miércoles, 30 de septiembre de 2009

Trauma y dibujo infantil (3)

Del libro de Cathy Machioldi -Understanding children´s drawings- ofrecemos la parte del mismo que habla sobre dibujo infantil y el trauma del abuso sexual:
La experiencia del abuso sexual, bien por un miembro de la familia u otro individuo, está asociado con efectos emocionales severos en los niños. Una pérdida del disfrute de la vida, ausencia de afecto, un sentido limitado del futuro, quejas somáticas, miedo a la repetición del abuso, hipervigilancia, ansiedad, depresión, pesadillas recurrentes y disminución del rendimiento cognitivo son conductas que suelen informar las víctimas de abuso. Los síntomas intrusivos como flashbacks del abuso, pensamientos repetitivos, desapego e insensibilidad, y en algunos casos, disociación (Briere, 1992) son más prominentes en el abuso sexual que en otros tipos de trauma y pueden ser prolongados. Hay también sentimientos adicionales, incluyendo culpa y estigmatización.

Elementos estructurales y contenidos del dibujo indicadores de posible abuso sexual y la percepción del niño acerca el mismo (no hay una lista definitiva de indicadores, pues la experiencia del abuso es única para cada niño, dependiendo de la duración, la frecuencia del abuso, la edad del niño, el perpretador y el tipo de abuso experimentado), son:

- Uno de los indicadores más consistentes es la inclusión de temas o imágenes sexuales fuertes en los dibujos. La inclusión de genitales o “partes privadas” es un posible indicador de abuso.

- Los niños pueden dibujar personas que tengan vestidos sexys, una lengua larga, excesivo maqueado, pestañas largas u otras características o cualidades que impliquen seducción.

- Ha sido ampliamente argumentado que el empleo de connotaciones sexuales en la expresión artística no debe ser en sí mismo indicativo de abuso sexual. En algunos casos, los niños dibujarán imágenes que pueden mostrar naturaleza sexual acerca de ellos mismos. Por ejemplo, dibujar mujeres con pechos porque han visto cómo su madre amamanta al hermano; o dibujar penes cuando han sido operados de fimosis. El trauma al cuerpo atrae la atención hacia la zona. Finalmente, no hay que obviar la influencia de contenidos sexuales a los que son sometidos los niños en la TV. Es especulativo pensar que la TV tiene una influencia en los dibujos de los niños, sí, pero dada la prominencia de los temas sexuales en TV, películas y vídeos la influencia no debe desestimarse.

- El dibujo del cuerpo incompleto es otra característica consistentemente notada en los dibujos de la figura humana. Pueden dibujar solo una cabeza, escondiendo la mitad del cuerpo, las partes bajas (cintura para abajo) Este énfasis puede incluir un gran detalle de la cara y vestidos mientras que la parte más baja (piernas) es rechazada.

- Puede haber un grado de desorganización de las partes del cuerpo en las expresiones artísticas de los niños abusados. Los dibujos de las figuras humanas pueden aparecer con regresión a otras etapas del desarrollo (más propios de otras etapas), no están bien articulados o construidos o tienen cualidades ambivalentes. Muchos niños pueden dificultades en dibujar una figura humana porque la imagen del cuerpo es un tópico demasiado sensible para ellos. Además, el requerimiento de que dibujen una persona puede elicitar una conducta artística regresiva que causa que el dibujo aparezca desorganizado.

- Otras características que han sido referidas a abuso sexual son la inclusión de imágenes en forma de corazón, estilos de dibujos regresivos en cuanto al desarrollo, y temas de auto-desprecio o auto-odio.

Aunque estas características pueden encontrarse en dibujos de niños que no han sufrido abuso sexual, es importante considerar las claves referidas anteriormente en los dibujos.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Agresiones a profesores

Hemos tenido noticia, hace poco, de que 50 docentes vascos denunciaron agresiones físicas y psíquicas el pasado curso escolar. Esto es lamentable y sentimos por lo que están pasando muchos de ellos, fruto de, creo, una vez más, la dejadez que nuestra sociedad hace para ejercer la autoridad y para investir a las personas adecuadas de la misma. Se ha creado un clima social, de una manera lenta e insidiosa, en el que parece haber tomado carta de naturaleza la idea de que el ejercicio de la autoridad es para fastidiar al individuo y coartarle su libertad. Es por ello por lo que muchos jóvenes han crecido en un ambiente familiar indulgente y permisivo en extremo con las normas (estas familias terminan por tener una incapacidad para controlar la conducta de sus hijos) y también en un contexto social igualmente tolerante en este sentido. Donde se transmite por doquier el derecho a la libertad pero se la aparta del sentido de responsabilidad. Un ejemplo significativo: ¿Cómo se puede permitir abortar a una joven de 16 años sin que necesite el permiso de sus padres? No es la cuestión el mostrarse a favor o en contra del aborto, sino el abandono al que se les somete a jóvenes (en una edad crítica) a las cuales les supone un enorme sufrimiento tomar tamaña decisión, aparte de las secuelas psicológicas que les acarrea. ¿Cómo dejarlas sin el respaldo orientador responsable de un adulto? Pero bueno, me estoy desviando mucho del tema que nos ocupa hoy.

