Ayer estuve en el Instituto Antigua Luberri, en San Sebastián, invitado por la Asociación de Padres y Madres de Familia, con el fin de impartir una charla sobre “Estilos de socialización parental y conductas agresivas en la edad escolar”
La ponencia quiso poner el acento en cómo los padres educamos a los hijos para que aprendan a controlar sus impulsos, ejecuten roles sociales y se preparen para ejercer una profesión. Existen cuatro estilos básicos de socialización parental que se desprenden de combinar dos ejes: el grado de implicación/aceptación que los padres dedican a sus hijos, por un lado, y por otro, el grado de supervisión/control que ejercen sobre los mismos. Los cuatro estilos de familia serían: La familia de estilo autorizativo (alta implicación/compromiso con los hijos, alto grado de supervisión); la familia de estilo autoritario (baja implicación/ compromiso, alto grado de supervisión y control); la familia de estilo indulgente (alta implicación/compromiso, bajo grado de supervisión y control; y, finalmente, la familia negligente, que tendría un nivel bajo en ambas variables. Los adolescentes más problemáticos, con más conductas agresivas, con trastornos de ansiedad y depresivos, con problemas de conducta, con más riesgo de consumo de sustancias psicoactivas son los que se socializan en las familias negligentes y autoritarias. Todo ello en términos de alta probabilidad de que así sea.
El debate fue dinámico, con varias intervenciones, y con aportaciones de los padres verdaderamente interesantes. Entre todos construimos el perfil del joven socializado adecuadamente. Este fue el perfil diseñado: (1) Capaz de regular sus impulsos y emociones y expresarlas adecuadamente (2) Muestre habilidad para prever las consecuencias de sus actos y sea, por lo tanto, responsable (3) Posea alta sensibilidad social a las necesidades de los demás, siendo capaz de ponerse en el lugar del otro y captar su perspectiva emocional (4) Ejerza un rol socio-laboral que sea fuente de autoestima personal (5) Sea capaz de resistir la presión de grupo y mostrarse asertivo cuando es necesario (6) Pueda motivarse a sí mismo cuando la situación lo requiera y persistir pese a la dificultad.
¿Qué más definiría a un joven socializado adecuadamente?
Finalmente, todos los padres y madres recalcaron la necesidad de mantener el diálogo con sus hijos como fuente de resolución de los conflictos propios de la adolescencia, así como la necesidad de establecer límites claros.
Quiero agradecer a todos los padres y madres de Antigua Luberri y a su representante, Xabier Mendizabal, la oportunidad que me han dado de compartir con ellos experiencias y conocimientos.
La ponencia quiso poner el acento en cómo los padres educamos a los hijos para que aprendan a controlar sus impulsos, ejecuten roles sociales y se preparen para ejercer una profesión. Existen cuatro estilos básicos de socialización parental que se desprenden de combinar dos ejes: el grado de implicación/aceptación que los padres dedican a sus hijos, por un lado, y por otro, el grado de supervisión/control que ejercen sobre los mismos. Los cuatro estilos de familia serían: La familia de estilo autorizativo (alta implicación/compromiso con los hijos, alto grado de supervisión); la familia de estilo autoritario (baja implicación/ compromiso, alto grado de supervisión y control); la familia de estilo indulgente (alta implicación/compromiso, bajo grado de supervisión y control; y, finalmente, la familia negligente, que tendría un nivel bajo en ambas variables. Los adolescentes más problemáticos, con más conductas agresivas, con trastornos de ansiedad y depresivos, con problemas de conducta, con más riesgo de consumo de sustancias psicoactivas son los que se socializan en las familias negligentes y autoritarias. Todo ello en términos de alta probabilidad de que así sea.
El debate fue dinámico, con varias intervenciones, y con aportaciones de los padres verdaderamente interesantes. Entre todos construimos el perfil del joven socializado adecuadamente. Este fue el perfil diseñado: (1) Capaz de regular sus impulsos y emociones y expresarlas adecuadamente (2) Muestre habilidad para prever las consecuencias de sus actos y sea, por lo tanto, responsable (3) Posea alta sensibilidad social a las necesidades de los demás, siendo capaz de ponerse en el lugar del otro y captar su perspectiva emocional (4) Ejerza un rol socio-laboral que sea fuente de autoestima personal (5) Sea capaz de resistir la presión de grupo y mostrarse asertivo cuando es necesario (6) Pueda motivarse a sí mismo cuando la situación lo requiera y persistir pese a la dificultad.
¿Qué más definiría a un joven socializado adecuadamente?
Finalmente, todos los padres y madres recalcaron la necesidad de mantener el diálogo con sus hijos como fuente de resolución de los conflictos propios de la adolescencia, así como la necesidad de establecer límites claros.
Quiero agradecer a todos los padres y madres de Antigua Luberri y a su representante, Xabier Mendizabal, la oportunidad que me han dado de compartir con ellos experiencias y conocimientos.
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