Los pasados días 14 y 21 de abril estuve, nuevamente, con los profesores de las Etapas de Preescolar y Primaria del Colegio Beraun-Berri de Rentería (Gipuzkoa)
Estuve supervisando el programa de estimulación de las habilidades de la inteligencia emocional que, bajo mi asesoramiento, han puesto en marcha este curso 2007/08. El conocimiento de las emociones, su adecuada expresión, el autocontrol de la agresividad, las habilidades empáticas… han sido algunos de los aspectos de la inteligencia emocional trabajadas con los niños utilizando material específico.
Los profesores han referido que la experiencia ha sido exitosa y positiva, siendo los niños capaces de utilizar, por ejemplo, un vocabulario emocional muy rico. También han podido estimular la exteriorización de las emociones una vez que el niño aprende a identificarlas, tanto por vías no-verbales (teatros, juegos, collages…) como verbales (aserción positiva, por ejemplo)
En este seminario pudimos tratar otras cuestiones importantes, que paso a resumir brevemente:
- La importancia que las experiencias interpersonales tienen en el moldeamiento del cerebro del niño, tanto en su función como estructura.
- La necesidad de amoldarse a los niños más pequeños, los de preescolar, haciéndonos presentes y acompañándoles, conteniendo sus excitaciones, respetuosamente, con el fin de ir creando en ellos estructuras internas autorreguladoras en el futuro. Sin el adecuado acompañamiento adulto, los niños no pueden llegar a ser.
- Respecto a la interiorización de las normas de conducta, el uso racional de los principios de modificación de conducta, teniendo presente que antes de cambiar cualquier comportamiento tenemos que preguntarnos por la función que cumple en el contexto concreto en el que surge, y analizar la conveniencia o no de modificarlo.
- Insistir en la reparación más que en el castigo: lo primero aporta al niño una experiencia empática, pues arregla el daño causado al otro, tratando de que capte la perspectiva emocional del sujeto afectado. Lo segundo, elimina rápidamente una conducta, pero no enseña valores al niño, aunque en un momento dado y con casos concretos es preciso que el límite normativo venga desde un estímulo exterior. Si nos referimos a castigo, en ningún momento se entiende como tal el castigo físico, sino la retirada de privilegios.
- La trascendencia del refuerzo positivo: alabar, apoyar, felicitar… al niño, pues en muchas ocasiones ponemos el énfasis y la atención en sus conductas negativas y nos olvidamos de hacerle notar lo que tanto necesita para crecer: la aprobación del adulto significativo, la andereño, a su trabajo y a su persona. En este sentido, no olvidarnos de los niños que se adaptan bien al contexto escolar y casi nunca reciben refuerzo positivo.
- El principio de la aceptación fundamental: se acepta al niño como persona; nunca se habla de él en términos de rasgo, etiqueta, categoría… Se acepta su persona, no se tolera su conducta si esta es dañina para él o los demás.
- La tutorización, el coaching al alumno, como herramienta de primera mano: entrevistarse con los niños varias veces al año, personalmente, para conocer sus inquietudes, problemas personales… y para establecer con ellos una alianza de trabajo que les permita afrontar sus dificultades académicas y de adaptación escolar a todos los niveles. Una enseñanza que es primero educación: centrada en la persona, para después, consecuentemente, lograr el rendimiento en los contenidos.
- El autocontrol del profesor como condición sine qua non para exhibir a sus alumnos modelos adultos de inteligencia emocional. Cada profesional tiene que hacer un trabajo personal y auto-observar sus propias reacciones ante los alumnos para modificar lo que resulta inadecuado.
Esto es, en resumen, lo abordado en el Seminario con los profesionales de Beraun-Berri Ikastetxea. Agradezco desde esta página la oportunidad que me han brindado este curso de colaborar y aprender con ellas sobre psicología y educación.
Estuve supervisando el programa de estimulación de las habilidades de la inteligencia emocional que, bajo mi asesoramiento, han puesto en marcha este curso 2007/08. El conocimiento de las emociones, su adecuada expresión, el autocontrol de la agresividad, las habilidades empáticas… han sido algunos de los aspectos de la inteligencia emocional trabajadas con los niños utilizando material específico.
Los profesores han referido que la experiencia ha sido exitosa y positiva, siendo los niños capaces de utilizar, por ejemplo, un vocabulario emocional muy rico. También han podido estimular la exteriorización de las emociones una vez que el niño aprende a identificarlas, tanto por vías no-verbales (teatros, juegos, collages…) como verbales (aserción positiva, por ejemplo)
En este seminario pudimos tratar otras cuestiones importantes, que paso a resumir brevemente:
- La importancia que las experiencias interpersonales tienen en el moldeamiento del cerebro del niño, tanto en su función como estructura.
- La necesidad de amoldarse a los niños más pequeños, los de preescolar, haciéndonos presentes y acompañándoles, conteniendo sus excitaciones, respetuosamente, con el fin de ir creando en ellos estructuras internas autorreguladoras en el futuro. Sin el adecuado acompañamiento adulto, los niños no pueden llegar a ser.
- Respecto a la interiorización de las normas de conducta, el uso racional de los principios de modificación de conducta, teniendo presente que antes de cambiar cualquier comportamiento tenemos que preguntarnos por la función que cumple en el contexto concreto en el que surge, y analizar la conveniencia o no de modificarlo.
- Insistir en la reparación más que en el castigo: lo primero aporta al niño una experiencia empática, pues arregla el daño causado al otro, tratando de que capte la perspectiva emocional del sujeto afectado. Lo segundo, elimina rápidamente una conducta, pero no enseña valores al niño, aunque en un momento dado y con casos concretos es preciso que el límite normativo venga desde un estímulo exterior. Si nos referimos a castigo, en ningún momento se entiende como tal el castigo físico, sino la retirada de privilegios.
- La trascendencia del refuerzo positivo: alabar, apoyar, felicitar… al niño, pues en muchas ocasiones ponemos el énfasis y la atención en sus conductas negativas y nos olvidamos de hacerle notar lo que tanto necesita para crecer: la aprobación del adulto significativo, la andereño, a su trabajo y a su persona. En este sentido, no olvidarnos de los niños que se adaptan bien al contexto escolar y casi nunca reciben refuerzo positivo.
- El principio de la aceptación fundamental: se acepta al niño como persona; nunca se habla de él en términos de rasgo, etiqueta, categoría… Se acepta su persona, no se tolera su conducta si esta es dañina para él o los demás.
- La tutorización, el coaching al alumno, como herramienta de primera mano: entrevistarse con los niños varias veces al año, personalmente, para conocer sus inquietudes, problemas personales… y para establecer con ellos una alianza de trabajo que les permita afrontar sus dificultades académicas y de adaptación escolar a todos los niveles. Una enseñanza que es primero educación: centrada en la persona, para después, consecuentemente, lograr el rendimiento en los contenidos.
- El autocontrol del profesor como condición sine qua non para exhibir a sus alumnos modelos adultos de inteligencia emocional. Cada profesional tiene que hacer un trabajo personal y auto-observar sus propias reacciones ante los alumnos para modificar lo que resulta inadecuado.
Esto es, en resumen, lo abordado en el Seminario con los profesionales de Beraun-Berri Ikastetxea. Agradezco desde esta página la oportunidad que me han brindado este curso de colaborar y aprender con ellas sobre psicología y educación.
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