miércoles, 30 de diciembre de 2009

Mi agradecimiento al terminar el año

Un año más se nos va. Es el momento de hacer balance. Por mi parte, no lo puedo terminar mejor gracias al premio que ha otorgado a este blog el de Adopta Extremadura “por su blog lleno de inteligencia y saber hacer y sobre todo por su dedicación profesional exclusiva a los niños con problemas de conducta, sobre todo los relacionados con el abandono y los malos tratos” Desde aquí mi agradecimiento por esta distinción. Es un estímulo que nos ayuda a seguir adelante.

Quiero cerrar el año con más agradecimientos. Para mí, el más importante: A vosotros/as. Gracias a todos/as los que habitualmente os pasáis por aquí y hacéis realidad, con vuestra participación, que este blog se mantenga con la misma ilusión con la que empezó. Espero y deseo seguir contando con todos/as vosotros/as y por mi parte, espero seguir perseverando en la tarea de publicar, al menos, un post por semana que sea socialmente útil, con variedad de contenidos pero con predilección por los temas que hacen referencia a los malos tratos, el trauma, el apego y la resiliencia.

Por eso, os transmito mis mejores deseos para el próximo año 2010: ¡Feliz Año Nuevo para todos/as!

Y quiero, además, despedir el año brindándoos esta preciosa pieza musical, interpretada por Plácido Domingo, titulada: “No puede ser”, de la Zarzuela “La Tabernera del Puerto”. Me cuenta un amigo que cuando la cantó en Nueva York, en Central Park, el público no escuchaba ni italiano, ni alemán, las dos principales lenguas de la lírica. Era castellano lo que oía, en una preciosa melodía. Dicen que el público se preguntaba: "¿De quién es esta emotiva pieza?" Pues de Pablo Sorozabal, un hombre sencillo, donostiarra, fue socio de la Sociedad Gastronómica Ollagorra, capaz de concebir esta maravilla... Lo sencillo es lo más sublime cuando es capaz de emocionar. La he elegido porque su autor es donostiarra, como yo, por su emotividad y por seleccionar algo que no fuera un villancico o canción de navidad pero que pudiera sintonizar con estas fechas. Plácido Domingo hizo universal al maestro Sorozabal.

Me ha parecido que destila belleza -y transmitir belleza es una de las mejores formas de decir adiós a este 2009- y, por lo tanto, lo mejor que os puedo regalar.

Disfrutadla, es mi pequeño homenaje a todos/as los/as seguidores/as de este blog.

Va por vosotros/as.

La fotografía está cogida del blog de Mariví Romero

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Saludo navideño

Con la Navidad entramos en la fase final del año. Una época que para algunos es odiosa y, para otros, preciosa. Sobre las dos posturas escribí en entradas anteriores, así que no me repetiré. Respeto ambas. Sólo -cada uno tiene la suya-que yo me alineo con la que disfruta de la Navidad. Eso tiene que ver, seguro, con las experiencias infantiles de cada uno de nosotros, con nuestras historias de vida y con los sucesos con los que nos haya tocado bregar en las navidades pasadas. Soy consciente de que hay muchas personas que guardan un penoso recuerdo de estas fiestas, pero no por ellas en sí sino porque estuvieron asociadas a experiencias dolorosas.

Quiero recordar el famoso Cuento de Navidad de Dickens (un escritor que, por cierto, recogió como nadie el sufrimiento de numerosos héroes anónimos que tienen que pechar con una dolorosa existencia producto de condiciones sociales y económicas adversas e injusticias creadas por el hombre; inolvidables, en esta línea, son: Grandes Esperanzas y David Copperfield) Todo el mundo conoce al ínclito Mr. Scrooge (el tacaño personaje de la novela Cuento de Navidad) y cómo cambia a fuerza de experiencias vitales (muy impactantes y terroríficas) Este personaje es la alegoría de que el cambio es posible por muy rígidas que sean las estructuras mentales que sustentan nuestras creencias. Y una vez más nos demuestra que lo que se vivió de niño influye decisivamente en nuestra vida adulta: Mr. Scrooge tuvo una infancia dura...

Este año podemos ver en las pantallas una nueva versión cinematográfica de Cuento de Navidad. Tecnológicamente perfecta (si está Robert Zemeckis de por medio no puede ser de otra manera), dicen que el acento está muy puesto en los aspectos más terroríficos de la historia.

Esta historia de Mr. Scrooge es un ejemplo que me viene de cine, nunca mejor dicho, para ilustrar una de las frases que más me gustan. Es de Siegel: La memoria prospectiva nos permite recordar el futuro. Por eso, para que Mr. Scrooge cambie, ha de vivir la experiencia vital de viajar al pasado. Porque es con esa memoria con la que está operando en el presente -y con la que seguirá funcionando- para ser tan desdeñoso, misántropo y avaro. Y así se hace consciente de qué le ha ocurrido. Vive una impactante terapia de choque, pero le hace un hombre nuevo. Y cuando se da cuenta de qué le deparará el futuro si su memoria no cambia de registro vital, es cuando se produce en él la transformación. ¿Sueño o realidad lo que le ocurrió a Mr. Scrooge esa noche?

Os dejo con el trailer de la película.

Con mis mejores deseos para estas fiestas de Navidad, un afectuoso saludo a todos/as.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Reconocer el dolor y el sufrimiento de la persona maltratada

Esta semana, conversando con un colega psiquiatra, hablábamos de que (al menos en nuestro ámbito) es relativamente reciente el hecho de reconocerle a una persona adulta maltratada en la infancia el derecho a su dolor y sufrimiento, así como la trascendencia que ello ha tenido y tiene en el posible padecimiento de trastornos mentales y/o de la personalidad.

En una reciente revisión de estudios, encontré que haber padecido maltrato en la infancia se asociaba en la vida adulta con depresión, trastornos de la conducta alimentaria, dolores de cabeza, trastornos de personalidad, ansiedad, trastornos del control de los impulsos, trastornos disociativos, trastornos psicosomáticos, peor salud en general y menor calidad de vida.

Cada vez con más certeza se avanza hacia una neuro-psico-fisio-terapia. Ello supone la certeza de que las experiencias tempranas infantiles positivas influyen directamente en el cerebro/mente, estructurándolo, organizándolo y haciéndolo funcionar, usando la metáfora, como una orquesta bien dirigida. Es muy importante caminar hacia la superación de postulados decimonónicos que resultan insuficientes para explicar determinadas patologías y que además resultan equivocados y, por lo tanto, no benefician a la persona. Y también es necesario adoptar una visión ecosistémica: la historia de vida y los contextos tienen una importancia capital.

Todo esto va entrando en la cultura educativa, médica y psicológica (en algunos ámbitos todavía sigue sin calar, aunque a alguien le parezca mentira) No hace mucho era algo que se consideraba colateral o marginal. Me relataba mi colega psiquiatra que cuando él hizo la residencia a finales de los años ochenta, cuando al paciente se le entrevistaba y se hacía su historia clínica y refería que había padecido malos tratos de niño, se anotaba como algo a lo cual no se le concedía la suficiente trascendencia. Se pensaba que era algo que el adulto habría resuelto porque ya era mayor. O que ya no le afectaba. Cuando ahora se sabe que no es así en muchos casos.

Toda persona víctima de malos tratos, niño o adulto, necesita en la psicoterapia que el profesional le reconozca de manera abierta, respetuosa y empática su dolor y sufrimiento. Desde esta condición de víctima le ayudaremos a dar el paso para que pueda avanzar a verse como superviviente y de ahí a viviente. Este reconocimiento tiene efectos curativos per se en muchos casos.

