martes, 29 de enero de 2013

Curso "El desorden de Déficit de atención e hiperactividad", organizado por Umayquipa en Madrid



Curso organizado por UMAYQUIPA a.e.
El desorden de Déficit de atención e    Hiperactividad       


Nuevos aportes y estrategias

Dirigido a psicólogos, terapeutas, médicos, educadores, padres.

Impartido por Diana Cornejo de Baumann

Un gran número de los fracasos escolares en la infancia y adolescencia es diagnosticado como integrante de este síndrome llamado como Déficit de atención e hiperactividad.

Se puede decir que es una de las patologías más comunes que el niño nos trae en esta época. Esto alude a la responsabilidad del especialista que trabaja con niños; para conocer en profundidad sobre qué es lo que se está hablando cuando nos referimos a este síndrome.

Cuando se visitan colegios y se habla con profesores, muchas veces de un modo facilista nos imponen este diagnóstico buscando que al niño se lo medique para solucionar los problemas que ellos tienen dentro del aula. Tenemos así el sobre-diagnóstico donde pareciera que toda dificultad en el aula ha sido causada por este déficit.

Esto nos obliga especialmente a los especialistas encargados de mirar por el bienestar del niño, que tengamos que conocer bien que nos dice el DSM al respecto, y qué niños entran en esta categoría y cuáles no, teniendo en cuenta que un diagnóstico errado significa no afrontar la dificultad real que el niño nos trae.

No afrontar la dificultad real que trae el niño significa no aportar las herramientas necesarias para una solución que realmente beneficie al niño. Y con los niños TDAH también es necesario entrar en aquellas causas emocionales que disparan su problemática y son causantes de sus dificultades.

En el presente curso vamos a recorrer este cuadro diagnostico afinando la mirada al niño particular intentando encontrar los puntos de urgencia que nos permitan afrontar las dificultades del niño con su aprendizaje, el colegio y la dinámica familiar.

También nos lleva a tener que conocer los argumentos a favor y en contra de la medicación que se propone, según la edad del niño y el peso que tiene esta dificultad de atención dentro de su problemática general.

Lo imparte Diana Cornejo de Baumann. Es psicóloga y psicoterapeuta. Pertenece a la Sociedad de Psicoterapia de Niños y Adolescentes de Perú, colabora en Centros de Salud con mujeres parteras y trabaja con madres e hijos en pueblos jóvenes de Lima. Co-fundadora y directora del grupo de Psicología y Psicoterapia UmayQuipa Lima.



Fecha del curso: 17 de febrero de 2013

Horario: 10:00h - 15:00h

Precio: 90€

Se entregará certificado de asistencia.

Lugar del  curso:

C/ Donoso Cortes, 88 - 1º Dcha.
    28015 Madrid

Tlf. y Fax 91.549.38.78
                 
Mail: umayquipae@gmail.com

www.umayquipae.com 

 

lunes, 28 de enero de 2013

Psicoeducación para familias adoptivas o acogedoras: La auto-regulación emocional del niño (I)



Vuelve el tema de la psicoeducación para familias adoptivas o acogedoras, tema que teníamos temporalmente aparcado porque nos hemos dedicado a otros asuntos. Iniciamos el segundo bloque. Está dedicado a LA AUTO-REGULACION. Dentro de éste, trataremos tres aspectos importantes: Identificación de emociones; modulación emocional y expresión emocional.

Se trata de una función clave en la vida del niño. Los niños que han vivido experiencias de apego subóptimas no han tenido la oportunidad -durante tiempo suficiente- de vivir una relación con las figuras primarias que se constituya en contenedora y reflexiva de sus estados internos. El apego va más allá de garantizar la supervivencia biológica de los individuos; el apego tiene un aspecto emocional fundamental para el ser humano: favorece la auto-regulación de todo el sistema bio-conductual.

El déficit en la auto-regulación no sólo es característico de los niños que han vivido trauma de apego sino también es común en algunas patologías como los trastornos de la personalidad (por ejemplo el trastorno límite) y en los déficit de atención con hiperactividad. Este último diagnóstico es muy frecuente en niños traumatizados por la violencia y los malos tratos, o en los que han sufrido abandono. Los niños víctimas de malos tratos o de abandono sufren un estrés crónico y permanente que afecta a un cerebro en desarrollo altamente vulnerable a los estímulos ambientales negativos. El niño es completamente dependiente de la experiencia. Necesita de un adulto capaz de hacer de “abrigo emocional estabilizador” (expresión que hemos usado aquí muchas veces) Su cerebro entonces se estructurará morfológica y funcionalmente de tal manera que maduren las áreas del mismo implicadas en la inhibición o control de los impulsos y emociones, en la planificación de los actos y en la capacidad de seleccionar y mantener la atención en los estímulos relevantes. Mucho se ha hablado de la hipótesis genética en los problemas de hiperactividad y de conducta que los niños presentan, papel que no negaremos. Pero no se pueden soslayar los factores ambientales, y entre éstos, el trauma que el abandono y el maltrato pueden generar. Muchos niños (adoptados o acogidos) que son diagnosticados de déficit de atención y/o hiperactividad presentan historias duras de abandono y malos tratos. Y el abandono es traumático. Y los niños traumatizados tienen dificultades en la regulación emocional. Cualquier visión de la hiperactividad en este tipo de niños (desde el diagnóstico hasta el tratamiento) no puede obviar la contribución que el trauma tiene en la aparición de síntomas de hiperactividad, problemas de atención, control de impulsos… No es negar un diagnóstico sino subrayar la importancia de las experiencias de vida traumáticas (como abandono y malos tratos) en la aparición del mismo. En investigaciones con ratas, las crías que eran prematuramente separadas de sus madres registraban a posteriori un mayor número de comportamientos hiperactivos que las que permanecieron más tiempo. Del mismo modo, para los seres humanos el abandono es altamente desestructurante, pues el niño carece de las figuras adultas que necesita para un adecuado desarrollo global. El niño abandonado queda en el vacío, sin la experiencia de un otro significativo que te refleja y contiene. Los niños abandonados crecen con un cerebro que no olvida esto. Tengámoslo en cuenta. El cerebro es el mismo órgano toda la vida. Y necesita de un adulto para madurar, sobre todo las áreas frontales que son básicas para desarrollar la autoregulación. El adulto nos presta sus lóbulos frontales y favorece que los nuestros se desarrollen para que podamos emplearlos por nosotros mismos en el futuro (auto-regulación) Por eso los niños abandonados parecen conducirse como una orquesta (que puede tener unos componentes excelentes pero sin coordinación) sin director, cayendo en el caos o en la rigidez. Y por eso necesitan, entonces, durante mucho más tiempo, de adultos significativos que trabajen en red para ayudarles en su caminar y poder construir esa autoregulacion.

