lunes, 20 de octubre de 2014

Cómo pueden las familias adoptivas jugar con sus hijos/as para favorecer una vinculación segura

Seguimos dándole vueltas (si me permiten mis amigos del blog hermano usar la expresión que les denomina) al tema del juego. Ya empezamos la nueva temporada del blog indicando que en general -en el ámbito familiar y en la escuela- jugar (o la metodología que implique juego) es algo marginal. Se priorizan los deberes escolares y las actividades extraescolares (que a veces incorporan aspectos lúdicos) Pero cuando hablo del juego me estoy refiriendo a una actividad mucho más específica que implica unión, conexión y sintonización emocional con el niño.

El objetivo de la entrada de hoy es despertaros el interés por una forma de juego en concreto que podéis utilizar con vuestros/as hijos/as. Que varias veces por semana dediquéis un tiempo a jugar con los niños y niñas. Jugar contiene los elementos que necesitamos para poder ayudar a nuestros menores a sanar de sus heridas emocionales: estimula el desarrollo, fomenta la confianza, potencia el sistema de conexión social y enseña a los chicos/as a relacionarse de manera adecuada. Recordemos que muchos niños y niñas adoptados/as acogidos/as mantienen la respuesta de lucha/huida que tuvo valor de adaptación para sobrevivir en entornos hostiles y/o amenazantes para su integridad personal; o, por el contrario, tuvieron que recurrir a distintos niveles de disociación como mecanismo de defensa (hacer click aquí para recordar los post sobre disociación)

Con el juego, de una manera no amenazante, podemos contribuir progresivamente al fomento de la capacidad de vincular con las personas de manera más segura. Es imprescindible, eso sí, que seáis personas con disposición para jugar, cercanas y accesibles para el/la niño/a, y que vuestra relación con él/ella no esté severamente perturbada. Si la relación está deteriorada o estáis en un momento de crisis, es mejor que consultéis y pidáis ayuda profesional. Por otro lado, si como padre o madre no te ves jugando, tampoco te aconsejaría que pusieras en marcha lo que vamos a exponer a continuación. Es necesario que el/la niño/a nos vea como personas dispuestas al juego. Además, la actitud del adulto no debe ser correctiva, censuradora y excesivamente directiva. Hay padres que cuando juegan con sus hijos, les dicen frases de este tipo: “¿Para qué usas esto?” “Que los coches se choquen no, que sean amigos”, etc. coartando su expresividad. Solamente si el juego se torna peligroso o no se respetan los límites básicos de no hacerse daño, es cuando se debe de limitar. Si el menor de edad repite una y otra vez un determinado juego, obsesivamente y de manera circular, como en bucle, también debemos reflejarlo y proponer cambiar de actividad lúdica. El adulto se responsabiliza y hace cargo en todo momento del/la niño/a y de lo que acontezca.

El tipo de juego que me gustaría pusierais en marcha con los niños es una adaptación que realizo para vosotros/as de un tipo de terapia llamada terajuego.

El terajuego es un método terapéutico basado en la teoría del apego desarrollado por la autora Ann Jernberg. El terajuego se ha ido adaptando para focalizarse en la seguridad (aportación de Bowlby, pionero de la teoría del apego); el sistema de conexión social (teoría de Porges, que podéis refrescar consultando este post); y las aportaciones de Panskepp (otro autor del que hablamos recientemente cuando mencionamos la importancia del juego como organizador cerebral)

El terajuego se construyó basándose en la observación de las interacciones padres/hijo/a cuyos apegos y funcionamiento familiar ofrecen una base de seguridad al niño/a. Los padres capaces de crear una relación con su hijo/a que apoye, nutra (también en lo emocional), estimulante y sensible y respetuosa, pueden conducir al niño hacia el apego seguro. Los padres atentos y sintonizados a las necesidades del niño/a pueden ajustar sus actividades de acuerdo a las mismas.

Los componentes básicos de una interacción padres/hijos/as que fomenta una relación conducente a un vínculo de apego seguro son los siguientes: ESTRUCTURA-INTERACCIÓN-NUTRIMIENTO-RETO. Los/as niños/as son diferentes y precisan actividades de cada uno de estos cuatro componentes en diferentes momentos y de maneras distintas.

