO: TRABAJO CON LOS PADRES y TRABAJO CON EL JUEGO.
Cómo realizar una primera entrevista a los padres. Tipos de padres en función de las defensas que emplean. Diferentes conductas en padres que nos ayudan o dificultan la entrevista.
Evaluación e Intervención. EL JUEGO es una de las formas que tiene el niño para mostrarnos su mundo interno, sus dificultades. Aprenderemos a traducir el lenguaje simbólico que aparece en los juegos.
También veremos los diferentes estilos de juego que hace cada niño en función de su estructura de personalidad y las defensas que utiliza. Cómo intervenir y en qué momento.
MODULO SEGUNDO: PSICOPATOLOGÍA A TRAVES DEL JUEGO. Breve repaso de la Psicopatología, las estructuras de personalidad y sus manifestaciones en los dibujos y en otras pruebas. Las distintas defensas, cuando se utilizan y que miedo hay detrás de éstas. Breve repaso de psicología evolutiva emocional a través del juego y de los síntomas que aparecen; lo esperado y adaptado a cada edad; lo significativo de ser tratado…
MÓDULO TERCERO: LA CAJA DE ARENA. Profesor José Luis Gonzalo.La técnica de juego en una caja de arena, como símbolo de contención de lo que expresa el niño.
MÓDULO CUARTO: EL TRABAJO CON LOS DIBUJOS. El lenguaje de los dibujos, mediante un análisis cuantitativo. Las alteraciones importantes en los dibujos según las edades de los niños y su intervención. Este análisis proporciona la base para corregir cualquier dibujo lo haremos a través de la prueba HTP y dibujo libre.
MÓDULO QUINTO: PARTICULARIDADES en los test de: HTP-LA FAMILIA: Después de aprender a corregir cualquier dibujo, veremos las particularidades de la prueba del árbol, casa y figura humana; del Test de la familia. Y el trabajo a nivel familiar. Lo uniremos con el trabajo del juego con los muñecos de la familia.
MÓDULO SEXTO: TRABAJO CON EL TEST TEMÁTICO- PATA NEGRA. TEST PATA NEGRA. Se analizan las relaciones familiares, que tipo de vínculo se establece, la rivalidad entre los hermanos, la forma de procesar la información, el desarrollo del lenguaje. En ésta vemos las relaciones fraternales, temas esenciales como la soledad, miedo al abandono. CAT- Haremos un repaso de esta prueba similar a la anterior y trabajaremos las diferencias y los datos nuevos que nos aporta.
MÓDULO SEPTIMO: TEST DESIDERATIVO. Constituye una herramienta fundamental cuando los niños y adolescentes están cerrados en psicoterapia y apenas expresan. A través de esta prueba les sacaremos de su coraza y veremos y trabajaremos los recursos ante la pérdida, el vacío y cómo es de sólida la identidad del yo, posible riesgo de destrucción y de suicidio
MÓDULO OCTAVO: EL MUNDO INTERNO DE LOS ADOLESCENTES: El trabajo a través de lo proyectado. Test de Phillipson (relaciones objetales) En esta prueba se refleja muy claro cómo se relaciona con el otro, consigo mismo. La prueba de frases incompletas y diferentes modos de expresar rabia. El manejo de la autoridad, detección de indicadores de abuso o maltrato.
MÓDULO NOVENO:LA TÉCNICA DE LOS CUENTOS como modo de trabajo con los niños y adolescentes.Es una herramienta valiosísima, tanto para ver cuáles son los focos de conflicto de esa persona como para utilizarlo de un modo sanador y terapéutico.
Algunos de los contenidos que veremos:
Los superhéroes y cuál es mi máscara y para qué la necesito.
Las relaciones con los hermanos: celos y rivalidad.
El sentimiento de inclusión-exclusión: acoso escolar
MODULO DIEZ QUÉ y CÓMO: Realización de informe escrito y devolución de resultados. Diferentes tipos de informes. Jurídicos, para colegios clínicos, administrativos. Técnicas de trabajo con padres.
MODULO ONCE: Supervisión de casos. Revisión de casos prácticos y de todo el curso, evaluación de los contenidos más importantes.
Todos los módulos van acompañados de unos apuntes escritos que serán enviados una semana antes, con el objetivo de hacer las clases más dinámicas y así profundizar más en los casos prácticos.
