Esta vez ofrezco un extracto -traducido por un servidor al castellano- del libro de Cathy Malchiodi Understanding Children´s drawings -del que venimos hablando- referido a trauma y dibujo en relación al tema de la violencia y el maltrato físico en niños:
Muchos terapeutas esperan que las expresiones artísticas de los niños traumatizados por la violencia serán vívidas y expresivas y representarán detalladas escenas de violencia doméstica o abuso. Sin embargo, en muchos casos, los niños no dibujan espontáneamente el evento traumático, y muchos niños parecen incluir detalles en términos de elementos estructurales, cualidad de la línea y contenido. Los colores usados están a menudo limitados, y los niños usan predominantemente negro y/o rojo en sus dibujos. Los niños que han sido traumatizados por la violencia o el abuso pueden ejecutar rápidamente una imagen, dedicando poca atención al detalle y dibujando figuras pobremente compuestas. Sus expresiones de arte son simplistas, a menudo reflejando estereotipados dibujos.
Esta ausencia de contenido, detalle y color no es sorprendente por varias razones. Primero, los niños que provienen de hogares violentos, han sido expuestos a violencia callejera o a otras situaciones abusivas y pueden estar deprimidos o atemorizados, o pueden estar disociados de la vida alrededor de ellos. Cuando un niño está psicológicamente exhausto, la fuerza de la expresión está a menudo afectada. El niño no tiene los recursos internos para representar en papel lo que ha sido una serie de eventos traumáticos que lo han dejado exhausto. La depresión puede hacer aparición, dejando al niño poca energía o tolerancia para la expresión artística o le genera sentirse hundido y no interesado en mostrar mucho acerca de sus sentimientos, incluso a través del arte que es generalmente una disfrutable y motivante actividad. Los niños pueden sentirse desconectados de su propia capacidad para expresarse y, en algunos casos, sentirse a la defensiva en sus expresiones espontáneas, particularmente cuando se les pregunta para que dibujen acerca de un tema directamente relacionado con el trauma ¡Esto es especialmente delicado cuando se le pide a un niño abusado dibujar la familia! El puede sentirse amenazado e inseguro dentro de la relación terapéutica, asustado porque expondrá un secreto de la familia o expresará algo que les comprometerá.
Tibbetts (1989), en su trabajo con niños de Irlanda, utilizó el dibujo para ayudar a los niños a expresarse a sí mismos y empezar el proceso de trabajo de la violencia traumática. Tibbetts empezaba con una discusión de la experiencia traumática del niño preguntándole a éste (o pidiendo) que dibujara un dibujo o algo que él quisiera y dijera una historia acerca de su dibujo. Aunque los niños no eran específicamente inquiridos para dibujar un dibujo referido a sus traumas, la mayoría de los niños dibujaban imágenes referidas o que aludían a sus eventos traumáticos. Los niños del estudio de Tibbetts generalmente usaban mínimos detalles en sus dibujos para visualmente describir el trauma, sentimientos o impresiones; usaban un foco constreñido; o no integraban el fondo con el evento actual. Tibbetts observó que la mayoría de los niños demostraron una completa y total aparición de un afecto depresivo después de las entrevistas post-dibujo, y resistían activamente los esfuerzos del entrevistador para elicitar sus sentimientos acerca del evento traumático. El notó que estos niños habían convivido en un ambiente que reforzaba la violencia y promovía un constante y persistente trauma y ansiedad, por lo cual es posible que estos niños tengan muchas más dificultades en liberar emociones que los niños que no han sido expuestos a extrema violencia.
La repetición parece estar presente en ambos: elementos estructurales y en las conductas artísticas de los niños que provienen de hogares violentos. Los niños pueden repetir imágenes relacionadas con el trauma que ellos han experimentado, o pueden repetir temas de rescate (como la aparición del policía o bombero), o actos violentos y destructivos (dirigidos a un agresor o perpretador) a través de sus actividades de arte o juego. Por ejemplo, un niño de 6 años repetía un dibujo de su casa en el que el abuso físico de su padre tenía lugar. Estas repeticiones pueden servir en el proceso curativo que permite al niño ganar un poder simbólico sobre el trauma mediante la repetición, una y otra vez, en el arte.
Los niños que han experimentado abuso o violencia, a menudo suelen utilizar un exceso de sombreado. Mucha de la literatura conecta el excesivo sombreado con la ansiedad. Ciertamente, un exceso de sombreado se ha revelado como una característica de los dibujos de los niños traumatizados. Epperson (1990) por ejemplo encontró que en los niños expuestos a violencia había una tendencia a sombrear dibujos del entorno, aunque no a un nivel significativo. Sin embargo, sombrear puede servir a un propósito más que patológico o solamente indicativo de ansiedad. Por ejemplo, a algunos niños simplemente les gusta rellenar de sombreado sus dibujos, disfrutando coloreando toda la página o recordando un consejo del profesor respecto a completar todo el papel con color.