ESTRUCTURA: Sucede cuando los padres crean unas rutinas que sean capaces de redirigir al niño hacia conductas que puedan conducirles a la obediencia, el orden y la organización pero sin entrar en luchas de poder. Por ejemplo, el día siempre tiene una estructura pero además, termina con un juego por las noches para ayudarle a entrar en un estado de calma que favorezca el sueño: somos como la luna que ya está cansada y camina pesadamente porque es hora de dormir.

INTERACCIÓN: ¿Cuántas veces a lo largo del día tu cara mira sintonizadamente a la de tu niño/a? ¿Os miráis casi de soslayo? Cuando le hablas para cualquier cosa (darle una instrucción, hacerle un comentario, contarle algo…) ¿le miras a la cara? Mirarse a los ojos y sonreír y reír en una relación sintonizada, es la base de la interacción. Si mirar a la cara resulta amenazante para el niño/a, evidentemente no se hace (o se hace de otro modo: por ejemplo, poniéndose unas caretas) Un padre o una madre adecuados seleccionan lo que necesita en cada momento.

NUTRIMIENTO: Un niño de cuatro años entra en casa y el padre o la madre observan que tiene una herida en la rodilla. Uno de los dos le limpia la zona, le pone una tirita y le da un beso en la misma. Con este ejemplo ponemos de relieve con claridad qué queremos decir cuando hablamos de nutrimiento.

RETO: Un padre o madre persuade a su hijo para que una vez que ha conseguido lanzar la pelota hasta un determinado lugar, pueda intentar lanzarla un poco más lejos. Otro ejemplo que clarifica qué puede ser un reto. No se trata de fomentar la competitividad sino de crear retos que puedan empoderar al niño/a y animarle a superar obstáculos (a sabiendas de que puede lograrlos, claro)

Desarrollamos más extensamente estas dimensiones y proponemos algunas actividades lúdicas para fomentarlas.

ESTRUCTURA

En una relación padres/niño-a o adulto/niño-a es el mayor de edad quien está al cargo. El tono puede ser firme y directivo en el día a día, y durante el juego, si se necesita con determinados/as niños/as en momentos concretos. Firmeza no quiere decir rudeza ni pérdida del control emocional por parte del adulto ni descargar nuestra cólera en el menor. Firmeza no equivale a tratar mal al niño, ni mucho menos. La firmeza es un tono y una voz que transmiten determinación y ayudan al menor a contenerle, si lo necesita.

En el día a día con el niño/a (y cuando se juega) hay claridad y organización. Con ello ayudamos al menor de edad a reducir la ansiedad y la incertidumbre (muy presentes, por desgracia, en el pasado de muchos de nuestros niños y niñas)

El juego comienza con un principio, una mitad y un final (se pueden acordar con el niño/a) La sesión de juego tiene una duración determinada. Esto estructura ya al/a la pequeño/a.

Juegos estructurados como lanzarse la pelota, encestarla en una pequeña canasta, meter las fichas en la boca de una rana de juguete, lanzar los dardos… Pueden ser muy adecuados para ayudar al niño a seguir turnos, esperar, observar lo que hace el otro, tolerar la frustración cuando se pierde… También podemos estructurar el juego haciendo variar la intensidad del mismo (por ejemplo, vamos a lanzarnos la pelota a cámara lenta; a cámara rápida; a cámara normal) Con ello podemos enseñar al menor a regular los estados emocionales internos y la activación generalizada del organismo. En este sentido, son muy apropiados los juegos que chocan las manos entre sí -y que es más habitual verlos en las niñas- mientas se canta una canción.

El adulto siempre está preparado para modificar la actividad con el fin de adaptarla a las necesidades del niño/a. Estar al cargo no significa ponerse en una actitud de rígido control, lo cual puede ser contraproducente. Si un día el niño/a no tiene energía o está cansado y habíamos previsto jugar a lanzarse la pelota, hemos de amoldar el plan a cómo se siente ese día, con otro juego más calmado, y hacérselo notar.

Cuando se termina -adulto y niño/a ya habían quedado de acuerdo previamente-, se recogen los materiales que se hayan podido utilizar.
La estructura ayuda a que el niño/a, en el juego, desarrolle sentimientos de seguridad y confianza en el cuidador, así como la experiencia de aprender a regularse.

