Cuando en el año 1995 Documentos TV emitió un
reportaje titulado “Las habitaciones de la muerte”, pudimos conocer cómo los niños chinos (sobre todo las niñas) eran abandonados/as en las calles y llevados/as a orfanatos
con escaso personal. Los/as que enfermaban eran literalmente dejados/as a su suerte
en habitaciones, sin casi contacto humano. Pudimos sentir el terrible sufrimiento al que eran sometidos/as estos niños y niñas. He estado viendo el comienzo del documental (no he podido
seguir, se encoge el corazón y como a muchos/as de nosotros/as, se me saltan
las lágrimas), el cual, si lo deseáis, podéis visionar en Youtube (tecleando: “Las habitaciones
de la muerte”) Es muy dura esta realidad, pero gracias a este reportaje de denuncia la comunidad internacional se concienció y las condiciones de
los orfanatos chinos mejoraron.
En Rumania, bajo la dictadura de Ceaucescu se fomentaron planes para promover la natalidad. Como
consecuencia, miles y miles de niños y niñas nacieron. Dada la crisis económica
que padeció el país, los menores de edad tuvieron que ser entregados al
Gobierno Rumano, el cual los relegó en orfanatos hacinados, en unas
condiciones extremadamente dañinas para el desarrollo (mal alimentados, sin
apenas contacto humano y estimulación) Eso es abandono: una tipología de
maltrato. La pasada semana, precisamente, El Semanal publicó un artículo titulado: Orfanatos, ¿un daño irreparable?, en el cual da cuenta de las devastadoras consecuencias de la institucionalización de baja calidad (en este caso infrahumana) El reportaje no nos ha dejado indiferentes a nadie. He tratado a algunos de estos niños y niñas en mi consulta (algunos/as continúan, dadas las secuelas permanentes que este daño deja en el cerebro/mente) y os puedo
decir que en algunos/as de ellos/as las consecuencias de esta temprana institucionalización -maltratante para su salud mental y desarrollo- son arrasadoras: trauma complejo, trastorno del apego, retraso severo en el
desarrollo, trastorno de conducta… A pesar de todo, con trabajo, paciencia,
perseverancia y tratamientos especializados, estos chicos y chicas pueden llegar a tener una vida suficientemente buena.
Como ya sabéis, el Gobierno
Rumano encargó al especialista en apego (psiquiatra Zeanah y equipo) un estudio sobre los efectos de la institucionalización temprana en los
niños (podéis leer en este post las conclusiones) Gracias al mismo dicho Gobierno prohibió la institucionalización temprana
de los niños/as y dedica sus esfuerzos al acogimiento familiar. Nunca es tarde,
pero… ¡La Organización Mundial de la Salud contaba ya con un informe de este
tipo realizado por el mismísimo Bowlby en los años 60…! El estudio -anteriormente referido- que refleja el artículo de El Semanal pretende lo mismo: evidenciar las secuelas del abandono en el cerebro. ¡Pero si ya se sabe! ¿Es ético en nombre de la investigación hacer dos grupos de menores sabiendo que uno de ellos lo componen niños que se van a quedar en el orfanato, expuestos al daño, y otro grupo de menores, en cambio, va a pasar a acogimiento familiar? Personalmente, yo no podría...
Estos dos ejemplos son casos de niños/as extremadamente perturbados a nivel emocional. Todos/as padecieron graves carencias
físicas y emocionales. Sobre todo las emocionales, que todavía en determinados
sectores, cuesta entender que se puedan sufrir carencias emocionales. Ninguno de
esos niños/as vivió el confort y el calor de ser acariciado/a y sujetado/a, contenido/a (holding) No hubo apenas contacto humano.