Algunos niños que están traumatizados parecen encontrar agrado y, en ocasiones, efecto hipnótico en el sombreado. El excesivo sombreado a menudo sirve o cumple una función de auto-calmado rellenando el espacio de una manera repetitiva y puede ser una de las razones por la que la actividad repetida está presente en los niños traumatizados, en su arte y juegos.
Esta ausencia de contenido, detalle y color no es sorprendente por varias razones. Primero, los niños que provienen de hogares violentos, han sido expuestos a violencia callejera o a otras situaciones abusivas y pueden estar deprimidos o atemorizados, o pueden estar disociados de la vida alrededor de ellos. Cuando un niño está psicológicamente exhausto, la fuerza de la expresión está a menudo afectada. El niño no tiene los recursos internos para representar en papel lo que ha sido una serie de eventos traumáticos que lo han dejado exhausto. La depresión puede hacer aparición, dejando al niño poca energía o tolerancia para la expresión artística o le genera sentirse hundido y no interesado en mostrar mucho acerca de sus sentimientos, incluso a través del arte que es generalmente una disfrutable y motivante actividad. Los niños pueden sentirse desconectados de su propia capacidad para expresarse y, en algunos casos, sentirse a la defensiva en sus expresiones espontáneas, particularmente cuando se les pregunta para que dibujen acerca de un tema directamente relacionado con el trauma ¡Esto es especialmente delicado cuando se le pide a un niño abusado dibujar la familia! El puede sentirse amenazado e inseguro dentro de la relación terapéutica, asustado porque expondrá un secreto de la familia o expresará algo que les comprometerá.
Tibbetts (1989), en su trabajo con niños de Irlanda, utilizó el dibujo para ayudar a los niños a expresarse a sí mismos y empezar el proceso de trabajo de la violencia traumática. Tibbetts empezaba con una discusión de la experiencia traumática del niño preguntándole a éste (o pidiendo) que dibujara un dibujo o algo que él quisiera y dijera una historia acerca de su dibujo. Aunque los niños no eran específicamente inquiridos para dibujar un dibujo referido a sus traumas, la mayoría de los niños dibujaban imágenes referidas o que aludían a sus eventos traumáticos. Los niños del estudio de Tibbetts generalmente usaban mínimos detalles en sus dibujos para visualmente describir el trauma, sentimientos o impresiones; usaban un foco constreñido; o no integraban el fondo con el evento actual. Tibbetts observó que la mayoría de los niños demostraron una completa y total aparición de un afecto depresivo después de las entrevistas post-dibujo, y resistían activamente los esfuerzos del entrevistador para elicitar sus sentimientos acerca del evento traumático. El notó que estos niños habían convivido en un ambiente que reforzaba la violencia y promovía un constante y persistente trauma y ansiedad, por lo cual es posible que estos niños tengan muchas más dificultades en liberar emociones que los niños que no han sido expuestos a extrema violencia.
La repetición parece estar presente en ambos: elementos estructurales y en las conductas artísticas de los niños que provienen de hogares violentos. Los niños pueden repetir imágenes relacionadas con el trauma que ellos han experimentado, o pueden repetir temas de rescate (como la aparición del policía o bombero), o actos violentos y destructivos (dirigidos a un agresor o perpretador) a través de sus actividades de arte o juego. Por ejemplo, un niño de 6 años repetía un dibujo de su casa en el que el abuso físico de su padre tenía lugar. Estas repeticiones pueden servir en el proceso curativo que permite al niño ganar un poder simbólico sobre el trauma mediante la repetición, una y otra vez, en el arte.
Los niños que han experimentado abuso o violencia, a menudo suelen utilizar un exceso de sombreado. Mucha de la literatura conecta el excesivo sombreado con la ansiedad. Ciertamente, un exceso de sombreado se ha revelado como una característica de los dibujos de los niños traumatizados. Epperson (1990) por ejemplo encontró que en los niños expuestos a violencia había una tendencia a sombrear dibujos del entorno, aunque no a un nivel significativo. Sin embargo, sombrear puede servir a un propósito más que patológico o solamente indicativo de ansiedad. Por ejemplo, a algunos niños simplemente les gusta rellenar de sombreado sus dibujos, disfrutando coloreando toda la página o recordando un consejo del profesor respecto a completar todo el papel con color.
Algunos niños que están traumatizados parecen encontrar agrado y, en ocasiones, efecto hipnótico en el sombreado. El excesivo sombreado a menudo sirve o cumple una función de auto-calmado rellenando el espacio de una manera repetitiva y puede ser una de las razones por la que la actividad repetida está presente en los niños traumatizados, en su arte y juegos.
NOTA: Imagen para ilustrar el texto tomada de Actiludis.
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