INTERACCIÓN

Si os imagináis la escena de un niño/a y un adulto jugando a esconderse la cara tapándose la misma con la mano (apareciendo y desapareciendo) o con una sábana, y el niño y el adulto estallando en un mar de risas (conectando cara a cara y sintonizando y resonando emocionalmente), nos podemos hacer una idea de lo que es interacción.

Hay niños/as que pueden tolerar mejor que otros el contacto y la interacción cara a cara en estos juegos. Por ello, conviene que regulemos el mismo usando quizá más paradas o no manteniendo un contacto muy prolongado, haciéndolo con aproximaciones, en intervalos de tiempo. Los juegos que suponen contacto cara a cara (como todos los que sean imitación de gestos, juguemos a mirarnos con ojos de lobo; con ojos de gato; con ojos de pez…) son muy útiles para todos/as los/as niños/as que han sufrido experiencias de deprivación (tienden a evitar el contacto e incluso, de disocian) Se puede graduar la distancia y el tipo de juego: por ejemplo, vamos a jugar a que nos miramos con catalejos.

Hay muchísimos juegos que implican interacción y que pueden servir de medio además para favorecer interacciones cara a cara. Todos los juegos de mesa (los de cartas, oca, parchís…) en los que el adulto puede jugar con la gestualidad (e incluso teatralizar los gestos, llevando a la práctica, por ejemplo, el poner cara de póquer) son muy válidos. Realmente, cuanto más sencillo el juego y menos tecnológico, mucho mejor.

NUTRIMIENTO

El nutrimiento lo conocen muy bien la mayoría de los padres y madres (y adultos) que son afectivos, cariñosos y transmiten ternura y cercanía, permitiendo vivir la misma con comodidad.

Los/as niños con apego seguro, cuyos padres y entorno han sido competentes en satisfacer sus necesidades, han brindado a sus hijos/as las primeras experiencias de nutrimiento físico y afectivo. Algo tan cotidiano como sentar al niño en las piernas, mientras se le abraza, es algo que, desgraciadamente, no experimentaron muchos niños/as que tuvieron que vivir en un orfanato desde nada más nacer. Al mismo tiempo, nutrimiento consiste también en hacer sentir al niño/a que él es especial. Especial no en el sentido de convertirlo/a en el centro del universo, hacerle egocéntrico/a, sino que él/ella es único/a con características propias que lo hacen original, irrepetible e inmejorable para nosotros/as. Hay niños/as que, desafortunadamente, no han podido experimentar sentirse pertenecientes y queridos/as por alguien de manera única.

Finalmente, muchos niños/as con experiencias extremas (como violencia en el hogar, convivencia desde edad temprana en orfanatos de baja calidad, víctimas de abandono emocional…) no han tenido a nadie que celebre sus logros: las primeras palabras, el gateo, dejar los pañales… Sólo sufrieron experiencias emocionales dolorosas (a veces en grado sumo)

Los padres pueden nutrir al niño/a (si éste lo recibe bien; siempre graduaremos las expresiones de afecto según el menor de edad las tolere; hay niños/as a quienes no les gustan los besos, pero sí reciben bien un entrechocar de manos, por ejemplo) en cualquier momento del día y de mil maneras.

El juego es ya un nutrimiento. Se puede contemplar, en el tiempo que se esté jugando, el poder tomar una ligera merienda, algunos días con algo que le guste especialmente al niño/a. Durante el juego se pueden propiciar, suceder sin forzar, excelentes, únicos e impagables momentos en los/as que el adulto y el/la niño/a se pueden sentir conectados el/la uno/a con el/la otro/a (pero sin invadir) En esos momentos, el adulto puede expresarle al niño/a que le gusta tal y como es. Hay que ser habilidoso para transmitir el mensaje de que ellos/as son amados simplemente por cómo son, incluyendo sus vulnerabilidades, defectos e imperfecciones. Esto es un poderoso mensaje sanador.