Ahora la Comunidad de Madrid se plantea dotar al profesor de la consideración de autoridad pública (aunque hay quienes no están de acuerdo con esta propuesta) porque de este modo tendría más poder y, además, podrían fructificar las denuncias que ponen algunos profesores agredidos en el juzgado. Si esto va ayudar a poner un límite social y legal a estos jóvenes agresores, adelante. Pero con esto sólo no basta. Los padres y todas las instituciones encargadas de la educación de los jóvenes son las que han de educar en otros valores que se traduzcan en otras conductas. Hay que regenerar moralmente la sociedad.

La reflexión que me parece importante es que, no hace muchos años, al profesor se le presuponía la autoridad y nadie se la discutía (para que las normas de convivencia en el mutuo respeto se mantuvieran); ahora esta autoridad se ha desvanecido y el profesor es, para algunos, un bufón a quien, desgraciadamente, se puede vejar y maltratar impunemente. Los padres (algunos de ellos, sin incurrir en el error de sobregeneralizar) han fomentado que el profesor pierda esta autoridad, además del clima social excesivamente permisivo al que ya hemos aludido.

Que el profesor recupere la autoridad no quiere decir que recupere el autoritarismo que le caracterizó en el pasado y que para algunos docentes era carta de naturaleza para maltratar, burlar, humillar y ridiculizar a los alumnos. Hemos pasado del autoritarismo dañino de algunos profesores de antaño al hecho (el otro extremo) de que algunos de éstos carezcan de la autoridad necesaria y beneficiosa para educar.

Que el profesor recupere la autoridad significa que sea capaz de ser un educador al estilo de Sócrates: intachable en lo moral, respetuoso con todos, con una sabiduría que le otorga ascendiente sobre los demás, con refrendo social y habilidoso para hacer crecer y enseñar a los demás mediante el diálogo y la reflexión.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Nuestro segundo aniversario

Este blog celebra, este mes, su segundo cumpleaños. Sí, son ya dos años desde que me embarqué en esta aventura de escribir (mi amigo Alberto Barbero me despertó el interés y del deseo, tomando un café, en las fiestas de San Marcial, en Irun, y me enseñó el abc del funcionamiento de un blog: muchas gracias) sobre psicología y asuntos y acontecimientos de la actualidad educativa y social, así como sobre nuestro tema estrella: el apego, el trauma y el modelo del buen trato en la infancia.
Con mayor o menor acierto, lo que se pretende es compartir la información (por supuesto, gratuitamente) y debatir ideas y opiniones con todos vosotros/as.

Cualquier sugerencia, crítica, etc. es bienvenida porque ayudan a mejorar.

Espero y deseo que os siga interesando y gustando este blog, con ese espíritu se elabora. Este año me he llevado la grata sorpresa de que son muchas más las personas que entran y participan aquí de las que yo pensaba.

Gracias a todos, y aquí os espero con mucho gusto.

domingo, 20 de septiembre de 2009

El trauma del incesto y la adopción en dos recientes películas

Llueve en Donostia, así que me pongo a escribir que es una de las mejores maneras de hacer un ocio cum dignitate, como decían los antiguos griegos.
En el Festival Internacional de Cine de San Sebastián se proyectan esta 57 edición dos películas que, a priori, revisten interés y atraen nuestra atención porque tocan temáticas de este blog. Y me parece necesario que estemos abiertos a cómo abordan estos temas personas que no forman parte del mundo de la psicología sino que pertenecen a otras disciplinas, en este caso, el cine. Estar en conexión con la actualidad y con el mundo es necesario y vital si no queremos quedarnos aislados y encerrados en nosotros mismos. Ver cómo otros plantean las mismas temáticas es enriquecedor.

