Mi especialidad, como muchos sabéis por trato directo conmigo, es el tratamiento de los niños/adultos víctimas de abandono, maltrato, abuso, negligencia.
Tras unos años trabajando casi a dedicación exclusiva para los menores tutelados por la administración, he dedicado mi interés y mi esfuerzo en el tratamiento de los niños adoptados. Actualmente, son bastantes los casos que acuden a mi consulta.
Ello me ha permitido sensibilizarme con los padres adoptivos y sus dificultades en la educación de sus hijos; alguien ha dicho, y con razón, que son doblemente padres porque su reto es doble. A lo largo de este tiempo, he podido ir conociendo, también, la problemática, y el sufrimiento, de estos niños. No quiero decir que todos los niños adoptados y sus familias funcionan negativamente. Pero en muchos casos los padres también padecen porque su hijo presenta comportamientos anómalos y no saben realmente qué hacer y cómo actuar. Son casos en los que los niños presentan daño emocional severo consecuencia de abandono o maltrato en los primeros años de su vida. Esto deja secuelas, y así hay que asumirlo. No se puede responsabilizar de todo a los padres, aunque su actuación educativa y su preparación -pedagógica y psicológica- son claves para una convivencia más positiva.
Por lo tanto, me animo a aportaros, desde aquí, mi granito de arena para ayudaros en el manejo de muchas situaciones harto estresantes en la educación de vuestros hijos. Abrimos un serial en el que me gustaría que participarais al máximo.
Como ya sabéis, uno de los rasgos que pueden caracterizar a los niños víctimas de abandono y malos tratos es el apego desorganizado: crean un vínculo con los actuales cuidadores basado en conductas que a veces son evitativas, a veces son agresivas y controladoras; en otras ocasiones, complacientes. Lo que le invade al niño es un profundo terror de ser abandonado, lo cual le conduce a retirarse de la relación (temer el vínculo) O al contrario: necesitar dominar las relaciones para controlar al otro y el posible temor a ser dañado. Este patrón relacional fue aprendido con otro cuidador en el pasado como una forma de adaptación a una situación de maltrato. Y todo ello quedó impreso en la memoria del niño, activándose en el presente. No hay que olvidar que, por muy pequeño que sea el niño, puede memorizar las sensaciones, imágenes, sonidos... en lo que se denomina memoria implícita. Algunos piensan que todo eso "se cura" con amor, y no es así.
La desorganización se hace palpable también en otras áreas: presentan marcada impulsividad, dificultad en planificar conductas y una excesiva inestabilidad motriz. Además, su atención sostenida es deficitaria, por lo que el estudio y las tareas escolares se hacen muy cuesta arriba. Las emociones no se regulan, pudiendo sufrir bruscos cambios de humor. Para regular las emociones ha habido que experimentarlas con un cuidador sensible y empático que haya sido capaz de reflejárnoslas reflexivamente.
¿Cómo tratamos a los niños con apego desorganizado? Lo primero, crear un clima de aceptación fundamental del niño. Eso supone no pedirle lo que no es capaz de hacer, insisto, capaz de hacer, al menos por el momento. Ello no está reñido con la exigencia, pero poniéndonos a su nivel y no a la inversa. El paso inicial y básico a realizar con los niños desorganizados es el de la empatía sin invasión emocional: Comprendo que no puedas, hemos puesto un objetivo demasiado alto -debemos decirles ante el fracaso. Una vez que el niño se siente sentido, se siente comprendido, funciona doblemente mejor. Porque él es el primero que sufre con la situación porque sabe que está defraudando a sus padres adoptivos, pero no conoce otro guión para interpretar, tenemos que dárselo nosotros. Lo segundo es la paciencia: olvidémonos de los demás, no comparemos. Es injusto e incorrecto hacerlo. Nuestro hijo va a avanzar más despacio y tardará más en madurar, por lo tanto, ¿para qué agobiarlo si con eso empeoramos la situación? Para que un niño desorganizado pueda organizarse, habrá que empezar a organizarle desde fuera, si me permitís el juego de palabras. No olvidemos que muchos niños puede que no hayan desarrollado una noción de sí mismos. Muchos no se sitúan espacio-temporalmente. Quizá sólo tengan esa noción cuando estamos los adultos presentes. Por ello, para los hábitos cotidianos (higiene, orden, horarios, estudio…) tenemos que pautarles modelando el aprendizaje. Una vez que veamos que son capaces de ejecutar una conducta, nos distanciaremos un poco de ellos. Después, lo harán solos (y si es necesario podemos dejarles nuestra foto) En tercer lugar, otro ingrediente es evitar las descalificaciones, los reproches, las discusiones… Recuerde el consejo de Rygaard: si el niño no fue capaz de hacer una cosa, fue porque la tarea probablemente era demasiado para él. Baje el nivel y dígale que posiblemente se le pidió algo para lo que no estaba preparado. Anímele en todo momento –sin ser invasivo-. La consigna al niño de que puede enfadarse al hacer algo que no le gusta, pero que debe hacerla por su bien (relación de trabajo con el niño) debe de darse. En cuarto lugar, fije a una persona como responsable principal, y cuando se repartan las tareas y alguien falte, hágale saber al niño quién es la autoridad en ese momento. Es importantísimo que los padres descansen y se turnen, deben de autocuidarse de la educación de unos hijos que, como suelo decir yo en tono jocoso, es como los bancos por teléfono, pues nos necesitan 24 horas al día, 365 días al año. Del mismo modo, hable con los responsables escolares y recomiéndeles que el niño tenga la referencia de un adulto –a ser posible siempre la misma- a quien obedecer en todo y a quien recurrir en caso de conflicto.
