Continuamos con el tema de la
pasada semana, y esta vez nos centramos en las habilidades de gestión de las
emociones que el cuidador puede y debe de desarrollar. Este aspecto es muy
importante, tanto como que el niño aprenda a manejar las suyas propias. Si no
somos cuidadores conscientes de nuestras emociones y de cómo éstas interfieren
en nuestras labores de crianza, no podemos ofrecer modelos adecuados de identificación
ni exigir calma y tranquilidad al niño cuando nosotros no sabemos ofrecerla.
Este punto debe de trabajarlo el
cuidador desde el principio de la relación con su niño adoptado o acogido. En
particular, debe examinar las emociones de miedo, angustia o ira que siente
ante determinadas formas de ser del niño o ante conductas concretas
problemáticas. Además, el cuidador debe de conocerse en profundidad, saber
cuáles son sus rasgos de personalidad y cómo éstos interfieren en la relación
con el niño (en particular aquellos rasgos que pueden tensionarle: no ser capaz
de empatizar, ser demasiado normativo, exigirle lo que no puede hacer,
ofrecerle unas metas que son frustrantes para él porque no es capaz de
alcanzarlas…) También el cuidador debe analizar su propia vida: grado de
satisfacción con el trabajo, cómo son sus relaciones de amistad y de pareja,
posibles focos de tensión que le estresen, necesidad de tomarse más respiros o
descansos…
Es crucial tomarse esto muy en
serio, habida cuenta de que constituirse en un cuidador que tensiona al niño
permanentemente es un predictor negativo a futuro para unas relaciones
familiares satisfactorias. El niño debe de aprender sus propias estrategias de
manejo de emociones, sí; pero el adulto
también. Muchas veces el problema lo tiene más el adulto que el niño.
Dicho esto, os ofrezco las
estrategias de manejo de las emociones que Blaustein y Kinniburgh proponen en
su excelente libro “Treating traumatic stress in children and adolescents” El
primer capítulo del libro está dedicado a este tema, así que nos hacemos una
idea de la enorme trascendencia que las autoras conceden a que el cuidador sea
capaz de mostrarse firme pero afectivo a la vez, con habilidades para gestionar
sus propias emociones.
3º Construir estrategias de
manejo de las emociones
Técnicas útiles para el manejo de
las emociones del cuidador:
Respirar profundamente
Aprender a hacer técnicas de
respiración diafragmáticas.
Es recomendable (para las
personas que más dificultades tienen en el manejo de sus emociones) la práctica
de la meditación pues ésta es un camino para alcanzar una mente más plena.
Observar nuestros estados internos con aceptación y sin juzgar, favorece que
desarrollemos un mayor conocimiento de nosotros mismos y que aprendamos a ser
responsivos y no reactivos.
Relajación muscular
Aprender a hacer técnicas de
relajación muscular progresiva. Los músculos del cuerpo suelen ponerse en
tensión cuando experimentamos emociones intensas en situaciones potencialmente
estresantes. Aprender a tensar y destensar los músculos a voluntad es una
manera de poder luego aplicarlo en la vida cotidiana. Una relajación muscular
permite un mejor manejo emocional.
Distracción
Los cuidadores han de aprender a
identificar cuando están “atascados” (por ejemplo, atrapados en un círculo de
pensamientos rígidos, obsesivos o preocupantes sobre sus hijos) Es necesario
entrenarse en poner el foco de la atención en otros pensamientos.
Auto-tranquilización
Identificar qué cosas son
agradables o calmantes para nosotros (una determinada imagen mental, por
ejemplo, mientras nos repetimos una palabra interna como “calma”, a modo de
mantra)
Desarrollar actividades que
promuevan el autocuidado (pasear, hacer ejercicio, tomar un baño caliente…)
Tiempo fuera
En situaciones donde se
experimenten emociones muy intensas o ante conflictos, es necesario “darse un
respiro”
En vez de sacar al niño o
llevarlo fuera, es el cuidador el que se va. Le comunica al niño su necesidad
de tomarse unos minutos para calmarse. O le dice que va a su habitación porque
necesita un poco de tranquilidad y que a la vuelta continuarán hablando. Así se calman los dos. Le deja claro que no le rechaza ni le abandona, que sólo es para calmarse.