La regulación es un desafío para terapeutas, padres, familias, profesores… Cuesta mucho tiempo, trabajo y esfuerzo lograr que un niño se estabilice a nivel cognitivo, emocional y conductual. A veces incluso en estados hipoactivos, no necesariamente hiperactivos. No es una cuestión de que el niño se mueva mucho. A veces podría hiperconcentrarse en determinadas tareas (de manera inadecuada también) Es una cuestión de que el organismo responda amoldándose y sintonizándose con el ambiente, adaptándose a los requerimientos que las distintas situaciones demandan. De hecho la semana que viene, cuando veamos tres ejemplos distintos de tipos de niños, veremos que existe, dentro de los desregulados, un niño que no es excesivamente movido.

En cualquier caso, como adultos responsables de niños adoptados y acogidos con problemas regulatorios, hemos de trabajar con constancia y paciencia para poder ir haciendo esta función moduladora que los primeros cuidadores no hicieron con los infantes. Los terapeutas del apego y de la trauma terapia incluimos entre nuestros objetivos terapéuticos -desde el principio y a lo largo de todo el tratamiento- el aprendizaje de recursos de estabilización: la relajación, la meditación, la música, la instalación de recursos positivos en EMDR y la propia relación terapéutica. Y mentalizamos a las familias para que comprendan (y aprendan) a regular a sus hijos como prioridad absoluta.

¿Qué quiere decir “regular”?

La auto-regulación implica la capacidad para gestionar la experiencia en diferentes niveles: cognitivo, emocional, fisiológico y conductual.

Una regulación exitosa de la experiencia puede implicar diferentes tipos de cosas como:

- Tener un grado mínimo de conciencia de los estados internos.

- La habilidad para tolerar un rango de activación y emoción.

- La habilidad para implicarse en una acción o cognición que module la activación o los estados internos.

- Una comprensión de las interconexiones entre los distintos aspectos de las experiencias internas (por ejemplo, sensación, sentimiento, pensamiento, conducta)

- Una comprensión de los factores que influencian la experiencia interna.

- La capacidad para comunicar las experiencias eficazmente con los demás.

Cambios en el desarrollo en regulación

La primera auto-regulación implica la organización fisiológica básica: patrones de sueño, comida…

Primero somos estructurados externamente gracias a la labor del cuidador o cuidadores para posteriormente ser capaces de regularnos internamente. Aunque continuamos recurriendo a nuestros semejantes significativos (padres, amigos, pareja…) como recursos de modulación a lo largo de nuestras vidas.

Todas las habilidades implicadas en la regulación se desarrollan desde un nivel muy básico para llegar a otro más sofisticado. Por ejemplo, la conciencia de un estado interno para un niño pequeño puede ser tan simple como “me siento mal”, mientras que un adolescente puede ser capaz de captar estados tan complejos como “me siento decepcionado y preocupado”

La semana próxima seguimos con este apasionante tema.

Cuidaos / Zaindu.

lunes, 21 de enero de 2013

"Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena (sandtray)", un libro para conocer una técnica idónea para el trabajo terapéutico con niños y adultos traumatizados


En febrero Desclée de Brouwer edita el último libro que el autor de este nuestro blog, Buenos tratos -quien estas líneas redacta- ha escrito. Tengo el gusto de anunciároslo -aunque lo presentaré en San Sebastián, el 15 de marzo, en la sala Fórum de la FNAC, a las 19:00h-. Este acto se enmarca, como ya sabéis, dentro de unas jornadas sobre apego y resiliencia tituladas: “I Conversaciones sobreApego y Resiliencia”, en las cuales un buen número de colegas presentarán sus conocimientos (y conversarán con los participantes) y experiencias en el trabajo terapéutico y educativo con los niños y adolescentes que presentan problemas o trastornos del apego. También nos dedicaremos al tema de la resiliencia, con interesantes puntos de vista como lo son el psiquiátrico (se hablará sobre cerebro resiliente) y el deportivo (el ciclismo como metáfora de superación) En fin, en este enlace tenéis más información sobre el evento ycómo inscribirse al mismo.