Tras unos años trabajando casi a dedicación exclusiva para los menores tutelados por la administración, he dedicado mi interés y mi esfuerzo en el tratamiento de los niños adoptados. Actualmente, son bastantes los casos que acuden a mi consulta.
Ello me ha permitido sensibilizarme con los padres adoptivos y sus dificultades en la educación de sus hijos; alguien ha dicho, y con razón, que son doblemente padres porque su reto es doble. A lo largo de este tiempo, he podido ir conociendo, también, la problemática, y el sufrimiento, de estos niños. No quiero decir que todos los niños adoptados y sus familias funcionan negativamente. Pero en muchos casos los padres también padecen porque su hijo presenta comportamientos anómalos y no saben realmente qué hacer y cómo actuar. Son casos en los que los niños presentan daño emocional severo consecuencia de abandono o maltrato en los primeros años de su vida. Esto deja secuelas, y así hay que asumirlo. No se puede responsabilizar de todo a los padres, aunque su actuación educativa y su preparación -pedagógica y psicológica- son claves para una convivencia más positiva.
Por lo tanto, me animo a aportaros, desde aquí, mi granito de arena para ayudaros en el manejo de muchas situaciones harto estresantes en la educación de vuestros hijos. Abrimos un serial en el que me gustaría que participarais al máximo.
Como ya sabéis, uno de los rasgos que pueden caracterizar a los niños víctimas de abandono y malos tratos es el apego desorganizado: crean un vínculo con los actuales cuidadores basado en conductas que a veces son evitativas, a veces son agresivas y controladoras; en otras ocasiones, complacientes. Lo que le invade al niño es un profundo terror de ser abandonado, lo cual le conduce a retirarse de la relación (temer el vínculo) O al contrario: necesitar dominar las relaciones para controlar al otro y el posible temor a ser dañado. Este patrón relacional fue aprendido con otro cuidador en el pasado como una forma de adaptación a una situación de maltrato. Y todo ello quedó impreso en la memoria del niño, activándose en el presente. No hay que olvidar que, por muy pequeño que sea el niño, puede memorizar las sensaciones, imágenes, sonidos... en lo que se denomina memoria implícita. Algunos piensan que todo eso "se cura" con amor, y no es así.
La desorganización se hace palpable también en otras áreas: presentan marcada impulsividad, dificultad en planificar conductas y una excesiva inestabilidad motriz. Además, su atención sostenida es deficitaria, por lo que el estudio y las tareas escolares se hacen muy cuesta arriba. Las emociones no se regulan, pudiendo sufrir bruscos cambios de humor. Para regular las emociones ha habido que experimentarlas con un cuidador sensible y empático que haya sido capaz de reflejárnoslas reflexivamente.
¿Cómo tratamos a los niños con apego desorganizado? Lo primero, crear un clima de aceptación fundamental del niño. Eso supone no pedirle lo que no es capaz de hacer, insisto, capaz de hacer, al menos por el momento. Ello no está reñido con la exigencia, pero poniéndonos a su nivel y no a la inversa. El paso inicial y básico a realizar con los niños desorganizados es el de la empatía sin invasión emocional: Comprendo que no puedas, hemos puesto un objetivo demasiado alto -debemos decirles ante el fracaso. Una vez que el niño se siente sentido, se siente comprendido, funciona doblemente mejor. Porque él es el primero que sufre con la situación porque sabe que está defraudando a sus padres adoptivos, pero no conoce otro guión para interpretar, tenemos que dárselo nosotros. Lo segundo es la paciencia: olvidémonos de los demás, no comparemos. Es injusto e incorrecto hacerlo. Nuestro hijo va a avanzar más despacio y tardará más en madurar, por lo tanto, ¿para qué agobiarlo si con eso empeoramos la situación? Para que un niño desorganizado pueda organizarse, habrá que empezar a organizarle desde fuera, si me permitís el juego de palabras. No olvidemos que muchos niños puede que no hayan desarrollado una noción de sí mismos. Muchos no se sitúan espacio-temporalmente. Quizá sólo tengan esa noción cuando estamos los adultos presentes. Por ello, para los hábitos cotidianos (higiene, orden, horarios, estudio…) tenemos que pautarles modelando el aprendizaje. Una vez que veamos que son capaces de ejecutar una conducta, nos distanciaremos un poco de ellos. Después, lo harán solos (y si es necesario podemos dejarles nuestra foto) En tercer lugar, otro ingrediente es evitar las descalificaciones, los reproches, las discusiones… Recuerde el consejo de Rygaard: si el niño no fue capaz de hacer una cosa, fue porque la tarea probablemente era demasiado para él. Baje el nivel y dígale que posiblemente se le pidió algo para lo que no estaba preparado. Anímele en todo momento –sin ser invasivo-. La consigna al niño de que puede enfadarse al hacer algo que no le gusta, pero que debe hacerla por su bien (relación de trabajo con el niño) debe de darse. En cuarto lugar, fije a una persona como responsable principal, y cuando se repartan las tareas y alguien falte, hágale saber al niño quién es la autoridad en ese momento. Es importantísimo que los padres descansen y se turnen, deben de autocuidarse de la educación de unos hijos que, como suelo decir yo en tono jocoso, es como los bancos por teléfono, pues nos necesitan 24 horas al día, 365 días al año. Del mismo modo, hable con los responsables escolares y recomiéndeles que el niño tenga la referencia de un adulto –a ser posible siempre la misma- a quien obedecer en todo y a quien recurrir en caso de conflicto.