Y no sólo los profesionales. También los padres adoptivos, los padres de acogida, los educadores de los centros de menores, los profesores de los colegios e institutos… en suma todo aquel que se encuentre con una persona (niño o adulto que haya sido maltratado) generará un gran beneficio y alivio si reconoce a la víctima su legítimo derecho a sentirse como se siente, que es comprensible y que es muy duro por lo que ha pasado. A veces se tiende a minimizar el maltrato y hacerlo es perjudicial y contraproducente. Algunos padres adoptivos suelen creer que eso se pasa, se olvida con la edad y que no tiene por qué influir tanto y no es así. No reconocer el dolor a las víctimas les daña. Muchas convivencias problemáticas de padres adoptivos con hijos que presentan reacciones agresivas producto de ese sufrimiento que provocan los malos tratos se suavizarían más si aquéllos actuarán limitando la conducta negativa, claro que sí, pero a la par transmitieran comprensión empática.

Personalmente, es lo que hago en mi consulta con toda víctima: empatizar con su dolor. Muchos me dicen (aunque parezca increíble) que nunca nadie lo había hecho de ese modo tan claro. La víctima ha pasado normalmente por durísimas experiencias y a pesar de las secuelas, conserva áreas sanas y fuertes (como suele ocurrir afortunadamente) Por ello, además, hay que hacerle el honor de expresarle directamente que para nosotros ha sido un valiente y un héroe anónimo. Para todos (pero especialmente para los adolescentes y los niños maltratados) eso es como agua bendita.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Niños peluche

Hace una semana charlaba con una compañera de profesión y comentábamos sobre distintos perfiles de casos que acuden a nuestras respectivas consultas.

Reparamos en un tipo de perfil -cada vez más frecuente- que mi compañera ha bautizado con un nombre acertado y significativo: niños peluche.

Los niños peluche son aquellos que desde que nacen son educados en una dependencia afectiva extrema hacia los padres. Especialmente se da entre hijos varones y madres.

Estas madres frenan la maduración y el desarrollo de sus hijos, de tal manera que no estimulan la necesaria autonomía acorde a la etapa evolutiva por la que el niño atraviesa. Emocionalmente, estos hijos compensarían las carencias afectivas de las madres por lo que la separación, que necesariamente ha de ir produciéndose para que el niño enfrente la vida interiorizando seguridad en sí mismo, la viven con angustia. Siempre hay una excusa para tener al hijo cerca, basándose en un discurso centrado en "el niño no puede, es débil, aún es pequeño…" Se genera un vínculo extremo muy fusional en el cual además de la dependencia afectiva, los límites de la relación no están definidos (por ejemplo, es muy habitual que los hijos duerman con la madre hasta muy entrada la niñez; lleven pañales hasta los 7 años; anden en silla más allá de lo recomendado; alarguen el uso del chupete; se les evite cualquier tipo de dificultad en la que haya que luchar...) Es bastante típico que el padre sea una figura periférica: muchas horas ausente por el trabajo, o hay problemas de pareja, o el padre se siente o es desplazado de esa relación.
Un niño educado de este modo por su madre no es percibido como un ser independiente sino casi como un apéndice de la propia madre. En realidad esta educación negligente es un tipo de maltrato al niño.

Los niños suelen ser poco energéticos, lentos, parece que todo les cuesta un esfuerzo extra, la frustración no la toleran, inseguros, con baja atención, parecen no tener un sentido del sí mismo desarrollado (las madres hablan por ellos y cuando ellos hablan dicen lo que aquéllas expresan), manifiestan rabietas y en algunos casos problemas de conducta e impulsividad.

Al final, una relación de este tipo, donde el niño no puede desarrollarse con autonomía, suele terminar de manera negativa porque la única vía que el hijo encuentra para librarse de una relación que ya vive como sobrecargante es la agresión. Desgraciadamente, para separarse y afianzar su individualidad el único recurso que encuentran es el de recurrir a la rebeldía manifestada mediante episodios agresivos. No han vivido una función reflexiva, es decir, madres que reflejen las emociones sin invadir al hijo con sus propios miedos, inseguridades, angustias, dudas...

jueves, 3 de diciembre de 2009

Estar plenamente presentes

Este concepto vivencial lo aprendo de Violet Oaklander, cuyo último libro me está atrapando por las inmensas posibilidades terapéuticas que abre para el tratamiento de niños que han padecido trauma, alteración en el vínculo de apego, experiencias sobrecargantes para la mente… Pero sobre todo por cómo concibe las relaciones humanas.

Lo que más me gusta –y que creo que proviene de la escuela de psicoterapia guestalt- es el requisito que ella establece para hacer una buena psicoterapia con cualquier niño o adolescente: estar plenamente presentes en la sesión. Poner todos los sentidos, sentimientos, atención, cuerpo, mente… centrados en el niño. Esto, que a mí me parece similar al concepto de presentificación de Van der Hart, es clave cuando tratamos niños traumatizados. Va a permitir que puedan desarrollar un sentido pleno de sí mismos y la noción de permanencia. No olvidemos que muchos de ellos tienen un problema enorme con ser capaces de estabilizar sus deseos, intenciones o conductas; si el adulto desaparece, el sentido de uno mismo se desvanece y sobreviene la desregulación. El niño depende de la referencia externa del adulto.

Creo que ese estar plenamente presentes en las sesiones de terapia y que el niño lo perciba y sienta así, junto con otras técnicas, favorece, a largo plazo, el desarrollo de la permanencia a la que me acabo de referir.

Del mismo modo, estar plenamente presentes, nos permitirá establecer un buen contacto con el niño y mantenerlo; este es otro concepto de Oaklander que me parece excepcional: ayudar a los niños, durante el proceso terapéutico, a través de la relación con el terapeuta, a establecer un buen contacto. El contacto implica todos los sentidos, sentimientos, conductas… del niño y del terapeuta en su interacción. El terapeuta es el que "enseña" a contactar al niño durante las sesiones. Lo entrecomillo porque no es una enseñanza al uso, es una vivencia terapéutica.

Pienso finalmente, que estos conceptos nacidos en el contexto psicoterapéutico pueden y deben extrapolarse al ámbito cotidiano: ¿Cómo contactamos con los demás? ¿Estamos plenamente presentes cuando alguien nos habla, nos llama, cuando nuestros hijos nos piden jugar...? Muchos problemas de los niños traumatizados, emocionalmente perturbados, de los etiquetados como hiperactivos... radican en este problema con el contacto.

Hagamos un sencillo ejercicio: imaginad (con todos vuestros sentidos implicados) por un momento lo bien que os sentistéis cuando sentistéis (valga la redundancia) que una persona que queréis estaba plenamente presente y conectada con vosotros (PAUSA) Ahora, ser conscientes de la emoción que se ha generado en vuestro cuerpo al recordarlo ¿A que es gratificante? Eso es lo que el niño siente de su terapeuta y es lo que le ayuda a sanar de sus dolorosas heridas traumáticas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

"El tesoro escondido"

Violet Oaklander es una veterana psicóloga doctorada, un pozo inmenso de sabiduría, conocimiento y experiencia clínicas. Ni más ni menos que 30 años trabajando en psicoterapia con niños y adolescentes... Se dice rápido.

