Ya os decía la pasada semana que se me acumulan las sugerencias que colegas y compañeros/as me hacen sobre libros, reflexiones, materiales o eventos. Hoy os presento una picada de las buenas, buenas.
Pilar Surjo, especialista en resiliencia, amable y generosa donde las haya, siempre me tiene al tanto de novedades varias en este apasionante terreno. Recientemente, me ha enviado unas reflexiones de la Dra. María Angélica Kotliarenco, que Pilar ya se ha encargado de difundir por facebook pero que me veo en la necesidad de publicar y expandir a través de este blog, pues considero que debemos tenerlas en cuenta. Pienso que es conveniente que las apliquemos todos/as los/as profesionales que trabajamos con personas que presenten un perfil en el que necesitan desarrollar la resiliencia. De todo lo que afirma, buenísimo, como Pilar Surjo refiere, yo subrayaría su propuesta de que el afecto esté presente en el trabajo con los niños y niñas en la red social, sobre todo cuando en su familia de origen ha habido fallos graves en la satisfacción de esta necesidad.
Los niños/as son de todos/as, pertenecen a todos/as, y un buen trabajo profesional requiere de amplias dosis de afecto. Con ello, conseguiremos que emerja la resiliencia. Pienso que cuando trabajamos con menores con trastornos de conducta, por ejemplo, los más molestos para el ambiente, nos obsesionamos con los límites -sí, son importantes- pero nos olvidamos de que las causas radican casi siempre en que ese niño/a no ha vivido nunca el afecto e implicación de ningún ser adulto de una manera auténtica. Si el niño/a siente que se le quiere y le importamos, comenzará a plantearse el cambio. De lo contrario, la tentación es volverse desde el dolor contra el sistema social y contra sus normas. Pero el cambio de chip está en pensar que los hijos/as de los demás también me competen, somos una manada, una comunidad y toda debe implicarse en el cuidado y buenos tratos a los niños/as.
Os dejo con las reflexiones. Gracias Pilar por dárnoslas a conocer:
La resiliencia concebida desde el punto de vista de vista psico-social dice relación con una concepción del mundo en general pero muy en especial del hombre y su naturaleza. Esta concepción esta íntimamente ligada a la posibilidad, al potencial, a la esperanza, a la creencia de que la persona, si el ambiente le ofrece oportunidades, puede desenvolver un potencial que esta presente desde la concepción. Sin embargo, este potencial, esta posibilidad solo se manifiesta o hace presente cuando es gatillado, despertada por los estímulos del ambiente a la vez que por el amor, el cariño, la contención y el apoyo.
Pilar Surjo, especialista en resiliencia, amable y generosa donde las haya, siempre me tiene al tanto de novedades varias en este apasionante terreno. Recientemente, me ha enviado unas reflexiones de la Dra. María Angélica Kotliarenco, que Pilar ya se ha encargado de difundir por facebook pero que me veo en la necesidad de publicar y expandir a través de este blog, pues considero que debemos tenerlas en cuenta. Pienso que es conveniente que las apliquemos todos/as los/as profesionales que trabajamos con personas que presenten un perfil en el que necesitan desarrollar la resiliencia. De todo lo que afirma, buenísimo, como Pilar Surjo refiere, yo subrayaría su propuesta de que el afecto esté presente en el trabajo con los niños y niñas en la red social, sobre todo cuando en su familia de origen ha habido fallos graves en la satisfacción de esta necesidad.
Los niños/as son de todos/as, pertenecen a todos/as, y un buen trabajo profesional requiere de amplias dosis de afecto. Con ello, conseguiremos que emerja la resiliencia. Pienso que cuando trabajamos con menores con trastornos de conducta, por ejemplo, los más molestos para el ambiente, nos obsesionamos con los límites -sí, son importantes- pero nos olvidamos de que las causas radican casi siempre en que ese niño/a no ha vivido nunca el afecto e implicación de ningún ser adulto de una manera auténtica. Si el niño/a siente que se le quiere y le importamos, comenzará a plantearse el cambio. De lo contrario, la tentación es volverse desde el dolor contra el sistema social y contra sus normas. Pero el cambio de chip está en pensar que los hijos/as de los demás también me competen, somos una manada, una comunidad y toda debe implicarse en el cuidado y buenos tratos a los niños/as.
