Esta semana no la he podido empezar mejor: Alexia, el alma mater de Adopta Extremadura, me dio la grata noticia de que premia a éste nuestro blog, Motivos psi. A uno le invade siempre la alegría y la satisfacción cuando le conceden una distinción, pero en este caso, aún más porque proviene de una persona que trabaja y está sensibilizada en favor de la protección a la infancia, esto es, sabe valorar.
Lo que desconocía es que Alexia promueve y dinamiza un blog sobre la enfermedad de la fibromialgia. Os invito a que lo visitéis y os intereséis por esta dolencia, que no siempre es reconocida, haciendo sufrir muchísimo a quienes la padecen, tanto en la esfera física como psicológica. Nuestro apoyo y comprensión a todos/as los que la padecen, así como nuestra solidaridad.
Gracias, Alexia.
Lo mejor que tiene internet (las redes sociales, los blogs...) es que te ponen en contacto con un crisol de personas de las que puedes aprender y con quienes compartes información. La psicología 2.0, que diría mi amigo y compañero blogero Alberto Barbero, experto en este tema. Una estudiante de periodismo, Lidia Bosch, me ha escrito pidiéndome que le responda a una entrevista sobre el trastorno del apego. ¿Quién iba a pensar que a una estudiante de periodismo se le podría encender la luz e interesarse por este ámbito de la psicología que tiene una gran repercusión social? Me ha sorprendido gratamente porque, al menos en mi comunidad, en los medios de comunicación, no se habla de este tema. Y también me han impresionado las preguntas tan acertadas que hace. Esta estudiante apunta alto y desde aquí mi agradecimiento por su sensibilidad hacia este tema. Sólo espero que un futuro, ya de profesional, se siga interesando por los niños/as que padecen estas alteraciones.
Estas son las preguntas que me ha hecho y esto lo que yo le respondí. Lo publico en tres veces porque es largo para un solo post:
Lidia (L.): ¿Cómo se detecta que un niño sufre trastorno de apego?
José Luis (J.L.): El área en la que más manifiestamente se observan los trastornos del apego es el área social (relaciones con los adultos y con los iguales) Son niños que carecen, al nivel esperable a la edad, de capacidad de autorregulación emocional, de habilidades para establecer relaciones sanas y constructivas y de lo que se denomina mentalización (la capacidad para sentir que el otro tiene una mente con unas intenciones, unos deseos y unos estados internos), esto último en el apego denominado desorganizado que luego describiremos.
Todo lo anterior supone que el niño presenta dificultades para ponerse en el lugar del otro, sufre episodios de descontrol emocional ante la frustración, puede provocar o tratar de vincularse con los demás desde el modelo que ha interiorizado de los cuidadores primarios (por ejemplo, buscando ser maltratado o rechazado para verificar su esquema mental de que él es alguien que merece eso), respuestas agresivas, no sabe aceptar las normas de funcionamiento, culpa a otros de sus errores, tiene dificultades para ver su papel en los conflictos, tiene dificultades para unir causa-efecto, cambios de humor, dificultades con la empatía, retrasos en el desarrollo que afectan a la capacidad para el aprendizaje, problemas de concentración… O sea, existen muchos indicadores. Por ejemplo, los autores Levy y Orlans han descrito hasta 48 indicadores. Es todo el ser del niño el que se ve afectado por un trastorno del apego.
Existen altas probabilidades de que un niño que ha sufrido malos tratos (abandono, maltrato físico, psicológico, abuso sexual…) padezca un trastorno del apego. Así que desde el momento que unos padres van adoptar y existen antecedentes de abandono o malos tratos, o los profesores del colegio saben que en su clase existe un niño que ha sufrido malos tratos, las probabilidades, como decimos, de que un niño padezca este trastorno son elevadas.
Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan refieren que el trastorno del apego es el trastorno de los trastornos, indicando con ello que abarcando, explicando y tratando un problema de hiperactividad, de conducta, de ansiedad, de depresión, de aprendizaje… puede existir de base un trastorno del apego que afecta a cómo el niño se relaciona, se une afectivamente con los demás, a cómo establece los lazos de unión afectiva con los otros. Será de una manera perturbada si el niño ha vivido experiencias de apego disfuncionales o alteradas con su cuidadores primarios, usualmente, los padres.
L.: ¿Con que principales problemas se enfrentan?
J.L.: Los problemas a los que se enfrentan son múltiples. Si son adoptados y presentan un trastorno de apego, la adopción se complica mucho porque son hijos que tienen una alta probabilidad de dar muchos más problemas emocionales, de aprendizaje y sociales que los niños que han tenido un apego seguro en los dos primeros años de vida, que son fundamentales para el desarrollo de un apego sano y positivo y para la organización cerebral. Sus padres van a tener que enfrentarse a un desafío mayor si su hijo presenta trastorno de apego que si no. El niño adoptado que manifiesta un trastorno de apego tiene más complicada la vinculación futura con sus padres de adopción porque ésta puede establecerse de una manera alterada. Tienen que encontrarse con unos padres que comprendan esto, si no, es mucho más complicada la relación. Lo mismo diríamos para los niños acogidos: tienen una mayor probabilidad de que sus acogedores cesen en un futuro la convivencia por el estrés que supone tener que cuidar casi 24 horas al día a un menor con trastorno de apego. Igual ocurre en cuanto a la adaptación de los niños a los centros de acogida: es peor el pronóstico y más grave en la medida en que el trastorno de apego sea severo y de tipo desorganizado.
Los problemas a los que se enfrentan los niños son, sobre todo, la marginación social (resultan impopulares y son rechazados por los demás porque no se sincronizan ni amoldan a la relación interpersonal, a sus códigos y normas de convivencia) También presentan problemas de integración con los adultos (con los profesores, por ejemplo) y suelen ser etiquetados de malos por los problemas de conducta. Y es verdad que los tienen (ausencia de límites normativos) pero porque han carecido en demasía del acompañamiento de figuras adultas en edades claves que son las que hacen que el niño interiorice las normas sociales, porque éstas vienen asociadas al afecto y a la presencia continuada del cuidador. La ausencia de límites normativos que suelen presentar es producto de un sufrimiento y no de maldad. Finalmente, los problemas de aprendizaje, la falta de concentración (les lleva al bajo rendimiento académico, a tener que repetir curso con lo que ello conlleva), la baja autoestima, las dificultades para regularse… Pero diría que el principal problema es la incomprensión y la exclusión a las que se les suele someter. Cuando lo que necesitan es comprensión (qué les ocurre para comportarse así: producto de un sufrimiento) e inclusión (no echarles, por ejemplo, del colegio unos días o castigarles sistemáticamente, sino aceptar su persona, aunque no sus conductas negativas o dañinas) y desde esta aceptación tratar de enseñarles, educarles y no sólo sancionar.
L.: ¿Por qué no pueden establecer relaciones adecuadas a cualquier nivel?
J.L.: Rygaard es el autor que más ha explicado esta dificultad para establecer relaciones a cualquier nivel. Para ello, el autor se sirve de un concepto que llama permanencia. La permanencia es la capacidad de mostrar deseos, conductas e intenciones estables. La permanencia al principio es externa (el adulto regula al niño desde fuera con su presencia y después, con su voz y lenguaje) Progresivamente, el niño interioriza la figura del adulto cuidador y el niño logra la permanencia interna, la capacidad de dirigirse cada vez de una manera más responsable y por sí mismo, sin la necesidad de la presencia constante del adulto cuidador. Rygaard afirma que cada estadio o nivel de desarrollo consigue un logro en la permanencia: primero, se logra la permanencia física (el adulto consigue que el niño estabilice funciones orgánicas: sueño, comida, ritmos biológicos) Después, se consigue la permanencia a un nivel sensorial. A continuación, a un nivel sensoriomotriz, de tal forma que el menor es capaz de ir sincronizando sensaciones y movimientos de una manera coordinada para lograr una respuesta. A continuación, se logra la permanencia de la personalidad, en virtud de la cual el menor puede beneficiarse de la experiencia anterior y aunar pensamiento, memoria, emoción y conducta en una respuesta meditada. Es cuando logra un nivel de organización mayor. Y, a partir de este último nivel, es cuando se consigue la permanencia social, la capacidad de relacionarse adecuadamente con los otros: el niño es capaz, entonces, de darse cuenta que existe otro con una mente, unos deseos, unos sentimientos y unos pensamientos diferentes de los suyos. Entonces puede exhibir adecuadas habilidades sociales. Como vemos, todo esto es acumulativo y requiere de la labor continuada de los padres. Si estos niños carecen de estas figuras adultas en edades clave para el neurodesarrollo, entonces aunque, por poner un caso, el niño tenga 15 años, quizá su nivel de organización sea sensorio-motriz. Rygaard dice que la edad de estos niños ha de dividirse por 2 por 3 ó por 4.
