De vez en cuando me gusta hablar sobre personalidades que se han distinguido por sus recursos para enfrentar adversidades, calamidades, enfermedades, sucesos vitales… En fin, avatares diversos de la vida que nos ponen a prueba. Nos desafían, ponen en solfa lo que hasta entonces era una existencia más o menos en equilibrio. Lo que los autores especialistas en resiliencia (capacidad para resistir los impactos negativos y/o traumáticos de la vida) nos enseñan, y lo que también nos aportan multitud de experiencias de vida duras padecidas por muchas personas, es que el ser humano es mucho más fuerte psicológicamente de lo que nos podíamos pensar. Hay personas que nos sorprenden gratamente al ser capaces de mantenerse equilibradas ante las adversidades de la vida, e incluso son capaces de aprender de la experiencia y extraer cualidades que hasta entonces eran insospechadas. El listado de personas y personajes ilustres de la historia que son ejemplo de ello es amplio. A mi me gusta referirme normalmente a gentes del mundo de la música, la literatura, el arte… En fin, intelectuales. Porque la experiencia adversa que marcó sus vidas la transformaron resilientemente en fuerza creadora de obras de gran belleza. Hoy quiero disertar en torno a Rachmaninov. Este músico ruso presenta una historia que destaca por la superación de una depresión tras el fracaso de su primera sinfonia (sufrió duras críticas) y una serie de problemas personales (no poder casarse con su prima por el veto oficial que la Iglesia Ortodoxa le impuso) Una vez más, el encontrarse con una persona que le ayudara y le apoyara para salir adelante (el Doctor Nikolai Dahl, quien hizo una psicoterapia con él y su familia) le permitió descubrir en su interior recursos resilientes que le condujeron a la superación de la depresión y el bloqueo mental que le impedían componer. Casi había pensado dejar la composición cuando la experiencia terapéutica reparadora le reestableció y gestó una gran joya musical: El Concierto para piano nº 2, que fue un éxito de crítica y público, encumbrando a Rachmaninov al lugar que le correspondía: El Olimpo de los dioses musicales. Cuando uno escucha este concierto y ha leído antes la biografía de Rachmaninov, no puede evitar pensar, quizá condicionado, que en esta obra se pone de manifiesto una arrolladora vitalidad fruto de una experiencia de renacimiento. Rachmaninov rompe su bloqueo mental con una inusitada fuerza expresiva, pues el Concierto nº 2 es de una inmensa belleza. Hay momentos sumamente románticos, otros de tensión, otros de calma… Es como si estuviera condensada la liberación de las cadenas del sufrimiento psíquico en una obra musical extraordinaria. Os recomiendo que la escuchéis y que os dejéis invadir placenteramente por la misma, es una experiencia altamente gratificante. Es muy difícil de describir con palabras, es realmente inefable. Os pongo más abajo un fragmento del concierto. También os recomiendo leer esta entrada del blog de elcuervolopez dedicada a Rachmaninov. En ella da una explicación detallada y con muchos matices de esta composición musical, al tiempo que bucea en la biografía del genial músico ruso de una manera más extensa. http://elcuervolopez.blogspot.com/2008/04/rachmaninov-concierto-para-piano-n-2.html
Adoro este concierto y, sí, también conocía la historia de Rachmaninov.
ResponderEliminarYo estudié música, concretamente la carrera de violín, pero me quedé a un paso de terminarla y lo abandoné todo. Mucho más tarde, todo ello me llevó a terapia y, tras varios años, a descubrir un trastorno disociativo, una infancia olvidada y una amnesia que me impedía recordar... recordar algo que aún no sé, pero que duró largos años.
Sentí un dolor inmenso al tener que abandonar la música. Me refugié durante un tiempo en la pintura, pero me sentía vacía.
Yo también espero y deseo recuperar, algún día, esa infancia que me permita vivir y volver a lo que más amaba: la música.
Hola, Raquel: gracias por pasarte por aquí y por dejarnos tu testimonio. Compartimos tu deseo: sigue con fuerzas para trabajar, poco a poco, por volver a la música que te permitirá a buen seguro ser resiliente.
ResponderEliminarSaludos cordiales,
José Luis