Se titula “Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena (sandtray)” Esta técnica de psicoterapia, genuinamente proveniente de la psicología analítica (cuyo principal exponente es Carl Jung), consiste, como una de sus creadoras explica “…en jugar en una caja de madera especialmente proporcionada. Se ofrece así mismo la arena seca y húmeda. Los pacientes también tienen a su disposición un número de pequeñas figuras con las cuales ellos dan realización formal a sus mundos internos. Las figuras que pueden elegir deben ofrecer, de la manera más completa posible, una muestra representativa de todos los seres animados e inanimados que podemos encontrar en el mundo externo así como en el mundo imaginativo interno…” (Dora Kalff)

Aprendí esta técnica en el diplomado de psicoterapeutas infantiles organizado por el IFIV de Barcelona, una formación en psicotrauma terapia dirigida por Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. Es un programa formativo idóneo para todos aquellos profesionales, psicólogos, que deseen trabajar con niños y adolescentes víctimas de malos tratos y que pueden presentar trastornos del apego y trauma. Fueron cuatro veranos inolvidables en los que accedimos a una formación de calidad y tuvimos la oportunidad de conocer a excelentes profesionales. 

Uno de los módulos del diplomado consistía en el aprendizaje de la técnica de la caja de arena. Lo impartía la profesora de la Universidad Católica de Chile, Josefina Martínez. Josefina nos demostró su gran humanidad, su calidad como formadora de grupos y sus amplios conocimientos y experiencia no sólo en el uso de esta técnica sino en psicología y psicoterapia infantil.

Creo que no es posible trabajar con esta técnica si uno mismo no se ha formado y no ha experimentado en propia persona con la misma. La experimentación es fundamental pues es a través de la misma como tomamos conciencia de su potencia y alcance terapéutico.

Inmediatamente después de aprender la técnica –llevo ya siete años de práctica con la misma- comencé a aplicarla con los niños, adolescentes y adultos (porque la técnica no tiene edad, puede usarse con adultos) insertándola dentro de un programa integral de psicoterapia de acuerdo con unos objetivos de trabajo y usándola junto con otros abordajes terapéuticos. Con Maryorie Dantagnan fui supervisando casos para completar mi formación. Con ella avancé y redondeé mi aprendizaje con esta técnica -y con otros muchos aspectos que tienen que ver con la psicoterapia-. A ambas, Josefina y Maryorie, les estoy eternamente agradecido.

Pasado este tiempo, y habiendo reunido suficiente material clínico, fue cuando el año pasado comenzó a rondar por mi cabeza el poder escribir sobre ella. Sobre todo porque en literatura castellana existe –que yo sepa- escaso material editado. Y creo que un buen número de psicoterapeutas pueden acceder a su conocimiento y de ahí, a la formación.

Fue a finales del año 2011 cuando Loretta Cornejo, psicoterapeuta del Centro Umayquipa de Madrid, tras un seminario sobre la caja de arena que impartimos en su centro, y dado que ella es la directora de la colección AMAE de la Editorial Desclée de Brouwer, me animó a dar el paso de publicar un libro sobre esta apasionante técnica teniendo en cuenta –como digo- que existe poca literatura en lengua castellana sobre el cajón de arena. A Loretta Cornejo le agradezco enormemente que me ofreciera la posibilidad de poder publicar en una editorial tan prestigiosa como Desclée. Creo que ella apoya mi trabajo porque le convence; pero no es menos cierto que en esta vida deben existir personas sensibles a profesionales que tienen cosas que contar y darles una oportunidad, a pesar de que no tienen un nombre, como es mi caso. Loretta Cornejo, como directora de AMAE, realiza esa labor de captación y de ofrecer oportunidades a quienes quieran aprovecharlas. Y es que di muchas vueltas para poder publicar mis trabajos anteriores (de hecho mi primer libro me lo tuve que auto-publicar) y no encontré a nadie que quisiera hacerlo. Loretta Cornejo ha sido quien me la ha dado y, como os digo, también le estaré eternamente agradecido.

A partir de ahí la idea tomó cuerpo y fui pergeñando el libro y redactándolo poco a poco. Ya está listo, y en estos momentos creo que está en la imprenta. Sale el mes próximo, Dios mediante.

¿Qué contenidos se tratan en el libro? Lo primero, cuenta con un lujo de prólogo elaborado por mi amigo y colega Rafael Benito, psiquiatra. He querido que sea él quien se encargue de este apartado porque es un profesional que integra en su práctica la psicoterapia. También porque se ha formado en la técnica de la caja de arena. Ofrece una presentación del libro en la que enfatiza que psicología y psiquiatría deben de ir de la mano. Como muy bien apunta, psicólogos y psiquiatras no deben de caminar cada uno por una orilla, mirándose. Ni los psiquiatras deben de estudiar al ser humano obviando las aportaciones de la psicología y la psicoterapia ni los psicólogos deben concebir a aquél como si el cerebro no tuviera nada que ver en el estudio de sus conductas, emociones y pensamientos.

"Construyendo puentes" comienza con una breve revisión histórica de la técnica. Repasa los nombres propios que la concibieron y la gestaron, con dos referencias obligadas a Dora Kalff y Margaret Lowenfeld.

A continuación se perfila qué es la técnica y en qué consiste. Una puntualización que he de hacer es que ésta tiene dos enfoques: (1) Sandplay, cuyo planteamiento y enfoque de trabajo terapéutico es desde la psicología analítica. El origen y fundamentos de la técnica son genuinamente analíticos (hunden sus raíces en la teoría de Carl Jung) (2) Sandtray, que se considera un planteamiento y enfoque de trabajo como un método dentro de la terapia de juego (proveniente de la escuela humanista de psicoterapia) Esta segunda óptica, aunque recoge mucho del planteamiento analítico, tiene un enfoque, técnica y metodología diferentes. Este libro, por lo tanto, no responde al purismo analítico. Se centra en el sandtray. Y sobre todo recoge mi manera de trabajar en terapia con la caja de arena.