Afortunadamente, no todos los
casos son tan severos como estos. Los niños/as pueden haber residido en
instituciones de una mayor calidad, o provenir de familias de acogida adecuadas. Además, hay grados a nivel de maltrato y abandono: leve,
moderado y grave. Pero, hecha esta salvedad, aunque en la institución haya habido más calidad
en los cuidados prodigados al niño/a, no es lo mismo que tener y sentir a un
cuidador exclusivo con el que el niño/a establece un vínculo de apego seguro; un cuidador
que comprende al niño/a, sabe lo que necesita y conoce como calmarle, es experto
en leer sus estados internos y responder adecuada y rápidamente a sus
necesidades físicas emocionales. Hay un buen número de niños/as que, debido a esto
que estamos contando, han experimentado escasos momentos de caricias y de
contacto piel con piel. Algunos de ellos/as, como referimos en el post anterior,
al nacer prematuros, han tenido que estar aislados en incubadoras rodeados de
ventiladores, tubos y otros dispositivos, con una política de “mínimo contacto”
(“minimal touch”) Y, posteriormente, son derivados a un orfanato donde ahí dependen de la
calidad de los cuidados que prodiga el personal de esa institución. Muchos niños y niñas pasaron al
menos los dos primeros años de su vida en una institución donde es posible que
el elevado número de menores no permitiera ese contacto, ese tocar y acariciar
al niño con toda la dedicación y exclusividad que necesita. Y si además el niño/a presenta antecedentes
de prematuridad, este tipo de experiencias de contacto piel con piel son muy necesarias para estimular su
crecimiento y desarrollo físico y psicológico.
Los padres y madres que estáis en
espera en adoptar, los que acabáis de adoptar y vuestro hijo/a es aún bebé (tiene
1 año, 18, 24 meses o más), los que acogéis niños/as de urgencia o de manera
temporal o permanente, y también los que tenéis niños o niñas más mayores que
han podido padecer esa ausencia (o escaso) contacto humano (e incluso un
contacto maquinal, o que irritaba o alteraba al niño) podéis añadir ahora esa experiencia de diarimente acariciarles y darles un masaje.
En nuestro grupo de fomento de la
resiliencia con los niños y niñas adoptados/as de la Asociación Ume Alaia (institución señera en el ámbito de la adopción, con multitud de actividades, servicios y programas psicopedagógicos encaminados al logro del bienestar de las familias y de los menores adoptados/as, con quien tengo el honor de colaborar) al
final de cada sesión, dedicamos el último cuarto de hora a que los menores se
tumben en el suelo y mientras escuchan una música ad hoc, les acariciamos el
pelo, la cabeza, la espalda, con un suave masaje. A la mayoría les encanta y si
por un casual nos retrasamos, ¡nos lo piden con insistencia!: "¡Qué, hoy no hay
mimos!"- Nos dicen. Casi siempre hay uno o dos niños o niñas que no desean ser
tocados/as, les desagrada. Nunca lo forzamos, por supuesto. Así pues, ya
veis que es una conducta tremendamente reparadora para estos niños y niñas. Los
que no desean ser acariciados/as y tocados/as es posible que su vínculo de apego se
defienda en torno a la evitación como consecuencia del rechazo o el maltrato tempranos sufridos. Con
estos niños/as hay que ir desensibilizando el contacto poco a poco. Nunca forzar.
Así pues, añadid una rutina de
masaje en la vida de vuestros niños y niñas, incluso podéis dejaros asesorar y enseñar por un especialista en estimulación temprana (los/as fisioterapeutas son los/as profesionales fiables a consultar en este sentido) Lise Eliot (en su maravilloso
libro titulado: “What´s going on in there?”, al cual acudiremos muchas veces
aquí, en Buenos tratos) nos dice que el masaje infantil ha tenido mucha
tradición en el Sur de Asia, donde un masaje por todo el cuerpo del niño/a forma
parte importante del cuidado de éste/a. Incluso (¡y esto sí que es una buena
noticia!) en los orfanatos indios (por eso no todos los orfanatos son iguales) los niños/as son tratados regularmente con
masajes, y estos niños/as crecen y se desarrollan especialmente bien, teniendo en
cuenta otras muchas desventajas que tienen. En los Estados Unidos, muchos
estudios controlados han mostrado que los masajes mejoran la salud y el
desarrollo de los bebés que tienen varios problemas médicos, incluyendo la
prematuridad, la exposición a la cocaína e infecciones como el virus de
inmunodeficiencia.
Con los bebés, durante una hora,
podéis masajear, frotando a un bebé prematuro por todo el cuerpo –cara,
hombros, espalda, pecho, brazos y piernas- parando cuando se haga una zona para
que el niño/a no resulte sobreestimulado/a (si el masaje es demasiado suave, los
niños reaccionan aversivamente, como si estuvieran recibiendo cosquillas y no experimentan los mismos beneficios para la
salud) A esto, a menudo le sigue una suave flexión y extensión de los cuatro
miembros, proveyéndoles de estimulación propioceptiva. Desde luego que nosotros
tenemos que estar en sintonía y contacto emocional con el niño/a, claro.
Los resultados son muy
beneficiosos, tanto para los bebés nacidos pretérmino, los bebes nacidos a
término y para todos los niños/as que padecen diversos problemas psicológicos.