En este post que he invitado a escribir a la psicóloga clínica Olga Guerra Arabolaza, experta en maltrato y abusos sexuales a menores, nos expone la complejidad del tema. "La mejor detección posible es conocer a la criatura que tenemos delante", afirma sabiamente Olga. En este artículo ahonda sobre los tipos de abusos, cómo actuar ante una revelación por parte de un menor que refiere sufrirlos, los tipos de evaluación y las ayudas que son necesarias, así como otro tipo de cuestiones que es necesario que como familias (biológicas, adoptivas, acogedores...) sepamos y reflexionemos. Muchísimas gracias, Olga, por tu participación en el blog Buenos tratos.
Olga Guerra Arabolaza. Psicóloga Especialista en Psicología Clínica. Master
Degree en Psicología Clínica por la Universidad de NY (USA). Psicoterapeuta y
docente acreditada por la Aesfashu y por la FEAP. Diplomada en psicoterapia
infantil por L'IFIV de Barcelona. Trabaja en la Sección de Infancia y Familia del IMAS, Palma de Mallorca,
desde el año 1988. Autora de varios artículos relacionados con el maltrato y
abuso sexual a menores.
Cuando algunas de las personas que me
conocen y saben a lo que me dedico en mi vida profesional, me preguntan qué
podríamos hacer para saber cuándo un menor está siendo abusado sexualmente o
qué cosas podríamos hacer para detectarlos con mayor eficacia, no sé muy bien
que contestarles. Y les puedo asegurar que no es por falta de conocimiento en
la materia sino por la enorme dificultad que entraña contestar esta simple
pregunta.
El fenómeno del abuso sexual infantil es
muy complejo. Los menores que han sufrido abuso sexual constituyen un grupo muy
heterogéneo tanto en función de su capacidad para afrontar la situación como
por el apoyo que reciben de su entorno. Está muy extendido en la población, y
su incidencia y prevalencia es muy elevada. La prevalencia es la proporción de
individuos de un grupo o una población que presentan una característica o
evento en un momento o en un período determinado.
Existen muchos tipos de abuso sexual y
estos pueden darse dentro o fuera de la familia. Según sea la edad en la que el
abuso sexual empieza en la vida del niño/a, éste podrá ser reconocido cómo tal
o no. Sus consecuencias y efectos a corto, medio y largo plazo, variaran
dependiendo de todos los factores mencionados y, para complicar más las cosas,
nos encontramos que en un porcentaje
alto de los casos, cerca del 40%, los menores no presentan ningún tipo de
sintomatología que nos haga sospechar que ese niño pueda estar siendo objeto de
abuso sexual infantil por parte de otros menores o de algún otro adulto.
En la mayoría de los libros y artículos
que hacen referencia a este tema mencionan largas listas de indicadores de
posible abuso sexual infantil tanto a corto como a largo plazo que nos podrían
servir para la detección precoz de los mismos. Pero ni se dan todos, ni todos
tienen la misma relevancia y, en el fondo, como su nombre bien indica, sólo se
trata de eso, de “indicadores” que nos pueden hacer sospechar que algo de esta
índole puede estar sucediendo pero, en base a los cuales, no podemos afirmar
nada con seguridad. Además, estos largos listados de síntomas son en su mayoría
desconocidos por la población general: padres de familia, maestros, pedagogos,
educadores sociales, jueces, policía, etc. que son los que podrían detectar y
denunciar estos casos.
Así que si tuviera que responder a esta
pregunta y pronunciarme sobre la mejor forma de detección que existe, no sólo
para el campo de los abusos sexuales infantiles sino para cualquier otro tipo
de maltrato, diría que esta consiste, sin ningún tipo de duda, en conocer bien
a la criatura que tenemos delante. Entonces sabremos de verdad qué le está
sucediendo.
Cuando unos padres, maestros o tutores
están atentos al desarrollo de sus hijos, alumnos o pupilos y los conocen,
tratan de buscar espacios de interacción con ellos, los escuchan, etc., saben
de forma inmediata cuándo algo les está pasando o si hay alguna cosa que les
preocupa. Los signos que se observan pueden ser de distinta índole como por
ejemplo, cambios significativos en sus estados de ánimo sin motivo manifiesto,
cambios en sus hábitos alimenticios que llaman la atención, problemas en las
pautas del sueño, cambios repentinos en su comportamiento y rendimiento
escolar, lenguaje y conductas sexualizadas infrecuentes para la edad del menor,
etc. que no guardan explicación alguna con nada de lo que aparentemente están
viviendo.