Por recomendación de mi amiga y colega Maryorie Dantagnan, he empezado a leer su último libro, publicado el pasado año, titulado: “El tesoro escondido. La vida interior de niños y adolescentes”

En la contraportada del mismo, aparecen algunas de las ideas de esta eminente psicóloga, a quien descubrí hace unos años cuando adquirí un manual de terapia de juego.

Estas ideas me han encantado y creo los profesionales de la psicología y de la educación podemos reflexionar en torno al niño y su mundo (hoy en día existe una tendencia hacia una visión patográfica; por ejemplo, hablamos de "niños hiperactivos" y nos olvidamos del niño-persona –sus sentimientos y las relaciones que establece en los distintos contextos en los que interactúa-) interior. También los padres pueden enriquecerse de las aportaciones de Oaklander. Todos tenemos mucho que aprender de ella.

Transcribo esas ideas y las comentamos, si os parece:

Los niños jamás aprenden a realizar tareas a través de la frustración.

Los niños de todas las edades se culpan por toda suerte de cosas terribles.

Los niños con familias disfuncionales o algún tipo de trauma, tienden a crecer demasiado rápido. Se saltan muchos pasos importantes en el desarrollo.

La resistencia es la aliada del niño; es su manera de protegerse. Yo espero y respeto la resistencia. Me sorprende más cuando no existe que cuando aparece.

¿Qué trae a los niños a terapia? Dos problemas básicos: les cuesta hacer un buen contacto con profesores, padres, pares y libros, y generalmente tienen un pobre sentido de sí mismos.

Cuando un niño llega a terapia, sé que ha perdido lo que alguna vez tuvo, y tenía derecho a tener, cuando era bebé: el uso pleno y gozoso de sus sentidos, cuerpo e intelecto y la expresión de sus emociones. Mi trabajo es ayudarle a encontrar y recuperar esas partes faltantes de sí mismo.

Los adolescentes no son una misteriosa raza humana. Están atravesando por un proceso de desarrollo normal y necesario. Son sabios, perspicaces, divertidos y ansiosos por conocerse, individuos con necesidades especiales.

La ira tiene mala fama: nos enseñaron que es malo estar enojados y a menudo intentamos evitar ese sentimiento, generalmente con un alto costo para nosotros mismos.

La experiencia musical es nutritiva. Cada vez que participo con un niño, siento alegría y felicidad. Incluso cuando golpeamos con tambores para expresar rabia, lo hacemos con placer.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

La reconstrucción de la historia de vida en niños/as adoptados/as

Muchos niños adoptados tienen a sus espaldas historias de vida en las que padecieron carencias, abandono y, en algunos casos, malos tratos. Tuvieron que desarrollar mecanismos adaptativos para hacer frente a esas condiciones. Otros fueron adoptados casi desde el nacimiento y no portan esa mochila, pero no obstante ellos deben hacer frente a sus orígenes, de dónde y de quiénes proceden.

Las asociaciones que apoyan a los padres en el proceso pre y post adoptivo son conscientes de ello y les alientan a que tengan en cuenta esta realidad, enseñándoles que con sus hijos, además de ir construyendo un vínculo, hay que estar preparados para hablarles de la adopción y de sus orígenes con naturalidad, permitiendo y acogiendo la expresión de sentimientos en torno a ello.


Cuando existe trauma crónico (esto es, niños y niñas que han vivido situaciones muy intensas y prolongadas de carencias, abandono y malos tratos), es muy probable que presenten problemas y dificultades de aprendizaje y conductuales severos como consecuencia de un trastorno del vínculo de apego (Para saber más sobre esto, visitad los post sobre apego)


Es por ello por lo que muchos padres adoptivos derivan a sus hijos a tratamiento psicoterapéutico, con el fin de tratar todos estos problemas y también ayudarles a ellos sobre cómo educar mejor a sus hijos. Hay padres que tienen que responsabilizarse de menores muy dañados resultando un auténtico desafío para ellos.


Cada vez somos más conscientes de que cualquier tipo de psicoterapia no es válida. El modelo de psicoterapia fundamentado en el tratamiento del trauma y del apego es el que se considera de elección. Dentro de una relación terapéutica que fomente un apego también terapéutico que se constituya en la base reparadora, se van utilizando con los niños/as distintas técnicas que tratan de ayudarles a autoconocerse, regular sus emociones, expresarlas adecuadamente, modificar sus ideas y creencias respecto a los modelos internos que tienen acerca de cómo les cuidaron, atender a los síntomas que puedan presentar (los niños/as presentan cuadros muy diversos entre los que cabe esperar la depresión, los trastornos de conducta, hiperactividad, trastornos de alimentación, de los impulsos, trastornos de la eliminación, miedos, fobias, ansiedad generalizada, trastornos del aprendizaje, de la atención…), abordar los contenidos traumáticos exponiéndose, liberándolos y desarrollando sentimientos de control sobre los mismos y, finalmente, la reconstrucción de su historia de vida. Que el niño enfrente el trauma y lo integre y que desde la relación terapéutica vaya adquiriendo patrones relacionales sanos y constructivos, es lo fundamental.


Este trabajo de reconstrucción de su historia de vida es clave. Supone ir ayudando al niño/a a desarrollar una narrativa que le aporte una visión coherente de los distintos sucesos traumáticos por los que ha pasado.


¿Por qué es tan importante una narrativa? Daniel Siegel dice que "...las narrativas se han podido originar como una parte fundamental del discurso social. Las historias tratan de dar sentido a los acontecimientos y a las experiencias mentales de los personajes. Las historias funcionan para crear una sensación de comprensión coherente del individuo en el mundo a lo largo del tiempo. La mente hace un esfuerzo integrador para crear una sensación de coherencia en sus propios estados a través de diferentes momentos y contextos"


¿Qué sucede cuando el niño/a vive, sobre todo desde temprana edad, una sucesión de acontecimientos externos y experiencias internas sobrecargantes para su mente en forma de abandono o maltrato? Que la mente se puede tornar más caótica, incoherente y ese esfuerzo integrador se puede ver comprometido.


El niño tratará de buscar un sentido a lo vivido, pero este sentido puede ser sumamente incoherente, fragmentado, suelto, deslavazado. Ahí es donde observamos que su mente no se ha integrado.


Si le ayudamos en psicoterapia a reconstruir su historia, le estaremos aportando una narrativa y ayudaremos a juntar los fragmentos que él ya tiene; veremos cómo ha rellenado los huecos (para buscar algún tipo de comprensión) Y le aportaremos una narrativa que termine de dar sentido a lo que él no puede o no sabe dar. Y por lo tanto, favoreceremos una mente y un cerebro más integrado y organizado. Por ello es importante este trabajo hecho por especialistas en psicoterapia.


Por lo tanto, la psicoterapia debe de incorporar el objetivo de reconstrucción de la historia de vida del niño. Sobre cómo hacerlo, en qué momento, bajo qué contexto y con qué técnicas, nos da para otra entrada.


Sobre quienes dudan o tienen miedo de abrir la Caja de Pandora del niño, hacerle daño o perjudicarle tratando su historia de vida, les recuerdo la frase de Boris Cyrulnik: “El horror de lo imaginario es terrible; el horror de lo real tiene un punto de esperanza” El niño, siguiendo esa vocación que tiene la mente de dar sentido a lo que vive, quedará a merced de lo que su imaginación le dicte. Por eso debemos abrirle a lo real, pues le proporciona al niño mucho más ánimo y confianza.

jueves, 12 de noviembre de 2009

"Coherencia y sentido común"


Mi amiga y colega Zuriñe me envía por correo electrónico unos vídeos en los que aparece el juez de menores Emilio Calatayud impartiendo una charla.

