El experimento de Milgram sobre la obediencia debida, realizado hace ya bastantes años, nos cuestiona sobre los principios morales y filosóficos que nos gobiernan a cada uno de nosotros y rompe el punto de vista maniqueista de persona buena/persona mala. ¿Existen buenas personas? ¿Existen malas personas? ¿Así, a secas? ¿Están tan claras las fronteras entre el bien y el mal de tal modo que podríamos predecir que una buena persona tiene mayores probabilidades de emitir conductas positivas, prosociales y éticas que una mala persona, la cual obraría en sentido contrario? ¿Es tan sencillo? ¿O habría que decir aquello de por sus obras los conoceréis? ¿Podemos llegar a ser -o a hacer cosas malas- malos, cualquiera de nosotros?
El experimento de Milgram, aunque realizado en los años 60, no está ni mucho menos pasado de moda. Cuando lo he releído –la lectura ha venido motivada a raíz de mis relaciones con las instituciones públicas y su negativa a considerar propuestas importantes que implican a personas. El funcionario, aún no estando de acuerdo con lo que hace, cumple órdenes y lo que se solicita no está contemplado administrativamente-
He vuelto a reflexionar sobre el peligro que entraña convertirse en un estricto "cumple órdenes", así como la fragilidad de los conceptos psicológicos que definen rasgos de personalidad estables en las personas. Me ha surgido con fuerza la idea de la enorme influencia que puede tener el contexto sobre la conducta de las personas, y que al final es el comportamiento del sujeto lo que cuenta y no sus características, que se definen pero no se observan, se infieren de las conductas ¿Existen los rasgos de personalidad o son un artefacto psicológico?
Aquí tenéis un vídeo que he recogido de youtube donde recrean el experimento. Es estremecedor verlo. También os pongo este enlace a la Wikipedia donde podréis leer con detalle cómo se hizo el experimento:
El experimento de Milgram, aunque realizado en los años 60, no está ni mucho menos pasado de moda. Cuando lo he releído –la lectura ha venido motivada a raíz de mis relaciones con las instituciones públicas y su negativa a considerar propuestas importantes que implican a personas. El funcionario, aún no estando de acuerdo con lo que hace, cumple órdenes y lo que se solicita no está contemplado administrativamente-
He vuelto a reflexionar sobre el peligro que entraña convertirse en un estricto "cumple órdenes", así como la fragilidad de los conceptos psicológicos que definen rasgos de personalidad estables en las personas. Me ha surgido con fuerza la idea de la enorme influencia que puede tener el contexto sobre la conducta de las personas, y que al final es el comportamiento del sujeto lo que cuenta y no sus características, que se definen pero no se observan, se infieren de las conductas ¿Existen los rasgos de personalidad o son un artefacto psicológico?
Aquí tenéis un vídeo que he recogido de youtube donde recrean el experimento. Es estremecedor verlo. También os pongo este enlace a la Wikipedia donde podréis leer con detalle cómo se hizo el experimento:
http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram
Estamos hablando de que el ¡65%! de los sujetos aplicaron la descarga mortal (en realidad, no existía tal descarga, era simulada), aunque muchos se sintieran mal haciéndolo. Y estamos hablando de personas que, en principio, no presentaban ningún tipo de trastorno mental o neurológico que les impidiera actuar de manera responsable, esto es, ética.
Estamos hablando de que el ¡65%! de los sujetos aplicaron la descarga mortal (en realidad, no existía tal descarga, era simulada), aunque muchos se sintieran mal haciéndolo. Y estamos hablando de personas que, en principio, no presentaban ningún tipo de trastorno mental o neurológico que les impidiera actuar de manera responsable, esto es, ética.
¿No asusta todo esto?