En resumen, uno es capaz de detectar y
de saber que algo está pasando cuando conoce de verdad a la criatura que tiene
delante. Quizá no pueda dar una explicación coherente en un primer momento, ni
decir de qué se trata, pero sabe que algo en la vida de ese niño/a ha cambiado.
El averiguarlo es sólo cuestión de paciencia y perseverancia ya que el silencio
es el mejor aliado del agresor y el peor enemigo del niño debido a las amenazas
que puede estar recibiendo u otras circunstancias que incurren en el abuso
sexual.
En muchas ocasiones, las victimas dicen
que no sabían a quién se lo podían contar o incluso, que habiéndolo dicho no
fueron creídos. Una de las primeras consecuencias del abuso sexual es que la
confianza en las personas adultas queda seriamente dañada. Y no sólo por parte
de la figura del agresor sino que la peor de todas las traiciones proviene a
veces de la propia madre, que conociendo o sospechando lo que sucede, no actúa
ni le defiende del agresor. Llegando incluso en ocasiones a pedirle al menor
que no lo denuncie por el “bien” de la familia.
Otra gran dificultad en la detección de
los casos de abuso sexual infantil es el malestar que surge en las personas y
los profesionales cuando se enfrentan a estos casos. En mi opinión, lo que les sucede
a ciertos adultos ante los abusos sexuales es que su mundo emocional se ve
seriamente perturbado y confrontado cuando descubren algo que parece
antinatural e imposible de que pueda suceder y, de una manera casi inmediata,
se prefiere dudar de las propias percepciones antes que afrontar este hecho con
la serenidad y neutralidad que requieren; y antes de empezar a cuestionarse
sobre si lo que el menor ha dicho -o lo
que ha observado- puede ser cierto o no, comienzan a banalizar, o a buscar
otras explicaciones alternativas al abuso sexual. Y precisamente en esos
momentos, es cuando debido a: 1) Las dudas objetivas que se crean ante cualquier
revelación de abusos 2) Al hecho de no saber muy bien cómo actuar de la manera
más eficaz posible 3) Al desconocimiento de a quién debemos dirigirnos y cuál
es el circuito establecido en nuestra comunidad 4) Al desconocimiento también
de nuestras obligaciones por ley y, por último, 5) a que en el fondo
desconfiamos de las administraciones y servicios responsables por su lentitud y
poca diligencia, decidimos no poner en conocimiento las informaciones que
tenemos. Son estas las causas por la que la mayoría de los abusos sexuales no
son conocidos y no se detectan a tiempo.
Así que la primera regla de oro ante una
posible revelación de abusos sexuales por parte de un menor es creerlo sin
cuestionarlo, permitiendo que el niño/a pueda decir y expresar espontáneamente
lo que le sucede sin interrumpirlo ni hacer preguntas que puedan inducir su
testimonio. El contexto y lugar de la revelación marcarán las futuras
actuaciones. Es decir, no es lo mismo la revelación efectuada por un menor en
una escuela a una profesora que si ésta se produce dentro del ámbito familiar.
En cada una de nuestras Comunidades
Autónomas existen protocolos a seguir por los distintos ámbitos de actuación:
Servicios Sociales, Sanidad, Educación y Policía en los casos de revelación de
abusos. Según como estén organizados estos recursos y dispositivos en cada una
de estas comunidades deberemos dirigirnos a un lugar u otro en el caso de
sospechas o revelación de abusos. Así que mi consejo sería que aquellas
personas que desconozcan lo que es mejor hacer en esos casos, y antes de
actuar, se dirigiesen a algunos de estos servicios para que les orientaran y ayudaran
a encontrar la mejor fórmula para comunicar esta situación sin poner en
peligro al niño y su testimonio.
Otra de las grandes preocupaciones de
las familias cuando estos hechos se producen son las secuelas que pueden
derivarse de los mismos. No sólo en la familia sino en los juzgados cuando
vamos como peritos o testigos. Los jueces y fiscales, así como los abogados,
nos bombardean con cuestiones relacionadas con las posibles consecuencias a
corto y largo plazo de los abusos sexuales.
Cuestión de nuevo difícil de abordar, cómo antes he mencionado. Las
dificultades que pueden surgir en el menor se encuentran estrechamente
relacionadas con las circunstancias que incurren en ese abuso sexual
especifico, los factores resilientes de ese niño/a, y el haber sido creído y/o
ayudado tanto por su contexto familiar cómo por algún experto en la materia, si
hubiera sido necesario en ese caso.