Este juez es conocido por sus sentencias rehabilitadoras de jóvenes que han delinquido. Medidas que aplaudimos porque lo reparador-rehabilitador siempre educa, al contrario que lo sancionador, que pena o castiga pero no da oportunidades a los jóvenes, en edades cruciales, de poder enderezar el rumbo y rehacer su vida. Condenar a un joven que ha delinquido a sacarse el graduado escolar es una gran idea, y es un ejemplo de tipo de sentencia que este prohombre ha dictado.


Confieso que he escuchado con delectación los dos vídeos en los que este juez da una lección y un repaso respecto a cuál es el origen de los problemas de límites y normas por los que atravesamos actualmente en relación a algunos tipos de adolescentes, y cómo los padres no ejercen la autoridad.


No se puede decir las cosas de una manera tan clara y tan sencilla, y pienso que su diagnóstico y soluciones son de lo más sensatas y necesarias.


Os doy mi opinión, y espero la vuestra con ganas en los comentarios: acierta plenamente. Hemos pasado de padres preconstitucionales a padres postconstitucionales, como él sintetiza genialmente. Los primeros: represivos, intransigentes, autoritarios, duros y escasamente afectivos. Los segundos: indulgentes (cuando no negligentes), de dejar hacer, blandos y afectivamente peterpanescos (si me permitís la expresión) De progenitor distante a colega igualitario.


Y muchas de las noticias que nos invaden respecto a los incidentes en los botellones, la falta de respeto a los profesores, los padres que son agredidos por los hijos, etc. (que no son tan generalizados como los medios de comunicación nos dan a entender pero sí son un fenómeno de nuestro tiempo) son consecuencia de que falta equilibrio, de que hemos perdido el norte, la coherencia y el sentido común, como dice el juez. Necesitamos el punto medio, en él está la virtud, como decían los griegos. Debemos asumir que una sociedad democrática (¡sólo llevamos 25 años de democracia, como dice Emilio Calatayud!, es muy poco) supone que eduquemos en derechos y deberes. Rescatemos la sofrosine, virtud también de los griegos.
Emilio Calatayud. Primera parte:




Emilio Calatayud. Segunda parte:

jueves, 29 de octubre de 2009

"Guía para el apoyo educativo de niños con trastornos de apego", libro publicado recientemente. Con prólogo de Jorge Barudy y Maryorie Dantagnan.

Esta guía, como ya expuse en un post hace unos meses, es un instrumento que nace con la vocación de explicar, primero, a los profesionales del ámbito de la educación que trabajan en centros escolares, porqué los niños con trastornos de apego presentan dificultades de aprendizaje y conductuales severas. Porque la mayoría de los niños víctimas de malos tratos padecen una alteración en el establecimiento del vínculo debido a que el daño que han recibido trastorna la capacidad para establecer relaciones positivas, sanas y constructivas. Y, segundo, la de proporcionar pautas y técnicas concretas para su tratamiento educativo tanto en el aula de educación especial o de pedagogía terapéutica como en el aula ordinaria.

Cuando comencé a realizar tratamiento psicológico a niños víctimas de abandono y malos tratos, hace ya unos cuantos años, observé en mis reuniones de coordinación con profesores y pedagogos terapéuticos, las necesidades que de orientación y pautas tenían para tratar, en el ámbito escolar, a los niños con trastornos de apego, uno de los mayores desafíos que se pueden plantear en el día a día del trabajo de los profesores en los colegios. Me encontré con numerosos profesionales que aportaban soluciones de apoyo muy válidas y eficaces (que han sido recogidas en la guía), pero también estuve con otros profesionales que desconocían como ayudar a estos niños. La publicación es fruto de mis años de experiencia en el trabajo directo con los niños en psicoterapia, de mi formación especializada en este ámbito y también de las reuniones de coordinación mantenidas con muchos profesionales de diversos colegios e ikastolas.
Todo ello me condujo a escribir esta guía, titulada, finalmente, Guía para el apoyo educativo de niños con trastornos del apego y que acaba de ser editada, en formato digital, a través de la editorial Libros en red, la cual permite a los autores encontrar un medio para poder publicar sus obras.
Concretamente, en esta guía se puede encontrar, en primer lugar, una breve presentación de los tipos de apego y de cómo se manifiestan.
En segundo lugar, se centra en ofrecer pautas sobre cómo el profesor puede ir tratando la relación con el niño para lograr una alianza de trabajo que se convierta en la piedra angular del resto de intervenciones. A continuación, se detalla cómo organizar la tarea educativa con los niños en el aula de apoyo, en otros espacios (patio de recreo) y en el aula ordinaria, atendiendo a los problemas más comunes que surgen.
Todos los interesados en adquirirla, pueden hacerlo en este enlace de la Editorial Libros en Red.
Espero que os sea de utilidad.



lunes, 26 de octubre de 2009

El libro "El yo atormentado" (II y final)


Sigo con los aspectos que destaco del libro "El yo atormentado":

- La utilización del símil de la economía. La economía aplicada a la mente sigue cuatro sencillos principios: el paciente crónicamente traumatizado quizá precise de aumentar los ingresos (de energía mental y física) porque se halle deprimido o bajo anímicamente; quizá tenga que suprimir los gastos innecesarios de energía mental (porque su energía, por ejemplo, se gasta realizando acciones que le defienden del trauma: por ejemplo, con una gran hiperactividad); o quizá tenga que suprimir las deudas (por ejemplo, acciones fallidas del pasado o conflictos no cerrados) Todo ello debe trabajarse en interrelación con lo que se llama eficiencia mental: hacer eficiente a la mente para que administre bien su energía. Ello implica que un paciente traumatizado pero deprimido no puede trabajar en psicoterapia el trauma si primero no nos ocupamos de que su energía (si hay déficit de ingresos) aumente proponiéndole un ocio adecuado, una buena alimentación, reducción del estrés y relajación, por ejemplo.


- El concepto del ciclo de percepción-acción motriz. Las personas traumatizadas, en situaciones de amenaza, emiten conductas muy arraigadas basadas en percepciones automatizadas que implican conductas motrices rápidas. No media la reflexión de la emoción que sintió. Siguen al pie de la letra el significado de la palabra emoción: emovere: un impulso energizante a la acción. Muchas de sus conductas son interpretadas de manera negativa porque se desconoce esto. Por ejemplo, un niño pegó en la pared de la consulta, en la sala de espera, mocos. El terapeuta salió a decirle que ya podía entrar en la sala de consulta y vio los mocos en la pared. Le recriminó al niño y éste reaccionó gritándole, insultándole y, después, escapándose a la calle. La recriminación del terapeuta actuó como un disparador de emociones traumáticas que pasan al cuerpo y se traducen en un acto motriz. Un observador externo diría que el niño no tiene educación, es un provocador, etc. Pero si sabemos que su historia estaba caracterizada por continuas denigraciones a su persona y palizas físicas, podremos llegar a conocer que el terapeuta no debe de recriminar sino, con calma, hablar, explicar y ayudarle a reparar, siempre y cuando el niño no presente emotividad violenta. Si existe esta emotividad, hay que postponer la actuación para otro día. Los autores también nos hablan de la emotividad violenta: no hay que alentar su expresión sino ayudar al paciente a que se fije en su cuerpo y sea capaz de darse cuenta de qué está sintiendo. La emotividad violenta hay que interrumpirla.

