Esta frase la he escuchado de muchos padres que me piden tratamiento psicológico para sus hijos adoptados. Evidentemente, estoy refiriéndome a niños que presentan trastornos del comportamiento y emocionales como consecuencia de la vivencia de experiencias de apego traumático con sus cuidadores primarios, usualmente los padres biológicos.
Cuando yo hablo de los menores adoptados y de sus problemas puede dar la sensación, muy a mi pesar, de que cometo un error de sobregeneralización. Vamos, que meto a todos en el mismo saco. No. Este blog versa sobre el apego, el trauma y la resiliencia. Está dirigido, por tanto, a todos los padres y madres, profesionales y personas en general que tienen que criar, tratar y educar a menores que han padecido la pesada carga del maltrato y sufren sus consecuencias: la alteración del vínculo de apego, el trauma y los retrasos en el desarrollo; y los distintos trastornos emocionales y de conducta que se pueden padecer.
Un colectivo de personas que han padecido, desgraciadamente, este tipo de experiencias adversas son (algunos) niños adoptados. Dentro de esta población, no dispongo de datos concretos de cuántos han sufrido maltrato y abandono en sus lugares de orígen, pero de los que acuden a mi consulta lo han padecido en mayor o menor medida casi todos. En este momento, un 75% del total de mis pacientes son niños, jóvenes y adultos adoptados con historias de vida duras que les han dejado secuelas psicológicas. A los padres y profesores que crían, educan y tratan a niños adoptados con esta dolorosa mochila a sus espaldas me dirijo especialmente en este blog. Soy consciente de que hay niños adoptados que, afortunadamente, no han vivido estas terribles experiencias.
Hace ya cinco años que los primeros padres adoptivos me propusieron tratamiento psicológico para su hijo. Habían escuchado (el llamado boca a boca) que llevaba unos cuantos años tratando psicológicamente a menores víctimas de abandono y malos tratos (para la Diputación Foral de Gipuzkoa a través de sus distintos programas de protección a la infancia: menores en acogimiento residencial, familiar o en sus familias biológicas) y querían que yo ayudara a su hijo con sus sentimientos de abandono, habida cuenta de que estaba especializado en este tipo de tratamientos y ellos sabían de mi experiencia en este terreno.
A partir de aquí he ido recibiendo un buen número de casos de niños, niñas, adolescentes y adultos adoptados/as que necesitan hacer un trabajo de este tipo porque acarrean como una pesada piedra, las mencionadas experiencias de un pasado marcado por el abandono y los malos tratos. Y a partir de aquí es cuando he ido conociendo a muchos padres adoptivos, recogiendo su sentir, sus vivencias, sus ideas… Padres y madres que tienen que hacerse cargo y educar a menores con alteraciones emocionales y de conducta (algunas veces severas) que son consecuencia de procesos traumáticos y de experiencias de apego subóptimas con sus cuidadores primarios, sus padres biológicos.
Y a partir de aquí también es cuando he ido comprendiendo lo difícil que es, el plus de entusiasmo, energía, derroche, ilusión, dedicación, cariño, contención… que estos padres y madres deben de poner. Y encuentro sentido a la frase del enunciado de este post: por mucha formación que recibas, por mucho que te prepares, hasta que no lo vives no sabes lo que es. No es nada fácil encontrarte con un niño o niña que de repente comienza a desafiarte y no sabes cómo manejar ese problema y sobre todo, cuando te sientes impotente porque las estrategias que usas no funcionan. Incluso lanzo una crítica (autocrítica) a los profesionales que juzgamos a los padres a veces a la ligera, porque no lo hacen bien o no actúan como creemos deberían hacerlo. No es tan fácil, y de la teoría a la práctica hay un trecho. Es muy sencillo desde una consulta orientar y pautar a los padres, pero luego hay que vivirlo y aprender. Lleva un esfuerzo, muy grande, cuando se tiene que ser padre o madre 365 días al año 24 horas al día. Los padres y madres adoptivos tienen que hacer un esfuerzo de formación, aprendizaje, motivación, equilibrio psicológico… tremendos.
Por eso, pienso que su tarea es encomiable, digna de elogio y alabanza y que no resulta sencilla. No es fácil, no. Por ello, desde aquí, mi admiración y consideración porque, la mayoría de los padres y madres, se dejan la piel. Porque además de padres, en muchos casos se requiere que sean tutores de resiliencia de sus hijos/as: un acompañamiento sentido que potencie las cualidades resilientes de los menores para crecer y rehacerse pese a sus heridas primarias. Esto que se dice en una frase es una tarea complicada y dura, aunque también muy gratificante, sin duda. La resiliencia en los niños, niñas y adolescentes que presentan estas adversas experiencias debe de potenciarse porque el cerebro muestra su plasticidad a lo largo de toda la vida y en muchos casos graves hemos asistido a recuperaciones a veces increíbles.