Me atrevería a decir sin miedo a
equivocarme que son las familias y, en especial las madres de las víctimas,
quienes más ayuda psicológica y asesoramiento van a necesitar a la hora de
afrontar y encarar con fortaleza el hecho traumático de saber que su hijo/a ha
sufrido abusos sexuales y además que éstos se han producido en el ámbito de su
familia, sin que ellas se hubieran percatado de lo que estaba sucediendo en su
propia casa.
Por su puesto que estoy hablando de un
tipo de familias que quieren y protegen a sus hijos y no de aquellas en donde –
por múltiples motivos y carencias relacionales - existen graves negligencias en
el cuidado de la prole tanto a nivel físico como afectivo. De hecho, en esta
tipología de familias, sí que podemos hablar de graves secuelas para los
menores. Tanto más graves cuanto más estén relacionadas con la falta continuada
y crónica de cuidados y de afecto hacia sus hijos. Son estos ambientes los que
se terminan convirtiendo en verdaderos caldos de cultivo para todo tipo de
maltrato y, además, los que propician el que se produzcan todo clase de abusos
hacia los menores, ya que los niños/as no son vistos como personas objeto de
derechos sino como meros instrumentos al servicio de los deseos de los adultos
que los crían. Esa falta de mirada, de sensibilidad y de empatía hacia ellos
hace que los menores no puedan desarrollarse de forma sana y saludable y
terminen padeciendo gravísimas consecuencias futuras en sus comportamientos y
en su salud mental. Los hospitales psiquiátricos están llenos de esta tipología
de personas que nunca pudieron superar la falta de cuidados cuando fueron
pequeños por parte de sus seres queridos.
Otra pregunta frecuente que surge
siempre cuando se producen abusos sexuales es la siguiente: ¿Es necesario que
todos los menores que han sufrido abusos sexuales deban seguir un tratamiento
psicológico o hacer una psicoterapia? Yo diría que lo que siempre se impone
ante este tipo de casos es una exhaustiva evaluación clínica que determine el
estado psíquico del menor y priorizar en función de su resultado las siguientes
actuaciones a seguir en el futuro. Además, no debemos olvidar que en general,
en estos casos, se solapan al mismo tiempo dos clases de evaluaciones que no
debemos confundir: Por un lado, la evaluación pericial que trata de determinar
la veracidad de los hechos reflejados en el testimonio de la víctima y la
credibilidad de la misma (esta sólo se realiza cuando el hecho ha sido
denunciado en el juzgado y ha sido ordenada por un juez) Y, por otro, la
evaluación clínica propiamente dicha. En dicha evaluación será imprescindible
que se determinen los recursos cognitivos y las estrategias de afrontamiento
con las que cuenta la víctima y el protector. En cualquier caso, la
intervención terapéutica apoyará siempre un proceso no de olvido sino de
elaboración de la experiencia traumática sufrida.
En función de los resultados obtenidos
de esta evaluación, la tipología del abuso, una vez identificado el motivo de
mayor impacto para el menor, la edad del niño/a, la duración y la frecuencia
del abuso, el haber sido creído o no por sus familiares y algunas otras
variables, determinará si la víctima deberá seguir una psicoterapia y, en caso
de ser necesaria, la modalidad más conveniente de la misma: individual o
grupal. Lo que sí me atrevería a afirmar
es que toda víctima de abusos sexuales va a necesitar apoyo de su red
psicosocial para aprender a integrar en su vida la vivencia del abuso, pero no
todas las víctimas de abuso sexual necesitarán tratamiento psicológico. Es
decir, las víctimas necesitaran ayuda, entendida como apoyo incondicional, ya
provenga del entorno de su familia o de la red de profesionales en caso de que
el niño sea separado y reubicado en otro lugar.
El objetivo del tratamiento psicológico
será evitar que en el futuro: 1) El abuso y la victimización secundaria vuelvan
a producirse 2) Tratar las secuelas psicológicas y 3) dotar a la víctima de
habilidades y herramientas que le permitan la superación de los efectos
causados por los abusos.
La clave del proceso terapéutico reside
en establecer una buena relación con la víctima que garantice la reconstrucción
de vínculos afectivos, quizás en un primer momento con el terapeuta y,
posteriormente, con otras figuras significativas para el niño diferentes del
agresor.
