Esta semana sale a la venta (se distribuye en librerías de toda España durante las dos primeras semanas de noviembre. Hay zonas del país en las que llegará durante la primera semana y otras zonas en las que llegará durante la segunda. En América Latina también se distribuye, sólo que debéis de pedirla en la librería para que desde allí la soliciten a la editorial) nuestra guía para padres adoptivos titulada: "¿Todo niño viene con un pan bajo el brazo? Guía para padres adoptivos con hijos con trastornos del apego. Estamos contentos de la gran acogida que ha tenido y esperamos vuestros comentarios y opiniones con verdadera ilusión con el fin de recoger todas las aportaciones y mejorarla para próximas ediciones. Los autores de esta guía somos Óscar Pérez-Muga (amigo y colega con años de formación, dedicación y trabajo con menores que han vivido situaciones de desprotección, psicoterapeuta infantil y de familia, el mejor compañero por su competencia y valores humanos para realizar esta obra) y servidor de ustedes, José Luis Gonzalo.
Una sugerencia que os hacemos a quienes estéis interesados en comprarla es adquirirla en la página web de la Editorial Desclée de Brouwer, que es quien la edita: www.edesclee.com Os la envían a casa con toda comodidad. También podéis comprarla en e-book en esa misma dirección.
La guía recoge nuestros conocimientos y práctica de trabajo con los niños adoptados y sus familias. Buena parte de lo que tratamos con los niños y los padres se recoge en la misma. Por entendernos y realizando un paralelismo, es como si un cocinero abre las puertas de su restaurante y muestra cómo crea sus platos. Del mismo modo, nosotros, en el libro, reflejamos cómo orientamos en nuestras consultas privadas a los padres que tienen hijos con trastornos del apego, cómo les ayudamos a comprender a su hijo desde el modelo del apego y la resiliencia, les ofrecemos las pautas que solemos trabajar con ellos y presentamos un buen número de historias de niños resilientes, de cómo han podido crecer y rehacerse desde la adversidad y cómo les hemos ayudado a ello. La guía nace de la práctica clínica, no es un producto de laboratorio, tiene vocación psicoeducativa y la hemos hecho con un lenguaje asequible y nos sentimos muy orgullosos de haber podido aprender de las familias y de los niños. Por eso les agradecemos lo que nos han enseñado y también que nos hayan dado permiso (con el debido anonimato) para incluir sus historias en el libro.
Con el fin de que conozcáis mejor la guía y sepáis su contenido y su razón de ser, a continuación os transcribo el capítulo de la misma que contiene la presentación que hemos hecho Óscar y yo:
"La adopción
es un derecho de los niños a tener unos padres responsables con los que puedan
desarrollarse y crecer y tener un futuro que de otro modo, carecerían, siendo,
en muchos casos en los que provienen de entornos carenciados, de malos tratos
y/o en los que han sufrido todo tipo de calamidades, víctimas de un sistema
social mundial injusto que se ceba sobre los más débiles e inocentes.
Adoptar
supone, además, hacerse cargo de un menor que será ¡al fin! nuestro hijo, sí,
pero con una historia y un pasado, en suma, unas vivencias en su memoria
psicológica y biológica (aunque sea a muy temprana edad) que en muchos casos,
son traumáticas. Sobrecoge escucharlas. Este trauma ha sido, muchas veces,
crónico (ha durado todo el tiempo que el niño ha vivido en su país de origen,
en forma de abandono o malos tratos, bien en el seno de su familia o en un
orfanato) y a veces muy intenso, muy duro, tóxico y dañino. Estas experiencias
son sobrecargantes para la mente, sucediendo, conviene subrayarlo, en periodos
de la vida en los que aquélla se está desarrollando y es sumamente vulnerable.
Si el periodo de la vida en el que se sufrió el daño del que hablamos es entre
los 0 y los 3 años, las consecuencias pueden dejar una huella indeleble en el
menor porque es una etapa clave en la constitución cerebral.
Adoptar a
un niño supone, pues, llevarse consigo esta memoria, su pasado, que influye
tanto que a veces se requiere mucho tiempo, trabajo, esfuerzo y paciencia para
poder reparar lo que las experiencias adversas han generado en ese niño: el
daño emocional, que es lo mismo que decir el daño a la persona.
Existen
mitos como que con el amor se cura todo y que lo que ha ocurrido con anterioridad se
olvida. Esto no es cierto. El trauma se graba en las memorias emocionales e
impele al niño a actuar conforme al mismo (con unas tendencias de acción [1] de
orden inferior, de tipo supervivencial, como huir, evitar o atacar) ante una
situación que puede recordarle la experiencia dura del pasado. Aunque él no
tenga la sensación de que está recordando ni sea consciente de que esas
tendencias guardan relación con los hechos traumáticos vividos. Los padres también desconocen los
efectos adversos del trauma sobre la persona del niño y cómo afectan provocando
inestabilidad emocional, alteraciones de conducta y dificultades de adaptación
social.