La primera película, Precious, triunfó este año en los festivales de Toronto y Sundance. El Festival de San Sebastián, el Zinemaldi, la incluye dentro de una acertadísima sección que se llama Perlas de otros festivales, en la cual se pueden visionar las películas más exitosas y premiadas en otros festivales de cine de todo el mundo a lo largo del año. Una oportunidad de asistir a su estreno en primicia antes de que lleguen a la cartelera. Yo iba a verla… pero las entradas se agotaron ¡¡el primer día!! (poco después de que se acabaran las de la película que presentaban Tarantino y Brad Pitt en persona, Gloriosos Bastardos) Uno no esperaba que captara tanto la atención del público y se lleva una bonita y frustrante sorpresa...

Precious (en la fotografía, podéis ver, ayer, en San Sebastián, a la actriz protagonista y al director de la película) cuenta la historia de una adolescente de 16 años que malvive en el complicado barrio de Harlem; sufre a causa de su obesidad y de los embarazos fruto de una relación incestuosa con su padre. Tema duro, pues, y cuando la veamos podremos opinar. De momento, sólo he leído una crítica de hoy mismo (el film se presentó ayer) y la califica de cine de kilates, pesado, que es capaz de entrar en lo que hay que entrar, de dar y no amagar. Además, parece que la joven sale adelante, es una historia de resiliencia.

La vergüenza se centra en un tema que nos interesa mucho: unos padres adoptan un niño (su hijo) y hasta tal punto les desborda la situación (el muchacho presenta trastorno del comportamiento que, como siempre, alude a un apego disfuncional) que piensan en devolverlo. Se presentó en el Festival de Cine Español de Málaga (donde obtuvo la Brizna de Oro a la mejor película) y ahora, en la sección Made in Spain del Zinemaldi de Donostia, se vuelve a proyectar. Iba a verla… ¡pero tampoco hay entradas! Estoy hablando del segundo día desde que se pusieron a la venta. O sea, que tampoco puedo opinar. Tendremos que esperar. Desde luego, el director se atreve con una realidad que viven muchos padres adoptivos en silencio: los problemas para hacerse con la educación de su hijo. Veremos el enfoque que le da a la cuestión.

Es una buena noticia que el cine social tenga tanto tirón.

En cuanto veáis las películas –si os interesan y las veis, claro está- dejad vuestros comentarios.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Emile Zola y el maltrato transgeneracional en una saga de novelas

Hace unos días estuve con una amiga que sabe un montón de literatura y ambos nos enfrascamos en un debate que unió a esta disciplina con la psicología, mi profesión. Mi amiga me habló de Zola como uno de los exponentes de ello. Recojo aquí las reflexiones a las que llegamos, que tienen que ver, como sucede en este blog habitualmente, con el mundo de la psicología del apego y del trauma, nuestro tema favorito y de muchas otras personas que nos visitan.
 
Émile Zola fue un escritor muy prolífico y dotado, como todos los naturalistas, de una extraordinaria capacidad para relatar con minuciosidad, como un científico que disecciona a un animal, la personalidad humana y los acontecimientos sociales, históricos y culturales de su época. Si tenía que hacer una descripción de un cadáver, un naturalista no se lo pensaba dos veces: iba a una de las morgues de su ciudad y "radiografiaba" el cadáver. Y si precisaba un cadáver de un ahogado, pedía al funcionario de la morgue que le facilitara la visión de un muerto por ahogamiento. Es así como, por ejemplo, pudo hacer la estremecedora e inquietante descripción del personaje Camile asesinado -ahogado por su mujer y su amante en un río- en la famosa y genial novela llamada Thérèse Raquin, una de las primeras que escribió y por la cual le llovieron numerosas críticas.

Emile Zola fue un novelista (tuvo una vida difícil: su padre falleció pronto y vivieron penurias económicas, tanto que tuvo que ponerse a trabajar temprano en una librería; por cierto, que el escritor francés suspendió dos veces el examen de bachillerato y, sin embargo, ahora es estudiado, en la asignatura de literatura, en todos los colegios e institutos del mundo…) que llevaba a la práctica las ideas filosóficas posistivistas de la época, tratando de retratar en sus novelas personajes, tipos y sucesos desde una óptica científica experimental: él, a sus personajes, los llamaba tipos “fisiológicos particulares”

Pero si traigo aquí a Émile Zola es porque creo –si no, que me corrijan- fue de los primeros que describió cómo el maltrato, el abandono y los abusos pueden transmitirse transgeneracionalmente. Zola llevo adelante un proyecto literario, iniciado en 1871, y titulado: “una «historia natural y social de una familia bajo el
Segundo Imperio. La obra consta de veinte novelas y se inicia con La fortuna de los Rougon en 1871: un retrato social que, siguiendo el esquema del naturalismo, tiene altas dosis de violencia y dramatismo y resultó a veces demasiado explícito en sus descripciones para el gusto de la época”