Muchas gracias José Luis, por el serial que dice comenzar hoy con éste magnífico e instructivo artículo.
ResponderEliminarEl tema es de gran interés general, pero para mí en particular, por una situación personal que estoy atravesando.
Seguiré atentamente todo lo que usted vaya exponiendo, para aprender.
Siempre me ha interesado todo lo que atañe a los niños, y usted tiene la virtud de explicar las cosas de manera que a mí que no soy psicóloga ni experta en estos temas, (solo soy una mujer, una madre), me es fácil de comprender.
Como he dicho el ir conociendo más sobre este tema, me será de gran ayuda para la situación que estamos viviendo.
Gracias de nuevo
Un abrazo
Estimada María: Me alegra mucho saber que este serial te va ayudar y aportar cosas en su camino y quehacer personal. No dudes en comentar, puntualizar, desarrollar, criticar, apoyar... cualquier aspecto que vaya escribiendo. Vosotras, padres y madres, estáis en directo en esta tareas y sois los que podéis calibrar mejor la realidad. Un abrazo y agradecido.
ResponderEliminarJosé Luis
Como madre adoptiva pensaba que mi hijo era un puzzle cuyas piezas había que ir ajustando. Con mucho cariño iríamos poniendo cada pieza en su sitio y compondríamos una persona cabal, buena y feliz. Lo que no sabía era que al puzzle le faltaban piezas que se habían perdido por el camino y que por más cariño que pusieras nunca iban a aparecer.
ResponderEliminarGemma: Utilizas una metáfora excelente para explicar qué les sucede a estos niños. Creo que sobran las palabras.
ResponderEliminarSaludos,
José Luis
Estimado José Luis me dirijo a ud. en primer lugar para felicitarle por sus temas los cuales estoy comenzando a leer y son de gran interés ya sea para algún profesional del área como para la comunidad en general. Le cuento mi nombre es Carolina Fierro, soy alumna a punto de egresar de la carrera de Orientación Familiar y estoy en proceso de preparar mi tesis la cual me gustaría hacer en "similitudes y diferencias tanto del vinculo y sentimientos para con los hijos de padres adoptivos versus padres biológicos y madres solteras" y me gustaría saber si ud. me puede orientar respecto de literatura que tenga que ver con el contenido, que no sea extremadamente de alto costo económico, ya que es un tema sensible en mi caso. agradecería si me pudiera enviar algún correo electrónico en donde me pueda comunicar con ud.
ResponderEliminardesde ya muy agradecida.
Carolina Fierro
mi correo es cfierrop@gmail.com
Estimada Carolina:
ResponderEliminarTomo nota de tu correo y me pondré en contacto a mi vuelta de vacaciones. Saludos cordiales,
José Luis
Estimado José Luis
ResponderEliminarSoy una mujer soltera que ha iniciado el proceso de adopción.
Como debe imaginarse tengo un gran sentimiento de emoción pero de dudas también. Me considero una persona bastante estable y de seguro tendré un camino muy dificil que recorrer, me preocupa saber que no sólo bastará el amor que pueda brindarle a mi niño o niña. Me queda muy claro que además deberé de apoyarme de literatura y sobre todo de consejos profesionales y amigos y familiares que me apoyen mucho.
Saludos
Hola; en efecto, estoy de acuerdo contigo y estás en lo cierto cuando dices que debes de prepararte y formarte porque la adopción de un menor (sobre todo si éste tiene bajo su espalda una pesada mochila)lo requiere.
ResponderEliminarTu mejor "arma" es la toma de conciencia que realizas respecto al paso que vas a dar.
Te deseo lo mejor, gracias por tu aportación.
Saludos cordiales
José Luis