Cuando la ansiedad se hace muy intensa y frecuente es cuando ya podemos estar lindando con el trastorno.
Entre los expertos, no hay dudas acerca de cuáles son los tratamientos psicológicos más eficaces para los trastornos de ansiedad: la psicoterapia cognitivo-conductual.
La denominación viene porque la persona trabaja en terapia con lo cognitivo (todo lo referido a los pensamientos e imágenes mentales) y con las conductas (motoras: lo que decimos y hacemos; fisiológico-emocionales: lo que sentimos)
La psicoterapia cognitivo-conductual se basa en la teoría del aprendizaje: la ansiedad, al margen de predisposiciones individuales, es una respuesta del organismo que puede aprenderse. La respuesta de ansiedad se origina porque la asociamos con un estímulo inicialmente neutro y éste adquiere las propiedades para generar esa ansiedad (se llama condicionamiento clásico). Por ejemplo, experimento un ataque de ansiedad en un parking y asocio el lugar con el mismo.
Una vez aprendida, la ansiedad se mantiene por lo que en psicología del aprendizaje se llama refuerzo negativo: evitamos los estímulos (lugares, personas, objetos, pensamientos, recuerdos…) asociados a la ansiedad porque con ello evitamos la aparición de la misma. La conducta está controlada por las consecuencias, es el principio fundamental en terapia de conducta.
Lo malo es que cuanto más se evita, con más fuerza se instala el trastorno y más deterioro e interferencia causa en la vida del paciente. Así, quien padece agorafobia (miedo a los lugares públicos) organiza su vida evitando determinados lugares que podrían elicitar una respuesta de ansiedad intensa. En el trastorno llamado fobia social, el temor radica en sentirse evaluado negativamente por los demás, por lo que se pueden evitar varias o concretas situaciones de interacción social. En el trastorno obsesivo-compulsivo, lo que se trata de apartar son pensamientos que generan ansiedad. En la ansiedad generalizada, el núcleo del problema radica en las preocupaciones y el estado intenso de activación ante las mismas. En el estrés postraumático, son imágenes o recuerdos asociados a un hecho traumático lo que se intenta evitar.
No obstante, también se puede aprender la ansiedad por procesos sociales: la imitación es una de las maneras a través de la cual aprendemos. Los modelos ansiosos pueden ser copiados por los niños por procesos de identificación con los progenitores, por ejemplo. O porque es el modelo principal al que hemos estado expuestos.
La cognición (cómo la persona interpreta el mundo que le rodea, a sí mismo y a los demás) es otra fuente de aprendizaje. A lo largo de la vida vamos desarrollando creencias disfuncionales (adquiridas en la familia, los amigos o la escolaridad) que pueden causar perturbaciones emocionales como la ansiedad. Creer radicalmente en la perfección, en que no se deben cometer errores, o interiorizar hasta el extremo que la gente me tiene que aprobar o aceptar, o creer a ciegas que tengo que depender de los demás, así como otras creencias radicales, pueden ser fuente de trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión.
En la terapia cognitivo-conductual, después de crear una relación y alianza de trabajo aceptando en lo fundamental a la persona, se trabaja con el paciente para que aprenda conductas de afrontamiento eficaces para manejar la ansiedad (como exponerse gradualmente a lo temido, o enfrentarlo mediante técnicas de relajación, por ejemplo) y que trate de modificar las creencias disfuncionales sustituyéndolas por otras más eficaces. Uno de los aspectos en los que se pone mucho el acento es en una educación previa sobre la ansiedad. Esta es muy desagradable y no deseable, pero no hay que adoptar una visión catastrofista aumentando la misma con pensamientos negativos. La modificación de los pensamientos negativos en torno a las sensaciones fisiológicas relacionadas con la ansiedad es una parte del tratamiento, pues el sujeto aprende a vivirla con menos temor y se pierde el miedo al miedo.
La psicoterapia cognitivo-conductual es eficaz y ha demostrado serlo en muchos estudios científicos más que la terapia farmacológica (medicinas) Desde luego, es la psicoterapia de primera elección para estos trastornos, por encima de otras modalidades terapéuticas.
Entre los expertos, no hay dudas acerca de cuáles son los tratamientos psicológicos más eficaces para los trastornos de ansiedad: la psicoterapia cognitivo-conductual.
La denominación viene porque la persona trabaja en terapia con lo cognitivo (todo lo referido a los pensamientos e imágenes mentales) y con las conductas (motoras: lo que decimos y hacemos; fisiológico-emocionales: lo que sentimos)
La psicoterapia cognitivo-conductual se basa en la teoría del aprendizaje: la ansiedad, al margen de predisposiciones individuales, es una respuesta del organismo que puede aprenderse. La respuesta de ansiedad se origina porque la asociamos con un estímulo inicialmente neutro y éste adquiere las propiedades para generar esa ansiedad (se llama condicionamiento clásico). Por ejemplo, experimento un ataque de ansiedad en un parking y asocio el lugar con el mismo.