No creo que la adopción sea en sí problema ni que genere problemas. En este sentido, no puedo estar más de acuerdo con Brenda, madre adoptiva, la cual en su magnífico blog Adopción por dentro, comenta en un reciente post titulado: ¿La adopción crea problemas? lo siguiente: "Creo que lo importante es recordar que la adopción es una solución buena, sólida y –en la gran mayoría de los casos- ética. Y que no crea problemas sino que se nos puede presentar con situaciones inusuales para nosotros. Es por eso –y no porque la adopción es en sí problemática- que nos hace falta una buena formación. Así podemos comprender algunos de los posibles –y más probables- trayectos vitales de las personas adoptadas. Igual que los padres de un niño superdotado o discapacitado benefician de un apoyo y de una formación para comprender la vida desde el punto de vista de sus hijos, nosotros también tenemos que hacer ese esfuerzo. Y como muchas familias, nos hace falta saber identificar situaciones específicas que necesitan respuestas innovadoras quizás. Nos hace falta a veces un apoyo especial" (La negrita es mía)
En consecuencia, sabiendo que es complicado y que toda preparación es poca (no sabes lo que es hasta que no lo vives) y teniendo en cuenta que los niños adoptados pueden tener una historia a sus espaldas en las que están escritas –y no exagero- con sangre y dolor las experiencias del abandono y de los malos tratos que necesitan, como dice Brenda, ser comprendidas y sentidas, así como unas personas que sean tutores de resiliencia más que padres para ayudar a reparar y rehacerse de ese dolor, los padres y madres han de formarse y aprender unas pautas desde la innovación. Genial la aportación de Brenda, a mi juicio. La mayor innovación y la guía más segura que conozco y propongo es la que he aprendido desde la psicología del apego, del trauma y de la resiliencia, y desde la experiencia y saber, de muchísimos años, de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. Una propuesta de pautas, orientaciones, guías, señales… para un camino difícil que no sabes cómo va a ser hasta que no empiezas a caminar, son las que están aquí, en este blog, recogidas –y más que seguiremos ofreciendo- y las que pronto, en unos meses, podré presentar, junto con un compañero coautor, en un libro que vamos a publicar, una guía para padres y madres adoptivos/as sobre la que estamos trabajado desde hace un año.
Cuando yo hablo de los menores adoptados y de sus problemas puede dar la sensación, muy a mi pesar, de que cometo un error de sobregeneralización. Vamos, que meto a todos en el mismo saco. No. Este blog versa sobre el apego, el trauma y la resiliencia. Está dirigido, por tanto, a todos los padres y madres, profesionales y personas en general que tienen que criar, tratar y educar a menores que han padecido la pesada carga del maltrato y sufren sus consecuencias: la alteración del vínculo de apego, el trauma y los retrasos en el desarrollo; y los distintos trastornos emocionales y de conducta que se pueden padecer.
Un colectivo de personas que han padecido, desgraciadamente, este tipo de experiencias adversas son (algunos) niños adoptados. Dentro de esta población, no dispongo de datos concretos de cuántos han sufrido maltrato y abandono en sus lugares de orígen, pero de los que acuden a mi consulta lo han padecido en mayor o menor medida casi todos. En este momento, un 75% del total de mis pacientes son niños, jóvenes y adultos adoptados con historias de vida duras que les han dejado secuelas psicológicas. A los padres y profesores que crían, educan y tratan a niños adoptados con esta dolorosa mochila a sus espaldas me dirijo especialmente en este blog. Soy consciente de que hay niños adoptados que, afortunadamente, no han vivido estas terribles experiencias.
Hace ya cinco años que los primeros padres adoptivos me propusieron tratamiento psicológico para su hijo. Habían escuchado (el llamado boca a boca) que llevaba unos cuantos años tratando psicológicamente a menores víctimas de abandono y malos tratos (para la Diputación Foral de Gipuzkoa a través de sus distintos programas de protección a la infancia: menores en acogimiento residencial, familiar o en sus familias biológicas) y querían que yo ayudara a su hijo con sus sentimientos de abandono, habida cuenta de que estaba especializado en este tipo de tratamientos y ellos sabían de mi experiencia en este terreno.