RETOS

Los retos que suponen un desafío al alcance del/la niño/a y en los que éste/a sale exitoso/a, son una importante fuente de empoderamiento y autoestima. Les permite recuperar el poder perdido (que se perdió en los momentos y situaciones en las que padecieron los distintos sucesos traumáticos, a menudo duros y a veces padecidos durante tiempo prolongado)

Los retos también ayudan a regular el nivel de activación generalizado del organismo (en psicología se le denomina arousal) y a aprender a canalizar adecuadamente emociones e impulsos como la rabia y la ira.

En el juego con el/la niño/a los/as padres/madres podréis proponerle retos acordes a sus posibilidades que traigan como consecuencia el éxito (en el caso de no calcular bien y no obtener un resultado positivo, es un buen momento para ayudarle con la frustración, para que pueda entender que los fracasos forman parte de la vida)

Retos no significa meterle al niño en una dinámica competitiva porque los menores traumatizados han tenido que pasar y sufrir desafíos innecesarios y adoptar el rol de adulto cuando no lo tenían que hacer. Los retos deben incluirse siempre como el último estadio, cuando hayamos trabajado los aspectos anteriores. Además, podemos dejar que las cosas se conviertan naturalmente en retos: “Has apilado tres cojines, ¿podrías apilar cinco cojines?”, por ejemplo. Los retos son especialmente necesarios para los/as niños/as que presentan pasividad, indefensión o tienen miedo de su propia rabia.

Otros retos ayudan al niño/a en la regulación y canalización de la ira y la agresividad. Tras este tipo de ejercicios y juegos, los menores de edad funcionan luego de una manera más tranquila. Por ejemplo, usando unos palitroques de poliespan (como unas barras con las que se puede golpear fuerte pero sin dañar) se le puede proponer golpear la pared todo lo fuerte que pueda. Podemos regular el ejercicio y conducirlo a manifestaciones más tranquilas, si el niño precisa esto. Amplificar como un eco, emocionalmente, el logro y la superación del reto, es lo que el adulto debe de devolver al niño/a.

Espero, una semana más, que esta entrada os resulte interesante y la podáis aplicar en vuestro día a día. Creo sinceramente que el juego interactivo, nutriente y estructurado con el niño/a se está perdiendo. Y nuestros menores de edad lo necesitan por encima de todo. Todos/as los/as niños/as lo necesitan, pero los traumatizados, especialmente.

Cerramos la entrada de hoy con esta picada (picada triste la de esta semana pero necesaria) que pretende denunciar y despertar nuestras conciencias. El psiquiatra donostiarra Joaquín Fuentes, una eminencia en el mundo del los trastornos del espectro autista, ha sido galardonado recientemente (agosto 2014) en el marco del XXI Congreso Mundial de Psiquiatría Infantil, con la  medalla que otorga la Asociación del mismo nombre. Es el máximo reconocimiento internacional que existe en su especialidad. Desde aquí, mis felicitaciones.

Joaquín Fuentes fue entrevistado en El Diario Vasco por este motivo el pasado 31 de agosto y afirmó lo siguiente (estamos totalmente de acuerdo): “Durban [ciudad Sudafricana donde se celebró el Congreso] ha sido la constatación por parte de todos del sufrimiento que existe en el mundo. A los seres humanos nos sale de manera espontánea cuidar a los niños y a las personas vulnerables, es algo que hemos tenido desde Atapuerca porque evolutivamente es necesario, pero resulta que de repente, en pocos años, este esquema ha cambiado y ahora tenemos niños que sufren secuestros, que son rehenes, los alistan en ejércitos, les obligan a asesinar a gente, los maltratan, los violan… es una negación horrible de algo que es consustancial con el ser humano. Estropeamos el desarrollo de estos niños para toda su vida y convertimos la promesa de la humanidad en el desastre de la humanidad”

Existe La Convención de Los Derechos del Niño desde 1989 (este año celebramos, además, el vigésimo aniversario de su proclamación) Todos los agentes sociales debemos, desde nuestros respectivos roles y lugares, velar por estos derechos. Pero los gobiernos de los diferentes países y en concreto la UNICEF, deben de poner todos los medios necesarios y adoptar todas las medidas a su alcance para evitar las atrocidades que están ocurriendo y de las que están siendo víctimas indefensas miles y miles de niños/as de todo el mundo. Fuera de nuestras fronteras donde los niños y las niñas padecen todo tipo de calamidades y atrocidades. Y también aquí, cerca, a nuestro lado, tenemos el escalofriante hecho de que han aumentado, desde 2009, las muertes de mujeres, este pasado verano, por violencia del hombre contra la mujer. Muchas mujeres injustamente asesinadas con hijos e hijas que pierden a sus madres, por lo que éstos/as son víctimas a su vez y sufren un trauma. Y no parece que esto, por desgracia, vaya a tener fin. Han de ponerse todos los medios para garantizar la protección de las mujeres y los/as niños/as