Para terminar afirmaría que, desde mi
experiencia en el tratamiento de los abusos sexuales a menores, me parece
necesario que ampliemos nuestra forma de entenderlos para que seamos
conscientes de su complejidad y su enorme heterogeneidad. El hecho de que
podamos afrontarlos sin añadir más dramatismo, como un acontecimiento
desdichado y serio en la vida de un menor pero como algo que tiene solución, le
ayudará a superarlo con mayor rapidez y a tener más confianza en su futuro
próximo.
Como decía Cloé Madanes, “…la
psicoterapia es el arte de encontrar al ángel de la esperanza en medio del
terror, la desesperación y la locura…”
El
pasado fin de semana estuve en Madrid, recibiendo un curso sobre cómo influir
sobre el vínculo de apego entre madres (cuidador/a) y bebés de hasta un año de
edad en grupo. Lo impartieron dos especialistas del Anna Freud Center (Jessica
James y Sheila Ritchie) un prestigioso centro de psicoterapia y formación, y
como comprenderéis no me pude resistir. No todos los días se tiene la
oportunidad de poder formarse con especialistas de primer nivel.
El
curso fue en grupo pequeño, y pude saludar y compartirlo (también mesa y
mantel) con varios/as amigos/as y colegas que vivimos con pasión la teoría
del apego.
El
curso me ha parecido de alta calidad. Creo que una de las claves -en la que no
se trabaja demasiado- es la prevención. Sobre este importante nivel realizan
su trabajo, dentro del marco del apego, las profesoras Jessica James y Sheila
Ritchie. Porque intervienen y fortalecen las relaciones de apego tempranas en
grupo, con diadas madre (o cuidador/cuidadora) bebé. El grupo está constituido
por 4 diadas, con un formato abierto (pueden incorporarse cuando lo deseen y también
dejar el grupo cuando estimen conveniente) y una metodología no directiva
basada en la conexión emocional, la resonancia afectiva, los diálogos
mentalizadores (la teoría de la mentalización de Peter Fonagy es uno de los
sustentos teóricos de los grupos madres/bebés: se trata de que las madres
puedan reconocer y ver la mente del niño como propia, con sus estados internos
y marcarlos como propios, reflexionando sobre los mismos) y la reflexión sobre
uno mismo y su historia. Las interacciones entre las distintas madres, entre
éstas y los demás bebés, entre los propios bebés entre sí, y también con los
profesionales, son igualmente trascendentes para el propósito de intervenir
sobre las relaciones de apego. Porque el grupo se va a constituir en un ente
con vida propia, esto es, va a ser figura de apego también. El psicoterapeuta
de grupo no resuelve, es un facilitador que va a favorecer que el propio grupo
pueda ir solucionando y manejando las situaciones y relaciones que se vayan
dando. Aunque, evidentemente, interviene si se precisa contención, y para
reflejar lo que puede ocurrir. También puede realizar interpretaciones válidas
para los miembros del grupo.
Salí
del curso, como la gran mayoría, fascinado por la propuesta y con ganas de
llevarla a la práctica. Porque lo que hagamos en el primer año de vida por
influir -e incluso reparar- el vínculo de apego lo haremos en un periodo clave
y sensible en la vida del ser humano, donde justo se está construyendo y
cimentando el fundamento para estar y ser en el mundo.
En
el marco de este curso, las profesoras nos pusieron un vídeo que me maravilló
por lo emocionante que es, y por la metáfora que transmite. Ya sabéis: poder
expresar o describir algo mediante una semejanza por analogía.
El
vídeo es un fragmento de una película titulada “La historia del camello que
llora”: cuenta la leyenda de Mongolia que los mongoles cuando un camello da a
luz y la cría es albina o hubo complicaciones al nacer, la madre camello
rechaza a la cría y no la deja amamantar. Los mongoles tocan esta canción que
hace llorar a la madre, la sensibiliza, estimula su sistema de cuidados y
acepta a su hijo.