A partir de aquí he ido recibiendo un buen número de casos de niños, niñas, adolescentes y adultos adoptados/as que necesitan hacer un trabajo de este tipo porque acarrean como una pesada piedra, las mencionadas experiencias de un pasado marcado por el abandono y los malos tratos. Y a partir de aquí es cuando he ido conociendo a muchos padres adoptivos, recogiendo su sentir, sus vivencias, sus ideas… Padres y madres que tienen que hacerse cargo y educar a menores con alteraciones emocionales y de conducta (algunas veces severas) que son consecuencia de procesos traumáticos y de experiencias de apego subóptimas con sus cuidadores primarios, sus padres biológicos.
Y a partir de aquí también es cuando he ido comprendiendo lo difícil que es, el plus de entusiasmo, energía, derroche, ilusión, dedicación, cariño, contención… que estos padres y madres deben de poner. Y encuentro sentido a la frase del enunciado de este post: por mucha formación que recibas, por mucho que te prepares, hasta que no lo vives no sabes lo que es. No es nada fácil encontrarte con un niño o niña que de repente comienza a desafiarte y no sabes cómo manejar ese problema y sobre todo, cuando te sientes impotente porque las estrategias que usas no funcionan. Incluso lanzo una crítica (autocrítica) a los profesionales que juzgamos a los padres a veces a la ligera, porque no lo hacen bien o no actúan como creemos deberían hacerlo. No es tan fácil, y de la teoría a la práctica hay un trecho. Es muy sencillo desde una consulta orientar y pautar a los padres, pero luego hay que vivirlo y aprender. Lleva un esfuerzo, muy grande, cuando se tiene que ser padre o madre 365 días al año 24 horas al día. Los padres y madres adoptivos tienen que hacer un esfuerzo de formación, aprendizaje, motivación, equilibrio psicológico… tremendos.
Por eso, pienso que su tarea es encomiable, digna de elogio y alabanza y que no resulta sencilla. No es fácil, no. Por ello, desde aquí, mi admiración y consideración porque, la mayoría de los padres y madres, se dejan la piel. Porque además de padres, en muchos casos se requiere que sean tutores de resiliencia de sus hijos/as: un acompañamiento sentido que potencie las cualidades resilientes de los menores para crecer y rehacerse pese a sus heridas primarias. Esto que se dice en una frase es una tarea complicada y dura, aunque también muy gratificante, sin duda. La resiliencia en los niños, niñas y adolescentes que presentan estas adversas experiencias debe de potenciarse porque el cerebro muestra su plasticidad a lo largo de toda la vida y en muchos casos graves hemos asistido a recuperaciones a veces increíbles.
No creo que la adopción sea en sí problema ni que genere problemas. En este sentido, no puedo estar más de acuerdo con Brenda, madre adoptiva, la cual en su magnífico blog Adopción por dentro, comenta en un reciente post titulado: ¿La adopción crea problemas? lo siguiente: "Creo que lo importante es recordar que la adopción es una solución buena, sólida y –en la gran mayoría de los casos- ética. Y que no crea problemas sino que se nos puede presentar con situaciones inusuales para nosotros. Es por eso –y no porque la adopción es en sí problemática- que nos hace falta una buena formación. Así podemos comprender algunos de los posibles –y más probables- trayectos vitales de las personas adoptadas. Igual que los padres de un niño superdotado o discapacitado benefician de un apoyo y de una formación para comprender la vida desde el punto de vista de sus hijos, nosotros también tenemos que hacer ese esfuerzo. Y como muchas familias, nos hace falta saber identificar situaciones específicas que necesitan respuestas innovadoras quizás. Nos hace falta a veces un apoyo especial" (La negrita es mía)
En consecuencia, sabiendo que es complicado y que toda preparación es poca (no sabes lo que es hasta que no lo vives) y teniendo en cuenta que los niños adoptados pueden tener una historia a sus espaldas en las que están escritas –y no exagero- con sangre y dolor las experiencias del abandono y de los malos tratos que necesitan, como dice Brenda, ser comprendidas y sentidas, así como unas personas que sean tutores de resiliencia más que padres para ayudar a reparar y rehacerse de ese dolor, los padres y madres han de formarse y aprender unas pautas desde la innovación. Genial la aportación de Brenda, a mi juicio. La mayor innovación y la guía más segura que conozco y propongo es la que he aprendido desde la psicología del apego, del trauma y de la resiliencia, y desde la experiencia y saber, de muchísimos años, de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan. Una propuesta de pautas, orientaciones, guías, señales… para un camino difícil que no sabes cómo va a ser hasta que no empiezas a caminar, son las que están aquí, en este blog, recogidas –y más que seguiremos ofreciendo- y las que pronto, en unos meses, podré presentar, junto con un compañero coautor, en un libro que vamos a publicar, una guía para padres y madres adoptivos/as sobre la que estamos trabajado desde hace un año.