La entrada que rescato hoy de la memoria de Buenos tratos no puede ser otra que un artículo que publiqué hace un tiempo en la Revista Haurdanik que edita la Asociación AVAIM (Asociación Vasca para la Infancia Maltratada), y que también colgué en el blog, titulado: “El impacto de la violencia de género en niños y adolescentes”

POST SCRIPTUM: Antes de publicar la entrada, me llega la grata noticia (ayer domingo) de que mi amiga y colega Conchi Martínez (del blog hermano Resiliencia Infantil) ha publicado un maravilloso post en el que da cuenta, con sentido y cercanía emocional, de lo sucedido en las "III Jornadas Europeas sobre Resiliencia" celebradas esta pasada semana en Barcelona, organizadas por EXIL (dirigido por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan) y en las que tuve el honor de participar. Os recomiendo que leáis dicho post haciendo click aquí. Las jornadas fueron excelentes, cargadas de momentos emotivos, sabiduría científica y el reencuentro feliz con amigos/as y colegas de la red APEGA.  

Cuidaos / Zaindu

miércoles, 15 de octubre de 2014

Charla-coloquio en el Instituto Familia y Adopción, en Barcelona o desde el ordenador de tu casa, titulada: "Rebeldía, desafíos a la autoridad de los adolescentes adoptados. ¿Cómo lo gestionamos?" Con Xavier García, psicólogo infantil y terapeuta familiar.


Charla-coloquio el 25 de Octubre en Barcelona y en el ordenador de tu casa: 


"Rebeldía, desafíos a la autoridad de los adolescentes adoptados. ¿Cómo lo gestionamos?"




Muy a menudo madres y padres de hijas e hijos adolescentes llegan a nuestra consulta con quejas como estas:
    
"Me insulta, me dice de todo, no me hace caso, se encierra en su habitación y no habla con nadie, está todo el día con su ordenador, Facebook, etc… se va cuando quiere y no atiende a ninguna norma de convivencia”

“Tu no eres mi madre, mi madre sí que lo haría bien”

“No me entiendes”


En la charla-coloquio de este mes, hablaremos y trabajaremos con actitudes como estas y encontraremos junt@s maneras de enfocarlas.
Compartiremos casos y maneras de hacer. Será más vivencial y participativo que otras veces. Veremos casos reales, de cada uno y de las propias consultas que reciben los ponentes, en el día a día, donde nos podemos ver reflejados. Y aprenderemos  diferentes recursos para encontrar otras maneras de gestionarlo.


Ponente:

Xavier Garcia: Psicólogo infantil y terapeuta familiar, educador social y mediador familiar. Responsable del servicio post-adopción de la ICIF Cel Obert y formador en técnicas en la Acogida y Adopción. Conferenciante y ponente en temas de adopción y acogimiento.

Facilitadora: 

Eva Gispert: Fundadora y Directora del Instituto Familia y Adopción, Terapeuta y Mediadora Familiar. Adoptada y madre adoptiva

Día y hora:

Sábado, 25 de Octubre del 2014, de 10:30 a 13:30 horas.

