Seguimos con este tema de la influencia de las variables sociales y de cómo afectan a los niños y jóvenes, sobre todo transmitidas a través de los medios de comunicación vía programas, series, anuncios… En el último post hemos aludido a la familia como institución y entorno que actúa como cordón sanitario para mitigar el impacto de los modelos adultos que la televisión ofrece en sus espacios veraniegos de tarde, los cuales enseñan a difamar, calumniar y sembrar la sospecha en torno a las vidas de personajes que tampoco son un dechado de virtudes al mostrar que con la intimidad se puede comerciar. Pues bien, como decimos, proseguimos dándole a la ética el valor que se merece como base para una sólida educación de los niños. Ahora veremos cómo hay profesionales que apuntan a la necesidad de una regeneración en este sentido, como punto de partida básico incluso para ayudar a curarse a personas con trastornos.
Ha sido difícil que la medicina –y todavía algunos sectores lo niegan- acepte los aspectos psicosociales como factores que intervienen en los procesos de cualquier enfermedad. Hasta hace poco la psiquiatría ha sido demasiado biológica –todavía hay grupos de profesionales radicalmente posicionados en la postura biologicista- y escasamente social. Pero, afortunadamente, se va produciendo el cambio, el cual vence poco a poco las resistencias. Y últimamente se observa que profesionales incluyen no sólo los aspectos sociales, sino la ética –al final la ética comporta también lo social, así que hablaríamos de una ética social- como participante en la generación de los trastornos.
En una entrevista a la psiquiatra Rosa Calvo Sagardoy, le preguntan cómo podemos ayudar a las personas que sufren anorexia y bulimia (más de la mitad de los casos aparecen entre los 11 y los 15 años, según un estudio de la universidad Miguel Hernández de Alicante) Y la doctora no se anda por las ramas y no habla inicialmente (seguro que lo prescribe en sus consultas) del apoyo psicosocial, etc., esto es, de pautas micrososiales sino que va directa a lo macrosocial, cuando afirma con gran criterio lo siguiente: “La sociedad debería de replantearse la pérdida total de valores humanos que existe y que hace que el otro sea solamente un trozo de carne al que miras, con el que te comparas y sobre el que te sientes triunfante si está peor que tú. Una regeneración moral de la sociedad ayudaría a mucha gente a no estar tan pendiente de sus kilos y estar satisfecha con quién es”
En efecto, lo macrosocial, la sociedad, somos todos. Ese ente abstracto se concreta en las instituciones públicas y privadas (políticas, culturales, educativas…) los ciudadanos, las empresas y los medios de comunicación. Estos últimos estimo tienen una gran responsabilidad porque aunque puede decirse que, suponemos, hacen de correa de transmisión de unos valores sociales preexistentes, tienen una poderosa influencia en los jóvenes y niños, de tal suerte que si se plantearan la comunicación de otros valores notaríamos que los menores se identificarían con los mismos.
¿Es para tanto esto? Hombre, sólo quiero poner un ejemplo que da que pensar, creo. Este verano, época vacacional en la que se tiene más tiempo y uno se acerca a la televisión para ver qué dan porque el resto del año la ve poco, he observado un anuncio de televisión en el que promocionan un refresco cuyo nombre no diré, dirigido a los jóvenes, en el cual los valores que se asocian con la bebida son la belleza para las chicas (en competición, la joven del anuncio se siente feliz al comprobar que ella está bella y su amiga no) y el poderío sexual para los chicos (también en competición, el chico del spot se siente feliz al comprobar que su pene es más grande que el de sus amigos)
La felicidad viene tras competir y ganar. Primer mensaje: La vida es competición. Segundo mensaje: El alcance de la felicidad no viene compitiendo por los motivos más edificantes, sino por los más primarios. Tercer mensaje: Y, además, el que gane a sus amigos o colegas aparte de sentirse feliz comprobará que sale triunfante frente al otro. Cuarto mensaje y no por ello menos importante pues impregna todo el anuncio: Todo asociado a la marca de la bebida.