Lo que desconocía es que Alexia promueve y dinamiza un blog sobre la enfermedad de la fibromialgia. Os invito a que lo visitéis y os intereséis por esta dolencia, que no siempre es reconocida, haciendo sufrir muchísimo a quienes la padecen, tanto en la esfera física como psicológica. Nuestro apoyo y comprensión a todos/as los que la padecen, así como nuestra solidaridad.
Gracias, Alexia.
Lo mejor que tiene internet (las redes sociales, los blogs...) es que te ponen en contacto con un crisol de personas de las que puedes aprender y con quienes compartes información. La psicología 2.0, que diría mi amigo y compañero blogero Alberto Barbero, experto en este tema. Una estudiante de periodismo, Lidia Bosch, me ha escrito pidiéndome que le responda a una entrevista sobre el trastorno del apego. ¿Quién iba a pensar que a una estudiante de periodismo se le podría encender la luz e interesarse por este ámbito de la psicología que tiene una gran repercusión social? Me ha sorprendido gratamente porque, al menos en mi comunidad, en los medios de comunicación, no se habla de este tema. Y también me han impresionado las preguntas tan acertadas que hace. Esta estudiante apunta alto y desde aquí mi agradecimiento por su sensibilidad hacia este tema. Sólo espero que un futuro, ya de profesional, se siga interesando por los niños/as que padecen estas alteraciones.
Estas son las preguntas que me ha hecho y esto lo que yo le respondí. Lo publico en tres veces porque es largo para un solo post:
Lidia (L.): ¿Cómo se detecta que un niño sufre trastorno de apego?
José Luis (J.L.): El área en la que más manifiestamente se observan los trastornos del apego es el área social (relaciones con los adultos y con los iguales) Son niños que carecen, al nivel esperable a la edad, de capacidad de autorregulación emocional, de habilidades para establecer relaciones sanas y constructivas y de lo que se denomina mentalización (la capacidad para sentir que el otro tiene una mente con unas intenciones, unos deseos y unos estados internos), esto último en el apego denominado desorganizado que luego describiremos.
Todo lo anterior supone que el niño presenta dificultades para ponerse en el lugar del otro, sufre episodios de descontrol emocional ante la frustración, puede provocar o tratar de vincularse con los demás desde el modelo que ha interiorizado de los cuidadores primarios (por ejemplo, buscando ser maltratado o rechazado para verificar su esquema mental de que él es alguien que merece eso), respuestas agresivas, no sabe aceptar las normas de funcionamiento, culpa a otros de sus errores, tiene dificultades para ver su papel en los conflictos, tiene dificultades para unir causa-efecto, cambios de humor, dificultades con la empatía, retrasos en el desarrollo que afectan a la capacidad para el aprendizaje, problemas de concentración… O sea, existen muchos indicadores. Por ejemplo, los autores Levy y Orlans han descrito hasta 48 indicadores. Es todo el ser del niño el que se ve afectado por un trastorno del apego.