Información e inscripciónhttp://www.familiayadopcion.com/

jueves, 9 de octubre de 2014

Curso "Evaluación e intervención en psicoterapia infantil. Técnicas aplicadas a la intervención psicológica con niños y adolescentes", organizado por el Centro de Terapia y Mediación Familiar GENOS, de Oviedo, el 28 y 29 de noviembre

Curso: "Evaluación e intervención en psicoterapia infantil. Técnicas aplicadas a la intervención psicológica con niños y adolescentes"

Centro de Terapia y Mediación Familiar GENOS

Oviedo, 28 y 29 de noviembre de 2014


El Centro GENOS de Oviedo me ha invitado a impartir un curso los días 28 y 29 de noviembre en la capital del Principado. He aceptado gustosamente para compartir una jornada formativa con todos/as los/as psicólogos/as-psicoterapeutas interesados/as en el modelo de evaluación e intervención psicoterapéutica de Barudy y Dantagnan. Siendo una continuación del primer curso impartido por los mencionados expertos el pasado año, en esta edición, a mi cargo, revisaremos los aspectos centrales teóricos en los que se fundamenta el modelo (apego, trauma, resiliencia) y sobre todo, la metodología de trabajo en cuanto a cómo establecer la relación terapéutica con el menor de edad, los objetivos y las técnicas de intervención, con dedicación especial a la caja de arena. Os espero a todos/as en esa magnífica y (para mí) entrañable ciudad.

Os dejo el programa con los contenidos y objetivos del curso, cómo inscribirse, tarifa, lugar y horarios del curso:





lunes, 6 de octubre de 2014

"Tormenta cerebral", supremo libro de Dan Siegel con una nueva mirada sobre la adolescencia

Este verano he podido leer entero el nuevo libro (de carácter divulgativo) de Dan Siegel titulado: “Tormenta cerebral”  Son varias las razones que me mueven a escribir un post sobre este libro: la primera (y la más importante) porque es excelente, de matrícula de honor. Siegel no sólo sabe mucho de psiquiatría, neurobiología y psicología sino que sabe contarlo y hacerlo accesible para el público en general. Muchos autores son eruditos en sus materias, pero tener la habilidad y el don de contarlo y hacerte entender siempre me ha parecido que es patrimonio de unos pocos. Siegel es uno de ellos. 

La segunda, porque lo recomendó mi amiga y colega Conchi Martínez (que habita en su magnífico blog Resiliencia infantil) No estaba  al tanto de que el libro había sido publicado; me enteré gracias a la reseña que sobre el libro escribió Conchi el pasado mes de mayo. Trataré de no repetir lo que ésta magistralmente dijo sobre “Tormenta cerebral” en este gran post que podéis volver a leer haciendo click aquí

Y la tercera razón es que como ya sabéis, el mes pasado se celebró (entre el 19 y el 21 de septiembre) el Congreso sobre Apego y Trauma de la Asociación EMDR Italia y el Instituto de Ciencia Cognitiva, al cual tuve el honor de asistir, en el que participó -entre otros primeros espadas- precisamente Dan Siegel. La ocasión de tenerle cerca (vive en Los Angeles), en Europa, no podía desaprovecharla. Así que allí me fui (junto con mis colegas y amigos Rafael Benito y Cristina Herce, con quienes compartí gustosamente viaje y congreso), a un evento inmejorable sobre los temas que más nos apasionan: el apego y el trauma. ¡Y, al fin, pude conocerle y saludarle en persona! Por todo ello, esta semana es única para hablar de “Tormenta cerebral” El libro está publicado en la Editorial Alba y es de este año 2014. 

Dan Siegel se mostró ante nosotros como alguien amable, correcto y educado. Le felicitamos por su trabajo y le dijimos que somos los fans número uno de sus libros y planteamiento teórico y modo de comprender al ser humano. Le pedimos que nos firmara dos de sus libros (precisamente, "Tormenta cerebral"; y también "La mente en desarrollo", su obra cumbre) Fue recibido (como todos los ilustres ponentes que tomaron parte en el congreso) con fuertes y largos aplausos, con el público puesto en pie. Tuvo cuatro participaciones: dos conferencias de dos horas de duración y dos mesas redondas con otros colegas (a una de ellas no pudo asistir por encontrarse indispuesto. La tos que ya le había fastidiado antes se le agravó) 

La primera conferencia versó sobre "El impacto del trauma en la integración neural" Y la segunda tuvo como lema: "Intervención psicoterapéutica para promover la integración neural y personal ante el trauma" Fueron dos oportunidades magníficas en las que (sin usar ningún tipo de powerpoint ni similares) fue desgranando los conceptos más importantes que él baraja: qué es la mente, los diferentes ejes de la integración cerebral, el mindsight, su famosa rueda de la conciencia... Conceptualmente brillante, todo lo que dijo resultó interesantísimo. Ha sido un privilegio poder disfrutar de las conferencias de Siegel y de los demás ponentes, de quienes os iré hablando en sucesivos post. Lo que considere más útil de lo que aprendimos, os lo iré desgranando y tratando de aplicarlo a nuestro trabajo con los niños y adolescentes.