Os dejo con las reflexiones. Gracias Pilar por dárnoslas a conocer:
La resiliencia concebida desde el punto de vista de vista psico-social dice relación con una concepción del mundo en general pero muy en especial del hombre y su naturaleza. Esta concepción esta íntimamente ligada a la posibilidad, al potencial, a la esperanza, a la creencia de que la persona, si el ambiente le ofrece oportunidades, puede desenvolver un potencial que esta presente desde la concepción. Sin embargo, este potencial, esta posibilidad solo se manifiesta o hace presente cuando es gatillado, despertada por los estímulos del ambiente a la vez que por el amor, el cariño, la contención y el apoyo.
Interesante resulta destacar que la posibilidad de despertar este potencial está ligada y asociada al amor, la atención, el cariño que los niños y niñas reciben o no reciben desde su ambiente externo, el que inicialmente esta constituido esencialmente por la madre biológica y quienes constituyan su red de apoyo. Este potencial se desarrolla desde la gestación en adelante y esta presente durante todo el ciclo vital como han señalado neurocientistas como Jensen, (2006). Llama la atención que el mecanismo protector básico o fundamental para que despierte la posibilidad del patrón de comportamiento resiliente, lo constituye el contar con un amor que algunos han denominado "incondicional", es decir de la aceptación de un otro tal cual éste es. Y será esta relación de amor la que despierte nuestra neurofisiología. Son estos los mecanismos que harán circular por nuestro organismo, el sistema endocrino y las hormonas respectivas, nos ofrecen la posibilidad real de sentir emociones como la alegría, la energía o bien la pena, el estrés y el dolor. En algunos casos -por ejemplo la oxitocina - permitirá, agilizará, preparará el cuerpo de la madre para que el nacimiento de su hijo o hija fluya preparándola además para cogerlo y brindarle un primer indispensable contacto, una primera interacción. Y desde allí, un amor incondicional. Es desde allí como Froma Walsh (2010) señala, que el "corazón y el alma de la resiliencia lo constituyen un sistema de creencias" a través de las cuales las crisis y los desafíos cobran sentido. La esperanza y la fe los acogen y transforman, sin rechazar, elaborándolos para luego dejarlos convertidos y ubicados en nuestro cerebro como una marca, una señal de que hubo dolor.
Las experiencias dolorosas que se van acumulando para constituir entonces lo que Cyrulnik (2007) describe/define como "la biología del dolor". Será sólo ese dolor el que nos permita -a través de mecanismos que crecen junto a la auto-confianza posibilitada por el amor - crecer en adversidad, creyendo a través de esta experiencia que la realización deseable/esperable es posible. Será la mirada positiva frente al dolor, motivada por la esperanza y la fe, la que hará posible avanzar, crecer y desarrollarse más plenamente de acuerdo a las metas que cada ser humano fija para sí mismo. Una de las características centrales de quienes muestran un patrón de comportamiento resiliente será la empatía, es decir la posibilidad que existe de que dos seres humanos puedan anticipar la emoción de otro que esta frente a sí. La posibilidad de tener empatía radica en la relación que tiene el niño o niña tempranamente con una figura que le resulta significativa; (Jensen, 2006) la que se ha llamado "capacidad de mentalización". Las relaciones o interacciones humanas radican en la capacidad de empatía. La capacidad de empatizar hace que el otro me importe, que lo sienta y pueda unirme a él en sus diferentes momentos frente a distintas circunstancias. Cada persona presenta patrones resilientes en diferentes momentos en la vida y reaccionara