Con todo, estas técnicas
requieren de paciencia y constancia, hay que practicarlas para poder
dominarlas. Si el cuidador tiene marcadas dificultades para el autocontrol u
otros problemas de personalidad, es necesario realizar una psicoterapia para
analizar el por qué de estos problemas, sobre todo cuando interfieren en la
educación y perturban el desarrollo y la evolución del niño. Estar cerrados al
análisis y la reflexión personal no es algo para nada positivo.
Hasta la semana que viene, espero
que lo que hemos tratado hoy os sea útil y provechoso.
Desde luego, a tener muy presente. Gracias Jose Luis.
ResponderEliminarGracias Vero, un cordial saludo
ResponderEliminarEstoy preocupada porque en ocasiones se me despierta una agresividad exagerada hacia mi hijo. Me contengo a duras penas, y está relacionado con sus dificultades de aprendizaje. Mi cabeza entiende todos los porqués, pero ver su retraso y su vulnerabilidad es algo que emocionalment eno puedo aceptar y se lo hago pagar. Tus entradas las llevo conmigo a todas partes buscando entender de donde me nace esta agresividad tan nociva para los dos. Gracias José Luis
ResponderEliminarIssabel
Eres muy valiente al contarnos tus sentimientos personales en relación a tu hijo. Mereces una felicitación por reconoclerlo. Esta toma de conciencia es positiva. Ahora lo que necesitas es ponerte manos a la obra y trabajar para dejar tú de sufrir y no hacer sufrir a tu hijo. Si no puedes sola, te recomiendo que busques ayuda terapéutica. Gracias, y un cordial saludo.
ResponderEliminarMe pasa algo parecido a Issabel. Mi hija tiene problemas de aprendizaje y en el colegio no se los reconocen, por lo que ke están exigiendo más de lo que puede dar. Trae muchos deberes, generalmente muy por encima de sus conocimientos y posibilidades. Y yo me desespero, pierdo la paciencia, los nervios y acabo montando un pollo. Todos los días me juro y me perjuro que me voy a controlar, pero acabo por perder el control.
ResponderEliminarY me siento fatal, por que al final paga ella algo por lo que no debería pagar.
Ufff, muy difícil y muy angustioso.
Un abrazo José Luís.
Tú también eres muy valiente al contarnos esto, al sincerarte. Aquí también tendríamos que hablar de la presión escolar y de la falta de adecuación de las situaciones educativas a las posibilidades reales de los niños. La presión escolar existe y desestabiliza mucho a los niños. Los profesores también deberían de trabajarse esto partiendo de un conocimiento del niño o niña que tienen delante como ser emocional y no solo como alumno que tiene que rendir. Los padres recibís esa presión y la actuáis. Desde luego que es muy dificil y angustioso, pero trata de trabajar en ello. Siendo más consciente puedes hacer cosas por tranquilizarte y devolverle tranquilidad a la niña. El camino es largo y dificil pero hay que empezar. La aceptación de emociones y el manejo de las mismas es algo que lleva tiempo y tarea. Un abrazo!
ResponderEliminarHola a todos. Comentar brevemente mi preocupación por estos problemas que como madre tambien son los mios. Hace meses entendí que la única solución posible para aliviar el sufrimiento propio y de mi hijo pasaba por trabajar menos horas, ajustando al máximo mi economía, y así poder mejorar la cantidad y calidad de mi tiempo como madre. La próxima semana comienzo otra vez a trabajar la jornada completa que incluye dos tardes, y estoy realmente aterrorizada. Pero confio que el balón de oxígeno de estos últimos seis meses nos haya fortalecido para afrontar el nuevo curso académico. ¡¡¡Muy importante!!!, ¡nos gusta la tutora de este año!, ¡qué alivio!. Un fuerte abrazo, ánimos y suerte.
ResponderEliminarQue El Niño tenga una tutora con la que conecte y se ocupe de el tanto en lo académico como en lo personal, es una de las mejores noticias. Todo el ánimo para este nuevo curso. Y bueno, al
ResponderEliminarNiño sería necesario hablarle de este cambio para que lo vaya elaborando y pueda anticipar lo que va a ocurrir. Trata de tranquilizarte y tomártelo con serenidad, os irá mejor en esta fase de adaptación que comenzáis ambos. Saludos cordiales