Existen altas probabilidades de que un niño que ha sufrido malos tratos (abandono, maltrato físico, psicológico, abuso sexual…) padezca un trastorno del apego. Así que desde el momento que unos padres van adoptar y existen antecedentes de abandono o malos tratos, o los profesores del colegio saben que en su clase existe un niño que ha sufrido malos tratos, las probabilidades, como decimos, de que un niño padezca este trastorno son elevadas.
Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan refieren que el trastorno del apego es el trastorno de los trastornos, indicando con ello que abarcando, explicando y tratando un problema de hiperactividad, de conducta, de ansiedad, de depresión, de aprendizaje… puede existir de base un trastorno del apego que afecta a cómo el niño se relaciona, se une afectivamente con los demás, a cómo establece los lazos de unión afectiva con los otros. Será de una manera perturbada si el niño ha vivido experiencias de apego disfuncionales o alteradas con su cuidadores primarios, usualmente, los padres.
L.: ¿Con que principales problemas se enfrentan?
J.L.: Los problemas a los que se enfrentan son múltiples. Si son adoptados y presentan un trastorno de apego, la adopción se complica mucho porque son hijos que tienen una alta probabilidad de dar muchos más problemas emocionales, de aprendizaje y sociales que los niños que han tenido un apego seguro en los dos primeros años de vida, que son fundamentales para el desarrollo de un apego sano y positivo y para la organización cerebral. Sus padres van a tener que enfrentarse a un desafío mayor si su hijo presenta trastorno de apego que si no. El niño adoptado que manifiesta un trastorno de apego tiene más complicada la vinculación futura con sus padres de adopción porque ésta puede establecerse de una manera alterada. Tienen que encontrarse con unos padres que comprendan esto, si no, es mucho más complicada la relación. Lo mismo diríamos para los niños acogidos: tienen una mayor probabilidad de que sus acogedores cesen en un futuro la convivencia por el estrés que supone tener que cuidar casi 24 horas al día a un menor con trastorno de apego. Igual ocurre en cuanto a la adaptación de los niños a los centros de acogida: es peor el pronóstico y más grave en la medida en que el trastorno de apego sea severo y de tipo desorganizado.
Los problemas a los que se enfrentan los niños son, sobre todo, la marginación social (resultan impopulares y son rechazados por los demás porque no se sincronizan ni amoldan a la relación interpersonal, a sus códigos y normas de convivencia) También presentan problemas de integración con los adultos (con los profesores, por ejemplo) y suelen ser etiquetados de malos por los problemas de conducta. Y es verdad que los tienen (ausencia de límites normativos) pero porque han carecido en demasía del acompañamiento de figuras adultas en edades claves que son las que hacen que el niño interiorice las normas sociales, porque éstas vienen asociadas al afecto y a la presencia continuada del cuidador. La ausencia de límites normativos que suelen presentar es producto de un sufrimiento y no de maldad. Finalmente, los problemas de aprendizaje, la falta de concentración (les lleva al bajo rendimiento académico, a tener que repetir curso con lo que ello conlleva), la baja autoestima, las dificultades para regularse… Pero diría que el principal problema es la incomprensión y la exclusión a las que se les suele someter. Cuando lo que necesitan es comprensión (qué les ocurre para comportarse así: producto de un sufrimiento) e inclusión (no echarles, por ejemplo, del colegio unos días o castigarles sistemáticamente, sino aceptar su persona, aunque no sus conductas negativas o dañinas) y desde esta aceptación tratar de enseñarles, educarles y no sólo sancionar.
L.: ¿Por qué no pueden establecer relaciones adecuadas a cualquier nivel?