A la derecha os dejo la fotografía que inmortaliza el encuentro que tuvimos con Siegel mi amiga y colega Cristina Herce, psicóloga y directora del Centro Lauka (empresa dependiente de la  Diputación Foral de Gipuzkoa para la gestión y puesta en práctica del programa de acogimiento familiar en la susodicha provincia) y servidor. 

Bueno, voy con el libro. “Tormenta cerebral” me ha cautivado y dejado placenteramente rendido a sus pies. Dan Siegel y su obra es como un restaurante Tres Estrellas Michelin: es casi imposible encontrarle un pero. Pura delicatesen hecha por un maestro. Yo estoy entregado a la causa desde casi antes de abrir la primera página. Pero cuando comienzas a leerlo, confirmas, una vez más, que merece la pena haberlo comprado.

“Tormenta cerebral” sigue la misma línea que su anterior libro “El cerebro del niño” Esta vez se centra en la etapa adolescente. “¿Un libro sobre la adolescencia te cautiva tanto?” – Podéis aducir. “¿Acaso no hay cientos, y de excelentes autores?” No diré no a esta apostilla. Lo que voy a hacer a continuación es exponeros qué tiene de diferente “Tormenta cerebral” y qué os puede aportar a padres y madres que tenéis hijos/as adolescentes o a profesionales que trabajáis con ellos.

En primer lugar, es un autor que va exponiendo los temas basándose en sus conocimientos científicos pero a la vez sabe crear complicidad con el lector. Se dirige al mismo en numerosas ocasiones, interpelándole directamente, creando una sensación de cercanía y proximidad emocional. Además, Siegel nos abre las puertas de su propia familia y cuenta cómo vivió la adolescencia de sus propios hijos/as, contándonos los problemas que tuvo y cómo los fue resolviendo. Esto me ha encantado porque (incluso habla de los errores que pudo cometer) nos ofrece la faceta más humana del autor y nos hace conscientes de que todo tiene lugar en el mundo real. El libro está escrito de una manera tan clara, sencilla y cálida que incluso pueden leerlo los adolescentes.

En segundo lugar, las herramientas que Siegel incluye después de cada capítulo. Son técnicas de mindsight para ayudar a los adolescentes (y a los adultos) a desarrollar esa capacidad del cerebro y de la mente de verse a sí misma. Mediante ejercicios de meditación y de otro tipo, Siegel nos estimula para que trabajemos (desmitifica la meditación, haciéndola digerible) con el fin de favorecer la integración cerebral. ¿Os acordáis de la metáfora del río del propio Siegel? Hablamos de ella en este post. Pues la vuelve a contar para explicarnos cómo funciona la mente. Gracias a la práctica de la meditación -si son perseverantes- el adolescente y el adulto pueden producir modificaciones en las redes neurales y potenciar la capacidad de la mente para verse a sí misma y a los demás, propiciando un aprendizaje que enseña a regular las emociones y a vivir con conciencia plena en el presente. La mejor manera de producir cambios positivos en el cerebro (incluso de las personas que han sufrido traumas y apegos inseguros) es mediante el trabajo en base a meditación. Los adolescentes que vienen a mi consulta, si me leen, sabrán lo pelma que me pongo con ellos para que practiquen meditación (aunque sólo sea un minuto)

En tercer lugar, de lo que más me ha gustado, es el cambio que Siegel hace en la concepción de la adolescencia: época negativa, las hormonas que los vuelven insoportables, etapa a pasar cuanto antes y de la mejor manera, el adolescente como el típico inmaduro que se toma todo a la ligera… Son mitos a desterrar. Lo primero, es que las hormonas poco tienen que ver con los cambios de humor o de estado de mente en la adolescencia; parece que son los neurotransmisores los responsables, y en particular, la dopamina.

