Ha llegado a mis manos un cuento, por gentileza de la madre de una paciente niña que me lo ha regalado, que me ha impresionado sobremanera por la crudeza con la que se puede escribir una metáfora tan clara y directa sobre el maltrato entre iguales.
Juul, cuento publicado en España por la editorial Lóguez y cuyos autores son Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen. Desde su publicación en 1996, en Bélgica, Juul ha sido un álbum ilustrado muy controvertido, alabado por unos y denostado por otros. A nadie deja indiferente.
Puede resultar duro para los niños, pero quizá presentar las cosas como son y como las siente el personaje puede ayudar a los niños a conectar con el dolor de los que son burlados, agredidos y dañados. Otra forma de maltrato, la que se produce ente los propios niños, que debería hacernos reflexionar a los adultos sobre los modelos de aprendizaje social que les ofrecemos en los medios de comunicación. A mí me choca mucho escuchar en la calle la frase que dice: “ya sabes lo crueles que son los niños…” Nada más lejos de la realidad, en mi opinión. Cuando a un niño se le proporciona afecto y límites consistentes y segurizantes, se convierte en el ser más cariñoso que pueda existir. Creo que sería más apropiado afirmar que si algunos niños son crueles, ¿no tendrá acaso algo que ver el tipo de adultos que tienen como referentes? Y si me apuran, ¿no tendrá también que ver el tipo de adultos a los cuales los niños tienen acceso a través de los medios (el cine, la TV, los videojuegos…)?
Pienso que este cuento puede contarse a los niños con el acompañamiento de un adulto porque les ayudará a comprender empáticamente el daño que se puede llegar a hacer con las agresiones y con los insultos. Es educativo para utilizarlo en la escuela sobre todo, el espacio de convivencia diario del niño con los otros. En mi opinión, sin el adulto, yo no permitiría que un niño lo leyera porque es aquél quien puede hacer entender, matizar, elaborar y ayudar a comprender esta impactante historia. Es quien puede hacer de filtro estabilizador de esta descarnada historia y convertir este cuento en una herramienta educativa y no solamente en una historia de terror que ventila lo peor del ser humano. Con la narrativa de un adulto adecuado que organice y dé el adecuado sentido a esta historia, creo que puede resultar educativamente edificante. Es importante atender a lo que sienten los niños, y también a lo que piensan, para recoger sus emociones y ayudarles a desarrollar un pensamiento ético.
Puede resultar duro para los niños, pero quizá presentar las cosas como son y como las siente el personaje puede ayudar a los niños a conectar con el dolor de los que son burlados, agredidos y dañados. Otra forma de maltrato, la que se produce ente los propios niños, que debería hacernos reflexionar a los adultos sobre los modelos de aprendizaje social que les ofrecemos en los medios de comunicación. A mí me choca mucho escuchar en la calle la frase que dice: “ya sabes lo crueles que son los niños…” Nada más lejos de la realidad, en mi opinión. Cuando a un niño se le proporciona afecto y límites consistentes y segurizantes, se convierte en el ser más cariñoso que pueda existir. Creo que sería más apropiado afirmar que si algunos niños son crueles, ¿no tendrá acaso algo que ver el tipo de adultos que tienen como referentes? Y si me apuran, ¿no tendrá también que ver el tipo de adultos a los cuales los niños tienen acceso a través de los medios (el cine, la TV, los videojuegos…)?
Pienso que este cuento puede contarse a los niños con el acompañamiento de un adulto porque les ayudará a comprender empáticamente el daño que se puede llegar a hacer con las agresiones y con los insultos. Es educativo para utilizarlo en la escuela sobre todo, el espacio de convivencia diario del niño con los otros. En mi opinión, sin el adulto, yo no permitiría que un niño lo leyera porque es aquél quien puede hacer entender, matizar, elaborar y ayudar a comprender esta impactante historia. Es quien puede hacer de filtro estabilizador de esta descarnada historia y convertir este cuento en una herramienta educativa y no solamente en una historia de terror que ventila lo peor del ser humano. Con la narrativa de un adulto adecuado que organice y dé el adecuado sentido a esta historia, creo que puede resultar educativamente edificante. Es importante atender a lo que sienten los niños, y también a lo que piensan, para recoger sus emociones y ayudarles a desarrollar un pensamiento ético.
Creo que sí habría que ser especialmente delicados con niños que hayan sufrido trauma en forma de cualquier tipo de malos tratos, sobre todo porque puede que no estén preparados para asimilar el impacto de un relato que puede hacer que reactive emociones traumáticas.
Os dejo con el cuento, y espero vuestras opiniones:
Juul tenía rizos, rizos rojos como hilos de cobre, eso gritaban todos: ¡hilos de cobre! ¡tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja! Un día Juul cogió unas tijeras y rizo a rizo se los cortó.
Juul tenía la cabeza pelada y todos le decían: ¡bola de billar! ¡cara de huevo! Por eso se puso un gorro. Al no tener pelo, el gorro le caía encima de las orejas y éstas se le salían un poco, '¡orejas de soplillo! ¡Dumbo! ¡echa a volar!', le llamaban ahora. Eso le hubiese gustado a Juul, volar muy lejos de allí. De dos rabiosos tirones Juul se arrancó las orejas. Como no tenía orejas el gorro le caía encima de los ojos impidiéndole ver, y empezó a chocarse contra las paredes, contra los otros chicos, contra las sillas, Juul veía las estrellas y empezó a bizquear. Entonces los niños empezaron a llamarle: ¡bizco! ¡Cegatón! ¡Juul es un cegatón! Juul cerró fuertemente los ojos hasta que se le salieron de las órbitas, cayeron al suelo como dos canicas calientes, pero no botaron. Tenía tanto, pero tantísimo dolor, que apenas podía pronunciar una palabra, gemía, babeaba y balbuceaba mientras los otros le decían: ¡tartaja! ¡Baboso! ja, ja, ja ¡miren, Juul no sabe hablar! Juul metió su lengua en un enchufe de la luz, se quemó media boca y su lengua, desapareció.
El dolor era tan insoportable que Juul apenas podía caminar, las piernas se le torcían y le fallaban y los chicos le decían: ¡Juul el patizampo! ¡Juul piernas torcidas! Juul se fue al tren, puso las piernas sobre las vías, cuando éste pasó dejó un gran reguero rojo.
Alguien encontró a Juul, alguien lo sentó en una silla de ruedas, y mientras Juul empujaba y empujaba para escapar los niños seguían gritándole: ¡Juul el ruedas! ¡Juul el ruedas! cuando le alcanzaron, le mancharon de porquería las ruedas y ahí donde él tenía que agarrarse para escapar. De la rabia que le dió metió sus manos en agua hirviendo, para tenerlas siempre limpias, pero estaba tan caliente, que se quemó; y le salieron ampollas y llagas que le supuraban. El médico las mandó amputar y los chicos le decían: ¡brazos de salchicha! ¡Desgraciado! Juul se hizo llevar al zoo, a la jaula de los leones, metió los brazos por los barrotes y un león se los comió.
Juul sólo era cabeza y torso y los niños decían: ¡qué pena de torso! ¡si no lo tuviese podríamos jugar al fútbol con su cabeza! Así que entre todos tiraron y tiraron hasta que le separaron la cabeza del tronco. Pero resultó que la cabeza, aunque se podía chutar, no botaba bien; y los niños, cansados, dejaron a Juul abandonado en la zona de penalti. Alguien pasó por allí, lo recogió, le dió de comer, lo mimó, le pusó un lápiz en la boca, le ofreció un papel y le preguntó: -¿pero qué te ha pasado? A lo que Juul contestó:
Yo tenía rizos rojos, como hilo de cobre
Eso me gritaban todos: ¡hilos de cobre!
¡Tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja!
Por eso rizo a rizo, me los corté...
El dolor era tan insoportable que Juul apenas podía caminar, las piernas se le torcían y le fallaban y los chicos le decían: ¡Juul el patizampo! ¡Juul piernas torcidas! Juul se fue al tren, puso las piernas sobre las vías, cuando éste pasó dejó un gran reguero rojo.
Alguien encontró a Juul, alguien lo sentó en una silla de ruedas, y mientras Juul empujaba y empujaba para escapar los niños seguían gritándole: ¡Juul el ruedas! ¡Juul el ruedas! cuando le alcanzaron, le mancharon de porquería las ruedas y ahí donde él tenía que agarrarse para escapar. De la rabia que le dió metió sus manos en agua hirviendo, para tenerlas siempre limpias, pero estaba tan caliente, que se quemó; y le salieron ampollas y llagas que le supuraban. El médico las mandó amputar y los chicos le decían: ¡brazos de salchicha! ¡Desgraciado! Juul se hizo llevar al zoo, a la jaula de los leones, metió los brazos por los barrotes y un león se los comió.
Juul sólo era cabeza y torso y los niños decían: ¡qué pena de torso! ¡si no lo tuviese podríamos jugar al fútbol con su cabeza! Así que entre todos tiraron y tiraron hasta que le separaron la cabeza del tronco. Pero resultó que la cabeza, aunque se podía chutar, no botaba bien; y los niños, cansados, dejaron a Juul abandonado en la zona de penalti. Alguien pasó por allí, lo recogió, le dió de comer, lo mimó, le pusó un lápiz en la boca, le ofreció un papel y le preguntó: -¿pero qué te ha pasado? A lo que Juul contestó:
Yo tenía rizos rojos, como hilo de cobre
Eso me gritaban todos: ¡hilos de cobre!
¡Tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja!
Por eso rizo a rizo, me los corté...