El apego,
igualmente, ha podido ser alterado por experiencias de malos tratos con los
cuidadores primarios en edades tempranas, por lo que la capacidad del niño para
establecer relaciones sanas y constructivas puede estar afectada. El niño tenderá
a apegarse disfuncionalmente con sus nuevos padres adoptivos o cuidadores, de
acuerdo a lo que aprendió en sus primeras relaciones. Romper o alterar el
contacto del niño con los padres o cuidadores primarios puede tener un alto
coste para el futuro, sobre todo en las etapas clave de la formación del
vínculo de apego como son los primeros dos años.
Conocer
todo esto es vital para los futuros adoptantes como para los actuales padres
adoptivos, pues los niños pueden manifestar su sufrimiento de maneras muy
diversas: inestabilidad emocional, trastornos de conducta, robos, conductas
agresivas, fugas, trastornos del aprendizaje, retraimiento… En ocasiones, la
convivencia -en especial en la etapa adolescente que, con los cambios
psicofisiológicos, se convierte en un periodo en el que la contención y la
responsabilidad resultan muy complicadas- puede estar presidida por un clima de
gran tensión que afecta a todos los miembros de la familia.
Bastantes
padres que hemos tenido en tratamiento en nuestras consultas no realizan una
lectura desde el sufrimiento del menor y desde el hándicap que éste arrastra
como consecuencia del daño sufrido en etapas anteriores del desarrollo, sino
que comienzan a culparse o culpan al hijo cuando aparecen conductas
problemáticas o síntomas. Esto puede ser, a veces, por desconocimiento. La
convivencia se deteriora hasta tal punto que la familia entra en una crisis en
la que se oscila entre la desilusión profunda y la desesperación impotente.
Bastantes familias han acudido a nuestras consultas desbordadas.
A estos
padres y madres adoptivos con hijos que soportan la pesada carga del maltrato y
la herida del abandono sobre sus espaldas nos dirigimos especialmente en esta
guía -aunque en general a todos y también a los profesionales- porque creemos
que una visión resiliente de su hijo y unas orientaciones concretas de
actuación pueden resultarles de gran ayuda.
Esta visión
que trata de ayudar a los padres adoptivos a comprender que el daño emocional
que sus hijos han sufrido en su etapa anterior les genera un sufrimiento que
exteriorizan o interiorizan a través de diferentes síntomas y conductas y de
ahí las dificultades, no quiere decir que aquéllos no tengan ninguna
responsabilidad. Al contrario, la responsabilidad es mayor aún porque se harán
conscientes de que sus hijos necesitan unos adultos que se conviertan en
tutores de resiliencia, otra propuesta que hacemos en esta guía para que los
padres puedan convertirse en esas personas que acompañen, contengan, apoyen y
ayuden a sus hijos a resistir y rehacerse. Los padres y los hijos, por
supuesto, no son responsables de los sucesos de vida tan duros y crueles que
éstos últimos han vivido en sus países de origen (desnutrición, abandono,
testigos de muertes, de violencia, de guerras, separados de sus padres y
llevados a un orfanato en condiciones precarias, calamidades como huracanes, terremotos…
palizas, humillaciones, insultos, desvalorizaciones… amenazas a su seguridad
sin fin) y que les han dañado, pero sí son responsables de, siendo conscientes
de lo que ello supone, cambiar su forma de relacionarse, educar y criar si es
que ésta no es la adecuada. Porque dependiendo de lo que los padres adoptivos
hagan con sus hijos, éstos derivarán hacia una espiral de la que no se puede
salir (ahondarán en su herida y en sus estrategias destructivas) o caminarán
por el duro y difícil pero liberador camino de la resiliencia, del resistir y
rehacerse, del ayudarles a comprender, contener y exteriorizar su inmenso
dolor, el cual, como muchos adoptados dicen, nunca se termina de apagar del
todo.
Por ello,
en esta guía que tienes delante de tus ojos, padre, madre, cuidador adoptivo,
acogedor, profesional… encontrarás, en la primera parte, una explicación, un
marco comprensivo basado en la neurociencia más actual (explicada de una manera
sencilla) para poder elaborar lo que le sucede a tu hijo adoptivo. Está basado
en el apego y la resiliencia, dos conceptos que nos proporcionan el marco para
darnos cuenta de qué les pasa a los niños, porqué se comportan del modo en que
lo hacen. En ella desarrollamos los conceptos de apego y resiliencia primaria y
secundaria, utilizando la metáfora de la casa y sus cimientos para ayudar a
comprender los conceptos. Terminamos exponiendo los tipos de apego y
respondiendo a la cuestión de si un niño adoptado puede o no presentar un
trastorno en este sentido.