distinto enfrentado a los mismos estímulos sean estos positivos o negativos. Pasara la manifestación del patrón de comportamiento resiliente por un gran "cedazo" en el cual estarán representados los grupos sociales, culturales, rangos etáreos, los acontecimientos traumáticos de la naturaleza. Es así como a través de este cedazo quedaran los estímulos ambientales convertidos transformados, acorde a la realidad que cada una de éstas variables nos ofrezca. La resiliencia esta íntimamente ligada a una mejor calidad de vida, a aceptar la igualdad y la diferencia que las personas presentan entre sí, sin embargo al aceptar la posibilidad de un despertar acorde a las oportunidades que el proceso vital nos brinda, respetando las diferencias entre las personas, los grupos, las organizaciones y las comunidades acoge y acepta la igualdad. La resiliencia acepta que la realidad puede ser alterada a través del humor, de la creatividad; siendo el arte la mejor posibilidad para experimentar y crear de acuerdo a las posibilidades e intereses de cada uno. La resiliencia y el análisis del proceso resiliente permite visualizar sobre qué intervenir, cómo y cuando, creándose así la posibilidad de la prevención y la promoción de una mejor calidad de vida para todos los seres humanos. La prevención basada en indicadores de alerta temprana podría -contando con instrumentos adecuados, confiable y válidos- ahorrar, disminuir o inhibir el dolor emocional, el desgaste que éste significa para la familia y la persona en particular. Así como el gasto en eficacia y eficiencia para los gobiernos y las sociedades en su conjunto. La creación de la Convención de los Derechos de los Niños y Niñas responde a percibir y otorgar la suficiente importancia a las necesidades de que cada ser humano tenga las mismas garantías de contar con iguales oportunidades sin importar su raza, edad, procedencia o género (Ex presidenta Michel Bachelet, Consejo Asesor, 2006).Que a cada ser humano se le brinde igual trato, eliminando la discriminación y la postergación. Respetando por igual lo que ofrecen los ambientes y que éstos lo hagan en el momento oportuno en que el cerebro abre sus ventanas ampliamente para aceptarlo, hacerlo suyo, cerrándose luego nuevamente dificultándose entonces, alcanzar la equidad.
BIBLIOGRAFIA:
Consejo Asesor Presidencial para la Reforma de las Políticas de Infancia (2006).Propuestas del Consejo Asesor Presidencial para la Reforma de las Políticas de Infancia. El futuro de los niños es hoy -Gabriela Mistral-.
Santiago.Cyrulnik, Boris (2007). De cuerpo de alma. Neuronas y afectos: La conquista del bienestar. Barcelona, Gedisa.
Jensen, Eric (2006). Enriching the brain: how to maximice every learner’s potencial. Jossey-Bass Education.
Walsh, Froma (2010). Spiritual diversity: multifaith perspectives in family therapy. Family process, 49: 330-348
¡Qué me subes los colores!¡Qué agradecido eres!Incluyo la web de CEANIM www.resiliencia.cl para más información.Un inmenso abrazo
ResponderEliminarPilar: De bien nacidos es ser agradecidos, me decía mi abuela. Y es lo que tú te mereces por molestarte en compartir con los demás tus descubrimientos. Gracias por la picada de CEANIM. Por cierto, que he agregado este blog a mi lista de favoritos en el mío. Un fuerte abrazo, José Luis
ResponderEliminarConocí a una Pilar Surjo en el foro de didáctica de Educación Social en la UNED...
ResponderEliminar¿eres esa Pilar?
Si es así, qué coincidancia más agradable.
No sé si me recuerdas. Soy Yolanda Ávila.
Muy bueno el material sobre resiliencia que compartes.
Me quedo con tu espacio, ADDIMA, para visitarlo de vez en cuando.
Un cordial saludo,
Yolanda.
Sí,Yolanda.Soy la misma.
ResponderEliminar¡Un fuerte abrazo!