J.L.: Rygaard es el autor que más ha explicado esta dificultad para establecer relaciones a cualquier nivel. Para ello, el autor se sirve de un concepto que llama permanencia. La permanencia es la capacidad de mostrar deseos, conductas e intenciones estables. La permanencia al principio es externa (el adulto regula al niño desde fuera con su presencia y después, con su voz y lenguaje) Progresivamente, el niño interioriza la figura del adulto cuidador y el niño logra la permanencia interna, la capacidad de dirigirse cada vez de una manera más responsable y por sí mismo, sin la necesidad de la presencia constante del adulto cuidador. Rygaard afirma que cada estadio o nivel de desarrollo consigue un logro en la permanencia: primero, se logra la permanencia física (el adulto consigue que el niño estabilice funciones orgánicas: sueño, comida, ritmos biológicos) Después, se consigue la permanencia a un nivel sensorial. A continuación, a un nivel sensoriomotriz, de tal forma que el menor es capaz de ir sincronizando sensaciones y movimientos de una manera coordinada para lograr una respuesta. A continuación, se logra la permanencia de la personalidad, en virtud de la cual el menor puede beneficiarse de la experiencia anterior y aunar pensamiento, memoria, emoción y conducta en una respuesta meditada. Es cuando logra un nivel de organización mayor. Y, a partir de este último nivel, es cuando se consigue la permanencia social, la capacidad de relacionarse adecuadamente con los otros: el niño es capaz, entonces, de darse cuenta que existe otro con una mente, unos deseos, unos sentimientos y unos pensamientos diferentes de los suyos. Entonces puede exhibir adecuadas habilidades sociales. Como vemos, todo esto es acumulativo y requiere de la labor continuada de los padres. Si estos niños carecen de estas figuras adultas en edades clave para el neurodesarrollo, entonces aunque, por poner un caso, el niño tenga 15 años, quizá su nivel de organización sea sensorio-motriz. Rygaard dice que la edad de estos niños ha de dividirse por 2 por 3 ó por 4.
9 comentarios:
Grácias a ti, para mi fue también una muy grata sorpresa que un professional como tú se interesarsé en hablar conmigo. Tus anyos de trabajo con estos niños són dignos de admiración i muchas famílias afectadas que conozco te lo agradecen, igual que yo. Grácias por todo i ánimo en está lucha.
Por cierto, podrias indicarme como encontrar las otras does entradas? Grácias.
Hola, Lidia. Agradezco tus palabras. Me alegra mucho saber que hay familias que se benefician de mi trabajo y aportes. Las otras dos entradas se publicarán la semana que viene: una el día 4 y la otra el día 5.
Un afectuoso saludo,
José Luis
Hola, José Luis:
Gracias por la mención. Ya sabes que te sigo siempre, pero solo como "esponja" ya que solo sé el ABC de los temas que tú dominas.
Por eso solo me puedo centrar aquí en lo que conozco:
Creo que todos tenemos que descubrir el valor que ahora tiene internet para compartir, cocrear y aprender. Es una herramienta tremendamente poderosa que conecta nuestros cerebros creando una "inteligencia colectiva". Es como si pasaras de utilizar una máquina de escribir a un superordenador. Todos tenemos que aprender o nos caeremos por la brecha digital.
Hola, Alberto: La idea de la inteligencia colectiva me ha parecido genial, y es ciert oque debemos de aprender, sobre todo a darle un uso socialmente útil. Yo también te sigo y suelo comentar como al igual que tú cuando veo que puedo aportar algo dentro de la especialidad de los temas que dominas. Gracias por tu participación y hasta cuando quieras. Un abrazo, José Luis
Muchas gracias a ti, José Luis. Te mereces eso y más por todo lo que haces, por dedicar tu vida a ayudar a estos niños que tanto necesitan y que demasiados ignoran.
Es un placer seguirte día a día y el haberte conocido.
Un abrazo muy fuerte.
Hola, Alexia: Igualmente, y nuestra admiración es mutua. Un abrazo, José Luis.
Hola José Luis:
Felicitaciones por el Premio, bien merecido que lo tienes por la dedicación y el tiempo que le brindas a este maravilloso sitio que sirve de ayuda a muchísimas personas.
Un abrazo, Jennifer
Hola Jennifer: Muchas gracias, y ya sabes que sigo tu blog puntualmente porque me parece interesantísimo, estoy suscrito al mismo. Un abrazo, y que sigas bien.
Un abrazo,
José Luis
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