En esas novelas, Zola da cuenta de la cruda realidad y de las calamidades de las que son víctimas los seres humanos en una etapa histórica en la que las clases bajas padecían hambre, falta de cuidados, protección… desgracias sin fin desde la más tierna infancia. Viviendo en hogares sumamente carenciados, Zola refleja cómo las personas tienen que sobrevivir porque son víctimas de un sistema social injusto. Por ello, los adultos son seres duros que han de buscarse la vida. Y, lo
más interesante, Zola ya apuntó en esta saga que todo se transmite de generación en generación, y que si no existen condiciones sociales que favorezcan la ruptura de la espiral del abandono y los malos tratos, es muy difícil que la siguiente generación familiar pueda salir de esa espiral. Pienso que Zola le da un peso demasiado grande a las ideas fisiológicas de la época: a mi parecer, los personajes del escritor francés no están condenados a padecer calamidades y una vida de sufrimiento a causa de predisposiciones internas de orden fisiológico (temperamentales, genéticas…) sino, sobre todo, por el ambiente social de pobreza, marginalidad y por las experiencias tempranas de abandono y malos tratos que sufren, las cuales les conducen a tomar decisiones equivocadas que terminan por arruinar sus vidas y transmitírselo, por aprendizaje social, a las nuevas generaciones (los hijos) En suma, la ausencia de una experiencia de apego seguro condiciona el desarrollo posterior de los adultos de las novelas de esta saga de Zola.


Yo solamente he leído La taberna, y me parece, en efecto, con descripciones muy explícitas de las penurias de sus personajes (para la época, seguro que muy impactantes y desagradables, ahora, con lo que se escribe, no nos lo parecen tanto) Gervaise, la lavandera protagonista de la novela, es abandonada con sus hijos por su pareja. Logra con esfuerzo montar una tienda de lavado y planchado de ropa, pero elige, después, un hombre equivocado: Coupeau, alcohólico. Esto y otras elecciones muy influidas por la historia pasada de los personajes y sus generaciones anteriores, marca el futuro, dramático, de los personajes. ¿Quizá Zola era demasiado determinista? ¿No habría, acaso, en la época, personas resilientes que pudieron salir adelante? Probablemente, sí. A fin de cuentas, es injusto analizar algo del pasado con conceptos del presente: el escritor francés fue fiel a sus ideas y a sus principios literarios naturalistas y nos regaló páginas brillantes. Es un magnífico escritor, para mi gusto uno de los mejores. Además, de alguna manera, dio voz a los miserables, a los pobres... que tienen muy difícil ser resilientes si no hay estructura social que ayude a que brote. Y así era su época histórica. Y el genial escritor de algún modo, la denuncia.

Émile Zola es, para mí, un novelista que supo preconizar que el maltrato es transgeneracional: de los padres a los hijos, y así sucesivamente...

Hoy en día, sin duda, las condiciones, en la sociedad occidental, han mejorado muchísimo con respecto a la época histórica de Zola. Pero el maltrato sigue siendo un problema y continúa presente en todos los estratos sociales. En eso, no hemos cambiado tanto. Todos debemos de comprometernos para seguir luchando, cada uno desde su ámbito, en la promoción del modelo del buen trato como condición sine qua non para la consecución del bienestar personal, social, económico...

Curioso descubrir esta historia familiar en un autor que ahora no está de moda y de quien nadie habla en los medios de comunicación. Hasta que se cumpla un aniversario de algo relacionado con él. De mientras, duerme silenciosamente en las estanterías...

martes, 15 de septiembre de 2009

Trauma y dibujo infantil (2)

Esta vez ofrezco un extracto -traducido por un servidor al castellano- del libro de Cathy Malchiodi Understanding Children´s drawings -del que venimos hablando- referido a trauma y dibujo en relación al tema de la violencia y el maltrato físico en niños:
Muchos terapeutas esperan que las expresiones artísticas de los niños traumatizados por la violencia serán vívidas y expresivas y representarán detalladas escenas de violencia doméstica o abuso. Sin embargo, en muchos casos, los niños no dibujan espontáneamente el evento traumático, y muchos niños parecen incluir detalles en términos de elementos estructurales, cualidad de la línea y contenido. Los colores usados están a menudo limitados, y los niños usan predominantemente negro y/o rojo en sus dibujos. Los niños que han sido traumatizados por la violencia o el abuso pueden ejecutar rápidamente una imagen, dedicando poca atención al detalle y dibujando figuras pobremente compuestas. Sus expresiones de arte son simplistas, a menudo reflejando estereotipados dibujos.