Ved
el vídeo, es muy emotivo:
Puede
servirnos para comprender y ver muchos de los sentimientos que tienen tanto la
madre (o un cuidador/a, uso el término madre de manera universal), que rechaza al
hijo; la cría de camello y la comunidad (simbolizada en la mujer y en los
músicos)
En
todo proceso de revinculación, la comunidad adopta un papel fundamental: me ha
recordado al concepto de holding del psiquiatra Winnicott. La madre, durante
los primeros años de vida, hace una función de andamiaje conteniendo las
emociones y los impulsos del bebé y dándoles forma mediante la palabra y el
cuerpo piel-con piel que da sujeción cálida. En este vídeo, el holding lo hace
la muchacha que con su voz y su mano da esa sensación de contención a la mamá
camello. Los músicos se me antojan la alegoría de la regulación emocional
propia del hemisferio derecho del cerebro: éste para su correcta maduración, es
dependiente de la experiencia externa, de los cuidados con sintonía y resonancia
emocional, de las transiciones y cambios armónicos, de los susurros y las voces
calmantes, de la capacidad de llevar al bebé hacia estados de sosiego cuando los
precisa… Cuando el hemisferio derecho está pleno de miedo y de ansiedad, de
terror, de oleadas de angustia, de ira, esa música hace que la mamá camello pueda tranquilizarse y confiar. Porque la madre necesita esa seguridad que le dan
los miembros de la comunidad. Necesita esa nueva visión sobre su hijo, mentalizarle de otro modo... Comunidad de la que formamos parte los educadores,
psicólogos, psicoterapeutas, maestros, técnicos de infancia, trabajadores
sociales, médicos, psiquiatras... cuando diseñamos intervenciones para que los padres se capaciten como
tales y puedan poner en marcha un sistema de cuidados empático, sensible y con
límites hacia sus hijos/as.
Pero
no nos olvidemos del camellito, de la cría, que no entiende nada, que sólo
siente una mezcla de deseos de aproximarse (y de activar su sistema de apego,
necesario para su supervivencia) pero a la vez de alejarse porque intuye el
rechazo y tiene miedo (activando a la vez el sistema de defensa) Está en ese
miedo sin solución, me ha recordado al apego desorganizado del que hemos
hablado en este blog innumerables veces. El camellito (o camellita) si pudiera
hablar diría algo así como: “tengo miedo”, “no me fío”, “me duele que me
rechace” La comunidad a la vez, también le transmite la confianza y seguridad para que
avance poco a poco y se acerque a su madre (o padres), haciéndole sentir que
está preparada y que además, ellos están ahí.
Puede
aplicarse al acogimiento familiar, a la adopción (en este caso la madre o
cuidador/es no rechaza pero también tienen dudas, miedos y vacilaciones en este
proceso de vincularse al niño, y éste a su vez, puede estar aterrorizado,
paralizado, angustiado por sus experiencias anteriores con otros cuidadores que
se están activando en el proceso de apegarse a los nuevos padres o familia), a la re-vinculación niños/as padres por emigración... y a
otras experiencias relacionales que a buen seguro ya se os están pasando por la
cabeza.
Muchas
veces se pueden explicar teorías complejas como la regulación emocional de este modo, poniendo un vídeo a los padres y familias, pues necesitáis
comprender muchos conceptos para poder así entender a vuestros hijos/as.
Esta
intervención que hace toda la comunidad mongola sobre el camellito y la mamá es
tratar de fomentar un apego seguro, ganarlo a la seguridad. Cuando intervengo
en la consulta con mamás y/o papás y niños/as adoptados/as mayores con los que
tenemos que trabajar el apego, realmente hacemos algo parecido a lo que simboliza este video. Es clave la intervención sobre el apego en la niñez temprana y
en la segunda niñez -en el caso de menores adoptados y acogidos, sobre todo-, para
ganarlos a la seguridad. En la adolescencia también se puede, pero siempre creo
es más complicado, los nudos están más atados.
¿Por
qué intervenir sobre el apego para hacerlo seguro? Porque las bases de la
futura regulación propia, de la relacional y del control de impulsos hunden sus
raíces en una experiencia de apego seguro. Dice Pat Ogden “…en el caso de una
relación de apego seguro, la relación con el cuidador facilita el desarrollo
del hemisferio cerebral derecho, favorece la regulación afectiva eficaz y
fomenta la salud mental infantil adaptativa. El cerebro inmaduro del niño se ve
continuamente estimulado de forma que preparan las neuronas del córtex
orbitoprefrontal, estructura que es especialmente importante debido a su profundo
efecto sobre la regulación fisiológica emocional. Dependemos del córtex
orbitoprefrontal derecho en razón de su capacidad de regular la activación
emocional y autónoma, y esta área del cerebro depende recíprocamente para su
desarrollo de la regulación relacional durante la primera niñez” (“El trauma y el cuerpo”, editorial Desclée de Brouwer)
Efectivamente,
cuando trabajamos la relación entre una familia y su hijo/a que necesitan una
intervención en el área del apego, estamos haciendo una regulación relacional
que tiene importantísimos efectos en las áreas del cerebro responsables de la
regulación interna (fisiológica y emocional) Cuando la comunidad interviene con
el bebé camello y la mamá, está haciendo a nivel psico-fisio-lógico, todo eso
que tan maravillosamente explica la autora y especialista, Pat Ogden. Así pues,
creamos en nuestro trabajo firmemente porque tiene respaldo científico. Y esta
tarea nuestra (también de la comunidad que rodea al niño) regulatoria nos ocupa
todo el desarrollo del niño para que pueda proyectarse como un adulto adaptado.