Los bebés pretérmino que reciben
un masaje diario ganan peso más rápido, rinden mejor en los tests de conducta
neonatal, y, debido a su más rápido progreso, son capaces de abandonar el
hospital antes que otros bebés pretérmino que no recibieron estimulación. Estos
masajes potenciaron además, la capacidad de tocarse a sí mismos. Seis meses
después, en un estudio, aquéllos bebés que habían recibido los masajes
rindieron mejor en los tests de reconocimiento visual que los comparados con
los que no lo recibieron.
Los bebés que nacieron a término,
comparados con los que no recibieron masajes, rindieron mejor en tests donde
estímulos auditivos y visuales cambiaban y uno nuevo aparecía. También obtenían
mejores resultados en CI que los que no recibieron masajes, sugiriendo que el
masaje temprano y regular tiene importantes beneficios cognitivos para todos
los niños y niñas.
Los masajes han demostrado
mejorar el curso clínico con niños con todo tipo de problemas, incluyendo las
condiciones de abandono y las patologías y secuelas físicas y psicológicas que
pueden acarrear, por supuesto. Se incluye además: asma, diabetes, cáncer, autismo,
problemas de piel, artritis juvenil, trastornos de alimentación y otros
síndromes psiquiátricos. En general los niños/as mostraron niveles más bajos de
ansiedad, mejor humor, mejoraron patrones de sueño y mayores niveles de
atención cuando fueron masajeados/as por sus padres diariamente. Particularmente
interesante es el descubrimiento acerca de que la terapia de masaje mejora el
humor y la sociabilidad de los niños/as que han sido víctimas de abuso sexual o
físico. Dada la importancia que esta terapia tiene y los beneficios físicos y
psicológicos que se obtienen, sería necesario que los profesionales de jardines
de infancia y preescolares incorporaran el mismo a sus programas de trabajo.
Evidentemente, el masaje no es la panacea (ninguna terapia lo es, hay que hacer otras
muchas cosas y tareas con los niños/as, no podemos ir buscando ese "remedio mágico" que no existe; el secreto es
acompañamiento, trabajo, paciencia, perseverancia, establecer un vínculo positivo
con los niños/as, enseñar, empatizar, exigir según sus posibilidades y poner
límites adecuadamente, durante el tiempo que el niño y la niña necesiten hasta
que puedan desempeñarse por sí mismos/as) pero la investigación científica y los
libros especializados avalan su utilización.
Despedida como siempre, presentando la picada: La de hoy es
interesantísima, nos viene muy bien para aprender más sobre neurociencia y, más
concretamente, sobre cómo se conectan las neuronas (a buen seguro que el masaje
dado a los bebés potencia la interconexión neuronal) y el proyecto que a nivel
mundial se está llevando a cabo para desentrañar este complejo y apasionante desafío. Os
cuelgo a continuación un vídeo que me ha pasado una colega sudamericana (que
recientemente ha estado en España), que corresponde a un programa de la serie Redes emitido por TVE (Televisión Española): "El neurocientífico Sebastian Seung afronta un reto
titánico: desentrañar el patrón de conexiones que hay entre los 100.000
millones de neuronas de nuestro cerebro. Es el llamado conectoma humano y en él
podrían residir aspectos de nuestra mente que todavía no logramos comprender,
tales como el lugar donde residen los recuerdos. En este capítulo de Redes,
Seung explica a Eduard Punset los detalles de su investigación y cómo su
trabajo puede contribuir a entender mejor el cerebro y a combatir ciertas
enfermedades mentales. Y en la Mirada de Elsa, veremos cómo podemos aprovechar
la enorme capacidad plástica de nuestro cerebro para cambiar nuestros
comportamientos más rígidos y rutinarios"
El post que rescato de los
archivos de Buenos tratos entronca perfectamente con el tema que hoy hemos
tratado: Cómo potenciar el apego seguro en los niños: parte I, parte II y parte III y última.
Cuidaos / Zaindu
Totalmente de acuerdo con todo lo comentado en el post.
ResponderEliminarUn saludo,
Irene, cidonpsicología
Gracias por el artículo. Solo una pregunta: ¿podría aplicarse tambien a niños mayores, 10-11 años?.
ResponderEliminarHola, Padre adoptante: Siempre y cuando el niño se sienta cómodo con el contacto y el masaje, sí se puede aplicar. Un saludo cordial
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