Esta ausencia de contenido, detalle y color no es sorprendente por varias razones. Primero, los niños que provienen de hogares violentos, han sido expuestos a violencia callejera o a otras situaciones abusivas y pueden estar deprimidos o atemorizados, o pueden estar disociados de la vida alrededor de ellos. Cuando un niño está psicológicamente exhausto, la fuerza de la expresión está a menudo afectada. El niño no tiene los recursos internos para representar en papel lo que ha sido una serie de eventos traumáticos que lo han dejado exhausto. La depresión puede hacer aparición, dejando al niño poca energía o tolerancia para la expresión artística o le genera sentirse hundido y no interesado en mostrar mucho acerca de sus sentimientos, incluso a través del arte que es generalmente una disfrutable y motivante actividad. Los niños pueden sentirse desconectados de su propia capacidad para expresarse y, en algunos casos, sentirse a la defensiva en sus expresiones espontáneas, particularmente cuando se les pregunta para que dibujen acerca de un tema directamente relacionado con el trauma ¡Esto es especialmente delicado cuando se le pide a un niño abusado dibujar la familia! El puede sentirse amenazado e inseguro dentro de la relación terapéutica, asustado porque expondrá un secreto de la familia o expresará algo que les comprometerá.

Tibbetts (1989), en su trabajo con niños de Irlanda, utilizó el dibujo para ayudar a los niños a expresarse a sí mismos y empezar el proceso de trabajo de la violencia traumática. Tibbetts empezaba con una discusión de la experiencia traumática del niño preguntándole a éste (o pidiendo) que dibujara un dibujo o algo que él quisiera y dijera una historia acerca de su dibujo. Aunque los niños no eran específicamente inquiridos para dibujar un dibujo referido a sus traumas, la mayoría de los niños dibujaban imágenes referidas o que aludían a sus eventos traumáticos. Los niños del estudio de Tibbetts generalmente usaban mínimos detalles en sus dibujos para visualmente describir el trauma, sentimientos o impresiones; usaban un foco constreñido; o no integraban el fondo con el evento actual. Tibbetts observó que la mayoría de los niños demostraron una completa y total aparición de un afecto depresivo después de las entrevistas post-dibujo, y resistían activamente los esfuerzos del entrevistador para elicitar sus sentimientos acerca del evento traumático. El notó que estos niños habían convivido en un ambiente que reforzaba la violencia y promovía un constante y persistente trauma y ansiedad, por lo cual es posible que estos niños tengan muchas más dificultades en liberar emociones que los niños que no han sido expuestos a extrema violencia.

La repetición parece estar presente en ambos: elementos estructurales y en las conductas artísticas de los niños que provienen de hogares violentos. Los niños pueden repetir imágenes relacionadas con el trauma que ellos han experimentado, o pueden repetir temas de rescate (como la aparición del policía o bombero), o actos violentos y destructivos (dirigidos a un agresor o perpretador) a través de sus actividades de arte o juego. Por ejemplo, un niño de 6 años repetía un dibujo de su casa en el que el abuso físico de su padre tenía lugar. Estas repeticiones pueden servir en el proceso curativo que permite al niño ganar un poder simbólico sobre el trauma mediante la repetición, una y otra vez, en el arte.

Los niños que han experimentado abuso o violencia, a menudo suelen utilizar un exceso de sombreado. Mucha de la literatura conecta el excesivo sombreado con la ansiedad. Ciertamente, un exceso de sombreado se ha revelado como una característica de los dibujos de los niños traumatizados. Epperson (1990) por ejemplo encontró que en los niños expuestos a violencia había una tendencia a sombrear dibujos del entorno, aunque no a un nivel significativo. Sin embargo, sombrear puede servir a un propósito más que patológico o solamente indicativo de ansiedad. Por ejemplo, a algunos niños simplemente les gusta rellenar de sombreado sus dibujos, disfrutando coloreando toda la página o recordando un consejo del profesor respecto a completar todo el papel con color.

Algunos niños que están traumatizados parecen encontrar agrado y, en ocasiones, efecto hipnótico en el sombreado. El excesivo sombreado a menudo sirve o cumple una función de auto-calmado rellenando el espacio de una manera repetitiva y puede ser una de las razones por la que la actividad repetida está presente en los niños traumatizados, en su arte y juegos.