10 comentarios:
Hola Josè Luis:
Me ha gustado y me ha impresionado muchisimo esta historia. Sobre todo porque conoci muy de cerca el caso de un joven que se suicidò por motivos muy similares.
A veces la infancia y la adolescencia suele ser particularmente cruel.
Gracias por compartirnos este pedacito de sensibilidad humana,
Jennifer
Hola, Jennifer: Me imagino que tuvo que ser muy duro asistir a un suicidio por estos motivos. Comparto contigo en que este pedacito de sensibilidad humana puede ayudar si se emplea adecuadamente.
Llevo una temporada bastante atareado, a ver si encuentro un rato tranquilo y me paso por tu excelente Rincón y me pongo al día
Un abrazo,
José Luis
Hola Jose Luis:
Pues si que fue dificil esa experiencia. Independientemente de que nosotros los psicologos sabemos que la subjetividad y el como se internalizan las experiencias es un papel esencial en el momento de optar por el suicidio siempre el medio desempeña un papel más o menos definitorio y eso a mi me resulta francamente decepcionante.
Creo que una de las cosas que deberiamos aprender a desarrollar es la aceptacion del otro, sin etiquetas, sin atender a los condicionamientos sociales.
Desgraciadamente por ahora es solo un deseo, quizas una utopía.
Un saludo,
Jennifer
Hola Jennifer: Me ha encantado tu comentario. Sólo apuntar que ya sabes que utopía significa etimológicamente "lo que no tiene lugar" Hagamos nosotros (desde nuestro lugar y margen de influencia) que esa visión que propones de las personas, la cual comparto, la de la aceptación sin reservas, sea posible y encuentre un sitio.
Gracias por tus excelentes aportaciones, un afectuoso saludo,
José Luis Gonzalo
Hola José Luis. Hace tiempo que no aparezco por aquí aunque si te leo. Estoy algo liada ahora con las entrevistas para la adopción pero lo hago cada vez que puedo.
Me ha impresionado mucho este cuento y no se hasta que punto se puede dar a leer a un niño, y si se hace seguro como dices, siempre acompañado por un adulto. Quizás dependiendo de la edad que tenga para que pueda entender su significado, al menos la moral de este cuento.
Y por desgracia la vida de algunos niños puede asemejarse a la del pobre Yuul. Es verdad que decimos que los niños con malos pero quien no ha pasado malos momentos en el colegio por x niños que se metían contigo por una u otra razón !! A todos nos ha pasado en mayor o menor medida...
Y también es cierto que el niño no nace cruel, lo hacen por muchos motivos, como falta de atención o de cariño por parte de los padres (están demasiado ocupados con "sus" vidas y la del niño es secundaria), mal ejemplo en su casa por parte de sus progenitores (se insultan, incluso se pegan... carecen de respecto el uno por el otro y al niño le puede parecer algo como "normal" ya que sus padres lo hacen en casa), padres demasiados laxistas que no ponen los límites que todo niño necesita para desarrollarse adecuadamente ...
Es triste que casos extremos como estos puedan ocurrir y llegar hasta el suicidio como cuenta Jennifer. Tiene que ser una experiencia terrible!!
Muchas gracias por tu aportación. Como siempre es muy instructiva.
Un abrazo.
http://adoptaextremadura.blogspot.com/
Hola, Alexia: Encantado de que participes y nos enriquezcas con tus comentarios. Bueno, yo también tengo mis dudas sobre si dar a leer o no el cuento a los niños. Al final me decanto por el sí, pero con un adulto que ayude a entenderlo. Y tampoco a cualquier edad. Pienso que los 10-11 años sería la edad adecuada. Creo que los niños han de entender emocionalmente el dolor que se puede llegar a causar a otros cuando se les maltrata. Y, por lo menos en mi provincia y por lo que los niños me transmiten, las bromas fuertes, las pullas y el intercambio agresivo entre menores se da con frecuencia. De ahí que estos materiales puedan ser una herramienta si se usan bien.
Un cordial saludo,
José Luis
Hola
Veo que la publicación es algo vieja, pero considero que nunca es tarde cuando de hacer un aporte se trata. El cuento de Juul en realidad me parece un cuento muy fuerte, pero trabajable con los niños, eso si (y como concuerdo con todos) con una guía adecuada (no cualquiera es capaz de manejar este tipo de información con un niño).
Quisiera dejarles el link de otro cuento que también habla acerca del maltrato, pero por decirlo de alguna manera, de una forma mas bella..
Lo dejo a su criterio.
Un saludo
http://www.youtube.com/watch?v=ytaCMGefBPA
Gracias Shirley por tu aportación, la miraré. Estoy de acuerdo en que el cuento de Juul necesita acompañamiento adulto para el niño, para ayudar a que éste sea capaz de entenderlo. Saludos cordiales, José Luis
Muy bueno!
😀
Disculpa, Shirley, aparece como que el vídeo es privado, ¿podrías escribir el título, por favor?
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