¿No es esto una muestra significativa, un ejemplo claro de lo que la doctora Calvo explicaba a propósito de regenerar moralmente la sociedad? Pienso que la crisis económica no sólo va a ser una cuestión de recuperar el dinero que ahora escasea, sino que alude a que el modelo social chirria. Se requiere un cambio de valores sustentado en una ética renovada. Todos tenemos que participar en este proceso que ha de suponer un nuevo escenario donde el orden de prioridades sea otro.
Ha sido difícil que la medicina –y todavía algunos sectores lo niegan- acepte los aspectos psicosociales como factores que intervienen en los procesos de cualquier enfermedad. Hasta hace poco la psiquiatría ha sido demasiado biológica –todavía hay grupos de profesionales radicalmente posicionados en la postura biologicista- y escasamente social. Pero, afortunadamente, se va produciendo el cambio, el cual vence poco a poco las resistencias. Y últimamente se observa que profesionales incluyen no sólo los aspectos sociales, sino la ética –al final la ética comporta también lo social, así que hablaríamos de una ética social- como participante en la generación de los trastornos.
En una entrevista a la psiquiatra Rosa Calvo Sagardoy, le preguntan cómo podemos ayudar a las personas que sufren anorexia y bulimia (más de la mitad de los casos aparecen entre los 11 y los 15 años, según un estudio de la universidad Miguel Hernández de Alicante) Y la doctora no se anda por las ramas y no habla inicialmente (seguro que lo prescribe en sus consultas) del apoyo psicosocial, etc., esto es, de pautas micrososiales sino que va directa a lo macrosocial, cuando afirma con gran criterio lo siguiente: “La sociedad debería de replantearse la pérdida total de valores humanos que existe y que hace que el otro sea solamente un trozo de carne al que miras, con el que te comparas y sobre el que te sientes triunfante si está peor que tú. Una regeneración moral de la sociedad ayudaría a mucha gente a no estar tan pendiente de sus kilos y estar satisfecha con quién es”
En efecto, lo macrosocial, la sociedad, somos todos. Ese ente abstracto se concreta en las instituciones públicas y privadas (políticas, culturales, educativas…) los ciudadanos, las empresas y los medios de comunicación. Estos últimos estimo tienen una gran responsabilidad porque aunque puede decirse que, suponemos, hacen de correa de transmisión de unos valores sociales preexistentes, tienen una poderosa influencia en los jóvenes y niños, de tal suerte que si se plantearan la comunicación de otros valores notaríamos que los menores se identificarían con los mismos.
¿Es para tanto esto? Hombre, sólo quiero poner un ejemplo que da que pensar, creo. Este verano, época vacacional en la que se tiene más tiempo y uno se acerca a la televisión para ver qué dan porque el resto del año la ve poco, he observado un anuncio de televisión en el que promocionan un refresco cuyo nombre no diré, dirigido a los jóvenes, en el cual los valores que se asocian con la bebida son la belleza para las chicas (en competición, la joven del anuncio se siente feliz al comprobar que ella está bella y su amiga no) y el poderío sexual para los chicos (también en competición, el chico del spot se siente feliz al comprobar que su pene es más grande que el de sus amigos)
La felicidad viene tras competir y ganar. Primer mensaje: La vida es competición. Segundo mensaje: El alcance de la felicidad no viene compitiendo por los motivos más edificantes, sino por los más primarios. Tercer mensaje: Y, además, el que gane a sus amigos o colegas aparte de sentirse feliz comprobará que sale triunfante frente al otro. Cuarto mensaje y no por ello menos importante pues impregna todo el anuncio: Todo asociado a la marca de la bebida.
¿No es esto una muestra significativa, un ejemplo claro de lo que la doctora Calvo explicaba a propósito de regenerar moralmente la sociedad? Pienso que la crisis económica no sólo va a ser una cuestión de recuperar el dinero que ahora escasea, sino que alude a que el modelo social chirria. Se requiere un cambio de valores sustentado en una ética renovada. Todos tenemos que participar en este proceso que ha de suponer un nuevo escenario donde el orden de prioridades sea otro.
Pasadas las vacaciones, dejamos los post de opinión para volver, en septiembre, con temas que tocamos hace tiempo como el dibujo en los niños y las pautas para el apoyo de los menores con trastornos de la vinculación, con el fin de ofrecer recursos a todos los que siguen este blog. Sabéis, no me canso de decirlo, que espero con interés y gusto vuestros comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario