Hemos tenido noticia, hace poco, de que 50 docentes vascos denunciaron agresiones físicas y psíquicas el pasado curso escolar. Esto es lamentable y sentimos por lo que están pasando muchos de ellos, fruto de, creo, una vez más, la dejadez que nuestra sociedad hace para ejercer la autoridad y para investir a las personas adecuadas de la misma. Se ha creado un clima social, de una manera lenta e insidiosa, en el que parece haber tomado carta de naturaleza la idea de que el ejercicio de la autoridad es para fastidiar al individuo y coartarle su libertad. Es por ello por lo que muchos jóvenes han crecido en un ambiente familiar indulgente y permisivo en extremo con las normas (estas familias terminan por tener una incapacidad para controlar la conducta de sus hijos) y también en un contexto social igualmente tolerante en este sentido. Donde se transmite por doquier el derecho a la libertad pero se la aparta del sentido de responsabilidad. Un ejemplo significativo: ¿Cómo se puede permitir abortar a una joven de 16 años sin que necesite el permiso de sus padres? No es la cuestión el mostrarse a favor o en contra del aborto, sino el abandono al que se les somete a jóvenes (en una edad crítica) a las cuales les supone un enorme sufrimiento tomar tamaña decisión, aparte de las secuelas psicológicas que les acarrea. ¿Cómo dejarlas sin el respaldo orientador responsable de un adulto? Pero bueno, me estoy desviando mucho del tema que nos ocupa hoy.
Ahora la Comunidad de Madrid se plantea dotar al profesor de la consideración de autoridad pública (aunque hay quienes no están de acuerdo con esta propuesta) porque de este modo tendría más poder y, además, podrían fructificar las denuncias que ponen algunos profesores agredidos en el juzgado. Si esto va ayudar a poner un límite social y legal a estos jóvenes agresores, adelante. Pero con esto sólo no basta. Los padres y todas las instituciones encargadas de la educación de los jóvenes son las que han de educar en otros valores que se traduzcan en otras conductas. Hay que regenerar moralmente la sociedad.
Ahora la Comunidad de Madrid se plantea dotar al profesor de la consideración de autoridad pública (aunque hay quienes no están de acuerdo con esta propuesta) porque de este modo tendría más poder y, además, podrían fructificar las denuncias que ponen algunos profesores agredidos en el juzgado. Si esto va ayudar a poner un límite social y legal a estos jóvenes agresores, adelante. Pero con esto sólo no basta. Los padres y todas las instituciones encargadas de la educación de los jóvenes son las que han de educar en otros valores que se traduzcan en otras conductas. Hay que regenerar moralmente la sociedad.
La reflexión que me parece importante es que, no hace muchos años, al profesor se le presuponía la autoridad y nadie se la discutía (para que las normas de convivencia en el mutuo respeto se mantuvieran); ahora esta autoridad se ha desvanecido y el profesor es, para algunos, un bufón a quien, desgraciadamente, se puede vejar y maltratar impunemente. Los padres (algunos de ellos, sin incurrir en el error de sobregeneralizar) han fomentado que el profesor pierda esta autoridad, además del clima social excesivamente permisivo al que ya hemos aludido.
Que el profesor recupere la autoridad no quiere decir que recupere el autoritarismo que le caracterizó en el pasado y que para algunos docentes era carta de naturaleza para maltratar, burlar, humillar y ridiculizar a los alumnos. Hemos pasado del autoritarismo dañino de algunos profesores de antaño al hecho (el otro extremo) de que algunos de éstos carezcan de la autoridad necesaria y beneficiosa para educar.
Que el profesor recupere la autoridad significa que sea capaz de ser un educador al estilo de Sócrates: intachable en lo moral, respetuoso con todos, con una sabiduría que le otorga ascendiente sobre los demás, con refrendo social y habilidoso para hacer crecer y enseñar a los demás mediante el diálogo y la reflexión.
Considero que el profesor debe recuperar su autoridad, que no es sinonimo de autoritarismo.
ResponderEliminarRealmente es una situacion alucinante la de los profesores europeos porque en latinoamerica la situacion es un tanto diversa.
Por supuesto, las causas se hallan en la propia sociedad y en su nucleo: la familia; que es altamente permisiva, tal como expresas.
Aunque desde mi perspectiva eso es una expresion más de la decadencia de la sociedad y del intento de brindar una pretendida libertad a personas que no saben qué hacer con ellas y terminan en el libertinaje, el camino más sencillo para los jóvenes.
Hola, Jennifer:
ResponderEliminarGracias por pasarte. En efecto, muy atinado tu comentario cuando identificas síntomas de decadencia de la sociedad. Los modelos educativos hacen crack y no hay referencias. Lo de antes no vale y lo de ahora es una libertad mal entendida que termina en el libertinaje.
Por eso creo que entre todos debemos de instaurar un modelo educativo basado en derechos y deberes, y que éstos sean vistos por los jóvenes como base del mutuo respeto en sociedad. Y defender los derechos y deberes desde el cariño y la firmeza, ingredientes básicos de la tarea educativa, a mi modo de ver.
Saludos, y gracias por tus interesantísimos aportes.
José Luis
Buenos días quiero saber porque mi hijo dibuja penes si tiene 13 años y reconoce bien todas las partes de su cuerpo
ResponderEliminargreat post
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