"Construyendo puentes" prosigue delineando en qué marco teórico psicoterapéutico se imbrica la técnica: la incluyo dentro del esquema de trabajo donde el apego es el eje fundamental de la intervención con el niño, y utilizándola como una técnica a aplicar de acuerdo con unos objetivos terapéuticos y en combinación con otras técnicas. El punto de vista de la resiliencia también se contempla en la concepción y uso de la caja de arena: qué puntos fuertes ha proyectado el niño en su bandeja de arena que nos sugieren fortalezas. Finalmente, hay influencias -en el planteamiento que propongo- de la terapia de juego; pero también se proponen alternativas -como veremos- de empleo de la bandeja de arena desde otros puntos de vista.

Seguidamente, expongo para qué tipo de personas está especialmente diseñada: es una técnica idónea para menores y mayores que presentan historias de vida duras –para quienes narrar con palabras puede ser totalmente desaconsejable- pues les permite construir –quien construye ya se empodera de su biografía- y tratar -para elaborar, de manera segura y no verbal- sus traumas. Una autora llamada Linda Hunter afirma -con toda la razón- que es una de las mejores técnicas y que se debería de proponer para todos los niños y jóvenes en adopción y acogimiento familiar o residencial. De hecho ayuda como ninguna otra a este tipo de niños que deben de construir (para que no les acontezca) su historia. A lo largo del libro cuento muchas experiencias de trabajo (con las fotografías de sus cajas) vividas y sentidas con los niños y adolescentes. Porque de eso se trata (más que de analizar las cajas de arena): que se sientan sentidos y validados en su experiencia, y que se cree un espacio co-transferencial. Hay un capítulo que narra la evolución, caja por caja (aunque trabajando con otras técnicas también), de dos niños (un niño y una niña) adoptados, ambos con terribles historias de vida a sus espaldas. No hubieran podido (ni tampoco es aconsejable) hacerlo si no es con la ayuda de este apasionante y terapéutico instrumento que es la bandeja de arena.

A continuación, hablo de los materiales y su importancia (la bandeja, la arena, el agua, las miniaturas) para pasar a detallar los pasos a seguir en la conducción de una sesión (y lo ilustro con un caso), los tipos de cajas y cuál debe ser el papel del terapeuta.

"Construyendo puentes" prosigue con un breve apunte del uso de la técnica dentro de la evaluación psicológica y de cómo insertarla en una metodología terapéutica directiva, no-directiva y semi-directiva. Para terminar con un capítulo dedicado a una innovadora y prometedora propuesta que es la combinación de la técnica de la caja de arena con el abordaje terapéutico EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) Al estar en proceso de formación en esta técnica, he expuesto lo que he aprendido, y aplicado con los niños en terapia, de esta combinación sugerida y propuesta por mi supervisora de casos (Cristina Cortés, del Centro VITALIZA, de Pamplona) en la formación que he recibido en la Asociación EMDR España. A Cristina le doy las gracias por todo lo que he aprendido con ella durante el año pasado.

La obra concluye con un epítome o resumen final que recoge lo más importante del libro, algo así como una guía para no perderse.

Es un libro para profesionales, sí, pero creo que los padres pueden acercarse a él también porque está redactado de manera clara y sencilla para que el público no especializado pueda beneficiarse de sus aportaciones. Hay muchas fotografías de cajas de arena y muchas historias de niños y algunas de adultos. La mayoría de las historias son reales (con nombres y circunstancias cambiados para respetar el anonimato) y provienen de niños del ámbito de la adopción y el acogimiento.

Espero que os guste y os sea de utilidad. Sale el mes que viene, y aún he de hablaros más del mismo para que tengáis más información. De momento, es suficiente. La semana que viene retomamos la psicoeducación para familias adoptivas o acogedoras.

Cuidaos / Zaindu

lunes, 14 de enero de 2013

"Es del todo inadecuado acoger a un niño adoptado y amarle" (Winnicott)