Para Siegel el adolescente tiene un poder y un propósito fruto de las características de esta etapa que si son potenciadas adecuadamente y sobre todo reconducidas y reorientadas (no censuradas o sancionadas), se constituirán en un importante legado que llevaremos con nosotros a la adultez, pudiendo vivir la madurez de un modo más pleno, pues esos rasgos, si se mantienen, harán que nuestra vida adulta sea más gratificante. Por ello él resume así la cuestión: ADOL-ESCENCIA /ADULT-ESENCIA.

Es evidente que la etapa adolescente puede conllevar unos riesgos. Pero si se conoce bien qué caracteriza a esta etapa y se re-dirige al adolescente, esos riesgos se convierten en rasgos que nos beneficiarán a lo largo de la vida. Para ello, es preciso que el adolescente esté acompañado de un adulto que sea capaz de guiarle, comprenderle, re-dirigirle y re-orientarle en su potencial. Uno de los errores sobre la adolescencia es pensar que éstos no necesitan a los adultos, cuando es todo lo contrario.

En cuarto lugar, el capítulo dedicado a “tus apegos” (no podía ser de otro modo: Siegel no se va a olvidar del apego) está dedicado a que las personas puedan comprender de una manera clara y con un lenguaje sencillo cómo los modelos mentales con respecto al apego (las primeras experiencias interiorizadas en la relación con nuestros padres u otros cuidadores) influyen en nuestra identidad y configuran, por ende, nuestro cerebro/mente. Para que los adolescentes entiendan qué es eso del apego es un material excelente que pienso usar en la consulta.

En quinto lugar, y como ya hizo en su anterior libro “El cerebro del niño”, vuelve a explicar cómo es el funcionamiento del cerebro tomando para ello el puño de la mano. ¡No hay manera más sencilla y fácil de poder explicarlo! Es otra de las técnicas que podemos utilizar para poder explicar a los adolescentes el por qué de sus reacciones.

En sexto lugar, me ha atraído el punto de vista de Siegel sobre las posibilidades de cambio y aprendizaje en la vida: hayas vivido lo que hayas vivido, a pesar de los traumas y experiencias de apego inseguro, si trabajas tu propia historia, elaboras el narrativo y reconstruyes tu mente, si cultivas el mindsght (la capacidad de que la mente se vea a sí misma) mediante la conciencia plena, lograrás conocerte a ti mismo y transformarte, creando nuevas conexiones neurales. El cerebro, dice Siegel, mantiene su plasticidad a lo largo de toda la vida. Es un mensaje que debe animarnos a trabajar por ello. En el caso de los niños y adolescentes dañados por las experiencias de malos tratos y el abandono, es evidente que necesitan de nuestro acompañamiento continuado, pero si se implican en el trabajo y en el auto-conocimiento personal, pueden lograr resiliar. ¡Nunca es tarde!

En definitiva, una obra redonda, útil, práctica, que cambia el concepto y la idea clásica (y muchas veces negativa) de la adolescencia, rigurosa, amable y fundamentada en los descubrimientos de la moderna neurobiología interpersonal que postula, entre otras cosas, que la calidad de nuestro sistema nervioso depende de la calidad de nuestras relaciones.

La picada de hoy quiere recordaros la magnífica, interesante y útil formación tanto para el ámbito profesional como para el personal que organiza, on line, la Universidad de Barcelona: me estoy refiriendo al Postgrado Universitario en Promoción de la Resiliencia (al cual puede optar también alumnado que no tenga titulación universitaria) Aún quedan plazas libres y es una gran oportunidad para formarse con los mejores especialistas a nivel mundial: Vanistendael, Forés, Grané, Kotliarenko, Barudy... y muchos más. Participo con un módulo sobre la caja de arena. ¡Aún estáis a tiempo! Esta formación es especialmente interesante para las personas de Hispanoamérica que suelen demandar programas formativos a los cuales puedan acceder. Pues aquí tienen una gran oportunidad. 

Y el post que rescato hoy del cajón virtual de Buenos tratos no puede ser otro que el que dediqué al libro del mismo Siegel titulado: “El cerebro del niño” Viene que ni pintado. Es el equivalente a "Tormenta cerebral" (y predecesor del mismo) pero para la infancia.

Hasta dentro de quince días, cuidaos / zaindu.