Por favor, Jose Luis, en cuanto tengais ese libro, decidnos cómo conseguirlo.Gracias por la entrada.
ResponderEliminarElena
Aun tardara unos meses, pero descuida que en cuanto lo anunciaremos con tiempo. Gracias Elena, hasta pronto. Jose Luis
ResponderEliminarPues adelante con ese libro que será muy bienvenido, sin duda.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo en el encomiable trabajo que llevan a cabo los padres adoptivos que se enfrentan a la situación a la que aludes.
En otras circunstancias personales, no dudaría en adoptar.
Me ha venido a la cabeza un equipo que se dedica a estos temas y que quizás pueda servir de ayuda a algunos padres y profesionales.
Si me lo permites, enlazo a su espacio (que sigo con regularidad):
http://www.espiralesci.es/
Ofrecen asesoramiento y formación.
Trabajan con:
* Padres y madres y familias, para darles elementos de crecimiento personal, fortalecimiento de sus vínculos afectivos, mejora de su comunicación y habilidades para poder afrontar los conflictos de forma constructiva.
* ONGs y asociaciones, para proporcionarles herramientas de mejora de la calidad de su trabajo: formación a sus profesionales, sistematización de sus procesos, diseño de materiales y campañas de sensibilización y evaluación de sus proyectos.
* Instituciones del ámbito educativo, sanitario, social, policial y judicial, para promover conjuntamente una atención de calidad a la infancia.
Un muy cordial saludo,
Yolanda.
Gracias como siempre José Luis.
ResponderEliminarEntrar en tu blog es encontrar un rayito de luz, una palmada de ánimo.
Nos ayudas con tu empatia y con la información que siempre aportas, a tejer esa red de resiliencia que dé soporte a nuestros hijos.
Un beso
Hola, Concha: Me alegro muchísimo de que el blog te sea útil, y que también te de aliento y ánimo, tan necesario en esta labor de entretejer a la que te refieres. Un afectuoso saludo,
ResponderEliminarJosé Luis
Me uno a los padres adoptivos y profesionales (en mi caso uno los dos) deseosos de tener en las manos ese libro.Esperamos pronto que lo publiques.
ResponderEliminarlaura
Hola, Laura: Gracias por tu comentario, vamos a intentar que el libro pueda contribuir a aportaros claves y luz en el camino, aún falta para que salga pero estamos ya en la recta final. Un abrazo, José luis
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo en este comentario, y eso que yo creo que detrás de todo este mundo de la resilencia, la empatia y demas flores hay mucho negocio.
ResponderEliminarPero creo que los especialistas en general meten en el mismo saco realidades de la adopción muy distintas incluso creo que cada caso es único por que cada persona enfocará la realidad de su adopción de una manera muy personal y lo que le puede valer al vecino no la vale a ella, aunque crea que haya unos elementos en común.
Además evidentemente la adopción es un handicap con el que tendrán que enfrentarse de por vida nuestros hijos adoptados y nosotros como padres deveremos acompañarlos en este camino.
Pero también creo que hay mucho fracaso en la paternidad biológica, simplemente es que a los padres biológicos cuando decidieron tener hijos, lo primero que oyeron no fue oye pues si tienes un problema con tu hijo pide ayuda que eso es lo qu oí yo y sigo oyendo todos los dias desde que hice el primer curso, durante los seguimientos etc..
Nosotros estamos mucho mas mentalizados para pedir ayuda ante el primer signo de problemas los padres biológicos no.
Un saludo
María
Convengo contigo en que los fracasos también pueden darse por supuesto, en la parentalidad biológica. Y que desde luego vuestra formación y sensibilidad como padres esta mucho mas desarrollada. La adopción en si no tiene por que crear problemas ni ser problemática en si, otra cosa es que los Ninos vengan con una serie de características que requieran de un abordaje con soluciones como decimos, que han de ser innovadoras pero desde luego ad hoc para cada caso, que es todo un mundo. Saludos cordiales, Jose Luis
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