Una vez aprendida, la ansiedad se mantiene por lo que en psicología del aprendizaje se llama refuerzo negativo: evitamos los estímulos (lugares, personas, objetos, pensamientos, recuerdos…) asociados a la ansiedad porque con ello evitamos la aparición de la misma. La conducta está controlada por las consecuencias, es el principio fundamental en terapia de conducta.
Lo malo es que cuanto más se evita, con más fuerza se instala el trastorno y más deterioro e interferencia causa en la vida del paciente. Así, quien padece agorafobia (miedo a los lugares públicos) organiza su vida evitando determinados lugares que podrían elicitar una respuesta de ansiedad intensa. En el trastorno llamado fobia social, el temor radica en sentirse evaluado negativamente por los demás, por lo que se pueden evitar varias o concretas situaciones de interacción social. En el trastorno obsesivo-compulsivo, lo que se trata de apartar son pensamientos que generan ansiedad. En la ansiedad generalizada, el núcleo del problema radica en las preocupaciones y el estado intenso de activación ante las mismas. En el estrés postraumático, son imágenes o recuerdos asociados a un hecho traumático lo que se intenta evitar.
No obstante, también se puede aprender la ansiedad por procesos sociales: la imitación es una de las maneras a través de la cual aprendemos. Los modelos ansiosos pueden ser copiados por los niños por procesos de identificación con los progenitores, por ejemplo. O porque es el modelo principal al que hemos estado expuestos.
La cognición (cómo la persona interpreta el mundo que le rodea, a sí mismo y a los demás) es otra fuente de aprendizaje. A lo largo de la vida vamos desarrollando creencias disfuncionales (adquiridas en la familia, los amigos o la escolaridad) que pueden causar perturbaciones emocionales como la ansiedad. Creer radicalmente en la perfección, en que no se deben cometer errores, o interiorizar hasta el extremo que la gente me tiene que aprobar o aceptar, o creer a ciegas que tengo que depender de los demás, así como otras creencias radicales, pueden ser fuente de trastornos emocionales como la ansiedad o la depresión.
En la terapia cognitivo-conductual, después de crear una relación y alianza de trabajo aceptando en lo fundamental a la persona, se trabaja con el paciente para que aprenda conductas de afrontamiento eficaces para manejar la ansiedad (como exponerse gradualmente a lo temido, o enfrentarlo mediante técnicas de relajación, por ejemplo) y que trate de modificar las creencias disfuncionales sustituyéndolas por otras más eficaces. Uno de los aspectos en los que se pone mucho el acento es en una educación previa sobre la ansiedad. Esta es muy desagradable y no deseable, pero no hay que adoptar una visión catastrofista aumentando la misma con pensamientos negativos. La modificación de los pensamientos negativos en torno a las sensaciones fisiológicas relacionadas con la ansiedad es una parte del tratamiento, pues el sujeto aprende a vivirla con menos temor y se pierde el miedo al miedo.
La psicoterapia cognitivo-conductual es eficaz y ha demostrado serlo en muchos estudios científicos más que la terapia farmacológica (medicinas) Desde luego, es la psicoterapia de primera elección para estos trastornos, por encima de otras modalidades terapéuticas.
La psicoterapia actual, al menos en la escuela cognitivo-conductual, concibe al paciente como cliente, activo y participativo, como alguien que puede aprender nuevas formas de afrontar sus problemas. Es un enfoque positivo, que no pierde base humana ni calidez, pero fundamentado en técnicas contrastadas científicamente. Nosotros, además, le damos tanta importancia o más que a las técnicas a la relación terapéutica, pues la técnica creemos que funciona cuando el sujeto ha realizado un proceso de vinculación positiva con su psicólogo.
Hola J.L.
ResponderEliminarDescribes muy bien los síntomas de las distintas clases de fobias.
Yo creo q tengo una suma de variedades,pero en el fondo de todo creo que he desarrollado miedo a estar sola. Hago vida practicamente normal siempre y cuando esté "acompañada". En lugares conocidos y bajo control también ando sola sin problemas, pero no me planteo alejarme de ningun lugar seguro "sola". He pensado siempre que se pasaría pero no pasa y me empieza a molestar. ¿Qué me sugieres?
Un saludo
Hola: Es dificil y arriesgado dar una orientación sin conocer en profundidad tu caso y tu persona, y ésta en relación a tu contexto vital y tu historia de vida. En principio, antes de modificar cualquier conducta es necesario analizarla en este sentido. Después de este análisis en cuando podemos plantearnos qué tipo de modificaciones han de hacerse.
ResponderEliminarSaludos cordiales y gracias por tu participación.
José Luis
Gracias por tu respuesta. A lo mejor algún día me animo a darme una vuelta por la consulta y a agarrar el toro por los cuernos.
ResponderEliminarUn saludo