Nos
despedimos como es ya un clásico en este blog, comentándoos la picada de hoy.
Es una picada importantísima. Quiero apoyar desde estas líneas la figura de las familias colaboradoras para esos menores que llegados a una edad
no tienen más alternativa que el centro de acogida, el cual aún proporcionándole
muchos recursos y aspectos positivos, a veces carece de la posibilidad de
ofrecer figuras vinculares estables. Las familias de apoyo (como lo es el
Programa IZEBA en Gipuzkoa, promovido por la Diputación Foral) pueden
constituirse en tutores de resiliencia. La resiliencia es la capacidad que
tienen los seres humanos para crecer y rehacerse desde la adversidad o el
trauma. Es un proceso que se construye en la relación con los otros. Las
personas desarrollamos recursos resilientes primarios durante los primeros años
de vida gracias a la creación de un vínculo de apego seguro con un cuidador
empatico, permanente, sensible y disponible emocionalmente que nos transmite
una experiencia de seguridad. Desgraciadamente, hay niños que no han podido
desarrollar suficientemente la resiliencia primaria. Su experiencia vincular ha
sido tan insegura -y en algunos casos, dañina- para su bienestar y salud que ha
debido adoptarse una medida de protección, siempre dolorosa. Algunos de estos
menores, especialmente los mayores de cinco años, desgraciadamente, no tienen
fácil acceder a figuras adultas que ofrezcan una permanencia y que contribuyan a
reparar el apego (por ejemplo, en un acogimiento familiar) Con lo cual quedan
en una situación de mayor vulnerabilidad porque las posibilidades de
desarrollar la resiliencia secundaria son más escasas. Este tipo de resiliencia
emerge en los niños y adolescentes gracias a adultos que acompañan y aceptan
incondicionalmente a éstos. Los llamados tutores de resiliencia son personas
capaces de fomentarla, de favorecer que crezcan y se rehagan desde el trauma.
Es un adulto, como dice Boris Cyrulnik, que encuentra al niño y supone un
renacer y una transformación para él, el viraje de su existencia.
Creo
que es en este marco donde entran las familias de apoyo o las colaboradoras.
Pueden ser esas figuras adultas, a veces las únicas, que den permanencia (con
todo lo que esta palabra implica) al niño o adolescente. Pueden ser esos
tutores de resiliencia que acompañen al menor en ese proceso de rehacerse y
crecer desde la adversidad. Se sabe por la investigación científica que las
relaciones estables, sanas, constructivas, positivas... con adultos
facilitadores reparan las redes neurales asociadas al apego y la empatía. En
una investigación de referencia ya en resiliencia, la de Werner, se observó en
un estudio longitudinal que los menores que habían conseguido desarrollarse
como adultos suficientemente adaptados (a pesar de haber soportado traumas
severos en su infancia) son los que habían contado con al menos un adulto que
cambiara la mirada sobre ellos y los aceptara de manera incondicional. Creo que
las familias colaboradoras, bien seleccionadas y formadas, pueden hacer esta
tarea de construir la resiliencia secundaria en unos menores que de otro modo,
tienen escasas posibilidades en este sentido. Pienso que potenciando este
recurso estamos llevando a la práctica lo que la investigación científica avala
como válido para reparar y hacer una tarea de reconstrucción de unos menores
que no pueden ser dejados a su suerte, sin referentes estables. Todo niño tiene
derecho y necesita al menos, un adulto que le acompañe en su vida.
Me
despido dándoos las gracias de corazón por apoyar el evento de las II
Conversaciones sobre apego y resiliencia infantil que se celebrarán en Donostia
los días 27 y 28 de noviembre. ¡Hemos completado el aforo (130 plazas) en dos
semanas…! Lo siento una vez más, por todos/as los/as que os queréis apuntar y ya no
podéis. Para la próxima edición ya consolidado el evento y teniendo en cuenta
la gran acogida que le dispensáis, os prometo que buscaré un local más grande
aún y espero nadie que quiera asistir se quede sin poder hacerlo. Esto habla
muy bien de todos/as vosotros/as: queréis formaros y crear redes de
comunicación, intercambio y apoyo. Os prometo que los que estaremos en las
jornadas de Donostia lo vamos a dar todo, y que las mismas serán atractivas
desde el punto de vista de los contenidos pero también habrá resonancia
emocional; si no, el aprendizaje no es tan completo. Se olvida pronto.