Al leer el titular de la entrada de esta semana, a buen seguro que no os habréis quedado indiferentes. A mí me pasó igual cuando lo leí.
He estado revisando al autor Winnicott (médico y psicoanalista inglés, el primer pediatra en formarse como psicoanalista), quien tiene una particular visión –que os voy a transcribir a continuación- sobre la adopción y el acogimiento. La verdad es que en un primer momento impacta: “¿No amarle? ¡Pero cómo no le vamos a amar!”, nos decimos a nosotros mismos entre sorprendidos y  quizá un tanto indignados.
Me gustaría que leyerais su aportación (sobre todo los padres y las madres, y especialmente los adolescentes y adultos adoptados/as) y dejéis vuestro punto de vista en los comentarios. Al principio, mi primera reacción tras la lectura de las palabras de Winnicott ha sido la de sentirme un tanto desconcertado. Pero después, más sosegadamente, haciendo una reflexión, considero que su planteamiento tiene sentido sobre todo para los niños que han sufrido abandono severo, tanto si posteriormente son adoptados o acogidos en familia como en una institución. Además, el autor –como vais a ver- razona y matiza la frase con la que hemos titulado la entrada de esta semana. Se trata de no sólo amar sino también de tolerar el odio. Esto es, de no menoscabar el papel que las emociones negativas cumplen para que podamos crecer como personas. Creo que esto es especialmente importante para familias que no toleran la expresión de las emociones en general y las negativas (rabia, odio, miedo...) en particular. Para un/a adoptado/a creo que es necesario sentir que su familia adoptiva puede escuchar, comprender, contener y hacerse cargo también de las emociones intensas como lo es el odio.
Vamos con ello.
Winnicott inició su carrera trabajando con niños desplazados debido a la Segunda Guerra Mundial, y estudió las dificultades de los niños que tratan de adaptarse a un nuevo hogar.
En un artículo titulado Hate in the Countertransference (El Odio en la Contratransferencia) [1], Winnicott dice lo siguiente:
“Es del todo inadecuado acoger a un niño adoptado y amarle. De hecho, los padres deben ser capaces de acoger al niño adoptado en su casa y tolerar odiarle. El niño solo puede creer que se le quiere después de que se le haya odiado, e insiste en que no se puede subestimar la importancia de la tolerancia del odio en los procesos de curación. Cuando a un niño hasta entonces privado de cuidados parentales apropiados se le ofrece la ocasión de recibirlos en un ambiente familiar sano, como el de una familia adoptiva, el niño comienza a desarrollar una esperanza inconsciente. Pero a dicha esperanza viene asociada el miedo: cuando un niño ha sufrido en el pasado una decepción tan devastadora, con sus necesidades físicas y emocionales más básicas insatisfechas, se erigen unas defensas: unas fuerzas inconscientes que protegen al niño frente a la esperanza que puede quedar frustrada. Esas defensas, según Winnicott, explican la presencia del odio. El niño experimentará un estallido de ira contra la nueva figura parental, mediante el cual expresará su odio y lo suscitará a su vez en quien le cuida.
Para un niño que ha sufrido, la necesidad de odiar y ser odiado es más profunda incluso que la necesidad de rebelarse, y la tolerancia del odio por parte de los nuevos padres es un factor fundamental para la salud mental del niño. Debe permitirse al niño expresar ese odio, y los padres adoptivos deben de ser capaces de tolerar el odio, tanto el del niño como el propio.
Esta idea puede resultar chocante, y asimismo puede resultar difícil aceptar que es odio lo que crece dentro de uno. Los padres pueden sentirse culpables teniendo en cuenta las dificultades por las que el niño ha tenido que pasar antes; pero éste actúa de forma hostil hacia los padres, pues proyecta las antiguas experiencias de rechazo y abandono sobre la realidad actual.
El niño necesita ver lo que ocurre cuando aflora el odio. Lo que pasa, dice el pediatra inglés, es que pasado un tiempo el niño adoptado concibe esperanza, y comienza a poner a prueba el ambiente que ha hallado y la capacidad de su guardián de odiar objetivamente.
Las emociones que el odio del niño suscita en los padres, así como en los profesores y en otras figuras de autoridad, son muy reales. Winnicott considera clave que los adultos reconozcan tales sentimientos y no los nieguen, lo cual podría parecer más fácil. Deben comprender que el odio del niño no es personal: el niño expresa la ansiedad producida por su infeliz situación anterior con las personas que tiene ahora a su alcance.
Lo que haga la figura de autoridad con su propio odio tiene evidentemente, una importancia fundamental. La creencia del niño de que es malo e indigno de ser amado debe verse reforzada por la respuesta del adulto, que ha de tolerar los sentimientos de odio y entenderlos como parte de la relación. Esta es la única manera de que el niño se sienta seguro y capaz de establecer un vínculo.
Por abundante que sea el cariño que se encuentre en el nuevo ambiente, para el niño eso no borra el pasado, del cual el niño conserva sentimientos residuales. El niño espera que el odio que siente el adulto le lleve a rechazarlo porque eso fue lo que ocurrió antes; cuando esto no ocurre y en lugar de ello los sentimientos de odio son tolerados, entonces estos pueden empezar a disiparse”
Os doy mi opinión.
Los niños y niñas abandonados y maltratados (sobre todo los que han vivido estas adversas experiencias no sólo una vez sino de manera continuada (desgraciadamente, pues deja un profundo sufrimiento y un sentimiento interno de devaluación y desvalorización del sí mismo), son los que efectivamente odian no solo a quienes les adoptan o acogen sino también -me atrevería a decir- que a todo el género humano. Los adultos les han fallado gravemente. En la psicoterapia yo mismo he vivido la expresión de ese odio, y cuando he dejado que el mismo aflore, lo he validado como emoción que puede y es normal que sienta y he sabido contenerlo, el niño ha terminado por vincularse al terapeuta y ha llegado a sentir afecto positivo y abrirse para trabajar sus emociones dolorosas y sus problemas. Pero no he actuado mi rabia o mi odio al niño echándole de la terapia o adoptando cualquier otra consecuencia aversiva.
La cuestión –muy dura para todos, pero en especial para los padres y familias adoptivas y acogedoras pues de un hijo no se espera odio; una madre me dijo hace unos días, desesperada: “es que yo no estaba preparada para que mi hija me rechazara de ese modo”- es que seamos capaces, que podamos –buscando los apoyos que necesitemos- comprender y aceptar que el odio no es hacia nuestra persona sino que es, como apunta Winnicott, una proyección de fuerzas inconscientes que le protegen de la posibilidad de ser abandonado de nuevo.
La expresión del odio puede aceptarse como emoción, pues sólo es una emoción, si lo pensamos bien. Aceptamos sus emociones pero no las conductas que puedan dañar. Pero… “¿tolerar que mi hijo exprese odio hacia mí, yo que sólo le deseo lo mejor?”, podéis contestar. No es eso. Es tolerar que el hijo o el niño exprese su dolor y su odio por el abandono y que seamos capaces de aceptar que no va contra nosotros sino que es una proyección. Decirle que él puede sentirlo, que es normal que lo sienta, ratificarle en que su dolor tiene su buena razón, que quienes le tenían que cuidar le decepcionaron profundamente y que ahora cree que eso puede volver a ocurrir y es esperable por ello que se proteja del riesgo que supone amarnos; porque si nos ama, para él en su mente traumática existe el fantasma de que me pueden volver a dejar, con la profunda y dura decepción que ello conlleva. Pero es un camino que conduce a la creación del vínculo, pues en la mente del niño opera: “Le he odiado, pero no me ha abandonado, ni pegado, ni vejado…” Mentalizarnos que en determinados niños (sobre todo en los de apego desorganizado) forma parte de su proceso de sanación emocional, puede ayudarnos. Entender por qué ocurre evita que nos culpemos y le culpemos al niño. Y podamos ser, así, capaces también de tolerar ese odio que el niño puede suscitar en nosotros expresando nuestras emociones sanamente cuando el niño nos pone fuera de nuestras casillas pero sin caer en la trampa de actuar el odio haciéndole daño con una verbalización dura o con castigos físicos.
Termino con estas palabras de Rygaard (“El niño abandonado”) que son un mensaje que muy bien podríamos decir a los niños adoptados o acogidos en relación a esto que hemos tratado hoy:
“Tú no me quieres y me dices con frecuencia que te quieres marchar. Te fallan las personas de las que provienes y también los amigos que tenías. Tú piensas que amarme sería traicionarles. Bueno, ¿sabes una cosa?, todo esto a mí me parece muy bien. Mira, yo sé que cuando un niño es adoptado [acogido] se siente abandonado y tiene la impresión de que no vale nada. Todos los niños se sienten así cuando alguien se marcha. Eso lo entiendo. […] Te quiero tanto que tú no tienes que amarme. Espero que un día me digas qué es lo que te hace sentir triste”
La semana que viene comienzo a hablaros del libro sobre la técnica de la caja de arena que publico el próximo mes.
Cuidaos / Zaindu





