Buenos tratos se despide, con esta última entrada, hasta septiembre.
El día 9, volveremos a iniciar la temporada. Será la séptima. Parece mentira
pero... ¡va pasando el tiempo desde que en el 2007 comenzáramos esta maravillosa
andadura que es escribir en un blog y compartirlo con vosotros/as! Buenos tratos ha ido creciendo, y
vosotros/as me habéis ido dando la confianza necesaria para continuar, año a año, con los
temas que tanto nos apasionan. Os doy las gracias por vuestro apoyo, fidelidad,
interés, motivación y entusiasmo. Sin vosotros/as, nada de esto tiene sentido.
Me satisface comprobar que mes a mes va aumentando el número de visitas.
Buenos tratos descansa, aunque su autor, servidor, aún continuará su
trabajo en la consulta hasta finales de julio. El día 9 de septiembre vuelven
las entradas temáticas sobre apego, resiliencia y trauma.
Sabéis que me gusta hacer balance. Este año hemos centrado nuestros
esfuerzos en ofreceros a los padres, madres y familias adoptivas y acogedoras
una psicoeducación que os ayude a comprender y tener pautas para poder tratar
adecuadamente a vuestros niños y niñas. También este año ha sido especial y
entrañable para mí porque celebramos las primeras jornadas formativas
presenciales, el pasado mes de marzo, en Donostia, tituladas: “I Conversaciones
sobre Apego y Resiliencia infantil”. Fueron un éxito de asistencia y
participación que no me esperaba y que desbordó el aforo de la sala. Pudimos
conocernos en persona muchos y muchas de los que nos citamos aquí, en estas
páginas. Si tengo tiempo y fuerzas, contad con que el año próximo se volverán a
celebrar. Fue un lujo aprender con todos/as los ponentes, así como ver
reunidos/as en una sala a padres, madres, educadores, psicólogos, psiquiatras,
trabajadores sociales… Pudimos aprender e intercambiar conocimientos y
experiencias. En la segunda edición potenciaré vuestra participación porque no hubo demasiado tiempo para debatir y conversar. Y ello fue
debido a que hubo demasiadas comunicaciones y conferencias.
Este curso 2012/13 vio la luz también el libro “Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena (sandtray)” Tenía muchas ganas de que este
abordaje terapéutico se diera a conocer en lengua castellana porque no hay
demasiado publicado. Y teniendo en cuenta la idoneidad de la técnica para
trabajar con niños/as y adultos con trastornos del apego y historias de vida traumáticas,
ésta no podía quedar sin divulgar. Agradezco a todos/as los/as que me habéis
escrito con comentarios y sugerencias en torno al mismo.
Este año hemos ido aprendiendo (y yo de la mano con
vosotros/as) más sobre apego, trauma y resiliencia. Ya sabéis que lo que voy
leyendo, investigando y experimentando en mi trabajo y con mis colegas, lo voy
trayendo aquí para que todos/as nos beneficiemos. La idea es seguir el curso
próximo (2013/14) ofreciendo entradas con temas similares a los de este año. La
psicoeducación seguirá, por supuesto. Y autores como Louis Cozolino (que este
curso no hemos hecho más que empezar a degustar. Este verano voy a continuar leyendo el libro que os anuncié hace unas semanas y, en septiembre, os hablaré de lo que aprenda. La entrada que dediqué a la neurobiología del apego de la cual este autor habla ha gustado mucho) y otros que nos marcan el
camino, también. Las estrellas van a seguir siendo el apego, el trauma y la
resiliencia.
Además, el curso próximo, como éste, os iré anunciando distintas formaciones que se vayan organizando y las novedades editoriales que vaya descubriendo en relación a nuestros temas favoritos.
Y, finalmente, introduciré como novedad incluir en el blog entradas -que yo denomino más vivenciales- donde os contaré mis experiencias profesionales desde la práctica tratando de engranarlas con la teoría, claro.
Además, el curso próximo, como éste, os iré anunciando distintas formaciones que se vayan organizando y las novedades editoriales que vaya descubriendo en relación a nuestros temas favoritos.
Y, finalmente, introduciré como novedad incluir en el blog entradas -que yo denomino más vivenciales- donde os contaré mis experiencias profesionales desde la práctica tratando de engranarlas con la teoría, claro.
Como colofón a este curso, os ofrezco el texto que una joven
estudiante de psicología llamada Larraitz Gorrotxategi ha elaborado recogiendo
lo que ella ha aprendido de las Conversaciones sobre apego y resiliencia que
celebramos el pasado mes de marzo en Donostia. Me parece una excelente
aportación y la mejor manera de poner el broche final a este curso. Me
satisface comprobar cómo las jóvenes generaciones de profesionales se interesan
por estos temas, asistiendo a formaciones y elaborando, como en este caso, una
reflexión que a todos/as nos va a parecer muy interesante y necesaria. Me la
envió para que la leyera y valorara y como me ha parecido de calidad, la quiero
divulgar y compartir con todos/as vosotros/as, a la par que le felicito a
Larraitz por haberse sentado a pensar sobre las jornadas. Yo creo que merece la pena que le dejéis vuestros comentarios, se lo merece.