- La enorme importancia que tiene la relación terapéutica con el paciente crónicamente traumatizado. El autor le otorga un valor central, de tal modo que se trabaja específicamente en todas las fases de la terapia. Especialmente, hay que abordar con el paciente el miedo a establecer un apego y el miedo, una vez establecido, a perder ese apego. Una relación confiada y segura es el marco indispensable para que estos pacientes puedan prosperar. Me llama la atención y me ha parecido genial cómo se plantea al terapeuta que verbalice con su paciente todo, haciendo especial hincapié en el uso de la empatía ante cualquier problema que surja (por ejemplo, llegar tarde a una cita, enfados del paciente con el terapeuta por cualquier otro motivo…) Los autores enfatizan que el paciente siempre tendrá miedo de que el terapeuta le deje, abandone o recrimine si muestra determinados sentimientos delante de él, por lo que recurrirá a acciones defensivas. Es trascendente, pues, saber manejar e interpretar adecuadamente las conductas del paciente. Finalmente, el establecimiento de unos límites claros en la relación profesional (establecer horarios fijos, determinar un número concreto de llamadas telefónicas fuera de consulta si se contemplan éstas…) ayuda a definir el marco y proporciona al paciente y terapeuta una seguridad. El afecto (respetuoso, sincero y dentro de los límites profesionales) hacia el paciente es contemplado por estos autores y es la primera vez que lo leo de manera clara. Y, realmente, es positivo este afecto.

- El abordaje del objetivo de la regulación emocional antes de empezar con objetivos de elaboración cognitiva o de introspección de los contenidos traumáticos. Los pacientes crónicamente traumatizados presentan problemas de moderados a severos para sentir las emociones y que éstas estén presentes en ellos, conteniéndolas, sin actuarlas. Antes de cualquier trabajo elaborador de la historia de vida, es necesario que los pacientes se autoobserven, buceen dentro de sí mismos y aprendan a conocer y tolerar (sin actuar) gradualmente sus emociones. Los autores no se cansan de repetirlo una y otra vez: primero, abordar la regulación emocional; después, el trabajo elaborador. Proponen todo un inventario de técnicas para abordar el trabajo con las emociones. En los casos más graves, una medicación puede ser necesaria. Esto cuesta todavía entender, pero cualquiera que haya trabajado con pacientes con trauma crónico y grandes desregulaciones, con emotividad violenta, saben que es necesario porque la fisiología del paciente puede requerir del aporte del fármaco. Si no, el espacio de la terapia no es seguro ni para el paciente ni para el terapeuta.

La propia relación terapéutica se convierte en reguladora de las emociones del paciente, es otro aporte valioso de estos autores, siempre y cuando ésta se establezca de manera apropiada.

- Finalmente (podría destacar mucho más, pero no terminaría) resalto el tratamiento por fases que proponen: perfectamente estructurado, magistralmente explicado y detallado, con ejemplos prácticos y un buen número de técnicas.

Si queremos ayudar y mejorar el tratamiento psicoterapéutico de los pacientes crónicamente traumatizados, niños o adultos, que han vivido situaciones, de manera continuada, en la que han padecido abandono severo, malos tratos, carencias afectivas y físicas y que presentan un daño emocional grave, este libro se convierte en imprescindible y, a la vez, apasionante. Cada vez avanzamos más hacia, como dice mi amigo y colega Rafael Benito, psiquiatra, una psiconeurofisioterapia, en la medida en que la ciencia descubre cómo las experiencias modelan la función y esructura cerebral y la mente es la interfaz entre ambas.

miércoles, 21 de octubre de 2009

El libro "El yo atormentado" (I)

De vez en cuando se descubren, o te recomiendan, libros que son auténticas joyas. Es el caso de “El yo atormentado”, de los autores Onno Van der Hart, Ellert Nijenhuis y Kathy Steele. Está publicado por la editorial Desclée de Brower la cual  saca numerosos títulos centrados en la temática estrella de este blog: el apego y sus trastornos, el trauma... tanto desde una óptica neurocientífica como psicoterapéutica.


Cuando el libro me entusiasma, no me resisto a hablar de él y compartir mi visión y opinión del mismo con los demás, en este caso con todos/as vosotros/as. Es lo que me ocurre con "El yo atormentado"

Es un libro para profesionales. No tiene gráficos ni dibujos. Son muchas páginas (557) para leer, pero el libro se hace ameno e interesante y te atrapa desde el principio. Para todo aquel profesional interesado o que trabaje con pacientes crónicamente traumatizados (adultos o niños que han vivido experiencias duraderas de abandono y malos tratos severos, un tipo de trauma que afecta a la capacidad de apegarse sanamente y de ser capaz de regularse emocionalmente) creo que es un libro imprescindible. La psicoterapia, el mejor tratamiento que existe actualmente para el trauma crónico, ha de hacerse según un guión, unas pautas y unos conocimientos que no seríamos capaces de hacer sin no leemos este libro. Aciertan desde el principio con el título: verdaderamente, quien ha padecido trauma crónico que ha amenazado la integridad, seguridad y necesidades básicas para el ser humano (alimentación, afecto...), vive en un tormento porque permanentemente sus acciones defensivas están dirigidas a evitar contactar con los contenidos traumáticos. Sólo hay que mirar el rostro de una de estas personas para darse cuenta del sufrimiento que padecen.

Son muchos los aspectos a destacar de esta obra. Me voy a centrar en algunos que considero los más importantes:

- En primer lugar, el concepto de disociación, mecanismo adaptativo que las víctimas de trauma crónico suelen utilizar como defensa. Los autores introducen el concepto de disociación estructural (del que ya hablamos en un post), clave para entender al paciente traumatizado. La personalidad puede dividirse como defensa natural en una parte aparentemente normal y una o más partes que los autores llaman partes emocionales. Conocer que el paciente, en psicoterapia, puede estar procesando la información y relacionándose con una parte unas veces y con otra en otras ocasiones, es fundamental. Los autores, en la página 29, exponen un caso de esta disociación: “Marta era una paciente con un diagnóstico de estrés postraumático complejo y trastorno límite de la personalidad. Tenía un historial de graves maltratos físicos y un profundo abandono emocional durante la niñez. Una parte de su personalidad (parte emocional) tendía a encolerizarse ante la percepción del más mínimo desaire; otra parte emocional se paralizaba de terror cada vez que se activaba, una tercera estaba constantemente alerta ante posibles peligros, una cuarta siempre estaba en busca de alguien que pudiera cuidar de ella, y una quinta parte aparentemente normal se desenvolvía bastante bien en el trabajo siempre y cuando las relaciones con los compañeros no le parecieran amenazadoras”

- El concepto de tendencias de acción. Una tendencia de acción no sólo es la conducta que observamos sino que incluye un ciclo que supone imaginar, pensar, planear, secuenciar y actuar. Las personas con trauma crónico presentan tendencias de acción de orden más inferior (por ejemplo, ante un sentimiento de vergüenza, gritar o huir) La idea es ir ayudándoles a desarrollar tendencias de acción de orden superior que suponen el descubrimiento de lo que siento y la capacidad de expresarlo de una manera adaptativa.