NOTA: Imagen para ilustrar el texto tomada de Actiludis.

sábado, 12 de septiembre de 2009

"Básicamente, alcohol y odio a la policía"

Esta semana me ha llamado la atención la noticia de la batalla campal entre jóvenes que hacían botellón en el pueblo de Pozuelo y la policía. Hemos podido ver imágenes en televisión en las cuales se mostraba una violencia inusitada por parte de estos jóvenes (menores y mayores de edad), lanzando piedras a los agentes y destrozando el mobiliario urbano. Además, varios de ellos se atrevieron a asaltar la comisaría de policía. Hechos muy graves, y aún no se sabe si fue un enfrentamiento entre bandas de jóvenes a las que la policía trató de disolver o muchachos tremendamente exaltados. El caso es que el alcohol estaba presente en grandes dosis.

También hemos podido conocer a través de los medios de comunicación las primeras medidas cautelares adoptadas por el juez para los detenidos menores de edad: prohibirles salir de casa y hacer fiesta, debiendo permanecer en sus hogares a partir de las diez de la noche durante tres meses.

Dicen los psicólogos que han evaluado a los jóvenes detenidos que son estudiantes, con buenos resultados, sin antecedentes penales y de familias que no son desestructuradas. No presentan un perfil multiproblemático, al contrario, se hace referencia a un grado normal de ajuste y adaptación psicosocial.

Escuché a uno de los jóvenes que era entrevistado, ante la pregunta de por qué actuaban de esa manera tan violenta y destructiva, contestar lo siguiente: “Básicamente reivindicar el alcohol y el odio a la policía” También pudimos asistir a la grabación efectuada por uno de estos muchachos, con un teléfono móvil, en el que pedía a un compañero que le enfocara para registrar la machada que iba a hacer: lanzar un objeto contra la policía.

He escuchado también las descalificaciones que les han dedicado desde distintos ámbitos a estos jóvenes: pijilelos, niños de papá, salvajes, descerebrados…

Como se trata de opinar –y cada uno tiene su punto de vista-, creo que las medidas cautelares son realmente blandas e incluso ridículas para los menores: en libertad pero castigados en casa sin salir de juerga durante tres meses; algo que corresponde más a los padres que a la justicia. Supongo que habrá que esperar a que se celebre el juicio para que las medidas sean reeducativas, reparadoras y sancionadoras, según cada caso. Y según sean mayores o menores de edad, pues con estos últimos el aspecto reeducativo y reparador del daño es fundamental, a mi juicio.

Luego está, opino yo, la cuestión de por qué se comportan de una manera tan salvaje, mostrando acusada insensibilidad ante el daño que pueden producir. Una explicación de estos tristes hechos la atisbo en las palabras del joven que entrevistaron. Éstas son reveladoras: alcohol –lo cual simboliza el deseo de evadirse y antestesiarse, por un lado, y por otro, de desinhibirse- y odio a la policía –un símbolo de la autoridad de las instituciones sociales hacia las cuales se sienten desencantados y enrabietados hasta el paroxismo porque no son capaces de dar respuesta a sus múltiples problemas como jóvenes: la carestía de la vivienda, los sueldos bajos, los contratos basura… en definitiva, la falta de perspectiva vital ¿Cuántos de estos jóvenes mayores de edad se abstuvieron de votar en las últimas elecciones? Sería interesante saberlo- Es una forma de protesta contra un sistema al cual detestan. Si no les dejan evadirse con el alcohol, la emprenden violentamente contra quienes simbolizan una autoridad que rechazan.

Ahora bien, esto no justifica sus actos, por supuesto. Estos jóvenes han de pensar en cómo poder cambiar su situación por otras vías aceptadas por el sistema, pues este sólo se puede llegar a modificar en alguno de sus componentes desde dentro del mismo. Otras generaciones lo tuvieron tan difícil o más que ellos y no recurrieron a actos de este jaez.