[1] Artículo y texto citado de “El libro de la Psicología”. Editorial Akal. Madrid, 2012


miércoles, 9 de enero de 2013

"I Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil", jornadas formativas a celebrarse en San Sebastián los días 15 y 16 de marzo

 
Tengo el gusto de presentaros unas jornadas formativas que organizo para los días 15 y 16 de marzo, en San Sebastián, a las cuales pueden apuntarse todas las personas interesadas en la psicología del apego y la resiliencia. Se titulan: "I Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil"
 
Las organizo por varios motivos: el hecho de que el blog Buenos tratos cumple cinco años, ¡y qué mejor manera de celebrarlo que poder juntarnos todos los interesados, conocernos y compartir nuestros conocimientos y experiencias! También es una oportunidad para hacer más extensivo en el tiempo el acto de presentación del próximo libro que publico sobre la técnica de la caja de arena titulado: "Construyendo puentes" y que se edita en febrero. Y sobre todo, ofrecer una jornada de formación abierta a padres y madres, a los no-profesionales, por entendernos, en la que los conocimientos sean adapatados a su nivel de comprensión no especializado. Los ponentes harán un esfuerzo por transmitir su saber de manera que todos podamos entender más fácilmente la trascendencia que el apego y la resiliencia tienen en la vida de las personas. 
 
En estas I Conversaciones sobre Apego y Resiliencia Infantil quiero dar a conocer al público en general y a profesores, profesionales, familias (biológicas, acogedoras, adoptivas) en particular, la importancia del apego, cuáles son sus trastornos, cómo detectarlos y los tratamientos y apoyos educativos que los niños que los padecen deben de tener. Nos centraremos en la población de niños que pueden presentar alteraciones en el apego con más probabilidad, como lo son los que están bajo el paraguas del sistema de protección (acogimiento residencial, familiar, adopción…)

Pretendo también exponer el concepto de resiliencia, esto es, cómo fomentar en los niños y adolescentes la capacidad de crecer y rehacerse desde la adversidad. Niños que con un apoyo concreto y continuado por parte de adultos significativos a lo largo de su desarrollo alcanzan procesos resilientes, siendo capaces de sobreponerse a la fatalidad de la desgracia.

En estas Conversaciones deseo lo que su nombre indica: conversar, intercambiar, interactuar… con todos los participantes que queráis tomar parte en ellas. También quiero compartir con vosotros los conocimientos de profesionales con años de experiencia en el trabajo con niños y adolescentes con trastornos del apego, debatir con ellos en la mesa redonda y transmitir vivencias resilientes en el ámbito educativo, psicoterapéutico y deportivo.
 
Os dejo el programa con los ponentes que participarán, el lugar de celebración y cómo inscribirse a las mismas. ¡Os espero a todos/as!

 
 
I CONVERSACIONES SOBRE APEGO Y RESILIENCIA INFANTIL

En San Sebastián-Donostia, los días 15 y 16 de marzo de 2013
 

CON MOTIVO DEL QUINTO ANIVERSARIO DEL BLOG BUENOS TRATOS Y LA PUBLICACIÓN DEL LIBRO “CONSTRUYENDO PUENTES”

Coordina: José Luis Gonzalo Marrodán, psicólogo.

 
Lugar de celebración: Centro Cultural Ernest Lluch. Paseo de Anoeta, 7 - Donostia


PROGRAMA

 
Viernes 15 de marzo de 2013

17,00h - 17:30h Recepción y presentación de las Conversaciones.

17,30h-18,30h: “La teoría versus la práctica de la adopción en niños con trastornos del apego” Loretta Cornejo. Psicóloga y madre adoptiva, Centro Umayquipa de Madrid.  En el Centro Cultural Ernest Lluch.

 
19:00h-20:00h: Acto de presentación del libro Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena (sandtray) Loretta Cornejo, psicóloga Centro Umayquipa Madrid. Cristina Herce, psicóloga. Naiara Zamora, psicóloga y José Luis Gonzalo, psicólogo y autor del libro.

En la sala FORUM DE LA FNAC. Entrada libre a este acto.


Sábado 16 de marzo de 2013,  en el Centro Cultural Ernest Lluch:

 
10,00h -11,00h “El vínculo de apego y su trascendencia en el ámbito de la psicoterapia y la educación” Bárbara Torres. Dra. en Psicología. Profesora Facultad Psicología de la UPV.

 
11,00h -11,45h “El tratamiento psicoterapéutico de los niños con trastornos del apego” José Luis Gonzalo. Psicólogo. Práctica privada.

 
12,00h -13,00h “El apego en el aula. El apoyo educativo a los niños con trastornos del apego” Ana Francia. Profesora pedagogía terapéutica y psicoterapeuta en Bilbao.

 
13,00h -14,00h “Cerebro resiliente” Rafael Benito. Psiquiatra. Clínica Quirón.


16,30h-17,30h “Resiliencia familiar. Cómo apoyar la resiliencia de los niños y adolescentes en el ámbito familiar” Isabel González. Psicóloga. Práctica privada.

 
17,30h - 18,30h: “El ciclismo como modelo de resiliencia para los niños. A propósito de una experiencia en La Vuelta España 2012 como metáfora de superación” Mikel Azparren, director deportivo. Naiara Zamora, psicóloga y José Luis Gonzalo, psicólogo.

 
18,45h - 20,00h Mesa redonda: “Apoyar la resiliencia infantil: crecer y rehacerse desde la adversidad, ¿es posible?” Lourdes Berrondo, trabajadora social. Óscar Pérez-Muga, psicólogo. Cristina Herce, psicóloga del Centro LAUKA. Modera: José Luis Gonzalo, psicólogo.


PRECIO E INSCRIPCIONES

 
La asistencia a las Conversaciones tiene un coste de 50 € por persona.

Ingresar en la cuenta de Kutxa: 2101 0147 13 0004198966
 
Al hacer  el ingreso, hacer constar el nombre y apellidos de la persona, así como poner en el concepto: Conversaciones. Enviar el justificante de ingreso por mail a: joseluis@joseluisgonzalo.com O a la siguiente dirección postal: C/Zabaleta, 51, 1º D – 20002 Donostia, Gipuzkoa. Telf.: 943 32 28 29 A la recepción del justificante, el participante queda inscrito. Plazas limitadas. Fecha tope de inscripción: 4 de marzo de 2013

IMPORTANTE: Las jornadas tendrán lugar en el Centro Cultural Ernest Lluch situado en el Estadio de Anoeta (barrio de Amara) en San Sebastián EXCEPTO la presentación del libro "Construyendo puentes. La técnica de la caja de arena", que se celebrará en la sala forum de la FNAC de Donostia-San Sebastián.

lunes, 7 de enero de 2013

"El niño y niña adoptados en el aula", gran libro de Ana Francia Iturregi


Regresa el blog Buenos tratos, no sin antes desearos a todos/as un buen año 2013. Que la esperanza no abandone nuestros corazones, y que sepamos insuflarla en quienes más la necesitan. Mientras hay esperanza, hay vida.
Arranco el blog este año hablando de un libro que me ha entusiasmado. Estaba esperando yo algo así como el “gran libro” sobre la adopción y la escuela. Existen libros sobre esta temática, pero éste que os presento hoy titulado: “El niño y la niña adoptados en el aula. Orientaciones para el diagnostico y la inclusión educativa de niños y niñas adoptados con dificultades de adaptación escolar” lo considero el más completo que conozco. No es un libro gestado en un laboratorio sino al contrario: lo firma Ana Francia Iturregi (a quien he conocido gracias a este milagro de la ciencia que es internet; pronto espero conocerla en persona), profesional con muchos años de experiencia en el trabajo educativo con los niños. Ana Ana Francia Iturregui es Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación, Pedagogía. Diplomada en Pedagogía Terapeútica. Ha realizado un Curso de Postgrado de Profesora Consultora. 29 años de experiencia en el entorno escolar (se dice pronto) trabajando como Profesora de Pedagogía Terapeútica, Consultora y Asesora de Necesidades Educativas Especiales. Formación Psicoterapéutica en Gestalt, Bioenergética y Análisis grupal. Formación básica en Análisis Transaccional. Colaboró en la adaptación española de la obra “Discover Habilidades para la vida” Como podemos ver, un currículo brillante.

Ana ha tenido la gentileza de hacerme llegar un ejemplar de su libro. Podéis adquirirlo en edición electrónica desde la página web de la  editorial Hilo Rojo Ediciones, que es quien lo publica.
 
