Tal y como os adelanté, esta
semana os hablo de un libro y un autor que me están apasionando. Me refiero a
Louis Cozolino y su obra: “The neuroscience of Psychotherapy. Healing the social brain” El libro viene
prologado por uno de los grandes: Daniel Siegel. Así pues, ya sabemos que lo
que nos espera es de altísimo nivel.
El libro me ha venido recomendado
por la doctora y profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad del
País Vasco, Bárbara Torres. Como muchos ya sabéis, tuvo la deferencia de
participar y compartir con nosotros sus especializados conocimientos sobre el
apego en las pasadas “I Conversaciones
sobre Apego y Resiliencia Infantil” que celebramos en San Sebastián. Para
mí fue muy emotivo presentar a Bárbara pues fue mi profesora de psicopatología
cuando yo daba mis últimos pasos como estudiante y ella los primeros como
profesora. Entre puerta y puerta, estuvimos charlando un rato y fue cuando me
lanzó esta recomendación. Prometió mandarme las referencias bibliográficas de
este autor por correo electrónico; y, en efecto, el mismo lunes a la mañana
post jornadas las tenía en la bandeja de entrada de mi programa de correo
electrónico. Evidentemente, teniendo en cuenta que la recomendación viene de
Bárbara y lo mucho que sabe sobre apego y psicología, ese mismo día encargué el
libro. He comenzado su lectura y os puedo decir que es una maravilla. Desde
estas líneas, le agradezco enormemente a Bárbara la “picada” (como llaman en
Chile a las cosas buenas que se comparten) que me ha ofrecido/nos ha ofrecido,
pues yo también voy a compartir con vosotros lo que vaya descubriendo.
Entre lo mucho que se puede decir
de esta obra, hoy voy a introducir el concepto que el autor propone llamado Programación ambiental. Nos vamos a
referir sobre todo a una experiencia que puede considerarse uno de los muchos
prodigios de la vida humana: cómo los cuidados maternos influyen en el cerebro
del bebé y lo modelan y estructuran a través de lo que llamamos el vínculo de
apego. ¿Qué ocurre neuroquímicamente? De eso vamos a dar cuenta. Habrá muchas
palabras que probablemente los legos en la materia no alcanzaréis a entender
porque nos referiremos a neurotransmisores que, como sabéis, aluden a la
neuroquímica del cerebro. Pero creo que no importa no entender todo; lo verdaderamente
importante es captar la esencia de lo que pasa internamente a nivel cerebral y
corporal: la neuroquímica danza armónicamente al compás de la música que los
cuidados competentes marcan y como consecuencia se produce un desarrollo
positivo. ¿Con qué lo compararíamos? A mí me recuerda a uno de los genios de la
música que quizá haya sido capaz como ningún otro de hacer fluir la música de
tal manera que puede considerarse la expresión física de la armonía: Bach. En
este superdotado compositor, cuando lo escuchamos, la música es el resultado
final de un entretejido de notas, compuestas magistralmente, que se siguen unas
a otras en un ritmo fluido. A mí se me antoja la mejor alegoría de lo que son
los mecanismos epigenéticos: la expresión genética puede modificarse en
interacción con el medio ambiente. La expresión genética sigue una danza tan
equilibrada y continua como la música de este compositor -cuando un ambiente
favorecedor la propicia, claro-.
Cozolino recoge abundante investigación que nos
demuestra la enorme influencia que los cuidados (y la ausencia de ellos)
maternos tiene en el cerebro del ser humano. Tras escuchar este concierto, os
resumo y traduzco del inglés sus descubrimientos. ¡Ah, se me olvidaba!: hay
esperanza. Porque aunque la ausencia de cuidados maternos deja secuelas, éstas –nos dice Cozolino- se pueden revertir.
Escuchad el Concierto de Branderburgo nº 3 de Bach. Además de relajaos un rato, os ayudará a poner música e imagen a lo que Cozolino nos va a contar. Fijaos especialmente en cómo se mueven los músicos, lo armónico y equilibrado que resulta todo. Pura belleza.