Otra explicación -que también sostienen otros- apunta a que estas familias no serán, en efecto, desestructuradas, pero me gustaría saber en qué medida han socializado a sus hijos con estilos parentales basados en una indulgencia y permisividad normativa flagrantes. Estos jóvenes adolecen del sentido del límite (en circunstancias en las que el alcohol desinhibe y con el respaldo del grupo, se llega a transgredir ese límite más fácilmente) No culpo a las familias (son los jóvenes los que han causado los destrozos, no los padres), solamente lanzo la hipótesis de que actualmente no se lleva ejercer la autoridad (que no autoritarismo) ni en los hogares ni en otros ámbitos sociales y educativos. Y estas son las consecuencias. Porque todas las generaciones de jóvenes han bebido alcohol (¿no beben acaso los adultos alcohol y no está el ocio estructurado en torno a los bares; no somos los adultos modelos de ingesta de alcohol para los niños?) pero no creo que las anteriores se hayan mostrado tan oposicionistas como la generación actual a todo lo que suponga control y norma, conduciéndose con un egocentrismo que cuando es frustrado les puede llevar a comportarse violentamente.
De las dos explicaciones, me decanto más por esta última. Aunque mi amigo y compañero de blog Alberto me dice, y con razón, que por qué no las dos explicaciones.
¡Ah, y no olvidemos que estos actos son hechos por unos pocos jóvenes, no cometamos el error de la sobregeneralización! Evidente y afortunadamente, no todos los jóvenes son así.
Me gustaría conocer, como siempre, vuestra opinión sobre este tema ¿Cómo explicas tú lo ocurrido en Pozuelo?

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Trauma y dibujo infantil

Continuo con el libro de Cathy Malchiodi titulado Understanding Children´s drawings, traduciendo al castellano la parte del mismo que habla del trauma y el dibujo y cómo éste se puede convertir en una técnica segura y reparadora de las experiencias traumáticas infantiles. Os ofrezco fragmentos interesantes y útiles en la labor terapéutica con los niños traumatizados porque esta autora (todo un descubrimiento) nos aporta una nueva visión acerca de una técnica muy útil como parte de un tratamiento psicoterapéutico:

"Es comúnmente admitido que los niños que han sido expuestos a la violencia o abuso sexual pueden también experimentar trastorno por estrés postraumático. Alice Miller (1986) observa que los sentimientos resultantes del trauma infantil adoptan una forma tangible en expresiones artísticas.

El arte representa un camino individual de gestión del trauma para cada niño. Existe una gran diversidad de expresión en los niños que han sido traumatizados. El arte puede ser un camino también para escapar de los horrores y experiencias muchas veces difíciles de expresar de otro modo.

Los niños que han sido traumatizados por la violencia familiar, abuso u otras crisis, los dibujos pueden llegar a ser fantasías visuales para algo que es imposible. Joana, una niña de 8 años, de una familia abusiva, consistentemente dibujaba imágenes de entornos familiares u hogares que ella raras veces vivía. El dibujo era un modo de crear un punto de vista o visión del mundo, así como esperanzador, para el futuro de su familia.

Las expresiones artísticas parecen ser apropiadas para los niños porque puede ser más fácil para ellos usar modos visuales de comunicación antes que ser capaz de hablar del trauma. Decíamos que cada niño responde a la expresión artística de una manera personal. Por ejemplo, los eventos traumáticos pueden ser expresados en ambas formas: algunos niños expresaron el horror de sus experiencias con gran detalle mientras que otros preferirán dar los menos detalles posibles.

El tipo y duración del trauma tendrán inevitablemente un impacto en la expresión artística; por ejemplo, la experiencia de un tornado, algo que es percibido fuera del control de uno mismo, será diferente de la violencia familiar y el abuso.

Las respuestas personales a las crisis también tendrán un efecto en el contenido de la expresión artística. Algunos niños pueden desear o incluso ser compelidos para expresarse a través del dibujo inmediatamente después de una experiencia traumática. Pero para otros, pueden sentir peligro representar en un dibujo lo que ha ocurrido, especialmente si el trauma ha implicado abuso sexual o físico. Para estos niños, el arte puede no estar cargado de horror, violencia o material traumático, de una manera obvia, pero puede tener indicadores más tenues de sus experiencias, pudiendo estar expresado mediante representaciones metafóricas más que literales, y pueden incluso carecer de contenidos emocionales.

Los niños que han sido crónicamente traumatizados pueden también ser menos capaces de expresarse libremente, mientras que aquellos que han experimentado un único incidente traumático pueden encontrar la expresión artística más fácil. Los niños traumatizados crónicamente pueden sentirse menos seguros con cualquier tipo de expresión, incluyendo el arte, y ellos pueden necesitar un mayor tiempo para ganar confianza con el terapeuta y entorno terapéutico.