En la
segunda parte, también basándonos en la neurociencia, volvemos a analizar los
conceptos de resiliencia y apego, desde lo que llamamos, para entendernos, el
“cableado” del cerebro (lo que actualmente los expertos denominan conectoma) Si
en el capítulo anterior nos referimos a la estructura (usando la metáfora de
los cimientos de la casa), en este apartado hacemos un análisis más detallado
de los elementos de resiliencia y de los tipos de apego que se derivan de
aquéllos, esta vez desde las funciones y no tanto desde la estructura,
ayudándonos de la metáfora del coche. Terminamos esta parte ofreciendo pautas y
orientaciones para tratar adecuadamente a los menores de acuerdo a su tipo de
apego, aportando situaciones y ejemplos prácticos que deseamos ayuden a los padres
y profesionales.
En la
tercera parte, tratamos de recoger el proceso (no de una manera exhaustiva pero
sí tratando de reflejar lo que les ocurre y sienten en ese proceso) por el que
pasan algunos padres adoptivos desde que su alegría inmensa y los proyectos de
vida que tenían ilusionantes, para su hijo, se van truncando y con el derrumbe
de las ilusiones, el surgimiento de la culpa, las tensiones de pareja, el clima
familiar crispado, el sueño roto… Hacemos especial hincapié en lo que llamamos
el auto-referencial, un aspecto que los padres adoptivos han de ser conscientes
y trabajarlo si quieren cambiar la relación con su hijo, mejorarla y mejorar al
menor. El auto-referencial supone tratar de educar al niño conforme a los
principios y maneras que a uno le educaron: eso no vale porque estos niños,
como decimos en la guía, operan con otro sistema operativo, utilizando la
metáfora de la informática. Así pues, no se puede ir con Windows cuando el programa es de Mac. Es necesario, pues, desarrollar otras referencias diferentes
para educar a los menores.
En la
cuarta parte, proponemos una nueva visión que conceptualice de una manera
distinta los problemas que suelen presentar los menores evitando el juego
maligno de la búsqueda de culpables. Si se tiene otra mirada sobre estos chicos
la vida puede ser suficientemente feliz, es lo que sugerimos.
En la
quinta parte, ofrecemos unas orientaciones prácticas basadas en nuestra
experiencia de trabajo con niños adoptivos y sus familias, los principios y
directrices que nos parecen fundamentales mediante los cuales los padres adoptivos
pueden convertirse en tutores de resiliencia para su hijo, explicando de manera
clara qué es y supone esta propuesta.
En la sexta
parte, incidimos en la función narrativa, pero esta vez la centramos en la
extrema importancia que tiene la construcción de una identidad positiva y un
estrecho e intenso sentimiento de pertenencia a la familia, pues ambos son
factores protectores y de prevención de problemas emocionales y del
comportamiento.
Finalmente,
en el anexo, presentamos ejemplos de casos, experiencias y narrativas: uno de
intervención con un joven y su familia y de cómo los profesionales implicados
han trabajado en red, aspecto muy importante cuando se interviene con niños con
trastorno del apego. Otro caso que presentamos es el testimonio de una joven
adoptada, la cual orienta a los padres sobre cómo educar a los hijos. Ofrecemos
también un ejemplo de narrativa elaboradora realizada con un niño de trece años
en psicoterapia. Seguidamente, mostramos, también en el anexo, una narrativa
mediante cuentos cortos escritos por un niño de nueve años. Finalmente,
exponemos cómo los niños pueden narrar mediante el uso de una técnica no verbal
como es el cajón de arena.
Esperamos
que se constituya en un instrumento útil y que favorezca y ayude a todos los
padres e hijos adoptivos, así como a los profesionales de la adopción y la
protección a la infancia. Aunque centrada en este ámbito, pensamos que puede
aplicarse también con los menores cuyos trastornos o problemas de apego se
hacen patentes en otros contextos. Con ese deseo la hemos escrito"
La semana que viene hablaremos de más aspectos de la guía. Espero que se os haya despertado el interés. Me despido recordándoos a todos/as que tanto a Óscar Pérez-Muga como a mí nos gustaría mucho que nos acompañaseis en la presentación de la misma (día 17 de noviembre, jueves, a las 19,00h) en el FORUM de la FNAC, en San Sebastián (Gipuzkoa) Centro Comercial San Martín. C/Loyola, s/n
[1]
Este concepto es del autor Van der Hart y colaboradores en su magnífico libro
“El yo atormentado”, de la editorial Desclée de Brower.