Seguiremos, en una segunda parte, con otros aspectos que destaco del libro "El yo atormentado", y que se publicarán en un post programado para el 26-10-2009 a las 9,00h.

jueves, 15 de octubre de 2009

El autorreferencial


Esta semana he mantenido una conversación con un amigo y colega (cuya página web stopadultismo os recomiendo) en la cual, hablando de las resistencias de las personas al cambio, a hacer algo diferente si los planteamientos que sostienen no funcionan, me habló de una palabra que no sé si es exclusiva suya pero que yo no había oído hasta ahora: el autorreferencial.

Me atrevo a explicar el concepto al que alude esta palabra: con ella se designan (y aquí hecho mano del autor Van der Hart para desarrollarlo) las acciones que configuran nuestras vidas para bien o para mal (en el caso de guiarnos por el autorreferencial habitualmente el resultado es equivocado o para mal) Toda conducta, salvo la más refleja, está guiada por una multitud de acciones mentales tales como planificar, predecir, pensar, sentir, fantasías o deseos. En el caso del concepto autorreferencial diríamos que son acciones mentales basadas en criterios, vivencias y experiencias propias que se mantienen en el tiempo pese a que su resultado es negativo para uno mismo o para los demás y que sostenemos a pesar de que no existen evidencias ni base teórica que las fundamente e, incluso, en ocasiones, en contra del más elemental sentido común. Aunque hayamos oído, leído y nos hayan explicado que no se debe proceder de ese modo, seguimos adelante con las acciones porque evaluamos la situación o la realidad desde nuestra referencia, pensando que el mundo funciona de acuerdo con ella.

Bueno, este es el intento, afortunado o desafortunado, de definición que he intentado. Ahora, para clarificarlo más, pondremos ejemplos. Tuve un profesor de filosofía que con los ejemplos era capaz de hacer sencillo lo que parecía más complicado.

El autorreferencial se puede observar en múltiples facetas de la vida: en el ámbito médico, cuando nos saltamos un tratamiento o lo modificamos a nuestro antojo porque “los médicos son unos bestias medicando” Lo vemos en el trabajo con los padres en las consultas de psicoterapia infantil o familiar, empeñándose en no seguir las orientaciones del profesional, por ejemplo, cuando éste indica que el castigo físico a los niños está contraindicado como método de modificación de la conducta y éstos a pesar de todo retornan a su autorreferencial y siguen con su idea de “a mí que nadie me diga que una bofetada a tiempo no es lo mejor para educar”

Más ejemplos los vemos cuando salimos a la calle y hay pronóstico de mal tiempo y no llevamos el paraguas, o vemos conduciendo el cartel de “carretera cortada” y seguimos por él “porque me conozco esto como nadie…”

También lo vemos en planteamientos que sugieren mentalidad dura, no abierta al cambio y obstinada en lo tradicional a la hora de gestionar, pensar, concebir la cultura, la política… desoyendo o pasando por alto evidencias claras que indican que lo más adecuado y adaptativo es probar nuevas fórmulas porque con las antiguas el resultado es siempre desfavorable.

Y así podríamos seguir.

El autorreferencial, en suma, supone mantener una ideología que cree que el mundo y el resto de las personas funcionan según mi referencia.

¿Qué hay detrás del esquema distorsionado autorreferencial? Miedo al cambio; temor a que descubran que no sé de un tema; un sistema cognitivo basado en el egocentrismo; ideas sobrevaloradas del pasado, equivocadas, basadas en el saber popular (que, por cierto, no siempre es el acertado); mentes obstinadas o duras (en el sentido del factor de personalidad que Cattell definió para su test 16PF: personas de mentalidad cerrada no abiertas al cambio y sujetas a lo tradicional); una incapacidad de ponerse en el lugar del otro; una ausencia de reconocimiento a los demás (los demás también piensan, investigan, leen, aprenden, tienen ideas… que hay que escuchar); una defensa para evitar desencantos y desilusiones... La mayoría de las veces emociones no elaboradas, creo yo.

Podemos tener información sobre prácticamente cualquier tema a nuestra disposición con sólo entrar en un PC con conexión a Internet. Y, si esa información es fiable, podemos saber qué hacer y cuáles son las mejores guías a seguir en pocos minutos sobre un montón de asuntos (educación, ciencia, tecnología, medicina…)

Pero el autorreferencial no se cambia con sólo información. Supone entrar dentro de uno mismo y observar nuestros patrones de tendencias de acción para evaluar si son adecuados o no. Y si lo hacemos con la guía de otra persona que nos ayude en ese proceso, mejor. Pero eso quizá da miedo. Y, como me dijo una amiga, preferimos seguir empecinados en lo nuestro y seguir con acciones que nos dan el resultado equivocado. Sin aprender de los errores. Sin cambiar. Y en la valoración de ese resultado equivocado la culpa la tendrá casi siempre el otro…

lunes, 12 de octubre de 2009

Trauma y dibujo infantil (4 y final)

Ofrecemos la última parte del capítulo 5 del libro Understanding children´s drawings, de la autora Cathy Malchiodi, referida esta vez a dibujo y trastorno disociativo:
"Los síntomas disociativos incluyen: desconexión del entorno inmediato, especialmente en tiempos de estrés, en la forma de ensoñaciones diurnas o de “viajes”, embotamiento afectivo, amnesia concerniente al abuso y múltiples personalidades. Se piensa que tanto los niños como los adultos supervivientes reducen o se escapan de su dolor emocional severo mediante estas conductas.

Tradicionalmente, ha sido difícil evaluar la disociación en niños porque es normal para los menores disociarse del exterior a la edad de 5 ó 6 años, cuando se crean compañeros imaginarios y pueden libremente entrar dentro y salir fuera de sus ideas e historias fantásticas. Las conductas disociativas normales declinan a la edad de 11 años, que es cuando el niño madura y aprende a separar la realidad de la imaginación.

Algunas de las posibles características del fenómeno disociativo en la expresión artística han sido ya mencionadas como indicadores generales de posible abuso sexual.

Otras características serían: los niños que muestran un alto grado de disociación usan el arte como “auto-calmante”, a menudo usando líneas repetitivas, marcas y notas en el dibujo, uniendo los colores en la pintura, o realizando movimientos repetitivos u otra clase de movimientos. Los terapeutas pueden darse cuenta de que los niños tienen una apariencia o un look como de “estar lejos” o “alejados” en su mirada y parece como si ellos no estuviesen presentes. Durante la actividad creativa, los niños que disocian pueden parecer que no se dan cuenta de lo que les rodea, probablemente en un intento de escapar de memorias o emociones intrusivas. Sin embargo, es a menudo difícil de discernir si es una función de la disociación o la preocupación del proceso artístico que les posibilita un escape del mundo problemático o generador de ansiedad. La actividad artística a menudo les provee a las personas el poder retraerse de la realidad, y cuando uno está absorto por el proceso creativo la persona perderá el contacto con el mundo que le rodea"

lunes, 5 de octubre de 2009

El afecto es la base de toda relación padres-hijo y sustento del modelo de buen trato

El cariño, el amor, la ternura hacia los hijos conforman el afecto. Hay afectividad cuando se produce esa transmisión de sentimientos y los niños sienten que los sienten (es realmente un descubrimiento esta expresión de Daniel Siegel)

Hay muchos padres que piensan así, afortunadamente la mayoría. Por eso es más alta la proporción de niños bientratados que de maltratados.

Pero existe todavía una ideología imperante que afirma que cuando un niño transgrede una norma o no satisface una expectativa de los padres es necesario mostrarse duro o rechazante con él. Para que el menor note que estoy harto y terriblemente enfadado por lo que ha hecho. Así, de este modo, si el niño o adolescente ha faltado a clase, ha fumado cigarrillos, ha robado una cantidad de dinero, ha sacado malas notas... las tácticas de disciplina oscilan entre gritarle, amenazarle con castigos implacables, rechazarle (a su persona) y, en algunos casos, insultarle o menospreciarle. Incluso mostrarse en contra de dar y recibir muestras de cariño y afecto. En una palabra, como dicen muchos padres, hacerle duro.

Cuando la táctica de hacerle duro no funciona, entonces algunos padres optan por, además de manifestarse renuentes a las muestras de afecto, ya no sólo ignorar al niño o adolescente sino pasar totalmente de él. Lo peor que puede ocurrir.

Algunos padres pueden reaccionar así como consecuencia de las conductas de sus hijos y hacerlo de manera transitoria. Pero hay padres cuya dureza no es coyuntural sino que forma parte de un rasgo de su personalidad. El estilo es duro, frío y seco. El niño no escucha, o rara vez, felicitaciones por sus avances y éxitos y sí las mayores reconvenciones y críticas por sus fallos, aparte de mostrarse poco cariñosos: las muestras de afecto (besos, abrazos…) son nulas o escasas. Los padres propenden a ser así con independencia de lo que el niño o joven haga y esto es muy dañino para los menores.

Nos resulta muy difícil en la educación con los niños separar la conducta de la persona y esto es un error garrafal. Cuando un niño presenta un comportamiento negativo, debemos no tolerarlo, en efecto, pero sí mantener la aceptación de su persona como tal. Este es el concepto de la aceptación fundamental (diferente del que nos proponía el autor Rogers cuando hablaba de la incondicional) que yo he aprendido de la profesora, a quien admiro, Maryorie Dantagnan, psicóloga y psicoterapeuta infantil.

Por eso, el cariño, las muestras de afecto y la valoración del niño per se, deben de mantenerse siempre, haga lo que haga el menor. No hay por qué retirarle el afecto. Si esto se hace desde que son niños ("tú eres bueno aunque hayas hecho una cosa mal"), reduciremos de manera muy alta el riesgo de jóvenes problemáticos. Por ejemplo, si mi hijo ha sacado malas notas y desde mi enfado como padre decido ignorarle de tal manera que ni me acerco ni le doy un beso de buenas noches, esto no es adecuado. Le puedo dar el beso de buenas noches y decirle: “Sabes que te quiero (¡cuesta esto mucho a algunos padres!) pero estoy disgustado con las notas que has sacado. Mañana hablaremos sobre qué te ha pasado para que suspendas tanto, en qué te puedo ayudar, qué piensas hacer para solucionarlo y qué tipo de medidas vamos a adoptar para que repares lo que no has hecho bien”

El modelo de buen trato es la base de toda educación y hunde sus cimientos en el amor y el afecto incondicional a los hijos. Concluyo con unas palabras del pionero en este área el profesor (y de quien tengo el honor de ser amigo) Jorge Barudy, entresacadas de un artículo que podéis leer en esta dirección): Diferentes investigaciones realizadas en el campo de la neurología, la etología humana y las neurociencias entregan la información necesaria para que no quede ninguna duda que la maduración del cerebro y del sistema nervioso de los infantes, depende del cariño, la estimulación y los cuidados que reciben del mundo adulto en especial de sus madres y padres. Cuando esto no ocurre existe un enorme riesgo de daños de las diferentes funciones mentales necesarias para asegurar el aprendizaje, una adaptación sana al entorno y la participación en relaciones interpersonales afectivas basadas en el respeto y la reciprocidad en la producción de cuidados. Por esta razón, insistiremos que los buenos tratos, sobre todo, antes de los tres años de edad, son fundamentales para promover una infancia y una adolescencia sana, así como una adultez, constructiva y altruista.
Imagen tomada de la web de Save The Children

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Trauma y dibujo infantil (3)

Del libro de Cathy Machioldi -Understanding children´s drawings- ofrecemos la parte del mismo que habla sobre dibujo infantil y el trauma del abuso sexual:
La experiencia del abuso sexual, bien por un miembro de la familia u otro individuo, está asociado con efectos emocionales severos en los niños. Una pérdida del disfrute de la vida, ausencia de afecto, un sentido limitado del futuro, quejas somáticas, miedo a la repetición del abuso, hipervigilancia, ansiedad, depresión, pesadillas recurrentes y disminución del rendimiento cognitivo son conductas que suelen informar las víctimas de abuso. Los síntomas intrusivos como flashbacks del abuso, pensamientos repetitivos, desapego e insensibilidad, y en algunos casos, disociación (Briere, 1992) son más prominentes en el abuso sexual que en otros tipos de trauma y pueden ser prolongados. Hay también sentimientos adicionales, incluyendo culpa y estigmatización.

Elementos estructurales y contenidos del dibujo indicadores de posible abuso sexual y la percepción del niño acerca el mismo (no hay una lista definitiva de indicadores, pues la experiencia del abuso es única para cada niño, dependiendo de la duración, la frecuencia del abuso, la edad del niño, el perpretador y el tipo de abuso experimentado), son:

- Uno de los indicadores más consistentes es la inclusión de temas o imágenes sexuales fuertes en los dibujos. La inclusión de genitales o “partes privadas” es un posible indicador de abuso.

- Los niños pueden dibujar personas que tengan vestidos sexys, una lengua larga, excesivo maqueado, pestañas largas u otras características o cualidades que impliquen seducción.

- Ha sido ampliamente argumentado que el empleo de connotaciones sexuales en la expresión artística no debe ser en sí mismo indicativo de abuso sexual. En algunos casos, los niños dibujarán imágenes que pueden mostrar naturaleza sexual acerca de ellos mismos. Por ejemplo, dibujar mujeres con pechos porque han visto cómo su madre amamanta al hermano; o dibujar penes cuando han sido operados de fimosis. El trauma al cuerpo atrae la atención hacia la zona. Finalmente, no hay que obviar la influencia de contenidos sexuales a los que son sometidos los niños en la TV. Es especulativo pensar que la TV tiene una influencia en los dibujos de los niños, sí, pero dada la prominencia de los temas sexuales en TV, películas y vídeos la influencia no debe desestimarse.

- El dibujo del cuerpo incompleto es otra característica consistentemente notada en los dibujos de la figura humana. Pueden dibujar solo una cabeza, escondiendo la mitad del cuerpo, las partes bajas (cintura para abajo) Este énfasis puede incluir un gran detalle de la cara y vestidos mientras que la parte más baja (piernas) es rechazada.

- Puede haber un grado de desorganización de las partes del cuerpo en las expresiones artísticas de los niños abusados. Los dibujos de las figuras humanas pueden aparecer con regresión a otras etapas del desarrollo (más propios de otras etapas), no están bien articulados o construidos o tienen cualidades ambivalentes. Muchos niños pueden dificultades en dibujar una figura humana porque la imagen del cuerpo es un tópico demasiado sensible para ellos. Además, el requerimiento de que dibujen una persona puede elicitar una conducta artística regresiva que causa que el dibujo aparezca desorganizado.

- Otras características que han sido referidas a abuso sexual son la inclusión de imágenes en forma de corazón, estilos de dibujos regresivos en cuanto al desarrollo, y temas de auto-desprecio o auto-odio.