Dice así:
"El niño bien tratado, con un
entorno apropiado y sus necesidades cubiertas
a nivel fisiológico, psicológico y emocional se beneficia en su
desarrollo durante toda su vida. Aprende a
interactuar con sus semejantes, con sus progenitores, en el dominio
escolar, a auto-regular sus emociones, es consciente de su identidad y se
impregna ya desde el vientre materno de los estímulos que le ofrece su entorno.
Estas necesidades cubiertas le ayudarán a tener un buen desarrollo y a que se
pueda enfrentar a las adversidades, logrando un funcionamiento adaptado en la
vida. La seguridad, la protección, los buenos tratos, la empatía, los límites
con cariño y coherencia, las figuras constantes, una educación… Con todo ello
el ser humano logra construir su
personalidad mediante un apego seguro.
Los buenos tratos influyen en
el cerebro durante su crecimiento. Desde el vientre hasta los 18 meses son muy importantes
las interacciones con el entorno ya que la red neuronal se va desarrollando al
mismo tiempo que el bebé, creando el vínculo de apego y contribuyendo así a la
conformación de la personalidad. Las neuronas, mediante la sinapsis, se enlazan
unas con otras gracias a los estímulos gratificantes que el niño recibe,
incrementándose sus capacidades como,
por ejemplo, el lenguaje, la motricidad, las emociones y motivaciones.
Desde que un niño nace depende
de las capacidades que tienen sus cuidadores, del trabajo en red de las organizaciones,
de los profesionales, del entorno escolar, de la vecindad, del estado… Y todo
ello debe estar coordinado en favor de los buenos tratos en una misma dirección
y en adecuada sintonía, priorizando el bienestar del niño y del adolescente...
En los casos en los que no se ha ejercido un buen trato con los más vulnerables
-que son los niños-, su desarrollo -y la visión de sí mismos- son afectados por
la falta de cuidados y protección.
La protección de un niño es una
prioridad del sistema social, la cual debe de atenderse poniendo todos los
recursos humanos y materiales necesarios para minimizar en lo posible las
repercusiones que en su desarrollo tienen los malos tratos, el abandono, el
abuso y la negligencia. Los niños y
adolescentes reflejan las consecuencias de sus carencias y de sus experiencias
traumáticas mediante sus conductas. Asimismo, el estado, para reparar el daño,
debería proporcionar y poner al alcance del menor de edad una red de
profesionales que ayuden a que éste elabore que es víctima y no culpable. Si la
red es negligente, una de las consecuencias que se derivan es no evitar que los
niños convivan en un entorno inadecuado. Proteger al niño es lo más importante,
su derecho a tener infancia, el derecho
de tener buenos tratos. Estos niños sin infancia, aunque crezcan y cumplan
años, su proceso madurativo no es el mismo que un niño que ha tenido su
infancia con apego seguro. Pasarán los años y el niño se convertirá en
adulto. Un adulto que debe cumplir las
normas como el resto, que tiene que adaptarse a éstas porque si no es así, el
propio sistema le castiga. Desde luego que cada acción tiene sus consecuencias,
siempre que sean coherentes y enseñen a reparar el daño. Es importante que el
sistema coopere con el niño ayudándole a reconstruir su pasado (su identidad),
dándole pautas para una buena adaptación, conducirle a una buena meta. Creo que
las normas están para cumplirlas, no lo dudo, pero solo centrarse en ellas
cuando al niño no se le ha enseñado que además de normas, es sujeto de derechos
es una incongruencia. La negligencia de un sistema social que puede caer en
contradicción: después de no proteger adecuadamente pide que el sujeto se
adapte y asuma las normas sociales.
El adulto que no ha trabajado sus traumas, inconscientemente, vive sus
miedos a través de los demás, y es que ya desde el vientre materno se tiene
memoria corporal, de tal forma que el cuerpo nunca olvida y las sensaciones
vividas desde entonces acribillan desde el lado más inconsciente. Por ello, un
trauma bien trabajado ayuda a afrontar y procesar las experiencias adversas,
aunque no se recuerden. Desde los 3 años ya hay memoria consciente; por lo tanto,
los sucesos se registran y no se olvidan, ya que se guardan en nuestro
inconsciente. El cerebro aparta aquellas situaciones traumáticas provocando
reacciones conductuales, emocionales y sensoriales para encontrar una manera de
adaptarse. El cerebro mantiene en un rincón esos registros y a veces aparecen
en forma de pesadillas, de miedos, de rabia… Los traumas no solucionados, en
suma, evocan en el cerebro un estado de alerta y conllevan conductas generadas
por las emociones que se sintieron en aquel mismo
instante del pasado.
El trauma es el resultado de experiencias negativas y terribles que
provocan dolor, evocan sensaciones, hacen sentir vulnerabilidad, incapacidad…
Es una herida abierta que se puede cerrar gracias a la resiliencia del
individuo, a una asistencia psicoterapéutica, a un vínculo de apego seguro, al
trabajo del mismo paciente para solucionarlo y su fuerza vital para seguir
adelante llevándole a un bienestar y no a desarrollar tendencias destructivas.
La felicidad se caracteriza por el poder de superación que uno tiene ante las adversidades,
es un triunfo.
EL BUEN TRATO NO ES UN GASTO
SOCIAL ES UNA INVERSION PARA EL FUTURO."
¡Hasta el 9 de septiembre! ¡Gracias, una vez más, a todos/as. Os deseo que paséis unas buenas vacaciones de verano! Cuidaos, cuidad de los vuestros/as y
disfrutad de la vida.