Transcribo los trabajos de Cozolino
así como la recopilación de autores a los cuales va citando: “El trabajo de Meaney y otros nos ha
proporcionado amplia evidencia de que las madres ratas transmiten sus genes
mediante el ADN y modelan la expresión de los mismos mediante sus conductas. Programación ambiental es un término
utilizado para describir esta orquestación (de ahí a que lo compare con
Bach) de los factores epigenéticos
durante el desarrollo. Además, dos mecanismos en cuanto a la herencia existen:
cambios lentos a través de muchas generaciones mediante la mutación y la
selección natural, y cambios rápidos en la expresión genética durante cada
generación. Esta investigación, además, nos ha revelado las tres principales
maneras en las cuales la conducta materna impacta las variaciones en la
estructura cerebral –aprendizaje y plasticidad, la habilidad para manejar el
estrés y posteriormente, la conducta materna en la vida adulta-“
“La expresión genética está programada mediante la experiencia (…) En
efecto, el genoma es como un teclado mientras que los procesos químicos
seleccionan las notas que se van a tocar. Uno de los procesos químicos se llama
metilación. La metilación es un proceso mediante el cual un grupo metilo se
añade al ADN (Nota: Puesto que la
metilación es fundamental en la regulación del silenciamiento de los genes, puede provocar alteraciones en la transcripción genética sin necesidad
de que se produzca una alteración en la secuencia del ADN) Los
cuidados maternos de las ratas consistentes en bajas conductas de lamido a las
crías y de acicalamiento traen como consecuencia un incremento de la metilación
del receptor glucocorticoide, decreciendo la expresión de dicho receptor
(Nota: El receptor de glucocorticoides es expresado en casi todas las
células del cuerpo humano y regula genes implicados en desarrollo, metabolismo
y respuesta inmune) Consecuencia de todo
ello: aumenta la respuesta al estés. Sin embargo, unas conductas adecuadas de
lamido/acicalamiento a las crías rata (en suma, cuidados maternos) regula esta respuesta al estrés. Como
podemos comprobar, si mostramos afecto a nuestros bebés y niños, estamos
construyendo cerebros más resilientes, una expresión de la variación genética
que haría sonreír a Lamarck (el autor que fundó la biología)- apunta
Cozolino.
El nivel de atención materna ha revelado que puede tanto estimular como
silenciar la expresión de los genes en los ámbitos del crecimiento neuronal y
la plasticidad cerebral la modulación del eje hipotálamo-pituitario-adrenal
(que como ya sabéis es un eje que regula las reacciones al estrés) y programa la conducta materna futura
(esto último, como veis, tiene una trascendencia enorme)
Louis Cozolino |
En esencia –prosigue Cozolino- las
ratas que recibieron una mayor atención materna tienen cerebros que son más
robustos, resilientes y capaces de criar o dar cuidados que otras que no la
recibieron. Estas ratas son capaces de aprender rápido y mantener los
contenidos en la memoria durante más tiempo. Estas ratas son menos reactivas al
estrés y además pueden usar sus habilidades para aprender con niveles de
activación más altos y a través de situaciones más difíciles. Sufrieron menos
los daños de los efectos del cortisol (hormona del estrés) mediante una regulación del mismo más rápida
después de un evento estresante. Y finalmente, las hembras que se hicieron
mayores como madres más atentas pasaron sus características positivas a sus crías. Los mecanismos
–aclara Cozolino- de la asociación en
humanos entre el apego temprano seguro y mentes y cuerpos más saludables es
probablemente similar pero más compleja” (Creo que entre otras muchas conclusiones, podemos intuir porqué nuestros niños son tan vulnerables y reactivos ante distintos retos de la vida como, por ejemplo, el estudio)
La separación de las madres tiene efectos opuestos: las mismas áreas
que son reguladas positivamente con la atención materna son reguladas
negativamente ante su ausencia. La deprivación de la atención materna
incrementa la muerte neuronal y de las células gliales (éstas son unas
células que actúan de soporte o apoyo a las neuronas), reducen la expresión de los genes, e impacta en la habilidad para
aprender de las ratitas. La separación de la madre también incide en la
reducción de los receptores inhibidores del GABA (receptor gamma-aminobutírico principal
neurotransmisión implicado en la modulación de la ansiedad) en el locus coeruleus (una zona del cerebro),
aumentando la secreción de adrenalina en
reacción al estrés mientras que reduce las propiedades ansiolíticas de los
receptores de la benzodiacepina en la amígdala (un órgano situado en el
sistema límbico que es como una pequeña almendrita e implicado en múltiples
respuestas emocionales entre ellas la regulación de la ansiedad, el miedo y la
ira) Una disminución de los receptores de
cortisol en el hipocampo (otra estructura cerebral implicada en las
funciones de la memoria) también
perjudica el sistema de inhibición del estrés disparando la producción de
cortisol. Hay descubrimientos paralelos en humanos donde la deprivación materna
mediante la separación resulta en un decremento del funcionamiento cerebral,
mayores niveles de ansiedad y dificultades con el apego.
Estos y otros estudios apoyan la creencia de que la reacción del
cerebro a la atención materna no es una teoría abstracta sino un fenómeno muy
bien documentado. De hecho, cerca de 900 genes han sido descubiertos que son
diferencialmente expresados en función de la cantidad de atención y cuidados
maternos recibidos. Y no hay ninguna razón para creer que la expresión del
control epigenético por parte de la madre no haya sido conservada en primates y
humanos (¡Es impresionante el efecto que los cuidados tienen sobre la biología del cerebro!)
Y un esperanzador final que nos
tiene que ayudar y animar a seguir trabajando con los niños víctimas de
abandono y malos tratos: “En un
apasionante giro, se ha descubierto que las intervenciones biológicas y los
ambientes ricos físicos y sociales pueden revertir los efectos de los bajos
niveles de atención maternal y deprivación temprana tanto en la actividad del
eje hipotálamo-pituitario-adrenocortical y en la conducta. Desafortunadamente,
el estrés crónico o el trauma en la adolescencia o la vida adulta pueden
también revertir los efectos positivos de los niveles altos de atención materna temprana, configurando un
cerebro que se parece a uno que fue deprivado de atención materna en los
primeros años de vida. Todos los estudios apoyan la noción de que nuestros
cerebros son capaces de una adaptación continua en ambas direcciones (positiva
o negativa) Una psicoterapia exitosa, que cree una relación de apoyo, puede ser
capaz de desencadenar la expresión genética de un modo que puede hacer
disminuir el estrés, mejorar el aprendizaje y crear un puente hacia nuevas
relaciones más saludables”
En este camino estamos todos/as.
Magníficas las contribuciones de Cozolino. Seguiremos en un futuro hablando de
él y de su libro.
Cuidaos / Zaindu
impresionante el libro... la verdad llevaba todo el fin de semana esperando tu comentario. Genial!
ResponderEliminarHe investigado el para mi desconocido autor, Cotolino. Su biografía y titulaciones en Harvard, NY university y UCLA ya denotan su nivel. Por cierto tras navegar un poco añado una sugerencia bibligrafica. Del mismo autor: The Social Neuroscience of Education: Optimizing Attachment and Learning in the Classroom (Norton Books in Education) [Hardcover]
Louis Cozolino (Author)
Exactamente algo que a padres adoptivos, profesores y psicólogos nos atañe. Me encantaría si en algún momento te explayas en mayores consideraciones sobre este autor y su libro(el inicial de tu comentario de hoy) Gracias por ilustrarnos.
Saludos.
Gracias Edorta, me satisface mucho que te encante. Es que la verdad que es toda una eminencia, un autorazo. Ese libro que comentas también lo tenía referenciado por Bárbara, pero a todo no llegamos. Muy recomendable porque de libros sobre el apego en el aprendizaje tenemos menos. Volveré sobre ello más adelante, por supuesto, en la medida que el tiempo me deje ir leyendo e investigando más. Saludos.
ResponderEliminarTambién gracias por este importante tema........
ResponderEliminarY gran aporte con este libro ....... La verdad que no soy técnico en la materia, pero me apasiona el Coaching y estoy en la etapa primaria de conocer.
Desde Chile aquí otra "picada", se trata de Humberto Maturana y su filosofía de la "Biología del Conocimiento", que va muy enrutada con lo que he visto aquí.....
Consulten ; www.matriztica.cl. - Que es la escuela de Maturana donde trabaja estos conceptos.....
Suerte a todos,
Enrique GREZ