La expresión artística puede servir como un camino para integrar partes de la identidad que están temporalmente perdidas o confundidas cuando el trauma es vivido. Cuando sucede el trauma, el niño puede sentirse fragmentado o ver el mundo de esta manera. El trauma es una línea de demarcación que distingue un tiempo de relativa seguridad y un tiempo de distrés, miedo, ansiedad, y otros aspectos asociados con la experiencia de abuso del trauma"

NOTA: Fotografía tomada del blog de Andrés Nieto.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Efectos del trauma en la experiencia interna

Ziegler (2002) en su libro Traumatic experience and the brain, explica en su capítulo cuarto (la traducción al español corre de mi cuenta pues el libro está editado, que yo sepa, sólo en inglés; pero me parece muy interesante y de múltiples aplicaciones lo que el autor dice, por eso lo transcribo) por qué la experiencia del trauma permanece internamente tiempo después de que la situación traumática haya finalizado. Esto ayuda a comprender las causas por las cuales las víctimas de experiencias límite como el abandono o los malos tratos físicos y psíquicos, en particular los niños, presentan tantas dificultades de adaptación:

Estados biológicos producidos por el trauma

Uno de los primeros caminos que el niño sigue para experimentar el trauma tiempo después de que el ofensor se ha ido o el incidente traumático ha finalizado es la respuesta de estrés continuado dentro del organismo del niño.

El cuerpo realmente recuerda las experiencias muy bien. En otras palabras, el cuerpo recordará mucho más a través de los sentimientos, los olores, las sensaciones y las respuestas corporales.

El cuerpo recuerda a través de los sentimientos porque los estados afectivos son una guía instintiva para una conducta de supervivencia.

Los sentimientos, después de la experiencia del trauma, o los sentimientos postraumáticos, son primariamente registrados o marcados en el cerebro medio y tienden a ser indeleblemente fijados a través de las redes neuronales.

Otras funciones del organismo están controladas por el cerebro medio, y estas funciones están involuntariamente fuera de nuestro control consciente. Sin embargo, la mayoría de las personas y casi todos los niños traumatizados no tienen control voluntario de las funciones del cuerpo controladas por el cerebro medio. Por ejemplo, si el abusador tuvo barba negra, el niño puede experimentar una respuesta autonómica con tasa cardiaca elevada y aumento de la presión arterial cuando se aproxima un hombre barbudo.

Los instintos de supervivencia aumentan el flujo sanguíneo a los músculos para facilitar la respuesta de lucha o huída, y al mismo tiempo reducir el flujo de sangre a las áreas verbales del cerebro. Estos cambios en el flujo sanguíneo aportan una razón fisiológica, además de otras, por la cual muchos niños traumatizados reaccionan más que usan el lenguaje para obtener apoyo. Una importante implicación es la de aumentar la habilidad del niño para usar las palabras cuando sienten estrés durante el tratamiento.

Bloqueado en el modo de supervivencia

El cerebro indica al organismo en una variedad de formas, tiempo después del trauma inicial, que el mismo está todavía ocurriendo. Esta señal mantiene al niño en el modo de supervivencia continuamente.

Es interesante notar que las dos conductas más frecuentes de los niños abusados cuando sienten estrés son la agresión y la violencia o el escape de la situación. Cuando no existe amenaza en el entorno percibida por un observador, esta conducta puede aparecer como sin sentido. Sin embargo, el organismo del niño recibe instrucciones directas del cerebro medio cuando percibe que hay que sobrevivir, lo cual no es un proceso mediado por el pensamiento.

La ausencia de autorregulación está presente en los niños traumatizados

Cuanto más significativa es la experiencia de la amenaza, más preocupado está el individuo con los problemas externos que con la compresión de las experiencias internas. Cuando el cuerpo está hiperalterado (excesivo arousal) con los estímulos externos estresantes, no está desarrollando la autoconciencia interna, la cual es vital para la autorregulación. La autorregulación es la autoconciencia de la experiencia interna y la habilidad de tomar decisiones de cómo actuar de acuerdo a la misma.

Muchos niños abusados no comprenden qué es lo que ellos sienten o por qué ellos actúan del modo en que lo hacen.

Los niños traumatizados a menudo hacen cosas que pueden no tener sentido lógico. Ellos no viven en un mundo de lógica o razón. Su organismo o su cuerpo están a menudo con el piloto automático. Aunque preguntarles “por qué” no es a menudo útil, sí les puede ayudar el asesorarles en el aumento del procesamiento de los eventos cognitivos que ocurren alrededor de ellos. De hecho, este es uno de los caminos del tratamiento del trauma que favorece el establecimiento de nuevas conexiones o caminos neuronales que pueden corregir o modificar las memorias traumáticas.