Aunque estas características pueden encontrarse en dibujos de niños que no han sufrido abuso sexual, es importante considerar las claves referidas anteriormente en los dibujos.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Agresiones a profesores

Hemos tenido noticia, hace poco, de que 50 docentes vascos denunciaron agresiones físicas y psíquicas el pasado curso escolar. Esto es lamentable y sentimos por lo que están pasando muchos de ellos, fruto de, creo, una vez más, la dejadez que nuestra sociedad hace para ejercer la autoridad y para investir a las personas adecuadas de la misma. Se ha creado un clima social, de una manera lenta e insidiosa, en el que parece haber tomado carta de naturaleza la idea de que el ejercicio de la autoridad es para fastidiar al individuo y coartarle su libertad. Es por ello por lo que muchos jóvenes han crecido en un ambiente familiar indulgente y permisivo en extremo con las normas (estas familias terminan por tener una incapacidad para controlar la conducta de sus hijos) y también en un contexto social igualmente tolerante en este sentido. Donde se transmite por doquier el derecho a la libertad pero se la aparta del sentido de responsabilidad. Un ejemplo significativo: ¿Cómo se puede permitir abortar a una joven de 16 años sin que necesite el permiso de sus padres? No es la cuestión el mostrarse a favor o en contra del aborto, sino el abandono al que se les somete a jóvenes (en una edad crítica) a las cuales les supone un enorme sufrimiento tomar tamaña decisión, aparte de las secuelas psicológicas que les acarrea. ¿Cómo dejarlas sin el respaldo orientador responsable de un adulto? Pero bueno, me estoy desviando mucho del tema que nos ocupa hoy.

Ahora la Comunidad de Madrid se plantea dotar al profesor de la consideración de autoridad pública (aunque hay quienes no están de acuerdo con esta propuesta) porque de este modo tendría más poder y, además, podrían fructificar las denuncias que ponen algunos profesores agredidos en el juzgado. Si esto va ayudar a poner un límite social y legal a estos jóvenes agresores, adelante. Pero con esto sólo no basta. Los padres y todas las instituciones encargadas de la educación de los jóvenes son las que han de educar en otros valores que se traduzcan en otras conductas. Hay que regenerar moralmente la sociedad.

La reflexión que me parece importante es que, no hace muchos años, al profesor se le presuponía la autoridad y nadie se la discutía (para que las normas de convivencia en el mutuo respeto se mantuvieran); ahora esta autoridad se ha desvanecido y el profesor es, para algunos, un bufón a quien, desgraciadamente, se puede vejar y maltratar impunemente. Los padres (algunos de ellos, sin incurrir en el error de sobregeneralizar) han fomentado que el profesor pierda esta autoridad, además del clima social excesivamente permisivo al que ya hemos aludido.

Que el profesor recupere la autoridad no quiere decir que recupere el autoritarismo que le caracterizó en el pasado y que para algunos docentes era carta de naturaleza para maltratar, burlar, humillar y ridiculizar a los alumnos. Hemos pasado del autoritarismo dañino de algunos profesores de antaño al hecho (el otro extremo) de que algunos de éstos carezcan de la autoridad necesaria y beneficiosa para educar.

Que el profesor recupere la autoridad significa que sea capaz de ser un educador al estilo de Sócrates: intachable en lo moral, respetuoso con todos, con una sabiduría que le otorga ascendiente sobre los demás, con refrendo social y habilidoso para hacer crecer y enseñar a los demás mediante el diálogo y la reflexión.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Nuestro segundo aniversario

Este blog celebra, este mes, su segundo cumpleaños. Sí, son ya dos años desde que me embarqué en esta aventura de escribir (mi amigo Alberto Barbero me despertó el interés y del deseo, tomando un café, en las fiestas de San Marcial, en Irun, y me enseñó el abc del funcionamiento de un blog: muchas gracias) sobre psicología y asuntos y acontecimientos de la actualidad educativa y social, así como sobre nuestro tema estrella: el apego, el trauma y el modelo del buen trato en la infancia.
Con mayor o menor acierto, lo que se pretende es compartir la información (por supuesto, gratuitamente) y debatir ideas y opiniones con todos vosotros/as.

Cualquier sugerencia, crítica, etc. es bienvenida porque ayudan a mejorar.

Espero y deseo que os siga interesando y gustando este blog, con ese espíritu se elabora. Este año me he llevado la grata sorpresa de que son muchas más las personas que entran y participan aquí de las que yo pensaba.

Gracias a todos, y aquí os espero con mucho gusto.

domingo, 20 de septiembre de 2009

El trauma del incesto y la adopción en dos recientes películas

Llueve en Donostia, así que me pongo a escribir que es una de las mejores maneras de hacer un ocio cum dignitate, como decían los antiguos griegos.
En el Festival Internacional de Cine de San Sebastián se proyectan esta 57 edición dos películas que, a priori, revisten interés y atraen nuestra atención porque tocan temáticas de este blog. Y me parece necesario que estemos abiertos a cómo abordan estos temas personas que no forman parte del mundo de la psicología sino que pertenecen a otras disciplinas, en este caso, el cine. Estar en conexión con la actualidad y con el mundo es necesario y vital si no queremos quedarnos aislados y encerrados en nosotros mismos. Ver cómo otros plantean las mismas temáticas es enriquecedor.

La primera película, Precious, triunfó este año en los festivales de Toronto y Sundance. El Festival de San Sebastián, el Zinemaldi, la incluye dentro de una acertadísima sección que se llama Perlas de otros festivales, en la cual se pueden visionar las películas más exitosas y premiadas en otros festivales de cine de todo el mundo a lo largo del año. Una oportunidad de asistir a su estreno en primicia antes de que lleguen a la cartelera. Yo iba a verla… pero las entradas se agotaron ¡¡el primer día!! (poco después de que se acabaran las de la película que presentaban Tarantino y Brad Pitt en persona, Gloriosos Bastardos) Uno no esperaba que captara tanto la atención del público y se lleva una bonita y frustrante sorpresa...

Precious (en la fotografía, podéis ver, ayer, en San Sebastián, a la actriz protagonista y al director de la película) cuenta la historia de una adolescente de 16 años que malvive en el complicado barrio de Harlem; sufre a causa de su obesidad y de los embarazos fruto de una relación incestuosa con su padre. Tema duro, pues, y cuando la veamos podremos opinar. De momento, sólo he leído una crítica de hoy mismo (el film se presentó ayer) y la califica de cine de kilates, pesado, que es capaz de entrar en lo que hay que entrar, de dar y no amagar. Además, parece que la joven sale adelante, es una historia de resiliencia.

La vergüenza se centra en un tema que nos interesa mucho: unos padres adoptan un niño (su hijo) y hasta tal punto les desborda la situación (el muchacho presenta trastorno del comportamiento que, como siempre, alude a un apego disfuncional) que piensan en devolverlo. Se presentó en el Festival de Cine Español de Málaga (donde obtuvo la Brizna de Oro a la mejor película) y ahora, en la sección Made in Spain del Zinemaldi de Donostia, se vuelve a proyectar. Iba a verla… ¡pero tampoco hay entradas! Estoy hablando del segundo día desde que se pusieron a la venta. O sea, que tampoco puedo opinar. Tendremos que esperar. Desde luego, el director se atreve con una realidad que viven muchos padres adoptivos en silencio: los problemas para hacerse con la educación de su hijo. Veremos el enfoque que le da a la cuestión.

Es una buena noticia que el cine social tenga tanto tirón.

En cuanto veáis las películas –si os interesan y las veis, claro está- dejad vuestros comentarios.