Dentro
de 15 días (el 19 octubre) tenemos otra firma invitada: Olga Guerra Arabolaza,
psicóloga y experta en abuso sexual. Os gustará su aportación. Porque además,
sobre este tema hemos hablado poco. Nadie mejor que Olga para hacerlo.
Curso "Especialista en Técnicas Gestálticas para Niños y Adolescentes"
Centro Mesana, Córdoba
PRESENTACIÓN
Ser terapeuta infantil para
algunos es tratar de hacer lo que no hicieron por ellos cuando eran niños. Para
otros, es buscar un pedazo de inocencia e ingenuidad en unos ojos, a pesar de
todo el sufrimiento que puedan traer. Para muchos, es un agradecimiento a cada
niño por brindarse y mostrarse en su mundo mágico, en su mundo dolido, en su mundo
articulado con sus propias historias, tratando de rearmar los vacíos y los
contenidos dolorosos en algo que pueda ser digerido y que ayude a sobrevivir.
Cada niño que entra a terapia
necesita volver a confiar en un adulto de alguna manera, o en el mundo, o en
las emociones y las palabras, en el juego, en el mundo mágico del cual aun tiene
derecho a vivir.
Es por eso que intentamos desde
Mesana y UmayQuipa brindar una formación basada en nuestras propias
experiencias, además de los libros, en nuestro hacer cotidiano sesión tras sesión,
con los niños y sus historias; y con sus padres y sus historias: todos tienen
mucho que contar y enseñarnos. Gracias por estar aquí, por querer construir esa
pequeña isla de protección, ese sitio seguro, tanto para el niño que es
atendido como a sus papás. Todos merecen ese sitio y trataremos de brindárselo,
igual que a ustedes, nuestros alumnos.
CALENDARIO, TEMARIO Y PROFESORADO
1 Taller-. 7 de Noviembre 2015 -
"Del Yo Piel al Yo Ideal" Diana
Baumann.
2º Taller-. 8 de Noviembre 2015 -
"Hora de juego diagnóstica" Diana
Baumann.
3ª Taller.- 5 de Diciembre 2015
- "Resiliencia y apego" José
Luis Gonzalo.
4º Taller-. 23 de Enero 2016 -
"Semejanzas y diferencias del trabajo en sesión desde la Gestalt entre
niños y adultos. Diagnóstico gestáltico en niños" Loretta Cornejo.
5º Taller.- 20 de Febrero 2016-
Concepto de figura y fondo. Primeras entrevistas con los padres y el niño.
Dibujo del problema. Loretta Cornejo.
6º Taller.- 5 Marzo 2016 -
"Herramientas filosóficas para el trabajo con niños" Ani Bustamante.
7º Taller.- 16 de Abril 2016 -
"Técnicas en sesiones de padres. Ejercicios de las normas y rituales en el
niño" Marga de la Torre.
8º Taller.- 7 de Mayo 2016 -
"Técnicas gestálticas aplicadas a los niños. Segismundo o el uso de la
silla vacía. El uso del cuaderno de terapia" Loretta Cornejo
9º Taller.- 25 de Junio 2016 -
"Introducción al Focusing aplicado a los niños" Lucía Ema Llorente.
10º Taller.- 3 de Septiembre
2016 - "Grupo de crecimiento personal para niños" María Barbero.
11º Taller.- 1 de Octubre 2016
- "Casos Clínicos, incidentes críticos en terapia. Resistencias a la
terapia" Marga de la Torre.
12º Taller.- 19 de Noviembre
2016 "Contratransferencia y transferencia en la terapia gestalt. El uso
del animal doméstico dentro de la sesión. Tratamiento con niños" Loretta Cornejo.
La formación completa
consta por tanto de 12 talleres de 7 horas de duración en horario de 10.30 a
14.30 y de 16.00 a 19.00.
INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES
Está abierto el plazo de inscripciones
Para acceder a la formación es necesario
realizar una entrevista previa.
Grupos reducidos, plazas
limitadas y adjudicadas por orden de inscripción.
Para más información pueden
ponerse en contacto con nosotros en: