Esta semana retomamos el tema de
la psicoeducación para familias adoptivas y acogedoras que está teniendo muy
buena acogida entre vosotros.
Antes, quiero agradecer a la Dra.
en psicología de la Universidad de Sevilla, Maite Román, el detalle que ha
tenido (me puse en contacto con ella para pedirle permiso para publicar una
reseña en este blog sobre su tesis doctoral) conmigo al responderme, darme su
autorización, felicitarme por el blog y atender a mi petición de algunos
materiales que a nivel profesional le solicité. No es frecuente encontrar en el
ámbito universitario a profesores tan amables y dispuestos. Maite Román lo ha
sido, y público hago mi agradecimiento. Os sigo recomendando que leáis su tesis
doctoral por la enorme calidad que atesora y porque sus resultados son muy
reveladores. Apoyan el camino que desde aquí nos proponemos: trabajar con estos
niños de acuerdo a segurizarles, tener paciencia, respetar su ritmo y no
presionarles a una normalidad que no pueden alcanzar debido al peso de sus
muchas veces traumática historia.
Dentro del bloque destinado al
APEGO, avanzamos en los temas de esta psicoeducación que estamos proponiendo
para las familias adoptivas y acogedoras y nos centramos en el referido al
desarrollo de respuestas consistentes por parte de los cuidadores (padres,
madres… adoptivas y acogedores)
Como viene siendo habitual, tomo
como referencia el libro titulado: Treating
Traumatic Stress in Children and Adolescents, de las autoras Blaustein y
Kinniburgh
La idea principal es que la
familia adoptiva o acogedora debe de desarrollar respuestas predecibles,
seguras y apropiadas a las conductas de los niños, de tal manera que tenga en
cuenta (sea sensible y reconozca) el papel que las experiencias pasadas tienen
en las conductas actuales.
¿Por qué es importante la
consistencia?
Una parte importante en la
construcción de un ambiente seguro para el niño es que el cuidador desarrolle
respuestas predecibles a sus conductas.
Para los niños que han
experimentado trauma por parte de sus cuidadores primarios, los límites han
podido históricamente estar asociados a falta de poder (una de las tareas de la
psicoterapia suele ser devolver el poder que a la víctima infantil se le
arrebató con el maltrato) e intensa vulnerabilidad. Los cuidadores han podido
ser percibidos fuera de control, punitivos y atemorizantes.
Incluso para los niños que no han
sido dañados por sus cuidadores primarios, el trauma en sí mismo es a menudo
percibido como una amenaza impredecible del ambiente.
Un entorno que cuida a los niños
les provee de respuestas seguras y predecibles a sus conductas. Esto les
reasegura en que hay reglas y consecuencias significativas, tanto positivas como
negativas. Fijaos bien que hablamos de consecuencias y no premios o castigos.
La idea es ser consistente en nuestras actuaciones de tal manera que el niño
entienda que la consecuencia enseña. Palabras como castigo tienen una carga
peyorativa y el niño (traumatizado por la violencia o los malos tratos)
interpretará como un ataque o como que se le quiere hacer daño. El castigo
también gatilla la memoria traumática y dispara la cólera que se sintió ante el
maltratador. El premio a menudo lleva a estos niños a chantajear a los
cuidadores. ¿Cómo hacerlo? Dos ejemplos adecuados vistos esta semana en mi
consulta en dos familias adoptivas. La primera le dice al niño que en la vida
hay que aprender a hacer un buen uso de las cosas. Como él no respeta el tiempo
de uso de la consola, los padres se la van a guardar (es suya) hasta mañana
donde probarán de nuevo a ver si es capaz de apagarla cuando se comprometió a
hacerlo. Le dicen que sabe hacerlo y que puede hacerlo, tienen esa expectativa. “Sabemos que te sientes enfadado, pero esto es lo que tienes que
aprender” - le dicen. La segunda familia me informa en sesión de terapia, delante del niño
(estoy trabajando con la misma), que éste ha hecho muy bien sus deberes
escolares durante la semana. Y que han pensado que, para celebrarlo, se van
todos juntos a cenar esa noche. La consecuencia enseña que cuando se cumplen
con las responsabilidades, vienen cosas positivas. Es una manera natural de
hacerlo y de enseñarlo.
Conductas traumáticas que
desafían a las respuestas consistentes
Ante la impredecibilidad y el
caos (no olvidemos que muchos niños adoptados o acogidos han vivido esta
ausencia de poder desarrollar un sentimiento de control ante las amenazas de
golpes, abandonos, rechazos… pues éstos no eran claramente predecibles; el niño
queda sumido en una paradoja sin solución pues muchas veces no puede huir ni
escapar) que vienen asociados al trauma, los niños, posteriormente, a menudo
tratan de controlar su medio ambiente y a los demás. Este control es el
esfuerzo que el niño hace por alcanzar la seguridad en lo que se percibe como
un mundo impredecible y peligroso. Antes de pretender cambiarlo, hay que entenderlo así y no como desobediencia o desafíos del niño al adulto. Y para que el niño lo pueda cambiar y entregar el control al adulto, éste le ha tenido que mostrar que en su vínculo es incondicional. También, por supuesto, ha tenido que ser consistente en sus respuestas. La predecibilidad le dará seguridad y poco a poco el niño estará en disposición de cambiar y ceder parte de este control.
Si son claros, los límites
consistentes ayudan a los niños a sentir la seguridad y son cruciales para un
desarrollo sano. Muchos niños tienen una historia en la que los límites no se
vivieron de un modo consistente o fueron amenazadores de su integridad
personal. Los niños pueden mostrarse reactivos ante nuestros límites (y pueden
actuar como disparadores de emociones traumáticas vividas en el pasado) e
inicialmente percibirlos como una amenaza a su propio control.
La semana próxima nos centraremos
en proporcionar una guía sobre cómo dar respuestas consistentes apropiadas para
este tipo de niños.
Antes de terminar, quiero
anunciaros que mi amiga y colega Pepa Horno presenta el próximo martes 4 de
diciembre un coloquio en el que su último libro titulado: “Un mapa del mundo
afectivo: el viaje de la violencia al buen trato” servirá de base para poder
charlar sobre estos temas que tanto nos apasionan. El encuentro tendrá lugar en
la librería Tipos Infames (C/San Joaquín, 3 – junto al metro Tribunal), a las
20:00h. Pepa ya tiene nuevo libro (será tan bueno como son todos los que
publica), y desde aquí os animo a todos los que vivís en Madrid y alrededores
a que acudáis a esta cita pues charlar con Pepa es siempre un gusto. Desde estas
líneas le felicito por la publicación de esta nueva obra.
Cuidaos / Zaindu
Gracias por esa visión del control que pueden/quieren ejercer algunos niñ@s. Me ayuda a entender un poco mejor a mi hija.
ResponderEliminarMaria
Gracias a ti María, me alegra que te haya dado una nueva visión. Saludos cordiales.
ResponderEliminarMagnífica reflexión José Luis, para entender ese estado de "alerta" y "defensiva" permanente en mi hija.
ResponderEliminarNecesita controlarlo todo porque hay mucha ansiedad en ella.
Grácias de nuevo por tu aportación valiosísima. Te aseguro que cada entrada es de gran ayuda para mí y, como consecuéncia, para mi querida hija Elena.
Chedi
Encantado de la vida Chedi, que te esté sirviendo de ayuda y de aportación valiosa me llena de satisfacción. Saludos cordiales,
ResponderEliminarGracias, Jose Luis, por hacerte eco y por tu generosidad, como siempre! Yo no paro de recomendar este blog a familias y profesional, es raro encontrar esta mezcla de rigor y claridad en un blog sobre nuestros temas. Es un lujo de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo y te echaré de menos el día cuatro, qué pena que los kilómetros no puedan desaparecer por arte de magia! :-)
Pepa
Gracias a ti Pepa, es una pena que no pueda estar físicamente pero si me acordare del evento en ese preciso momento y estaré con mi pensamiento. Te agradezco las palabras de felicitacion por el el blog. Enhorabuena por tu libro, estoy deseando leerlo. Un abrazo!
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