“El niño y niña adoptados en el aula” es un completo trabajo teórico y sobre todo práctico para orientar al profesorado acerca de cómo lograr la inclusión de los niños adoptados en el aula que presentan dificultades de aprendizaje o emocionales. Comienza la autora su obra ofreciéndonos datos sobre las investigaciones que nos aportan conceptos básicos sobre la adopción. Ana se basa en los datos recogidos por los investigadores más punteros de nuestro país como Jesús Palacios y Ana Berastegi, exponiendo cómo es el desarrollo de los niños adoptados.

A continuación, en el segundo capítulo, Ana se dedica a explicar las teorías psicopedagógicas más relevantes conducentes a conocer los factores que inciden en el desarrollo evolutivo de los niños. Es una buena compilación de los diferentes aportes que la psicología evolutiva ha realizado para explicar el desarrollo del ser humano a nivel del lenguaje, cognitivo, afectivo-social y, por supuesto, no podía faltar la teoría del apego. Este último marco teórico es el que mejor recoge las dificultades que los niños adoptados pueden tener, teniendo en cuenta que el apego es la base de la auto-regulación posterior del adulto y cumple un papel clave en la organización cerebral.
En el capítulo tercero, Ana Francia no se olvida de los niños adoptados con una buena adaptación global y a ello dedica este tercer apartado, señalando cuáles son los factores de protección, las tareas de la familia adoptiva, el respeto a la diversidad y la escolarización. Ilustra este capítulo con el caso de Mikel, un niño adoptado con una buena adaptación familiar, escolar y social. Porque la obra de Ana incluye historias de vida que le dan a la misma un contrapunto vivencial. El caso de Mikel es real.

El capítulo cuarto trata sobre el diagnóstico de los niños con dificultades de adaptación familiar, escolar y social, uno de los temas principales de este libro. Ofrece Ana descripciones clínicas y las pautas necesarias para realizar el diagnóstico de los niños, así como las repercusiones que el apego desorganizado tiene en los sentimientos, conducta y aprendizaje infantil. Termina este epígrafe con una propuesta de clasificación e intervención con la población de niños adoptados en base a los criterios de nivel de adaptación global (buena/leves dificultades/dificultades significativas), los diagnósticos y los apoyos escolares y sanitarios que precisan. Esta clasificación me ha parecido una propuesta excelente, muy bien diseñada, operativa y de inestimable utilidad para el profesor o el orientador escolar. Una clasificación original y hecha en base a la experiencia acumulada por Ana a lo largo de los años.
Y, finalmente, los capítulos cinco, seis y siete proponen orientaciones para la evaluación y el tratamiento de los niños adoptados con dificultades del lenguaje, de aprendizaje y emocionales y de conducta. El gran reto es que la escuela sea inclusiva para estos niños. Que no sólo figuren como (permitidme la expresión) incluidos-matriculados sino que la comunidad escolar se implique en su totalidad para que la inclusión sea de facto. No quiero ni puedo ni debo generalizar porque hay centros, directores, orientadores y tutores maravillosos que hacen un trabajo para que el niño adoptado sea atendido en sus necesidades educativas. Pero otros centros y profesionales (bien por falta de formación o bien de compromiso), no hacen tratamiento alguno para estos niños.

En este magnífico libro de Ana Francia (que comparte su experiencia y conocimientos con nosotros) puede encontrar el profesorado conceptos y sobre todo herramientas educativas prácticas para poder tratar educativamente (en el amplio sentido de la palabra) a los niños. Estos últimos capítulos delinean dónde puede situarse el origen de los problemas del lenguaje, de aprendizaje o emocionales, cómo detectarlos, instrumentos de evaluación y cómo intervenir sobre ellos. Me ha encantado la parte que incide en el aprender a aprender o en las habilidades llamémosles “meta”, esto es, las que buscan que el niño se haga consciente de su propio proceso de aprendizaje y lo regule. Un área que suele estar afectada porque la función ejecutiva del cerebro de los niños está debilitada o poco estimulada como consecuencia del abandono y las carencias sufridas los primeros años de vida.
Al comienzo de la obra, Ana ya nos dice qué es lo que ha pretendido:
 
“Alguna de las cosas que he aprendido y de las ideas que voy a desarrollar en este libro son las siguientes:
 
Con la única finalidad que tiene sentido hablar de niños y niñas adoptados es para hablar de un modo de filiación.

La población de niños y niñas adoptas es diversa.

La mayoría de niños y niñas adoptados tienen una buena adaptación familiar, escolar y social.

En el único rasgo de conducta que hay acuerdo entre los investigadores de una mayor prevalencia de dificultades entre los adoptados que entre los no adoptados es en lo referente a la hiperactividad.

Algunos y algunas niños y niñas adoptados, una minora, tienen discapacidades y enfermedades mentales.

El origen de las dificultades de adaptación es diverso, aunque tiene que ver con la calidad de las experiencias que tuvieron antes de la adopción. El diagnostico diferencial interdisciplinar y la coordinación entre profesionales ayuda a comprender las causas que pueden tener su origen en factores neurobiológicos, ambientales o en la interacción de ambos factores”


Para todos/as los/as padres y las madres adoptivos/as que deseen saber, y sobre todo para los profesores, orientadores y directores de colegios y escuelas, éste es un libro imprescindible.

Si necesitáis contactar con Ana Francia, os dejo su mail: anafranciaiturregi@gmail.com

Enhorabuena por este gran trabajo, Ana. Zorionak!
 
Este miércoles os presento una jornada formativa que voy a organizar en Donostia-San Sebastián. Este es el evento del que os hablé en la última entrada del año.