El año pasado, por estas fechas, estuve comentando lo que muchos pacientes, amigos, conocidos... me transmitían acerca de la Navidad: su sentimiento generalizado de rechazo por muchas razones: por la hipocresía de la sociedad que instrumentaliza la Navidad; por el consumo desbocado (mientras hay quien no tiene nada); por la obligación que el sistema te impone para que te sientas alegre (y si no lo estás, eres un marginado que sólo expresa mal rollo) cuando lo que yo quiero es sentirme de otro modo; porque estas fechas pueden estar asociadas para mucha gente con experiencias dolorosas (pérdidas de seres queridos); y por un sinfin de razones, tantas como personas existen.
El año pasado recomendé a estas personas que partieran del hecho de que no pueden luchar contra lo inmutable: la Navidad está aquí, como dice la canción de la película Love actually, Christmas is all around me!, no podemos hacer nada por evitarla. Por lo tanto, no merece la pena gastar energía en lo que no podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es nuestra actitud interior. Por lo tanto, si la Navidad no te gusta, mentalízate de que es desagradable, pero para nada catastrófica. Y no debes de sentirte de ninguna manera, date permiso para sentirte como tú quieras, con independencia de que a los demás les guste o no.
Pero de esto ya hablamos el año pasado, no vamos a ser reiterativos. Este año quiero mostrar la otra cara de la moneda, la de las personas a quienes les entusiasman estas fiestas y te dicen: "Me gusta la Navidad" Experimentan una corriente de emociones positivas que les conducen a transmitir buenos deseos a todos; a ser generosos; a preparar con mimo los christmas para sus amigos, familiares...; a escoger los villancicos; a esperar anhelantes la llegada de los seres queridos ausentes el resto del año; a sentir la experiencia religiosa que recuerda que un Hombre nació en un pobre portal en el seno de una familia humilde, siendo esperanza para muchos desheredados; a disfrutar de los niños y su inefable manera de vivir la Navidad, los regalos… que inyectan magia y alegría a todos… En suma, rezuman optimismo, vitalidad y alegría por doquier, y no piensan que todo es un engaño, sino que tratan de alargar esta actitud todo el año, considerando que el espíritu de la Navidad (la esperanza de un cambio y un mundo mejor para quienes no lo tienen y sufren por ello) debe patentizarse en estas fechas y tratar de extenderlo al resto del año. Para ellos, lo principal es lo que se celebra y los valores que sienten; la consecuencia es todo lo demás: las felicitaciones, la buena mesa y el buen vino, los regalos… Y una vida con valores es una vida plena.
Yo respeto todas las posturas, pero tengo mi opinión y me apunto a la última actitud. Así que, por todo ello, y con verde esperanza,
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
El año pasado recomendé a estas personas que partieran del hecho de que no pueden luchar contra lo inmutable: la Navidad está aquí, como dice la canción de la película Love actually, Christmas is all around me!, no podemos hacer nada por evitarla. Por lo tanto, no merece la pena gastar energía en lo que no podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es nuestra actitud interior. Por lo tanto, si la Navidad no te gusta, mentalízate de que es desagradable, pero para nada catastrófica. Y no debes de sentirte de ninguna manera, date permiso para sentirte como tú quieras, con independencia de que a los demás les guste o no.
Pero de esto ya hablamos el año pasado, no vamos a ser reiterativos. Este año quiero mostrar la otra cara de la moneda, la de las personas a quienes les entusiasman estas fiestas y te dicen: "Me gusta la Navidad" Experimentan una corriente de emociones positivas que les conducen a transmitir buenos deseos a todos; a ser generosos; a preparar con mimo los christmas para sus amigos, familiares...; a escoger los villancicos; a esperar anhelantes la llegada de los seres queridos ausentes el resto del año; a sentir la experiencia religiosa que recuerda que un Hombre nació en un pobre portal en el seno de una familia humilde, siendo esperanza para muchos desheredados; a disfrutar de los niños y su inefable manera de vivir la Navidad, los regalos… que inyectan magia y alegría a todos… En suma, rezuman optimismo, vitalidad y alegría por doquier, y no piensan que todo es un engaño, sino que tratan de alargar esta actitud todo el año, considerando que el espíritu de la Navidad (la esperanza de un cambio y un mundo mejor para quienes no lo tienen y sufren por ello) debe patentizarse en estas fechas y tratar de extenderlo al resto del año. Para ellos, lo principal es lo que se celebra y los valores que sienten; la consecuencia es todo lo demás: las felicitaciones, la buena mesa y el buen vino, los regalos… Y una vida con valores es una vida plena.
Yo respeto todas las posturas, pero tengo mi opinión y me apunto a la última actitud. Así que, por todo ello, y con verde esperanza,
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
¿Qué opináis?
feliz navidad tambien para ti jose luis.... disfruta de estos dias...
ResponderEliminartrasdopenedo
La Navidad es como la adolescencia, hay que pasarla. No me gusta, borraría este mes del calendario, pero también pienso que, en efecto, no es una catástrofe, está ahí y es mejor no agobiarse en exceso. Tiene algunas cosas buenas, como la oportunidad de hacer regalos a los que queremos y, después de todo, son un par de semanas, tampoco es para tanto. Ánimo, que ya queda menos!
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